Robert Redford, Harrison Ford, Jack Nicholson, Clint Eastwood y Michael Douglas se reiventan.
Unos Abuelitos poco corrientes aunque les quitaría sus añadidos y pelucas, como
Jack Nicholson que después de Resplandor se le ha quedado mirada y expresión de loco y que él refuerza.
Goldie Hawn dijo: “El cine es un juego de niños”.
A sus 67 años y prácticamente desaparecida de la pantalla, demuestra que tenía razón.
La media de edad que domina dentro y fuera de la pantalla confirma la creencia de que Hollywood no es lugar para viejos. Y, sin embargo, cada vez son más las estrellas con mayúsculas que pertenecen a la tercera edad.
Es fácil pensar en Clint Eastwood, de 83 años y aún en activo preparando su próximo rodaje como director con Jersey boys.
Pero incluso en sus años de galán, Eastwood siempre fue una estrella madura, lo que hace más fácil acostumbrarse a su transición.
Y los directores son como el buen vino y mejoran con la edad. O que se lo digan a Woody Allen (77 años), Ridley Scott (75) o Roman Polanski (80), de los que este año se espera que estrenen algunas de sus mejores obras.
Es mucho más chocante pensar que el hombre que dio vida a Indiana Jones, Harrison Ford, ya ha cumplido los 71 y Robert Redford, 77.
Y que el eterno rebelde de Hollywood, Jack Nicholson, ha llegado a los 76 años, la misma edad que Dustin Hoffman y que el galán por excelencia, Warren Beatty.
En la lista también están Al Pacino (73) y Michael Douglas (68).
Pero como confesó este último recientemente a este periódico, él no ha hecho más que empezar el tercer acto de su carrera.
“Y, teniendo en cuenta que Kirk tiene 96 años y aún está dando lata, el tercer acto puede ser muy largo”, comentó Douglas con humor en referencia a su padre.
Los papeles para ellos son otros.
Tras la imagen de galán adicto al sexo que cultivó en cintas como Acoso, Atracción fatal o Instinto básico, el último trabajo de Michael Douglas lo presenta como el virtuoso del piano y famoso homosexual Liberace. Pero los logros son similares porque tiene prácticamente asegurado el Emmy gracias a esta colorida biografía que ha hecho posible cuando se acerca a los 70 y tras superar un avanzado cáncer de garganta.
Lo mismo ocurre con Redford, cuyo próximo estreno como actor en All is Lost podría acercarle a su primera candidatura al Oscar en 40 años.
Un trabajo que, como señaló Harrison Ford a EL PAÍS, tampoco es tan normal para actores de su edad. “Y, si los hay, son en películas francesas”, bromeó. Él mismo se considera afortunado por haber conseguido roles protagónicos de su edad, lejos de su imagen de galán, para interpretar en 42 a un avejentado dueño de un equipo de béisbol.
“Y me hicieron un favor, porque el personaje tenía 65 años y yo, 71”, dice sin vanidad.
Mientras tanto, Robert Redford reconoce que a pesar de lo admirada que ha sido su caracterización para el papel, las papadas de su personaje entrado en años eran las suyas.
Sin embargo, como muchos otros, admite que el secreto de una buena vejez en la pantalla está en los genes, una buena alimentación, algo de deporte —tenis en su caso— y seguir en activo.
“Aunque sean papeles secundarios. Los disfruto tanto como cuando hacía de galán, son las escenas más jugosas y encima me voy a casa antes que los demás y con la misma satisfacción”, acepta, sin perder la sonrisa pícara que lo hizo famoso hace más de 35 años.
O trabajar con actors jóvenes famosos como hizo Paul Newman con Tom Cruise en el color del Dinero y Paul se comia literalmente a Cruise.
A sus 67 años y prácticamente desaparecida de la pantalla, demuestra que tenía razón.
La media de edad que domina dentro y fuera de la pantalla confirma la creencia de que Hollywood no es lugar para viejos. Y, sin embargo, cada vez son más las estrellas con mayúsculas que pertenecen a la tercera edad.
Es fácil pensar en Clint Eastwood, de 83 años y aún en activo preparando su próximo rodaje como director con Jersey boys.
Pero incluso en sus años de galán, Eastwood siempre fue una estrella madura, lo que hace más fácil acostumbrarse a su transición.
Y los directores son como el buen vino y mejoran con la edad. O que se lo digan a Woody Allen (77 años), Ridley Scott (75) o Roman Polanski (80), de los que este año se espera que estrenen algunas de sus mejores obras.
Es mucho más chocante pensar que el hombre que dio vida a Indiana Jones, Harrison Ford, ya ha cumplido los 71 y Robert Redford, 77.
Y que el eterno rebelde de Hollywood, Jack Nicholson, ha llegado a los 76 años, la misma edad que Dustin Hoffman y que el galán por excelencia, Warren Beatty.
En la lista también están Al Pacino (73) y Michael Douglas (68).
Pero como confesó este último recientemente a este periódico, él no ha hecho más que empezar el tercer acto de su carrera.
“Y, teniendo en cuenta que Kirk tiene 96 años y aún está dando lata, el tercer acto puede ser muy largo”, comentó Douglas con humor en referencia a su padre.
Los papeles para ellos son otros.
Tras la imagen de galán adicto al sexo que cultivó en cintas como Acoso, Atracción fatal o Instinto básico, el último trabajo de Michael Douglas lo presenta como el virtuoso del piano y famoso homosexual Liberace. Pero los logros son similares porque tiene prácticamente asegurado el Emmy gracias a esta colorida biografía que ha hecho posible cuando se acerca a los 70 y tras superar un avanzado cáncer de garganta.
Lo mismo ocurre con Redford, cuyo próximo estreno como actor en All is Lost podría acercarle a su primera candidatura al Oscar en 40 años.
Un trabajo que, como señaló Harrison Ford a EL PAÍS, tampoco es tan normal para actores de su edad. “Y, si los hay, son en películas francesas”, bromeó. Él mismo se considera afortunado por haber conseguido roles protagónicos de su edad, lejos de su imagen de galán, para interpretar en 42 a un avejentado dueño de un equipo de béisbol.
“Y me hicieron un favor, porque el personaje tenía 65 años y yo, 71”, dice sin vanidad.
Mientras tanto, Robert Redford reconoce que a pesar de lo admirada que ha sido su caracterización para el papel, las papadas de su personaje entrado en años eran las suyas.
Sin embargo, como muchos otros, admite que el secreto de una buena vejez en la pantalla está en los genes, una buena alimentación, algo de deporte —tenis en su caso— y seguir en activo.
“Aunque sean papeles secundarios. Los disfruto tanto como cuando hacía de galán, son las escenas más jugosas y encima me voy a casa antes que los demás y con la misma satisfacción”, acepta, sin perder la sonrisa pícara que lo hizo famoso hace más de 35 años.
O trabajar con actors jóvenes famosos como hizo Paul Newman con Tom Cruise en el color del Dinero y Paul se comia literalmente a Cruise.
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