Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 sept 2013

Franz Ferdinand, un grupo con una misión

Bob Hardy y Alex Kapranos, integrantes de Franz Ferdinand. / Claudio Álvarez

Hay grupos que se comportan como si estuvieran cumpliendo una misión.
Como si tuvieran un objetivo más grande que ellos.
 Es el caso de los escoceses Franz Ferdinand.
 Las estrellas de la tercera edición del Festival DCode que se celebrará en terrenos de la Universidad Complutense de Madrid el próximo sábado, aparecieron en 2004 como punta de lanza de la respuesta británica al indie estadounidense, que paradójicamente vivió un renacer tras el 11-S. Interpol, Strokes o White Stripes impusieron sus reglas: era una escena en la que las bandas tenían que sonar sexys y tener un aspecto sexy.
Mientras, los grupos populares de las islas, sumidas en una especie de letargo post-britpop,apostaban por un sonido lánguido y tristón.
 No era muy divertido.
De las bandas sollozantes de aquellos años solo Coldplay ha mantenido el tipo, al menos comercialmente hablando.

“Hay bastantes similitudes entre ese momento y el actual.
 En aquella época ponía la radio y no escuchaba nada que me gustase.
 O nada con lo que me sintiese particularmente cercano, al menos.
 Ahora, tampoco”, dice en Madrid Alex Kapranos, líder irrefutable del cuarteto de Glasgow.
Ha venido acompañado del bajista Bob Hardy para hablar de su cuarto álbum, Right thoughts right words, right action, a la venta desde hace dos semanas.
“No diría que es una vuelta al sonido de nuestros inicios, sino a la esencia.
Y la esencia del grupo son nuestras cuatro personalidades: cuatro amigos que salen, lo pasan bien y después hacen música juntos”, explica.
Es una forma de verlo. Otra es que, en esencia, fueron el grupo británico que aceptó el reto yanqui. Nacieron diciendo que su obejtivo era “hacer que las chicas bailen”.
 Devolver el pop a las pistas de baile. Demostrar que se podían hacer canciones con el cerebro que se disfrutasen con los pies.
Algo que sonaba casi revolucionario.
 Este año además de en Madrid lo presentarán el martes y el miércoles en Mallorca e Ibiza.
 Entonces esta última, templo del baile, estaba vetada para grupos pop. Kapranos asegura que era un plan, que se percibe incluso en que escogieran bautizarse con el nombre del heredero al trono del Imperio austrohúngaro, cuyo asesinato en 1914 sería el desencadenante de la primera guerra mundial.
“Fue un acontecimiento que cambió el mundo.
 Todo lo que ha pasado desde entonces pivota alrededor de ese momento.
 Aspirábamos a ser así de importantes”.
Da la impresión de que es la típica afirmación que se hace solo cuando algo sale bien. Kapranos cumplió 41 años en marzo y ya era un veterano de la escena de Glasgow, con al menos un par de proyectos fallidos que no llegaron a ningún sitio, cuando montó Franz Ferdinand. Pero esta vez le salió bien. Su debut homónimo les hizo ganar el prestigioso Mercury Prize y vendió más de 3.500.000 copias.
 El sencillo Take me out es uno de los temas definitorios de la pasada década. “No sé cuanto vendimos, no lo conté. Es mejor no pensar en ese tipo de cosas
. Te vuelves loco.
 Es como si sales al escenario y piensas: ‘Cada uno de esos 80.000 tíos me están mirando fijamente a mi’. Sería terrorífico. Limítate a salir, tocar y pasarlo bien”.
Insiste mucho en el hecho de pasarlo bien. De hecho insiste mucho en que “ahora”, lo están pasando bien. “No eramos muy felices en el momento en el que grabamos Tonight.
  Hace cuatro años sufrimos un montón de crisis distintas
. Entre ellas una crisis de personalidad”. En 2009, su tercer disco, Tonight, fue comercialmente tan exitoso, si no más, que los dos anteriores, pero casi acaba con ellos.
 Herederos del pop de los sesenta pasado por el tamiz de los ochenta, se metieron en un álbum conceptual sobre una noche en la ciudad. El título del primer sencillo, Ulysses, era un guiño a la novela del mismo nombre de Joyce, nada menos.
 Hasta para una banda formada por antiguos alumnos de escuelas de arte que basan su logo en la iconografía de las vanguardias de los años veinte era ir demasiado lejos.
Así que este nuevo álbum, que en general está gustando bastante, se lo han tomado con más relajación. Lo han grabado en diferentes ciudades con la colaboración de varios productores.
 Algunos salidos del mundo de la electrónica bailable, como Alexis Taylor, de Hot Chip, o el noruego Todd Terje.
 “Realmente no son productores”, corrige Kapranos.
 “Es un poco como cuando sales a tomar una cerveza: no lo haces siempre con la misma gente, cambias para hacerlo interesante. Estos tíos son muy diferentes entre sí, pero todos tienen personalidad y carácter.
 Nos sirvieron para potenciar los diferentes aspectos del grupo. Podemos hacer rock o pop delicado, pero siempre hemos sido un grupo que en directo toca música para bailar
. Es nuestra misión en el mundo”.

La derrota debilita a Botella

“La candidatura olímpica tiene sus ventajas... y sus riesgos”, dice sobre la alcaldesa el entorno del presidente regional.

“Estoy muy contento con esas dos personas, lo han hecho muy bien”, afirmaba el presidente del Gobierno y del Partido Popular, Mariano Rajoy, apenas tres horas antes de que Madrid fuera descartada por el Comité Olímpico Internacional en primera ronda para albergar los Juegos de 2020
. Esas dos personas, sentadas a su lado ante decenas de cámaras y periodistas, sonreían con embarazo ante la pregunta dirigida a su jefe de filas
. Tanto Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, como Ana Botella, alcaldesa de la capital, son conscientes de que no tienen asegurado el respaldo de su partido y del propio Rajoy para ser candidatos en 2015 a ganar en las urnas un sillón que ostentan ahora por la marcha de Alberto Ruiz-Gallardón del Ayuntamiento al Ministerio de Justicia y la retirada de la primera línea de la política de Esperanza Aguirre. ¿Dañará sus posibilidades este desenlace?
Una hora después de la derrota, respondía el propio Rajoy:
 “Esto no tiene consecuencias políticas, como no las tuvo en 2005 y 2007”, en referencia a las dos candidaturas anteriores impulsadas por Gallardón. Efectivamente, el exalcalde gobernó con mayoría absoluta y el respaldo de su partido entre 2003 y 2011. De hecho, prácticamente el único que no quería verlo en el Ayuntamiento era él a sí mismo.
 Pero Botella expresaba ayer cuán diferente es ahora su situación: “Madrid ahora sigue siendo la misma ciudad que tiene muchos retos que afrontar”.
 Para ella, que dijo sentirse “muy fuerte, con Juegos o sin Juegos”, el problema no es la derrota sino volver a la misma realidad de asfixia económica y atonía política.
Los gestos no son gratuitos: Botella no volvió ayer con el resto de la delegación olímpica, sino en el avión de Rajoy, que la invitó a volar con él y con el Príncipe.
 Pero en el Ayuntamiento se teme, incluso entre los colaboradores políticos más cercanos a la alcaldesa, que la derrota constituya un final de ciclo del gallardonismo. Madrid 2020 también fue idea de Gallardón.
 Y Botella es una prolongación en sí misma del exalcalde.
 Atada de pies y manos por la falta de presupuesto, su trabajo fundamental hasta ahora ha sido pagar las facturas pendientes de su predecesor (que dejó una deuda de casi 8.000 millones de euros) sin tener que apagar la ciudad a cambio. O no del todo, al menos.
 Ahora, en el Ayuntamiento se espera la pronta marcha de cargos que aguantaban solo por la ilusión (y ambición) olímpica, y se teme el futuro.
 Botella no tiene apenas margen de maniobra para renovar a su equipo (lleva cuatro crisis de Gobierno en año y medio), y todos en el Ayuntamiento son conscientes de que ya ha empezado el baile de navajeos incluso en el Palacio de Cibeles para colocarse de cara a 2015.
Tampoco volvió con la delegación olímpica el presidente regional, Ignacio González, que ya se había mantenido en un discreto tercer plano en la candidatura.
 “Hemos hecho todo lo que nos han pedido”, aseguran fuentes cercanas al presidente regional.
 Pero en la Comunidad habían repasado el ejemplo de Barcelona 92, y tenían claro cómo incluso Jordi Pujol, “siendo como era”, dio un paso atrás ante Pasqual Maragall (Ayuntamiento) y Narcis Serra (Gobierno). “La candidatura olímpica es un esfuerzo de ciudad”, se insiste. “Y eso tiene sus ventajas... y sus riesgos”, concluyen dichas fuentes.

 

8 sept 2013

Los alumnos despiden al maestro.....................Juan Cruz

El veterano profesional ocupó cargos de responsabilidad en Pueblo, Informaciones y EL PAÍS

En mayo recibió el Premio Ortega y Gasset a la trayectoria profesional más destacada.

 

Jesús de la Serna, en 1991. / raúl cancio

Fue el maestro de miles de alumnos, que no solo fueron periodistas o estudiantes de periodismo
. A Jesús de la Serna, que murió en la madrugada de este jueves, le importaban los lectores, y a su respeto dedicó sus mayores esfuerzos en el desarrollo de una profesión a la que entregó su vida.
Riguroso, incluso espartano, creía que un periodista no debía aspirar a otros galardones que los que le daba el lector y luchó contra los defectos en que incurrimos como si él mismo fuera un libro de estilo viviente. Dedicó su vida a este antiguo oficio con la convicción de que no estaba aquí para deslumbrar sino para contar la realidad y para hacer que otros la contaran bien.
 Procuraba la sombra, y desde ahí proyectó a periodistas de mucho renombre
. Si lo llamaban maestro, se sublevaba. Esa era, quizá, la única verdad que no toleraba.
Después de 70 años de oficio y 87 de vida, De la Serna, hijo de periodista (Víctor de la Serna) y nieto de escritora (Concha Espina), murió en Madrid tras una larga enfermedad.
 Había nacido en Cantabria.
 Hoy será enterrado en El Espinar (Segovia), donde tenía gran parte de su alma.
 Su vida de periodista fue coronada el último mes de mayo con el Premio Ortega y Gasset a la trayectoria. Le entregaron este galardón los tres directores que ha tenido EL PAÍS (Juan Luis Cebrián, que fue su subdirector en Informaciones y quien lo trajo a este periódico en 1979, Joaquín Estefanía, con quien trabajó en la Escuela de Periodismo UAM/EL PAÍS, y Jesús Ceberio), además del director actual, Javier Moreno, que fue su alumno en aquella escuela.
Como resumen de su vida, Jesús de la Serna dijo en ese encuentro con sus colegas: “Yo no soy yo, soy yo y un montón de gente que me ha acompañado en todos estos años y de los que he aprendido muchísimo, desde los grandes profesionales a los más modestos y desconocidos
. Me he incrustado como uno más entre ellos. Este es un oficio que se hace en equipo”.
De la Serna agradece el Premio Ortega y Gasset en mayo pasado.
No era retórica; lo suyo, además, no era la retórica.
 En la Redacción de EL PAÍS y luego en la Escuela de Periodismo, De la Serna era el punto de referencia de los que tenían tareas directivas (a Cebrián le dijo un día: “Juan, recuerda que el capitán come solo en su camarote”) y de los que empezaban en el oficio o ya se habían curtido en él. Despreciaba halagos y siempre estuvo disponible en su despacho o entre las mesas.
 Era, en efecto, un veterano incrustado en las filas juveniles.
De los viejos tuvo el respeto y de los jóvenes se ganó la admiración.
 No buscó ni una cosa ni la otra: las obtenía porque su naturaleza desprendía una clase especial de nobleza, rara en un oficio que, como decía Kapuscinski no se hizo para cínicos, aunque abunden. Jesús era lo contrario de un cínico.
 Era amable y elegante, una persona radicalmente buena.
Porque era todo eso este jueves por la mañana, cuando su cuerpo era velado en el tanatorio de la M-30 por su mujer, Pura Ramos, que también es periodista, por sus ocho hijos (entre los cuales también hay un periodista, Diego) y por los centenares de personas que enseguida acudieron a rendirle homenaje, lo que se vio no fue solo la despedida al subdirector de Pueblo, al director de Informaciones, al subdirector y consejero de EL PAÍS o al que fue presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid y de la Federación de Asociaciones de la Prensa.
Los que se congregaron venían de las más diversas generaciones de periodistas; algunos estuvieron bajo su mando o su consejo, otros eran exalumnos de la Escuela; la mayor parte fueron compañeros suyos de oficio en los distintos medios a los que se dedicó, desde Pueblo a este periódico en el que cumplió, como Defensor del Lector, sus últimas tareas profesionales.
 No era retórico Jesús de la Serna, y este homenaje multitudinario y multigeneracional tampoco lo era; el afecto que desprendía este maestro de periodistas se basaba (eso le dijo una vez Emilio Romero, su director en Pueblo, a nuestro compañero Rafael Fraguas) “en la empatía”, en la capacidad para mandar con elegancia y respeto.
 Se decía de él que era el consejero tranquilo, el hombre que sosegaba los ánimos para hallar en medio lo mejor de cada uno. Jesús mandaba mirando.
Escribió poco
. Como los grandes periodistas de su generación, se hizo entre galeradas ajenas, cuidando que la Redacción tuviera una guía y que esta no se fijara en virtud de las broncas, las diatribas o las ocurrencias.
Sin embargo, en aquella etapa final, cuando asumió la tarea de Defensor del Lector, sí escribió artículos en los que fijó posiciones sobre la duda como alimento del oficio, contra las imprudencias profesionales de las que los periodistas no hacemos autocrítica, contra el mal gusto o contra la (mala) costumbre de no contrastar lo que cree saberse de buena fuente cuando esta es tan solo una fuente.
No hacía ruido, pero tenía entre sus armas un código ético invencible: la búsqueda de la verdad.
 Dijo cuando coronaron su carrera con aquel premio: 
“Lo primero siempre es la búsqueda de la verdad y lo segundo comprobarla y verificarla, porque las fuentes no son siempre firmes y seguras.
 Hay que contrastar constantemente, cueste lo que cueste”
. Recordaba un aforismo norteamericano que parecía hecho para su sentido común: “Si tu madre te dice que te quiere, compruébalo”.
 Que todos querían al maestro que acaba de morir fue una evidencia abrumadora

 

Letizia: La cara de una princesa aficionada a la cirugía plástica

Letizia: La cara de una princesa aficionada a la cirugía plástica

Princesa Nose

Estas fotos no tienen Potoshop, ni montajes como las tarjetas navideñas de Casa Real.



Letizia: La cara de una princesa aficionada a la cirugía plástica

Articlos criticos de Letizia en prensa portuguesa-capa-737-07bc.jpg

Artículo de la revista portuguesa Caras, traducido al español, http://aeiou.caras.pt/-letizia-os-ro...asticas=f22521

La apariencia de la ex periodista ha cambiado drásticamente en los últimos cinco años. Letizia no deja de sorprender con los cambios físicos que aparecen de continuo.

En cinco años, Letizia ha cambiado mucho: cuando se presentó como prometida del Príncipe Felipe de España parecía una mujer espontánea, segura, natural y radiante. Ahora, es triste, artificial, insegura y casi perfecto, pero perfectamente diseñado y construido por la cirugía plástica. Sólo comparar las fotos para demostrar estos cambios.

Tres grandes expertos internacionalmente reconocidos son los creadores de los nuevos rasgos físicos de la princesa: el cirujano plástico Antonio de la Fuente, dermatólogos y esteticistas Christian Chams y Carmen Navarro. Según fuentes cercanas a la Casa Real española, Letizia lo hace con el pretexto de presentar la mejor imagen, mientras que la princesa se inspira en su icono de la belleza y elegancia: la Reina Rania de Jordania. Actualmente vive depende de estos tres médicos, que, a cualquier hora del día, están disponibles para satisfacer las nuevas demandas de la princesa.
En agosto de 2008, motivado por un problema respiratorio, dijo el anuncio oficial, Letizia se sometió a una septorrinoplastia, cambió el perfil. Pero, después de eso, no podía dejarlo y parece haber llegado a depender de la cirugía plástica.


Durante el año pasado, la princesa, aconsejada por Chams, se hizo aplicaciones de uso frecuente de ácido hialurónico para reducir las arrugas de expresión y resaltar los rasgos faciales. Cada tres meses, Chams se traslada a la residencia de los príncipes de Asturias, la Zarzuela, donde, lejos de las miradas indiscretas, la princesa se somete a la infiltración de un producto que le da un aspecto revolucionario simultáneamente rejuvenecido y artificial. Un número de sustancias biológicas activas - las vitaminas, oligoelementos, antioxidantes, minerales y ácido hialurónico - reduce los efectos de la edad, permite luchar contra la flacidez y la recuperación de vitalidad, sin cambiar las expresión. Y ahora la princesa, también se ha dejado seducir por otro secreto: el uso de botox en el contorno de los ojos y la frente con el fin de suavizar los surcos de la piel y prevenir la aparición de arrugas.


Al mismo tiempo, Letizia ha buscado el mejor de los peelings y tratamientos de hidratación, que se pone en el centro de estética de Madrid, dirigida por Carmen Navarro, con el objetivo de mantener la piel de la cara blanca y impecable. Huelga decir que el equipo hace todo lo posible para mantener en secreto estas visitas.


Si el cuidado de la cara eran suficientes para considerar el tema de la princesa de plástico, añadir hasta incluso los que han sido objeto de intervenciones del cuerpo: los pechos de silicona después de nacimiento de la infanta Sofía y hay especulaciones de todo el volumen no siempre es igual en sus nalgas, que a veces parece recibir la ayuda de ropa acolchada.

El hecho de maquillarse frecuentemente las piernas y aplicar las extensiones en el pelo cada vez que tiene una cena de gala son detalles que están ahora sólo a los pies de las otras medidas de embellecimiento.

Se podría argumentar que la princesa tiene derecho a preocuparse por su imagen, porque es el objetivo principal de los fotografos, pero el público español no oculta una cierta aversión a la vanidad de la princesa, que ya se considera excesivo, que puede traer algunas vergüenza a la familia real.

Las poses estudiadas, cual estrella de película, que han ensombrecido al Rey y al príncipe Felipe en momentos importantes, y la pérdida de la espontaneidad, han hecho que la popularidad de Letizia haya caído drásticamente.http://aeiou.caras.pt/-letizia-os-ro...asticas=f22521

La chica no había nacido para ser princesa, y a Casa Real no gustaba sus posturas poco femenina, entonces había que re-fabricarla de pie a cabeza,pero el remedio resultó peor que el problema.