Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 ago 2013

¿Dónde estabas Orson Welles?

Aparece en un almacén en Italia la película perdida de un genio del cine

'Too much Johnson' (1938), rodada tres años antes que 'Ciudadano Kane', verá la luz en octubre

 

FOTOGALERÍA
Fotograma de 'Too much Johnson', parte de una secuencia de persecución por Manhattan.

Quizá porque para muchos el cine se divide en el antes y el después de Ciudadano Kane, ópera prima de Orson Welles (1915-1985), el descubrimiento en unos almacenes de Italia de Too much Johnson, rodada tres años antes que Kane, supone un acontecimiento mayúsculo para la historia de este arte.
 La película que todos, incluido el propio Welles, daban por perdida, ha sido ahora encontrada de manera insólita en la pequeña localidad de Pordenone y minuciosamente restaurada en Holanda y Estados Unidos. Too much Johnson verá la luz en octubre, como ayer anunció en su portada digital The New York Times.
“Todo lo que rodea a esta historia es extraordinario y misterioso, como no podía ser menos tratándose de Welles”, explica a EL PAÍS Paolo Cherchi Usai, encargado del rescate de este filme y conservador jefe del departamento de cine del George Eastman House de Nueva York.
“Solo puedo decir que cuando el material llegó a mis manos sentí una emoción indescriptible, la más grande de toda mi carrera… ¡Tenía al bebé de Orson Welles en mis brazos!”.
Too much Johnson es una comedia muda alocada (slapstick), que el cineasta rodó en 1938 para proyectar, en forma de tres prólogos, junto a una obra de teatro del mismo título. El proyecto acabó en fracaso y la película quedó sin terminar y en el olvido. Tres meses después del batacazo, Welles se hizo tremendamente famoso con tan solo 23 años, gracias a su programa de radio La guerra de los mundos y tres años después, en 1941, llegaría su primera obra maestra, Ciudadano Kane.
La pista de Too much Johnson se había perdido hace décadas en España, donde el propio Welles aseguró que se había quemado en un incendio en su casa de Madrid. Los tumbos que el cineasta dio por Europa, su condición de nómada de lujo, marcaron sus últimos años de vida. “Nada nos debe sorprender si viene de Orson Welles”, advierte Cherchi Usai. “Todo lo que rodea a su vida está en los límites entre la realidad y la ficción”. “Lo cierto”, continúa, “es que toda esta historia es un cuento de hadas que si fuese de ficción nadie creería. La película llevaba décadas abandonada en Pordenone, precisamente una ciudad que es conocida por su festival de cine dedicado solo a películas mudas. ¿No es muy extraño? Lo es. Pero no tengo respuestas para sus preguntas”.
En este cuento de hadas, Pordenone, pequeña ciudad del interior de Italia, a medio camino entre Venecia y Trieste, tiene especial protagonismo. Entre iglesias góticas y palacios renacentistas, está la sede de la asociación Cinemazero, un bastión tierno y tozudo del cine independiente y de calidad, que, gracias a la buena voluntad y a la pasión de sus socios y a la alianza con la Cinemateca de la Región Friuli Venezia Giulia organiza cada año un festival de cine mudo, Le giornate del cinema muto. Su 32ª edición abrirá el 5 de octubrecon la proyección del inédito de Orson Welles.

Arqueología cinematográfica

Gregorio Belinchón
Como siempre recuerda Martin Scorsese, “más del 90% de las películas estadounidenses mudas se han perdido”. Scorsese lleva décadas desde su The Film Foundation en una carrera agónica contra la degradación del material. Por ejemplo, del centenar de filmes dirigidos por John Ford, unos veinte están desaparecidos. Y en Europa, y España, las cosas son igual o peores. Los expertos aseguran que no queda rastro del 50% del cine español. Por la volatilidad del nitrato (el soporte original de las películas), por cómo se distribuía el cine antes (cada exhibidor en cualquier parte del mundo podía remontar un filme), porque no ha habido conciencia de su importancia artística hasta hace bien poco... Hoy la gente ya no tira las latas viejas. Madeleine Malthête, la bisnieta de Georges Méliès, contaba hace unos días en Madrid cómo había encontrado películas de su bisabuelo en un gallinero belga, incluida una parte de Viaje a la Luna, que ahora ya se puede ver en color. De Méliès apareció en 2005 en París su Cleopatra de ¡1899! Entre otras películas que han resucitado en los últimos años están un Ricardo III de 1912, el primer largo sobre una obra de Shakespeare, que resurgió en 1996; The white shadow (1923), la primera película de Alfred Hitchcock, que estaba en poder de un coleccionista neozelandés; varios cortos de Charles Chaplin;Als ich tot war (1916), deErnst Lubitsch, recuperado en un archivo esloveno en 1994... Y se han completado clásicos como Avaricia (1924), de Erich von Stroheim, o Metrópolis (1926), de Fritz Lang: una copia de 153 minutos (25 inéditos) apareció en Buenos Aires en 2008. Pero queda poco tiempo y mucho por catalogar.
Piero Colussi, uno de los fundadores de la asociación Cinemazero, explicaba ayer por teléfono desde Pordenone: “En 2004 un conocido mío que tenía una empresa de envíos, me llamó porque tenía en su almacén algunas cajas de las que quería librarse. Una de ellas contenía algunos rollos de película. Como eran viejos y olían muy mal, a vinagre, necesitaba tirarlas. Me dijo: ‘Como a vosotros os gustan esas películas viejas, a ver si te interesa esta cinta que me llegó ni me acuerdo cuándo desde Roma’. Fui a buscar la caja de madera bastante consumida, eché una mirada rápida a los rollos, ocho, y la guardé en nuestro sótano. Eso fue en 2004. ¡Llegan tantas cosas!”.
La caja quedó en el olvido hasta que el olor a vinagre se hizo insoportable; las películas de nitrato al envejecer padecen lo que los expertos llaman síndrome acético. Colussi decidió entonces abrir el misterioso paquete y mirar mejor para decidir qué hacía con aquel material. “Vi que algunos rollos llevaban escrito ‘Welles’, así que pensé en no tirarlos y llevarlos al taller de restauración de la universidad de Gorizia [una ciudad cercana] para que estudiaran los fotogramas y pudieran averiguar a qué película pertenecían. Yo no podía ver la cinta de nitrato, era imposible cargarla en el proyector”.
Corría diciembre de 2008 y Colussi casi olvidó la película por segunda vez.
Hasta que un día preguntó por ella, y empezaron las sorpresas: “Me dijeron que eran 40 minutos y que salía Joseph Cotten muy joven, pero no pudimos identificar a qué película pertenecían las imágenes”. No pudieron, porque todo el mundo pensaba que el único ejemplar de Too much Jonhson se había consumido en el incendio de Madrid.
Entonces entró en escena el gran experto en Welles Ciro Giorgini, veterano autor del prestigioso Fuori Orario, quizás el único programa de la televisión pública italiana que pasa películas de calidad y clásicos (por supuesto, bien entrada la noche). “Me llamó un amigo del norte”, comenta Giorgini, “y me contó que habían encontrado unos 40 minutos de Welles pero no lograban saber de qué película era. Me dijeron que salía Cotten y se me ocurrió preguntar si Cotten lleva un gorrito de paja, de aquellos que se vestían a principios de los años 20. ‘Sí, efectivamente, lo lleva en la mano’, me contestaron. Me emocioné. Me dio un escalofrío. Entendí que lo que acababan de encontrar en Pordenone era una de las 10 películas perdidas más buscadas por los historiadores del mundo. ¡Tenían entre manos la piedra filosofal de la cinematografía mundial! Ahora había que volver a escribir los manuales en los que estudian en las universidades de cine. Les dije: ‘Lo que tenéis ante los ojos lo vio solo Welles mismo y unos pocos amigos suyos. Todos pensábamos que había sido destruido”.
Los cinéfilos de Pordenone llamaron a Giorgini porque él estudió las obras inacabadas del director, así como su periodo italiano, investigación que resumió en el bello documental Rosabella, la historia italiana de Orson Welles: “Se casó con una mujer italiana, vivió veinte años aquí —hasta los 70— y tenía sus estudios de montaje en la sede de la Safa Palatina, una sociedad que fue vendida después a Rizzoli y posteriormente a Berlusconi. Welles guardaba allí mucho material”, dice Giorgini intentando buscar una explicación al hallazgo en tierra italiana de similar joya. “A finales de los ochenta, en un festival de Estrasburgo, entrevisté a John Berry, un director de Estados Unidos que estaba en la lista negra de Hollywood por comunista y vivía en Francia. De joven había trabajado con Welles, en el Mercury Theatre, y fue su asistente a la dirección en Too much Jonhson. Berry me dio a entender que la historia de la desaparición de aquel mediometraje en el incendio de Madrid era una leyenda.
 Y que en realidad sí existía otra copia. No me asombraría que Welles la enviara a Roma, donde guardaba parte de su material”.
La restauración del filme (bajo el auspicio de la National Film Preservation Foundation de San Francisco, cuya sobresaliente labor por la protección del patrimonio fílmico está logrando preservar para generaciones futuras la prehistoria del cine) fue sencilla por el buen estado del material. Solo uno de los rollos estaba totalmente destruido. Paolo Cherchi Usai explicaba ayer con contagioso entusiasmo el proceso de restauración.
 “Me hablaron de un laboratorio especialista en nitrato en Holanda y lo llevamos allí. Fue un milagro. El 96% de la película se recuperó. El resultado es claramente el de una película inacabada, una copia de trabajo. En algunos momentos el montaje es muy sofisticado y en otros no está en absoluto trabajado. Narrativamente no funciona, pero visualmente es puro Welles”.
Colussi, otro de los privilegiados que ha visto la película, apunta en el mismo sentido (“Está perfectamente conservado, pero montado solo en una parte; otra parte está en bruto, con secuencias que se repiten varias veces”). Mientras, Giorgini hace una reflexión más entusiasta: “Es increíble. Ya se nota la mano de un gran fabulador de las imágenes. El ritmo es lo que más me asombró: alterna muchos géneros y pautas, momentos de acción y otros más cómicos. Será una sorpresa para el público”.
De momento, es obvio que lo está siendo.

B.S.O de El Graduado por Simon and Garfunquel

http://youtu.be/hnDnJIDdOEc


Dustin Hofman fue conocido en aquella película llama El Graduado.



  1. El graduado es una película basada en la novela del mismo nombre de Charles Webb. Ganó un Oscar y obtuvo seis nominaciones, entre ellas la de Dustin Hoffman como mejor actor. Wikipedia
    Fecha de estreno: 21 de diciembre de 1967 (Los Ángeles, Nueva York)
    Bye Bye Misis Robinson
     
    Título original
    The Graduate
    Año
    1967
    Duración
    105 min.
    País
     Estados Unidos
    Director
    Mike Nichols
    Guión
    Calder Willingham & Buck Henry (Novela: Charles Webb)
    Música
    Dave Grusin, Simon & Garfunkel
    Fotografía
    Robert Surtees
    Reparto
    Dustin Hoffman, Anne Bancroft, Katharine Ross, William Daniels, Murray Hamilton, Elizabeth Wilson, Buck Henry, Brian Avery, Walter Brooke, Norman Fell, Alice Ghostley, Marion Lorne, Eddra Gale, Richard Dreyfuss, Mike Farrell, Elaine May, Ben Murphy, Kevin Tighe
    Productora
    MGM / Embassy Pictures
    Género
    Drama. Romance
    Sinopsis
    Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) vuelve a casa después de terminar sus estudios universitarios.
     Es un joven que alberga un gran rencor contra la hipocresía y la corrupción de la sociedad que lo rodea. La señora Robinson (Anne Bancroft), una amiga de la familia, se encapricha de él y lo hace su amante. Pero cuando Benjamin conoce a Elaine (Katharine Ross), la hija de la señora Robinson, todo se complica... (FILMAFFINITY)
    Premios
    1967: Oscar Mejor director. 7 nominaciones
    1967: BAFTA: Mejor película
    1967: 5 Globos de Oro, incluyendo Mejor película - Comedia o Musical. 7 nominaciones
    1967: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor director
     
     

Los grupos critican la prisa del Gobierno para señalar al maquinista como culpable

Los grupos de la oposición protestan por las escasas explicaciones de Adif y Renfe

"Sobre el accidente es de lo que menos hablan", les afeó desde UPyD Carlos Martínez

  • Adif: “Ninguna institución alegó contra ese punto del trazado”
  • Renfe está revisando todos los protocolos de seguridad tras el accidente de Santiago 
  • Los presidentes de Renfe, Julio Gómez-Pomar, y de Adif, Gonzalo Ferre, al inicio de la comparecencia en el Congreso. / ULY MARTÍN

    Más allá de errores humanos hay recortes presupuestarios y prisas.
     Sobre esa ola navegaron las preguntas que los grupos presentes en la comisión de Fomento del Congreso realizaron esta mañana a los responsables de Adif, Gonzalo Ferre, y Renfe, Julio Gómez-Pomar
     . Porque nada nuevo, según Rosana Pérez, del grupo Mixto, aportaron sus intervenciones iniciales para intentar aclarar qué ocurrió en la curva de Angrois el fatídico 24 de julio, cuando un tren Alvia descarriló a las puertas de Santiago provocando 79 muertos.
     Una crítica que repitieron el resto de los portavoces: "No hemos convocado una comisión para esto", llegó a decirles desde CiU Pere Macías. Desde UPyD Carlos Martínez insistió: "
    Del accidente es de lo que menos han hablado ustedes.
    La cuestión es por qué se produjo. Entiendo que no entren en cuestiones políticas pero hay una serie de preguntas que no solo no aclaran, sino que oscurecen.
     Tenemos un tren como una bala que nadie podía parar".
    Lo más sorprendente, según Rosana Pérez, ha sido la "insistencia y la prisa que desde el primer momento se ha tenido para señalar un único responsable".
     Su duda principal está en el motivo por el que la línea "no contaba con el sistema más avanzado de seguridad (ERTMS) en todos los kilómetros del trayecto", algo que habría evitado el descarrilamiento.
    "Al menos cinco de los seis trenes que utilizan la línea cuentan con equipos de ERTMS pero no están operativos", aseguró Pérez para denunciar las carencias de la red gallega, publicitada como de "alta velocidad", pero que en realidad no lo es porque circula por vías convencionales.
    "Eso significa que existe un fallo técnico que todavía está pendiente de resolverse, un año y medio después de inaugurar esa línea".
    La diputada gallega interpeló al presidente de ADIF para saber si los sistemas de seguridad que se habían proyectado en esa línea "son los que hoy están instalados". Como otros grupos, también exigió una comisión de investigación de la que se puedan derivar responsabilidades y que sea "independiente".
    "Nos gustaría saber por qué no se está poniendo de relieve que hay otras responsabilidades más allá del exceso de velocidad y de la actuación del maquinista.
     ¿Creen ustedes que los recortes presupuestarios son cuestiones que inciden a la hora de que se produzcan accidentes?", preguntó a los responsables de Renfe y Adif.
    Isabel Sánchez, del grupo Vasco EAJ-PNV, se adhirió a las preguntas planteadas por el grupo mixto y CIU, grupos con los que había solicitado la comparecencia.
     "Nos encontramos alejados de tener un sistema ferroviario excelente", lamento.

    Para Ascensión de las Heras (IU), que apoyó las tesis de los otros grupos, simplemente "no se ha dicho la verdad", sobre la alta velocidad y quedan "muchas responsabilidades políticas", por depurar. "La primera debe empezar por la del presidente de Adif".
     Su compañero Gaspar Llamazares lo resumió así:
     "Si el factor humano es el único causante estamos perdidos". Igual de pesimista se mostró por la creación de una comisión de expertos y no una comisión de investigación
    . "Una cosa es el factor desencadenante, todos lo tenemos claro, es un factor humano, pero existen elementos condicionantes determinantes: el diseño híbrido.
     Teníamos carencias de seguridad y eso requiere una investigación a fondo".
    Rafael Simancas (PSOE) que calificó la comisión como "un acto institucional", insistió en la necesidad de recibir "explicaciones", para "que esto no vuelva a ocurrir". "¿Se cumplían las normas? ¿Se encontraron fallos atribuibles al sistema?", se preguntó.
     Para él el hecho de que la vía fuese convencional "no debe conllevar menos garantías de seguridad, esto no es aceptable ni se ha planteado, así que hablar de tren híbrido no es hablar de menos seguridad. Tenemos un ferrocarril seguro y hay que hacerlo más seguro".
    Simancas propuso una comisión de estudio dentro de la comisión de Fomento para "aprender", y hacer "autocrítica", para garantizar la seguridad del ferrocarril.
    Entre los trabajos que dijo que debía realizar esa comisión está la revisión de los trazados de la alta velocidad y las velocidades, estudiando la conveniencia de que en determinados trayectos haya dos maquinistas.
     Propuso también la creación de una agencia estatal para la seguridad ferroviaria igual que la que existe para el tráfico aéreo.
     Sus competencias serían "de expedición, sanción, evaluación de riesgos y un plan estatal de servicios ferroviarios", entre otras.
    Su compañera y diputada por Ourense, Laura Seara, apuntaló la intervención de los socialistas con esta frase:
     "Esperaba más de ustedes que una actuación notarial. Queremos la verdad".
    En el último de los turnos de intervención Andrés José Ayala, diputado por Murcia del PP, que se mostró "consternado" por el accidente, apuntó a que "el tren y la vía tenían las medidas de seguridad adecuadas a la velocidad permitida"
    . En ningún caso, dijo, "hay inseguridad añadido", por ser una vía híbrida (de ancho convencional pero por donde circulan trenes de alta velocidad).
     "No queramos minusvalorar la capacitación de las personas que hacen funcionar tantísimos trenes en España.
     No lo confundamos con la responsabilidad que en un momento dado podemos exigir desde el punto de vista político
    . El ASFA funcionó perfectamente en las condiciones en que está aprobado.
     Habrá que ver cuáles son las consecuencias que han tenido determinadas actuaciones
    . No se puede poner en tela de juicio que había una deficiencia en el sistema de seguridad". De esta forma deslizó de nuevo la tesis que el Gobierno ha dejado caer desde el primer momento: que la responsabilidad del suceso fue el fallo humano del maquinista.
    "Los maquinistas se conocen la línea como la palma de su mano.
     Hay muchos maquinistas que han hecho ese mismo recorrido y que han sabido aplicar las medidas que tenían que aplicar.
     No se puede argumentar que los controles son pocos aunque sean mejorables". Terminó realizando una "llamada a la sensatez", para que no se de una sensación de inseguridad sobre el ferrocarril "que no se corresponde con la realidad.
     
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