Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 jun 2013

Novela negra y literatura del dolor ............Del Blog ELEMENTAL

Por: | 11 de junio de 2013
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“La novela negra se rindió al dólar y ha estado pagando las consecuencias”, me aseguró el autor Eugenio Fuentes durante la charla telefónica que mantuvimos recientemente.
Cuánta novela negra se escribe y qué poco se reflexiona sobre ella.
El género de moda por excelencia, el que mejor refleja la brutal y desordenada condición de la sociedad actual es mucho más, en su conjunto, que un entretenimiento. El escritor Eugenio Fuentes (Cáceres, 1958) aborda en Literatura del dolor, poética de la bondad (Editora regional de Extremadura), algunas de las claves de un género que nace de una paradoja: el mal existe, trabaja y no descansa, pero de esa situación surgen grandes obras.
Hablamos con el autor sobre este libro, esencial para entender pasado presente y futuro de la ficción criminal, y de la situación del género, de su necesidad de buscar más allá del mero espectáculo, de dotarse de gran calidad, algo que ya está haciendo, de ir en pos de la verdad literaria, si es que existe.

Eugenio fuentes
Eugenio Fuentes, autor él mismo de novela negra, editada primero por Alba y luego por Tusquets, cree que la buena literatura es como un puñetazo que deja marca y que despierta conciencias y eso es lo que consigue cuando habla de su pasión: “No es malo ni antiliterario que haya unos códigos.
 Que se puedan subvertir o no, eso ya es otra cuestión
. Lo que ocurre es que la novela negra se rindió al dólar, no al marco o al franco, al dólar, a las historias masivas y a la venta y al papel reciclado, al kiosko, y ha estado pagando las consecuencias de esa decisión bastarda”.
El libro que nos ocupa es una pequeña joya en la que el autor da un repaso con gran conocimiento de causa al dolor, la bondad y los géneros literarios a lo largo de la historia de la literatura para meterse luego de lleno en la novela negra.
Después habla de algunos de sus personajes predilectos o que considera paradigmáticos (el Brown de Chesterton, el Plinio de García Pavón, el Méndez de González Ledesma, el Mario Conde de Padura y los Lisbeth y Mikael de Larsson) y termina con una disgresión sobre la cocina y la novela negra verdaderamente apetecible.
La gran pregunta del libro y de la conversación con el autor es: ¿Se ha alejado el género de todos los males que le aquejaban? ¿Ha dejado sin armas a los que le consideran algo menor y sin sustancia literaria?
“Está en auge y en efervescencia y ha pegado un salto de calidad. Aunque nos falte perspectiva, ya hay algunas obras maestras. Los libros de Banville se acercan bastante.
El género está ante un reto: empezar a hacer cosas que no estén rendidas al mercado y a los mercaderes”, afirma el autor de Contrarreloj (Tusquets).
Enigmas, dolor y daño
Ni el género, ni este blog, ni este humilde bloguero se han podido sustraer nunca a un hecho esencial: el mal existe, trabaja incansablemente, es también un motor de creación y, por otro lado, no está mal que sea castigado.
“Es el mal el que hace que el hombre se agache y escriba, el que hace de drenaje de la realidad y al final es como si la tinta negra reflejara esto. Yo diría que es más el dolor que el mal, el dolor que está por detrás de la condición humana. La paradoja es que la novela negra drena el dolor y busca la verdad para que se equilibre el mundo, que es lo que queremos todos, que el matón, que existe desde el patio de colegio, sea castigado”.
Falta, claro, un elemento: el enigma, que no es indispensable, no hoy en día, pero que ayuda. “El enigma es fácil crearlo. A la estructura tradicional de la novela se le hurta la presentación, entramos en el nudo directamente ya tenemos el enigma.
 El daño es la clave: la gente feliz ni mata ni se pregunta quién ha matado, ni roba, ni hace daño”.
Novela negra y crisis
Daño, infelicidad y desorden. Miedo. Cuatro elementos claves de la sociedad actual que se han visto acentuados por la crisis, a lomos de la que se ha subido una género que necesitaba un empujón final. “La novela negra es un artilugio literario muy útil para dar voz a ambientes e individuos que ni se subordinan ni se adhieren a los dictados del poder oficial”, asegura Fuentes en su libro, donde esboza la evolución de las sociedades occidentales hasta el homo timens, el hombre que teme, el hombre occidental que ha llegado a un nivel de desarrollo y ahora se ve aterrado ante la perspectiva de perderlo.
Y ahí entra la crítica social, pero Fuentes avisa:
“Posiblemente es el género que mejor refleje lo que ocurre en las calles. Pero es un error caer en poner eso como único objetivo. La novela negra no puede renunciar a expresar el yo del autor. Una novela negra que sólo aspire a contar el malestar social, que es algo necesario pero no solo, es una novela que sale mutilada. No se puede dejar de lado las armas que nos da el género”.

Placeres mediterráneos
Dime qué comes y te diré quién eres. Los personajes escanidavos casi no comen o comen mal, los americanos del norte beben más que comen y los del sur le dan a todo, pero fue Manuel Vázquez Montalbán quien metió el placer de la comida y de la cocina en medio de la novela negra.
A ese aspecto dedica Fuentes el último y delicioso capítulo, donde reconoce la paternidad de Carvalho y nos lo resume así:
“Carvalho es una innovación de la novela negra internacional.
Ya empiezan a hablar otros de comida, pero es una invención mediterránea. La comida parecía algo orgánico, poco literario, la literatura ha despreciado todo esto.
No disociaba el paladar de la escatología. Montalbán tuvo el talentazo de meter la gastronomía en el género, que no es gratuito, porque el género está muy relacionado con lo orgánico, porque si no hay cuerpo no hay delito. Carvalho vio el hueco que había para completar el retrato social que igual en otro género no habría entrado”.

Karlsruhe y los bancos centrales ponen nerviosos a los mercados financieros

La incertidumbre ante un eventual rechazo por parte del Constitucional alemán al programa de ayuda del BCE y las dudas sobre el futuro de los planes de estímulo han puesto a los inversores a la defensiva, lo que ha decantado la sesión de este martes del lado de las ventas.
 A mediodía, las Bolsas europeas registraban recortes destacados con caídas del 1,5% en el caso del español Ibex 35 con la banca al frente de las pérdidas.
 Tampoco había buenas noticias en la deuda, donde el interés exigido a los bonos del Tesoro ha empeorado hasta el 4,7% y ha tocado su peor nivel en dos meses.
Con los títulos de deuda española a 10 años cotizando a estas rentabilidades, el diferencial con los bonos alemanes, de referencia por su estabilidad, se ha ido a los 308 puntos básicos (3,08 puntos porcentuales), unos ocho más que la víspera.
Sin embargo, el correctivo podría haber sido peor si no hubiera sido porque el bund también ha empeorado. Su interés ha avanzado hasta el 1,63%. En su caso, máximos desde febrero.
El programa del BCE, aunque no ha llegado a ponerse en práctica, está detrás de la mejora registrada en los mercados desde que se anunció la ayuda en agosto.
 La tregua, además, se ha visto reforzada en los últimos meses gracias a los planes de estímulo de EE UU y, sobre todo, Japón, lo que ha inundado de liquidez los mercados.
La clave es que la abundancia de dinero ha llevado a los inversores a dejar de lado los problemas de una economía europea que sigue inmersa en la crisis y no logra arrancar.
De hecho, uno de los principios más repetidos en las últimas semanas ha sido el de que cuando peor esté ahora la economía, mejor, pues eso obligará a los bancos centrales a seguir administrando fuelle. Sin embargo, a tenor de lo sucedido este martes, esta máxima se está empezando a poner en duda.
Las dudas han surgido en Asia de madrugada después de que el Banco de Japón haya concluido su comité de política financiera sin anunciar novedades con respecto al multimillonario plan de estímulo del Gobierno de Shinzo Abe
. La incertidumbre ha aumentando tras la apertura en europa con los inversores pendientes de Karlsruhe, donde la corte de Justicia alemana tiene su sede.
  No obstante, no se espera un rechazo tajante del Constitucional germano a la compra de bonos del BCE. Así, los expertos dan por hecho que no pondrá "obstáculos insalvables", tal y como señala el departamento de análisis de Bankinter
. Sin embargo, añaden, sí mostrarán algunos reparos.
"La incertidumbre condiciona los mercados tras la decepción que ha causado la decisión del Banco de Japón de mantener su política ya que, de esta manera, piensan que podrán hacer más para solucionar los problemas en los mercados de bonos nipón", ha dicho Eric Bernhardt, de Umbling AG.

10 jun 2013

La vigencia del anarquismo

Por Julián Casanova
Campesina de San Petersburgo. Bernardo Pérez
Campesina de San Petersburgo / Bernardo Pérez
En 1976 James C. Scott, actualmente profesor de Sociología y Antropología en la Universidad de Yale, publicó The Moral Economy of the Peasant. Rebellion and Subsistance in South East Asia.  En esa obra Scott anticipó un enfoque que explicaba la interacción entre la comunidad local y el mundo exterior vista desde la óptica de los campesinos. Nueve años después, el mismo Scott pulía y ampliaba ese modelo interpretativo en Weapons of the Weak. Everyday Forms of Peasant Resistance. Scott tenía razón: las ocasiones en que los campesinos se rebelaban y enfrentaban al estado y a las elites agrarias eran raras y extraordinarias y, sin embargo, la mayoría de los estudios sobre la protesta campesina estaban únicamente interesados en rebeliones y revoluciones.
 Mejor sería, para no seguir dando vueltas al mismo asunto, introducirse en ese terreno inexplorado, a caballo entre la pasividad y el desafío colectivo abierto, de las formas "corrientes" de la resistencia campesina.
El enfoque y las investigaciones de Scott resultaron tremendamente útiles
. Una etapa parecía quedar atrás: la de la búsqueda insistente -"y en vano"- de conflictos y acciones organizadas en el mundo campesino, adaptando crudamente un modelo que ya resultaba incluso estéril para el análisis de las clases trabajadoras urbanas.
Nuevos horizontes se abrían: bajo el término "everyday resistance" se recogían todas las "armas" que exhibían comúnmente los grupos subordinados y sin poder, desde el sabotaje e incendio de cosechas, a las roturaciones ilegales, pasando por el robo y el furtivismo.
 Dos maneras de ver la protesta, en suma: la que arrojaba su mirada a los raros momentos en que los campesinos se oponían abierta y violentamente al estado y a las elites agrarias; y la que prefería centrarse en esas otras formas de resistencia que, aunque menos llamativas y dramáticas, resultaban imprescindibles para comprender lo que los campesinos habían hecho históricamente para defender sus intereses frente al orden, fuera ese conservador, progresista o revolucionario.
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Segadores irlandeses en 1940 / Getty
Las formas de resistencia contempladas por Scott, constantes y persistentes, constituyen, en definitiva, los medios normales por los cuales los campesinos se han opuesto históricamente a las demandas sobre sus excedentes
. Han merecido escasa atención por parte de los historiadores, pero en absoluto resultan inofensivas: esa resistencia "rutinaria" puede, "acumulativamente", tener un apreciable impacto sobre las relaciones de clase y autoridad en el mundo rural.
Concebida así la resistencia, no hay por qué darle más importancia a la organizada y revolucionaria que a la individual y a la que parece mostrar, al no tener consecuencias revolucionarias, signos de acomodación con el sistema de dominio. En realidad, dirá Scott, la actividad política organizada y abierta es un "lujo" que históricamente pocas veces estuvo al alcance de las clases subordinadas. Tales actividades resultaban peligrosas, "cuando no suicidas".
 La mayoría de las clases subordinadas están mucho menos interesadas en cambiar las estructuras socioeconómicas y del estado que en sobrevivir dentro de ese sistema evitando su vertiente más opresiva. Y si alguna vez se producen esas transformaciones profundas en forma de revoluciones es porque el campesinado ha sido movilizado por fuerzas externas en el marco de conflictos más amplios -invasiones extranjeras o guerras civiles, por ejemplo- que debilitan y dividen a los poderes existentes y liberan a los campesinos de sus lazos tradicionales con la autoridad.
Con todo ese bagaje de reconocido científico social e investigador de campesinos, conflictos y pueblos marginales, Scott publicó el año pasado Two Cheers for Anarchism: Six Easy Pieces on Autonomy, Dignity and Meaningful Work and Play (Princeton University Press), que acaba de publicar Crítica en castellano, con el título de Elogio del anarquismo. En ese breve ensayo, de título y subtítulo muy significativos, Scott se pone las gafas anarquistas para combatir el valor de las jerarquías en nuestras sociedades capitalistas y democráticas.
Algo muy extraño en los tiempos que corren. Pero vale la pena entrar en la defensa que hace del anarquismo, mezclando historia y presente.
Elogio-del-anarquismo_9788498925739Su interés en la crítica anarquista del estado nació “de la desilusión y de las esperanzas frustradas de un cambio revolucionario”. Con el estudio de la historia, cayó en la cuenta “de que casi todas las grandes revoluciones victoriosas habían terminado creando un estado más poderoso que el que habían derrocado, un estado que, a su vez, podía extraerle más recursos, y ejercer un mayor control sobre la población a la que suponía que tenía que servir”. Ésa, en cualquier caso, ya había sido la tesis ampliamente razonada y divulgada por Theda Skocpol en su estudio States and Social Revolutions (1979). Los ejemplos clásicos de Francia, Rusia y China así lo probaban, pero también los más recientes de Vietnam y de las dictaduras establecidas en nombre del “socialismo real”.
 De las revoluciones salían estados más fuertes y represivos, y los sueños igualitarios se esfumaban, quebrados por el nuevo orden revolucionario.
Scott considera que “si uno se pone las gafas anarquistas y observa desde este ángulo la historia de los movimientos populares, de las revoluciones, de la política cotidiana y del estado, le saldrán a la luz determinadas percepciones que desde cualquier otro ángulo quedan oscurecidas”. Saldrán a la luz, sin duda, como ya anticipó Pierre-Joseph Proudhon, la cooperación sin jerarquía o sin el gobierno del estado, así como la confianza que los anarquistas depositaban en la cooperación espontánea y la reciprocidad. Esas gafas, así lo cree Scott, ofrecen “una imagen más nítida y una profundidad de campo mayor que la mayoría de las alternativas”.
Pero, dada las existencia de diversos anarquismos, algo que José Álvarez Junco expuso entre nosotros ya hace tiempo, Scott le ofrece al lector el tipo particular de  gafas que se tiene que poner para ver todo eso mejor. Así, rechaza la corriente dominante de “cientificismo utópico” tan omnipresente en el pensamiento anarquista a finales del siglo XIX y principios del XX. Y a diferencia de muchos pensadores anarquistas, no cree que el estado “sea siempre y en todas partes el enemigo de la libertad”.
Durruti
Durruti, fotografíado por Agustí Centelles/CDMH
Esto quiere decir que esas gafas no mirarían bien al anarquismo que triunfó en España en el siglo XX, el sindicalismo revolucionario, el único movimiento de masas anarquista que se mantuvo en la Europa de entreguerras, porque se definía claramente como "comunitario", "solidario", que confiaba en las masas populares para llevar a buen puerto la revolución, pero que tenía también como señas de identidad el antipoliticismo, la negación de las luchas electorales y parlamentarias, y la abolición del Estado. Su apuesta estaría más vinculada al otro anarquismo, al “individualista”, más elitista, que despreciaba a las masas y ensalzaba a la individualidades rebeldes.
En realidad, a Scott no le interesa, para probar sus argumentos, la historia de las diferentes manifestaciones que adquirió el movimiento libertario en el mundo durante las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX.
 Una historia de sociedades obreras, de clandestinidad, de terrorismo, de individualidades rebeldes y de lucha política, interpretada por los anarquistas como antipolítica. Ni tampoco su labor ideológica-cultural,  la creación de canales de comunicación e información o  la puesta en práctica de toda una red cultural alternativa, proletaria, de base colectiva.

Y le importa mucho, por el contrario, y de ahí la validez y actualidad de sus planteamientos, la crítica anarquista del poder político y sus falacias acerca del desorden y la espontaneidad.  Viendo la historia con esas gafas, las revoluciones no son obra del trabajo de partidos revolucionarios,  “sino el resultado de una acción espontánea e improvisada ("aventurismo", en el léxico marxista)". Y los movimientos sociales organizados son, “el producto y no la causa” de las protestas y manifestaciones descoordinadas. Y para finalizar, “los grandes logros emancipadores de la libertad humana no han sido el resultado de procedimientos institucionales ordenados sino de la acción espontánea desordenada e impredecible que ha abierto una fractura en el orden social desde abajo”. La tropa existe, sin duda, pero lo que importan son los individuos. Ahí arranca y concluye su “elogio del anarquismo”.
Elogio del anarquismo, de James C. Scott, se acaba de publicar en España en la editorial Crítica.

Urdangarin ordenó falsear facturas para cobrar 240.000 euros al Gobierno Camps

Es un misterio........para qué quería tanto dinero Urdangarin? por donde pasaba una alfombra de Euros lo recibían, pero si llevaban una buena vida, ahora precisamente no sabemos dónde esta ni Cristina, ni la Reina Ni El Príncipe de Asturias, Leizia en algún concierto o con algún estilista.
La verdaad que nuera y yernos no han salido nada bien.