Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 may 2013

La dura travesía de los barcos de papel

La dura travesía de los barcos de papel

 

ampliar foto
Revistas culturales españolas. / BERNARDO PÉREZ

Si en un cóctel ponemos la brutal crisis de la prensa, con miles de despidos y la desaparición de cabeceras, y le añadimos el tajo que las administraciones han dado a las subvenciones en cultura, ¿qué queda? La situación de las revistas culturales. "Somos el eslabón débil del cruce entre el sector editorial y el periodismo", dice Jordi Pérez Colomé, director de El Ciervo, que lleva seis décadas de vida. Para averiguar las constantes vitales del sector, voces del mundillo han hablado de cómo se están adaptando a tanta perturbación y cómo se atisba el futuro. "Los últimos años han sido muy duros", señala el presidente de la Asociación Española de Revistas Culturales (ARCE), Manuel Ortuño, quien define a esta agrupación, que cumple 30 años este 2013, como "un estado de ánimo que intenta suplir las carencias de difusión" de las publicaciones. Las cabeceras bajo el paraguas de ARCE se han reducido en un 25% desde 2008.
Ortuño cita como clave de esta deriva la decisión que tomó en 2011, al final del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el Ministerio de Cultura tras un dictamen del Tribunal de Cuentas que estableció que debía acabar el sistema de ayudas consistente en la compra de revistas para bibliotecas públicas que distribuía el propio departamento gubernamental. Se sustituyó por una subvención a fondo perdido para las publicaciones, pero se redujo esa partida a la mitad. "Fue mortal", señala Ortuño. Se sumaron "la crisis, que impide a muchos ciudadanos gastar dinero en revistas, y el descenso publicitario".
¿Cómo han notado la crisis?
"La situación es malísima", asegura el director de Ars magazine, Fernando Rayón. "Es un sector que ha estado muy protegido por diputaciones, ayuntamientos…", apunta el responsable de esta revista trimestral y que no pertenece a ARCE. En el caso de las publicaciones de arquitectura "hay que añadir la crisis inmobiliaria y el que hay menos estudiantes en esta carrera", explica el director adjunto de Arquitectura Viva (bimestral y 25 años de historia), José Jaime Yuste. "Somos buques fantasmas que circulan por el océano de la cultura con dificultad y problemas de visibilidad", compara el responsable de la literaria Turia, Raúl Carlos Maícas. Su hermana, la veterana Ínsula, nacida en 1946, ha tenido que reducir tirada, mientras que la musical Scherzo se ha visto obligada a disminuir páginas, "de 164 a 120", cuenta su director, Luis Suñén. La revista de pensamiento Claves ha pasado a dar artículos más breves y una periodicidad bimestral (antes era mensual). Al menos, esta decisión "ha permitido aumentar las ventas", apunta su redactora jefa, Nuria Claver.
El presidente de ARCE define a esta asociación como "un estado de ánimo que suple las carencias de difusión"
¿Internet, papel... ambos?
Que la Red vaya a ser el maná no está claro. ARCE abrió hace un lustro su "quiosco digital" para sus asociados más pequeños, la treintena que no puede costearse su web. Ortuño no ve "un modelo definido, ni lo va a haber a corto plazo". Para Yuste, de Arquitectura Viva, "solo con la edición digital no se puede sobrevivir". Algunas han mudado del papel a Internet, como Revista de Libros: "En septiembre de 2012 empezamos este experimento, únicamente digitales, pero en vez de seguir la lógica web y cambiar continuamente de contenidos, apostamos por ensayos extensos, de al menos 7.000 palabras", según su director, Álvaro Delgado-Gal. "Nuestra web es en abierto, sin publicidad y no cobramos", añade el responsable de este medio sufragado por "la fundación Caja Madrid y varias empresas". El modelo opuesto es Turia: solo papel. Sus 2.000 ejemplares se envían cada cuatrimestre a "librerías de referencia y suscriptores", lo que convierte a sus lectores en un "club secreto", cuenta Maícas. El editor adjunto de Exit —trimestral, dedicada a las artes visuales—, Sergio Rubira, está convencido de la continuidad de lo impreso: "Estamos planteando una nueva web, pero para nosotros es importante el papel. Este tipo de revista lo necesita".
El presidente de la Asociación de Revistas Culturales de España, Manuel Ortuño. / SAMUEL SÁNCHEZ
A medio camino está Caimán. Cuadernos de cine, que tras siete años en la brecha ha decidido desde mayo dar los mismos contenidos en Internet que en su edición impresa. Una experiencia que conoce la revista cinematográfica La Crítica New York City, fundada hace año y medio. Al principio era online, pero ahora es bimestral y en ambos soportes: "Con más reflexión en el papel y actualización semanal en Internet", dice su director, Guillermo Logar. Distinta es la propuesta en Scherzo: "En la Red cuesta la mitad que en papel y se pueden comprar artículos sueltos", señala Suñén. "Tenemos un lector fiel, al que le gusta coleccionar nuestros números".
¿Y las redes sociales?
"Siempre digo que las revistas culturales fueron antecedentes de Facebook o Twitter porque creaban comunidades", proclama Ortuño. En Arquitectura Viva usan Twitter con profusión: "Es una mensajería instantánea con la que podemos enviar noticias a nuestros 20.000 seguidores", asegura Yuste. En esa línea se mueven en Caimán. Cuadernos de cine: "Se debe fomentar el diálogo con los lectores, hay que ser constante", explica su responsable, Carlos F. Heredero.
¿Quién las lee?
"Es un sector que han protegido diputaciones, ayuntamientos…", dicen en 'Ars magazine'
En contra de lo que pueda pensarse, estas revistas asisten al rejuvenecimiento de su audiencia, en la treintena y proclive a nuevos formatos, según Ortuño. "Son, sobre todo, coleccionistas", sostienen en Ars magazine. Profesionales y estudiantes para Arquitectura Viva, lógico en un producto que da cuenta de las tendencias y concursos. La migración de Revista de Libros a la Red "llevó a perder parte del público tradicional", cuenta Delgado-Gal. "Pero hemos encontrado nuevos lectores, más jóvenes, interesados en textos difíciles". En Ínsula y Claves son conscientes de que hay que abrirse a ese público, lo que irá de la mano de "nuevos contenidos".
¿De qué viven?
"Hay que establecer una relación con el suscriptor", dice Ortuño. Ante la crisis de la publicidad y la menguante subvención, "que no volverá", hay que mimar al lector. "Sin ayudas oficiales, nuestro concepto es que Ars magazine debe ser una obra de arte por su diseño, y atractiva por sus artículos de investigación", declara Rayón. Para los responsables de Turia, "es un milagro" sobrevivir con una revista elaborada en Teruel y que publica cada cuatro meses un monográfico de 500 páginas. Su objetivo, un producto "que merezca la pena conservar en la biblioteca". Desde Claves se apunta a un nuevo recurso: el mecenazgo. "Es la mejor alternativa porque aquí no hay hábito de pagar por Internet", admite Delgado-Gal. "Es el modelo estadounidense, encontrar un sponsor, sean instituciones, empresas o personas", sostiene Logar desde La Crítica New York City.
¿Y el futuro?
Todas las voces apuntan a una obligación: calidad. "Hemos internacionalizado Arquitectura Viva, que es bilingüe en la web y apostamos por información especializada". "Hay que prestar atención a América Latina por la posibilidad de nuevos ingresos, aunque será a largo plazo", según Ortuño. Para proyectos en sus inicios como La Crítica New York City, "hay una actitud más receptiva en el continente americano". Esa necesidad de abrir fronteras ya es costumbre en Exit: "Publicamos fotógrafos rusos, de Ásia, África, Latinoamerica...". "Probablemente haya que pedir un esfuerzo a los lectores y subir el precio", reconoce Suñén. La redactora jefa de Claves, Nuria Claver, añade un punto de optimismo: "En época de crisis es cuando más falta hacemos, hay mucha gente con ganas de analizar lo que está pasando". Todos coinciden en una idea, su público es fiel y resistirá los embates.

Bruselas pone un calendario para subir impuestos y reformar pensiones a España


El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn. / EFE

La Comisión Europea ha confirmado este miércoles que España tendrá más margen de lo previsto para cumplir con el déficit. Así, el Ejecutivo comunitario ha accedido a ampliar hasta el 6,5% el tope para España para este año. Este límite es dos décimas superior (el equivalente a unos 2.000 millones de euros) al 6,3% que había pedido el Gobierno de Mariano Rajoy. El objetivo vigente es del 4,5%. No obstante, la decisión no es gratuita, ya que a cambio de ella deberá subir impuestos e implementar la segunda reforma de las pensiones.
No ha habido grandes sorpresas. Bruselas no ha amenazado a España con un procedimiento de sanción, lo que habría supuesto una intervención de la econonomía en toda regla. Pero la Comisión Europea sí que ha llamado la atención a España sobre un amplio abanico de medidas que debe reformar y, lo más importante, ha dejado claro que debe hacerlo más pronto que tarde. El comisario Olli Rehn ha exigido, a este respecto, una aplicación "rigurosa y puntual" de los compromisos adoptados.
El calendario está claro. Plan Nacional de Empleo para dentro de dos meses. Organismo presupuestario independiente y regulación ya este año del factor de sostenibilidad —es decir, que las pensiones se actualicen en función de la esperanza de vida y no de la inflación, con lo que no podrán subir como hasta ahora—. Sin salir del apartado de las grandes reformas, Bruselas pide una revisión de la reforma laboral durante lo que queda de 2013 para identificar posibles apartados de mejorar.
Junto a ello, la Comisión también ha recordado que a principios de 2014 tendría que empezar a funcionar la ley de desindexación, lo que implica desligar los gastos públicos de la inflación. Entre lo más destacado, Bruselas ha solicitado una revisión sistemática del sistema tributario en marzo del próximo año, con lo que pide al Ejecutivo de Rajoy analizar qué productos son factibles de sufrir un alza del IVA y subir impuestos medioambientales, "sobre todo a los carburantes". En concreto, estos productos pasarían de estar gravados con el tipo reducido, que es del 10%, a hacerlo con el ordinario, del 21%.
La partida de tareas pendientes se completa con la obligación de aprobar este mismo 2013 la Ley de Colegios y Servicios Profesionales, apartado en el que España lleva algo de retraso, aunque la lista no concluye aquí, ya que queda un largo listado de cambios que el Gobierno español tiene que comenzar ya.
El Ejecutivo comunitario ha confirmado además la prórroga de dos años, hasta 2016, para que España reduzca el déficit por debajo del umbral del 3% que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Su justificación es que el Gobierno de Rajoy ha cumplido los ajustes estructurales exigidos en 2012 y que la situación económica ha empeorado.
Hace solo unas semanas, el Gobierno pujaba por conseguir un 6% —frente al 4,5% previsto— y se quejaba de que Bruselas se resistía a abrir tanto la mano. Ahora el clima ha cambiado. La Comisión está más centrada en impulsar las reformas estructurales que en unos objetivos concretos de déficit.
Las propuestas de Bruselas deben ser ahora aprobadas por el Eurogrupo y el Ecofin en su reunión de junio y avaladas por la cumbre de líderes europeos que se celebrará a finales de ese mes.

28 may 2013

“Europa necesita más fantasía” por Miguel Mora

Pues si Europa necesta más cuentos  El de Merkel está muy leído, vayamos a Caperucita Roja contra la recesión si pudo con el Lobo tb podrá con esto.
La Cenicienta es un buen cuento , solo hay que llevar unos imposibles zapatitos de cristal y que un Príncipe Europeo se enamore de la Zona Euro, o la m´tica Historia de Zeus ratando a Europa ël en forma de Toro no es asunto baladí , No.

Javier Marías, ante tiempos ridículos

Ese Escritor que no puedo con él, y si para mucha gente.
Javier Marías, fotografiado en su casa de Madrid. / CRISTÓBAL MANUEL

El título Tiempos ridículos lo encontró Javier Marías leyendo un “modesto artículo” del New York Times sobre el ocaso de los neuróticos ante “la superabundancia de ellos”.
 Lo usó para una de sus columnas en El País Semanal, en la que trataba —al hilo del polémico safari del Rey en África— de elefantes aún mayores: la desmesura, la iracundia y la histeria colectiva que nos inunda. Tiempos ridículoses ahora el título del volumen (y la cita, recuerda el escritor, es de una catedrática de Psiquiatría:
 “Vivimos tiempos ridículos, y si a uno le parece que todo tiene sentido, lo más probable es que no esté bien”) que, editado por Alfaguara, reúne 96 artículos publicados durante los últimos dos años.
Artículos combativos unos y “de tregua” otros, como define Marías a los que escoran hacia la autobiografía. “Involuntariamente autobiográficos”, matiza, “más bien evocativos, en los que recupero anécdotas familiares o de viajes.
 Quizá en ellos está lo más parecido que jamás haré a unas memorias o a unos diarios, que siempre me resultan pretenciosos a no ser que uno tenga una vida llena de aventuras, y no es el caso”.
El libro arranca con un texto de febrero de 2011 en el que el escritor se mofa de una guía “ecofeminista” que desde la Junta de Andalucía proponía “potenciar el lenguaje periodístico desde una perspectiva de género medioambiental”.
 Es fácil imaginar el sofoco del escritor ante la propuesta. Él mismo lo justifica en el arranque de la columna: “Con razón me consideran un pesado, pero siempre aduciré en mi descargo la vieja excusa infantil: ‘Yo no he empezado’.
Si la realidad es insistente y pelma, además de con frecuencia imbécil, hay que salirse al paso una y otra vez”.
Una y otra vez, sí, hasta febrero de 2013, fecha en la que Marías dedica la columna dominical que cierra el libro para celebrar sus 10 años y, de paso, cuestionarse la inutilidad del esfuerzo. Lo titula Piel de rinoceronte o desdény con él ilustra la sensación de esterilidad que le ronda.
Para ilustrar esa sensación recrea una chocante anécdota, el reencuentro casual con un ex ministro de Aznar a quien hace años criticó duramente en un viejo artículo y que ahora le saluda, incluso extiende la invitación de "una copita", como si nada.
“Pero qué quieren: si ni siquiera los 'damnificados' me tienen en cuenta las 'damnificaciones', ¿ustedes creen que vale la pena que siga con estas columna después de diez años? La pregunta es retórica, no hace falta que me contesten”, escribe.
“Después de 18 años como columnista, primero en el XL Semanal y después en EL PAÍS, es inevitable cierto cansancio”, explica sobre una tarea que suele concluir en sábado o domingo, dos semanas antes de su publicación, después de al menos dos versiones, últimas correcciones a mano (“rebajo el tono, quito adjetivos”) y una misma eterna pregunta: “¿Y de qué hablo hoy?”. “Por un lado, opinar demasiado agota. Soy consciente de que me repito y, en general, procuro disculparme con el lector, pero es que la realidad es tan pesada como uno
. Y, por otro, uno siempre tiene la sensación de que la utilidad real es poca. No es que pretenda cambiar las cosas pero no deja de sorprenderme el absoluto desprecio de los políticos por la opinión los intelectuales”. Esos oídos sordos de los políticos a la crítica le recuerda una anécdota de su padre, Julián Marías: “En 1978 dedicó un artículo crítico a la Constitución y Adolfo Suárez lo llamó para hablar con él y consultarle. Algo así es hoy totalmente impensable, a los políticos o no les importa o no les interesa lo que nadie escriba sobre ellos”.
Aunque quizá la respuesta está en la página 92 del libro. Ese domingo los lectores se tomaron el café y el zumo con una pregunta: ¿Por qué quieren ser políticos? El autor de Los enamoramientos asegura que no solo procura argumentar sus opiniones “evitando exabruptos”, sino que también tiende de manera innata a ser positivo. “En mi caso, el pesimismo es el territorio de la novela”, dice, “mientras que el optimismo debería ser el de la lectura de periódicos, por eso procuro no amargar el desayuno de los lectores y sí de vez en cuando el de algunas personas concretas.
Pero quizá a veces he pecado de dar demasiados ánimos y no acertar con mis predicciones”. En vano o no, Marías sigue, “chinchando lo que pueda, aunque nadie te haga mucho caso”.