Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 may 2013

Juicio contra dos padres acusados de intercambiar a sus hijas y abusar de ellas.........Terror,

El juicio contra dos hombres de 39 años acusados de intercambiarse a sus respectivas hijas para abusar sexualmente de ellas ha quedado visto para sentencia en la Audiencia de Sevilla
. Los abusos de este sórdido caso, descubierto en 2008, fueron confirmados por las menores y ratificados por los psicólogos que les atendieron tras ser tuteladas por la Junta de Andalucía y separadas de sus familias.
Los dos imputados, cuñados entre sí y de iniciales A. M. y J. P., están acusados de un delito continuado de abusos sexuales  con acceso carnal por acción, al supuestamente violar a la sobrina, y otro por omisión, al permitir que su hija fuera violada, por los que la fiscalía les pide 20 años de prisión.
 El ministerio público les ha ofrecido rebajar la pena hasta los 10 años, pero los acusados han rechazado la propuesta al considerarse inocentes.
El juicio se ha celebrado a puerta cerrada y las dos menores, de 12 y 13 años, confirmaron los abusos protegidas por unas mamparas para evitar cualquier contacto visual con los acusados.
 Cuando sufrieron los episodios, entre 2007 y 2008, las niñas tenían solo seis y siete años y sus familias compartían el mismo domicilio, donde criaban a sus ocho hijos.
Durante la vista oral, uno de los abogados ha censurado la investigación del caso y ha preguntado a los técnicos de Toxicología por qué no fueron analizados los vellos púbicos hallados tras la exploración realizada a una de las menores.
 Dos procesados en el caso, un tío y un vecino de las niñas, no han sido juzgados finalmente tras retirar la Fiscalía de Sevilla la acusación contra ellos.
“Lo que en principio parecía una orgía sexual continua, se ha reducido a dos agresiones sexuales”, ha resumido un letrado para restar relevancia al caso.
 Mientras, las madres de las niñas han sido procesadas por conocer las agresiones y no impedirlas, aunque la fiscalía ha rebajado su petición inicial de 10 años de prisión a solo uno para cada una de ellas. Ambas mujeres están acusadas de un delito de corrupción de menores y abandono de familia.
El caso surgió tras identificar una maestra indicios de maltrato y confirmar los forenses las lesiones. De inmediato, el servicio de protección de menores declaró a los ocho niños en desamparo y prohibió a las familias acercarse a ellos.

Halladas con vida tres jóvenes desaparecidas en EE UU hace 10 años

Tres hermanos, de entre 50 y 54 años, han sido detenidos, uno de ellos el dueño de la casa

Las chicas tenían 14, 16 y 20 años cuando desaparecieron.

Amanda Berry, en el centro, abraza a su hermana, de negro, en el hospital donde ha sido trasladada tras ser hallada / Vídeo: Atlas / Foto: AFP

Tres jóvenes de Cleveland (Ohio), que estaban desaparecidas desde hace una década, fueron halladas este lunes con vida y en aparente buen estado de salud en una vivienda muy cercana a donde se las vio por última vez. La policía ha confirmado la detención de tres hermanos relacionados con el caso.
 Una niña de seis años, al parecer hija de una de las cautivas, también fue encontrada en la casa donde se cree que estuvieron todo este tiempo encerradas
. La policía y el FBI están investigando la residencia de la que fueron rescatadas las jóvenes para buscar pruebas y desentrañar cómo pudieron vivir allí y pasar inadvertidas en el vecindario durante todo este tiempo.
Amanda Berry tenía 16 años cuando, el 16 de abril de 2003, justo un día antes de su 17 cumpleaños, avisó a su hermana de que la iban a llevar a casa en coche después del trabajo.
 Fue la última noticia que su familia tuvo de ella.
 Un año después, Gina DeJesus, de 14 años, desapareció cuando regresaba de la escuela.
 Para entonces, la familia de Michelle Knight, que ahora tiene 32 años, ya llevaba dos años sin saber nada de ella. Sus padres siempre creyeron que Knight había decidido ausentarse voluntariamente, afectada tras haber perdido la custodia de un hijo.
Imágen de satélite: Getmaping / EL PAÍS
A lo largo de estos 10 años, la ausencia de pistas o de señales de vida de las jóvenes, hizo temer lo peor a sus familiares y amigos, hasta que una llamada desesperada a los servicios de emergencia de la policía este lunes por la tarde les devolvió la ilusión.
“Soy Amanda Berry. Fui secuestrada y llevo desaparecida los últimos 10 años.
 Estoy aquí y estoy libre”.
 La voz entrecortada y llena de angustia de Berry movilizó a las autoridades que, a los pocos minutos, rodearon la humilde vivienda de dos pisos en la que la policía cree que las tres jóvenes han estado encerradas y atadas todo este tiempo, de acuerdo con las declaraciones del jefe del departamento, Michael McGrath.
La casa en la que las tres chicas han permanecido estos 10 años pertenece a Ariel Castro, de 52 años. Castro es un antiguo conductor de autobuses escolares, según ha confirmado su tío, Julio Castro, propietario de una tienda de ultramarinos a menos de una manzana de donde Berry, DeJesus y Knight fueron halladas. Castro, que también fue identificado por Berry en su llamada al 911, fue detenido por la policía junto a sus dos hermanos, Pedro, de 54 años y Oneil, de 50. Sólo Ariel residía en la vivienda en la que fueron halladas las jóvenes. Los tres se encuentran en los calabozos de la ciudad a la espera de que se les lean sus cargos, algo que podría suceder este mismo martes.
Amanda M. Berry, a la izquierda, y Georgina L. Dejesus en fotos distribuidas tras su desaparición. / REUTERS
“Ahora debemos encontrar las respuestas a este secuestro
. La investigación está abierta”, ha indicado el alcalde de Cleveland, Frank Jackson, en una rueda de prensa a primera hora de la mañana del martes. Jackson ha señalado que la policía tuvo contacto con Ariel Castro en 2000 y en 2004, aunque, al parecer, nunca en relación con la desaparición de las jóvenes y nunca en la residencia que, presuntamente, servía de cárcel a las jóvenes.
 “Berry es la verdadera heroína de esta historia, sin su determinación no podríamos haber rescatado a las otras chicas”, ha reconocido el portavoz de la policía. El FBI ha pedido la ayuda ciudadana para recabar más pistas.
Berry, DeJesus y Knight fueron trasladadas el lunes por la noche a un centro médico de la localidad del que ya han sido dadas de alta. Aunque no se ha ofrecido información sobre su estado de salud, el doctor Gerald Maloney aseguró el lunes de madrugada que las tres se encontraban a salvo y que habían recibido “el tratamiento adecuado a sus condiciones”.
 Uno de los policías que rescató a las jóvenes reconoció a la agencia Associated Press que las jóvenes parecían “desnutridas”.
A lo largo de la pasada década ninguno de los vecinos de Castro pareció advertir la presencia de tres jóvenes o de una niña pequeña en su casa, hasta que, alrededor de las seis de la tarde del lunes, comenzaron a escuchar gritos desesperados procedentes de la vivienda. Charles Ramsey vio a Berry golpeando la puerta desde el interior de la residencia de castro y pidiendo ayuda para salir. Berry llevaba a la niña de seis años en brazos.
 La policía cree que se trata de su hija.
Imagen del perfil de Facebook de Ariel Castro, uno de los presuntos autores del secuestro de las tres jóvenes.
“Vi a la chica, a la que no conocía de nada, muy alterada aporreando la puerta. ‘¿Qué te pasa?. Si estás encerrada, abre la puerta”, relató Ramsey a los medios.
“Me dijo que no podía porque estaba cerrada”. Ramsey, junto con otros vecinos, trataron de tirar abajo la puerta, al ver que eran incapaces consiguieron desatascar el acceso inferior por el que Berry logró escapar. Tras identificarse, otra vecina le cedió su teléfono para poder llamar a la policía. Ramsey, que a lo largo de estos 10 años había compartido barbacoas en la vivienda de Castro, aseguró que jamás pudo imaginar que tres jóvenes pudieran estar encerradas en la vivienda.
En enero de este año un recluso fue condenado a cuatro años y medio de prisión tras admitir que ofreció pruebas falsas sobre el lugar donde se habían enterrado los restos de Berry. En 2006 dos hombres, detenidos como sospechosos de la desaparición de DeJesus, fueron puestos en libertad. Ese mismo año, la policía estuvo investigando el subsuelo de un garaje a la busca de los restos del cuerpo de DeJesus.
Los familiares de las tres jóvenes se han podido reunir con ellas –excepto la madre de Berry, que falleció en 2006-.
 Su pesadilla ha terminado
. Ahora queda por resolver las razones del cruel cautiverio al que Berry, DeJesus y Knight fueron sometidas. “Quedan muchas preguntas por responder y no vamos a especular”, han indicado las autoridades.

 

Una mirada al dolor de la dictadura argentina

Una muestra fotográfica recuerda a las víctimas del régimen de Videla.

Fotografía del álbum personal de un familiar de un desaparecido.
María Elsa Garreiro Martínez nació en Pontevedra en 1945. A los cuatro años, ella y su familia migraron a Uruguay. Elsa se hizo uruguaya y militó en la guerrilla Tupamaros. Se exilió en Argentina, donde formó familia con Raimundo Villaflor, obrero integrante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Ambos desaparecieron en la última dictadura militar de Argentina (1976-1983), pero ella salió una vez de su cautiverio de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), escoltada por el temible marino Ricardo Cavallo, para ver a sus hijas, Elsa y Laura, y les llevó unas muñecas que les hizo mientras estaba secuestrada. La foto de una de esas muñecas, que han servido como prueba en los juicios sobre los crímenes de la ESMA, forman parte de la exposición del Proyecto Tesoros, una serie de 11 fotografías de objetos que hijos de desaparecidos por el régimen han guardado de sus padres. La muestra se puede visitar hasta el 19 de mayo en la Manzana de las Luces, una de las más antiguas de Buenos Aires.
El llamado Colectivo de Hijos, integrados por quienes se definen como “huérfanos producidos por el accionar genocida del Estado”, decidió crear en 2010 un centro documental que registrara pertenencias que conservaran de sus padres asesinados o desaparecidos por el régimen. Algunos de ellos los restauran, unos los fotografían y otros han hecho entrevistas en vídeos en las que los hijos, que en general son adultos de más de 30 años, explican, con el objeto en la mano, lo que él representa para ellos. Los vídeos se pueden ver en la muestra, pero tanto este material como las 11 fotografías y otras más están presentadas en una página web, www.proyectotesoros.org.
“Esta modalidad abre un espacio para una nueva clase de relato, que no es la denuncia ni el testimonio”, dice el Colectivo de hijos. “Un relato donde aparece lo subjetivo, la experiencia propia de la filiación en la ausencia a través de los objetos que nos conectan con la materialidad de la vida cotidiana de nuestros padres. Así, el Proyecto Tesoros apunta a visibilizar diversos modos de experimentar la orfandad por la acción genocida del Estado”, explica la agrupación. Entre los objetos fotografiados hay una cámara fotográfica, un cubilete con dados, una prenda de bebé y una botella.
Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Espacio para la Memoria, pretende ir más allá del Colectivo de hijos. “Queremos que abarque la mayor cantidad de hijos de desaparecidos que haya”, explica María Toninetti, que integra el colectivo y trabaja en la restauración y conservación de papeles en el Archivo de la Memoria. “La idea del Proyecto Tesoros surgió porque algunos hijos tenían documentos que estaban deteriorándose. Cuando empezamos a darle forma al registro de los objetos, nos dimos cuenta de que no tenía mucho sentido hacerlo sin registrar también nuestro relato sobre esos objetos. No queríamos centrarnos en los dueños del objeto sino en nuestra propia historia. Queríamos contar cómo llegó ese objeto a nosotros, si siempre estuvimos con él o nos lo dio un compañero de militancia o un familiar, o lo tuvimos que ir a recuperar. Tenemos historias fragmentadas que cada uno ha ido armando”, explica Toninetti.
Laura Villaflor, que con su hermana recibieron aquellas muñecas de su madre secuestrada, relata en la página web del proyecto:
 "Esas dos muñecas permanecieron guardadas en el fondo de una caja con ropa, escondidas, podría decir clandestinas
. Los abuelos tenían miedo de que alguien se las llevara como a sus hijos
. Cuando las saqué de la caja debía tener ocho años más o menos
. Recuerdo ese momento la congoja y la tristeza que sentí, las miraba y les buscaba algo.
 Las desarmé y rearmé buscando una carta o algo que hablara de mi mamá. Nunca juegué con ellas.
 Era algo que se cuidaba, pero con lo que no se jugaba.
 No se mostraron hasta que nosotras empezamos a llevarlas, viajaron a España (cuando el entonces juez Baltasar Garzón inició la investigación judicial contra los represores argentinos en los 90) y a México (donde estaba refugiado Cavallo), llevamos de forma mágica a mi mamá a los juicios por sus asesinos y mi mamá habló por medio de las muñecas, reforzó la palabra, con su voz de la cual no tengo registro
. Hablo del espanto, pero también hablo del amor, siendo ellas una de las pocas pruebas materiales de la causa ESMA".
Así como las organizaciones de defensa de los derechos humanos dicen que hubo 30.000 desaparecidos en la dictadura, Toninetti señala que “no se sabe cuánto hijos de desaparecidos hay, es una población que no está visible”.
En su colectivo calculan, a partir de archivos de la Secretaría de Derechos Humanos, que son 14.000 los “huérfanos”.
Así como en los 90 surgió Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), una agrupación de derechos humanos que reclamaba que se acabara con la impunidad contra los represores del régimen, en los 2000, en que se ha vuelto a juzgarlos y condenarlos, algunos formaron el Colectivo de hijos para comenzar otro relato.
 “Queríamos mostrar que no somos 'hijos de' sino huérfanos”, cuenta Toninetti.
 “En los 90 tenía sentido hacer visible la militancia de nuestros padres, pero ahora queremos hablar de nuestras historias.
 Y lo hacemos a través del arte. Muchas veces decimos que hay cosas que la palabra no puede expresar en su totalidad.
 El arte es una herramienta más para expresar lo que la palabra no puede contar.
No está separado de lo político”, aclara la joven restauradora.

 

Una costurera retira 13 vestidos de Hannibal Laguna por impagos

La extrabajadora se lleva las prendas al ser embargadas por el juez por una deuda de 28.000 euros.

Paz Vega, con un vestido de Hannibal Laguna. / CLAUDIO ALVAREZ

"Estamos muy afectadas por todo lo que está saliendo, claro", decía esta tarde una empleada de la tienda del modisto Hannibal Laguna en Madrid.
 Pocas horas antes, una excosturera que trabajaba para un taller de la marca, especializada en trajes de lujo para ceremonias y bodas, acudía este martes a la tienda de Alicante para retirar un total de 13 vestidos y hacer efectivo un embargo de los bienes ordenado por el juzgado de lo social 3, dado que la mercantil adeuda a la extrabajadora más de 28.000 euros por nóminas impagadas desde 2011.
Fuentes de la empresa explicaron que la marca Hannibal Laguna tiene numerosas licencias y que ha habido un problema de impagos, como en muchas otras empresas españolas, en uno de los talleres. Incidieron en que el propósito es cumplir la sentencia y pagar los retrasos conforme avance la temporada.
 La empresa abundó en que no ha hecho suspensión de pagos.
Nacido en Caracas y criado en Alicante, Hannibal Laguna, el principal diseñador de la empresa familiar, declinó realizar manifestaciones y tan solo comentó que se "está haciendo mucho daño a la marca y a numerosos trabajadores".
 El modisto ha vestido a numerosas actrices y presentadores de televisión en galas como la de entrega de los premios Goya y programas de televisión.
En una sentencia dictada el pasado mes de octubre, el juzgado reconocía el derecho de la extrabajadora a percibir 28.000 euros de la sociedad que gestiona la firma del conocido diseñador, correspondiente a las nóminas de octubre de 2011 a abril de 2012, y ordenaba a la empresa que llevara a cabo el pago.
La mercantil, sin embargo, no atendió al requerimiento judicial, porque, según ha explicado a Europa Press la trabajadora afectada, "dicen que son insolventes, que no tienen dinero, pero la realidad es que no paran de trabajar, presentan nuevas colecciones y continúan recibiendo pedidos de toda España y de países del extranjero".
Por ello, este martes la empleada afectada ha acudido personalmente a la céntrica tienda de Hannibal Laguna en Alicante, acompañada por una comisión judicial, para hacer efectivo el embargo de vestidos con los que cubrir la deuda.

"Vestidos que no valen nada"

La representante de la sociedad, presente en la tienda, ha hecho una selección de 13 vestidos que la afectada se ha llevado, si bien estos modelos no han satisfecho a la costurera, que ha asegurado que va a pedir nuevos embargos porque los vestidos "pertenecen a temporadas pasadas, no llevan marcado el precio y desde luego no valen nada".
La afectada ha recordado que trabajó durante 13 años para la mercantil de Hannibal Laguna.
El impago de los salarios desde 2011 llevó a seis de las empleadas a presentar denuncias.
 Los tribunales han ido fallando a favor de las costureras, que en algunos casos, como en éste, aún no han cobrado "indemnización ninguna", según ha detallado.