Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 may 2013

Isabel Coixet: "Todas mis películas son historias de amor" La realizadora catalana ha presentado 'Ayer no termina nunca', primera cinta a concurso

Isabel Coixet en el primer photocall del festival. :: Álvaro Cabrera
Isabel Coixet ha aterrizado hoy en Málaga con su última película, ‘Ayer no termina nunca’, un drama con tintes políticos protagonizado por Javier Cámara y Candela Peña.
 La realizadora catalana ha asegurado que, a pesar del trasfondo social del filme, este es el más romántico de todos sus trabajos.
 “He querido abordar el mundo de la pareja, y me parecía fundamental situarlo en el aquí y ahora. Tenía ganas de manifestar mi perplejidad y mi confusión por todo lo que está pasando. 
Es una película de amor trufada por las contradicciones que vivimos cada día”, ha declarado Coixet durante la rueda de prensa celebrada tras la proyección en el teatro Albéniz.
La cinta, marcada por una estética futurista y teatral, narra la historia de una pareja que se reencuentra cinco años después de que la crisis económica les obligara a distanciarse. Los diálogos de Coixet, considerada una de las realizadoras más personales del cine español, descansan en su totalidad sobre las espaldas de sus protagonistas. “No hubiese sido posible rodar esta película sin ellos”, ha afirmado. 
El rodaje tampoco ha dejado indiferente a los actores. Candela Peña ha destacado la libertad de movimientos concedida por Coixet y ha aseverado que esta película supone un puto de inflexión en su carrera.
 “Soy otra actriz después de interpretar este personaje
. Durante todo el proceso he sido consciente de que éramos herramientas de trabajo para contar la historia de Isabel en la forma que ella había soñado
. Cuando tengo a Javier (Cámara) delante, pienso que es el único hombre con el que quisiera trabajar. Es mi marido en el cine, me siento como si fuéramos Concha Velasco y Manolo Escobar”, bromeó la actriz, ganadora del Goya a la mejor interpretación de reparto en la última edición de los premios de la Academia. No en vano, ambos actores demostraron ya su complicidad hace una década en la comedia de Pablo Berger ‘Torremolinos 73’, estrenada también en el Festival de Málaga.
Esta noche, y tras la gala de inauguración presentada por las actrices Verónica Sánchez y Aura Garrido, ‘Ayer no termina nunca’ se proyectará en su primer pase abierto al público en España
. El largometraje llegará a los cines de todo el país el próximo viernes.
Efectivamente, no termina nunca.

Crueldad fraternal

'Mi hermana y yo' de J. R. Ackerley es un monumento de maledicencia y humor cruel.

 

Joe Randolph Ackerley.

Todo lo que escribió J. R. Ackerley (Londres 1896-1967) trataba de lo suyo: su vida, su homosexualidad, su perra, su padre y su hermana. Capitán en la I Guerra Mundial, herido, prisionero en Suiza, escribió una obra de teatro, Los prisioneros de guerra, para hablar de sus amores carcelarios.
 Pasó cinco meses en la India, secretario de un maharajá, y lo contó en Vacación hindú. Noveló en Vales tu peso en oro su pasión por un muchacho de la clase trabajadora y una perra pastor alemán, a la que dedicó además Mi perra Tulip.
 Esperó a morirse para airear sus devociones familiares.
 El fantasma del padre se le apareció cuando leyó dos cartas de esas que sólo se abren después de la muerte del firmante: su padre, el magnate inglés del plátano, había llevado una doble vida, con dos casas, dos mujeres y dos familias. Ackerley escribió la extraordinaria autobiografía Mi padre y yo.
Mi hermana y yo es una selección de los diarios de Ackerley, sacados un tanto subrepticiamente del dormitorio del escritor, todavía de cuerpo presente, por su amigo y albacea Francis King, que ha editado también estas páginas.
 Hay una diferencia entre los dos espejos elegidos por Ackerley para mirarse a sí mismo, el padre y la hermana: si su padre le merece admiración y respeto, “generoso y de trato fácil”, su hermana le parece insoportable.
 Mi hermana y yo es un monumento de maledicencia y humor cruel, como si, más que de una relación fraterna, tratara de un matrimonio insensato.
 La pareja bebe para soportarse y aplacar la irritación de estar juntos, y se pelea más, porque el alcohol desata la lengua.
 Pero da igual no beber: “La ira vale tanto como el alcohol para decir verdades como puños”.
Mi hermana y yo es un retrato y un autorretrato.
 Los protagonistas son el bello Ackerley y la bella Ackerley, Joe y Nancy. “Entre todos los dones que conceden las hadas madrinas no es la belleza el más propicio a la felicidad”, se leía en Mi padre y yo. Joe fue un estudiante famoso por su belleza; Nancy, tres años menor que su hermano, era en 1923 modelo en París. Joe llegaría a director literario de la revista de la BBC.
El poeta Auden dijo una vez que Ackerley tenía cuatro motivos para ser feliz: haber disfrutado de un padre comprensivo, del aprecio de los escritores jóvenes, de una perra como Tulip, y de haber escrito cinco buenos libros
. Pero, según Ackerley, Nancy, después de veinticinco años alimentándose de resentimiento y celos de todo el mundo, incluida la perra del hermano, “ha fracasado hasta en el intento de matarse”.
Estos diarios son un
caso excepcional de sinceridad embustera. La ironía y el humor dolido, como el alcohol, son reveladores de verdades
Cuando empiezan estos diarios, en el verano de 1948, Nancy se aloja en una casa de huéspedes y sólo quiere vivir con Joe, que dice no disponer de sitio porque ha acogido a una tía octogenaria.
Los dos hermanos se atienen en sus relaciones a una “enloquecida y terrible lógica interna”: más histérica se pone Nancy, menos deseable es estar con ella, y entonces Nancy se da cuenta y más histérica se pone.
 El episodio más significativo de todas estas desventuras se inicia con una carta deslizada por debajo de la puerta al final de unas navidades:
“No puedo seguir adelante”, dice la hermana. ¿Va a suicidarse otra vez? A las seis de la mañana, a oscuras en la casa de huéspedes, el hermano se pregunta dónde está la habitación de la dueña.
Quiere subir al dormitorio de Nancy, pero no sabe cuál es. El razonable Ackerley concluye: “Si se había matado durante la noche ya estaba muerta y, si no lo había hecho, estaría viva”. ¿Vale la pena soliviantar a toda la casa?
Entonces confiesa su peor maldad de misógino, clasista y misántropo: interrogado por la policía después del suicidio fallido, niega la existencia de la carta y convierte su mentira en una alucinación de la hermana. “Gracias a Dios, pensé, estallé en lágrimas”, cuenta Ackerley, como un actor que debe llorar en primer plano. “En la última vuelta de tuerca de nuestro chantaje emocional, a mí también me agradaba haber sido capaz de llorar de aquella manera tan natural y espontánea”.
 Y, “sobrecogido por una inmensa piedad por la pobre criatura”, repite contra sí mismo las acusaciones que había lanzado contra Nancy: nadie le importa.
 Sólo quiere a su perra, Queenie. “Me gustaría utilizar este diario sólo para hablar de Queenie y de lo bien que lo pasamos juntos”.
 Estos diarios, muy bien traducidos por Andrés Barba, son un caso excepcional de sinceridad embustera. La ironía y el humor dolido, como el alcohol, son reveladores de verdades, y Mi hermana y yo parece las anotaciones de un estudioso del comportamiento animal que, dotado de un excelente instinto literario, no observara a los ratones desde fuera de la jaula, sino conviviendo con ellos, dentro. Nancy Ackerley creó y dotó a la muerte de su hermano el premio para autobiografías J. R. Ackerley.
 No conoció estas páginas.

Con Hacienda me colé

Un entramado de empresas con ramas en Panamá y las Antillas y una cabecera: Ana Torroja

La exvoz de Mecano, acusada de cinco delitos fiscales, se enfrenta a más de tres años de cárcel

Ella guarda silencio en sus horas más difíciles.

 

La cantante Ana Torroja, acusada de cinco delitos fiscales. / beatriz velasco

Siempre fue una artista sin estridencias, cautelosa con su vida personal. Incluso en la época más exitosa de Mecano. Sin embargo, Ana Torroja ha regresado al termómetro de la popularidad por un escándalo ajeno a los escenarios.
 La cantante fue golpeada por la Operación Relámpago contra el fraude fiscal y blanqueo de capitales en abril de 2007, al desnudarse la red del bufete Feliu de Palma que gestionaba sus rentas y las de otra clientela vip (Michael Douglas, que posee una mansión en S’Estaca, en Deià, entre ellos).
 La fiscalía, la policía y la Agencia Tributaria filtraron sus archivos y las alambicadas mallas societarias de sus clientes. Reconstruyeron el quién es quién y el cuánto. Cerca de 500 millones de euros pasaron por ese nido-buzón de empresas y patrimonios en una década.
Esta semana, el juez de Instrucción número 7 de Palma, Antoni Garcias, dictó auto de apertura de juicio oral contra Torroja.
 Está acusada de cinco delitos fiscales por supuesta evasión y fraude al derivar sus ingresos a países extranjeros y paraísos fiscales.
La Abogacía del Estado le pide más de tres años de cárcel. La fiscalía lo rebaja a 18 meses porque ve "reparación del daño, confesión y colaboración con la justicia”. Torroja depositó a cuenta 700.000 euros. Hacienda entiende que aún no cubre el fraude.
 El juez le marcó una fianza de dos millones.
 Hasta el día del juicio puede pactar, pagar y reconocerse defraudadora y evitar el banquillo.
Hasta el día del juicio puede pactar, pagar y reconocerse defraudadora
Hacienda destapó una colección de compañías “para ocultar sus rentas, patrimonio y otros hechos imponibles que han de tributar en España”.
 Y sostiene que Ana Torroja Fungairiño (Madrid, 1959) “ha simulado ante las autoridades fiscales españolas residir en Reino Unido”. En 1991 hizo la última declaración nacional y en 2008 “retornó” tras estallar el escándalo del bufete.
El abogado del Estado dice que “se ha servido de una estructura societaria” con dos ramas en Panamá y las Antillas Holandesas, paraísos fiscales, “siendo la cabecera de tal entramado Ana Torroja, última propietaria de las mismas”.
 A la artista le aplicaron el mismo método de investigación que el fiscal Pedro Horrach recetó a Iñaki Urdangarin: el “levantamiento del velo”, un mecanismo de Hacienda para bucear en una trama de empresas e identificar al propietario real que se oculta, con sus bienes, en la última ficha de un rompecabezas “con utilización abusiva” de compañías.
El abanico de sus compañías es curioso: Cloverland Corporation BV, en las Antillas Holandesas; Thara Holding BV, en Holanda; Laurie Trading, SA, y Lenina Inversiones, en Panamá. Detrás de estas firmas, en España, Torroja tiene Sa Cadireta, SL; Carlitos Way, SL; Devon y Ragam.
En su gira Frágil, dejó de pagar 375.437 euros al fisco español
En su gira Frágil, dejó de pagar 375.437 euros al fisco español, según la acusación. Al emular los éxitos de Mecano con el tour La fuerza del destino, en 2006 y 2007, dejó de tributar 653.000 euros.
 Con su estatus de residente “no residente” en Reino Unido no pagó impuestos ni en España ni “en ningún país”, advierte Hacienda.
Javier Adrados, su portavoz de prensa, no ha querido comentar “temas particulares”.
Sí ha dicho que no tiene “ni disco ni gira” en perspectiva. El año pasado sumó un plus de notoriedad al formar parte del jurado del talent show de Antena 3 El número uno, cuya segunda edición se estrenará a finales de este mes. Desde la cadena no confirman si repetirá: “Aún estamos cerrando el jurado”.
Su vida personal también experimentó un vuelco cuando sufrió en 2008 un grave accidente de tráfico en Cádiz junto a su amiga Esther Arroyo, que obtuvo recientemente la invalidez por las secuelas físicas que arrastra. Declarada “amante incondicional” de Tarifa desde los ochenta, en enero, en uno de sus últimos actos públicos, Torroja amadrinó el stand de la feria de turismo Fitur.
 En la localidad gaditana regenta un hotel de autor, Casa Blanco, cuya propiedad y explotación deriva a Carlitos Way. El hotel Misiana, del que también era socia, se vendió en 2007 por una cantidad estimada en dos millones. “Tengo un hotelito en Tarifa, y la gente flipa al ver que les atiendo, no se me caen los anillos”, ha declarado.
Hija de dos familias acomodadas, los Torroja —reconocidos ingenieros; Franco otorgó a su abuelo el marquesado de Torroja— y los Fungairiño —su tío Eduardo fue fiscal estrella—, comenzó de relaciones públicas de una tortillería de Madrid, Don Huevón.
 Estudió dos años Económicas y un verano fue camarera en Menorca.
La mayor de nueve hermanos, veraneó de niña en Mallorca y en 2003 se casó en su mar, en una goleta de época, con el ingeniero de sonido Rafael Duque.
 En 2005 nació su hija, Jara. Buceadora consumada, ha probado su resistencia atlética en los escenarios.
La leyenda de otro artista se cruzó en su vida: Tomás Harris, experto en Goya, mecenas del Prado y supuesto agente doble británico que murió en accidente en Mallorca. Torroja, a través de su sociedad Sa Cadireta, compró una casita marinera que poseía Harris en Camp de Mar, en Andratx, propiedad controlada por otras dos sociedades de Panamá.
La acusación dice que Torroja lo controló todo, sin separación alguna de su esfera personal o empresarial, “existiendo plena confusión” entre el patrimonio propio y el que atribuye a sus empresas
. A la intérprete le intervinieron comunicaciones con su ya exabogado de Palma Gabriel Feliu, condenado y coimputado en su caso.
Ante la prensa se ha negado a comentar el proceso penal. Tampoco le pudo interrogar en dos ocasiones el juez Garcias.
 El magistrado ordenó la apertura del juicio tras meses y meses de esperar a que los defensores de Torroja terminaran de negociar con el fiscal Juan Carrau y Hacienda un pacto global de conformidad, el pago de todo lo defraudado y la multa millonaria. Su caso habría acabado rápido, pero ella recurrió para anular la causa y buscó amparo en el Constitucional.

Heredarás Vuitton

Está en juego la primera fortuna de Francia: el imperio del lujo LVMH. Bernard Arnault quiso nacionalizarse belga para evitar una disputa familiar por su herencia.

Dos de sus hijos escalan puestos para suceder al patrón, que quiere dejar el futuro bien atado.

Delphine y Antoine Arnault, bajo la mirada de su padre, Bernard, en un desfile de París. / cordon
Después de meses de polémica, el multimillonario Bernard Arnault, presidente de LVMH, anunció finalmente que renuncia a pedir la nacionalidad belga, una intención que había puesto en pie de guerra al Gobierno socialista y le había convertido en símbolo de la evasión fiscal. Acusado de falta de patriotismo, Arnault, que ya se había exiliado unos años en 1981 tras la victoria del socialista François Mitterrand, rompió finalmente el silencio en una larga entrevista al diario Le Monde. En ella explica que, lejos de querer evadir impuestos, su interés por la ciudadanía belga se debía a su voluntad de evitar una disputa familiar sobre su herencia. Y lo cierto es que, con cinco hijos de dos matrimonios diferentes y dos sobrinos, a la fortuna de Arnault no le faltan pretendientes.
En juego está la primera fortuna de Francia y décima mundial, estimada en 21.200 millones de euros por la revista francesa Challenge, así como la dirección del conglomerado de lujo LVMH. Creado en 1987 de la fusión de Moët Hennessy y de Louis Vuitton, tres años después de que Arnault se hiciera con la casa Christian Dior y los grandes almacenes de lujo Le Bon Marché, tras comprar y desmantelar el grupo textil Boussac, el conglomerado LVMH posee hoy más de 60 prestigiosas marcas, como Guerlain, Kenzo, los relojes TAG Heuer o la española Loewe, y está también presente en el grupo de comunicación Les Échos. El año pasado el grupo sumó 28.103 millones de euros en ventas y hoy posee más de 3.000 tiendas por el mundo. La familia Arnault es propietaria del 46,4% del grupo.
Aunque no tiene intención de jubilarse, Arnault creó la empresa Pilinvest para el reparto de su herencia
Aunque a los 64 años no tiene ninguna intención de jubilarse, Arnault creó en 2008 en Bélgica la empresa Pilinvest, a su vez parte de la Fundación Protectinvest, para velar por el buen reparto de su herencia en caso de desaparición repentina. La fundación debe cumplir con un triple objetivo fijado por el empresario, natural del norte de Francia: prohibir la venta de las acciones de LVMH legadas a sus cinco hijos durante 10 años, asegurarse de que votarán de forma conjunta en el seno de la multinacional y decidir cuál de los herederos llevará las riendas de la empresa.
Esta última y espinosa tarea estaría en manos de un comité de tres denominados sabios, presidida por el exministro de Finanzas y presidente del grupo de servicios informáticos Atos, Thierry Breton. La obtención de la nacionalidad belga le hubiera garantizado a Arnault la imposibilidad de que los hijos cuestionaran jurídicamente la decisión de Pilinvest.
Bernard y Delphine Arnault, con el diseñador Raf Simons. / FREDERIC (SIPA)
Los más conocidos de los cinco hijos del presidente de LVMH son los dos mayores: Delphine, de 37 años, y Antoine, de 35, ambos con puestos de responsabilidad en el grupo.
 Son fruto de su primer matrimonio con Anne Dewarvin, ahora casada con Patrice de Maistre —exgestor de la fortuna de Liliane Bettencourt, la propietaria del imperio L’Oréal—, actualmente en prisión preventiva por haber abusado presuntamente de la debilidad de la anciana multimillonaria
. En este caso también está imputado el expresidente conservador y gran amigo del mismo Arnault Nicolas Sarkozy, de cuya primera boda con Cecilia Sarkozy fue testigo el empresario.
Arnault, amante del arte y la música, se volvió a casar en 1991 con la pianista canadiense Hélène Mercier. De esta segunda relación llegaron los tres pequeños: Alexandre, de 23 años, de momento más entusiasmado con la música electrónica —actúa como dj con el nombre de Double A— que con la empresa familiar; Frédéric, de 18, y Jean, de 14
. Algunos incluyen también en la lista de posibles herederos a sus dos sobrinos: Ludovic, quien trabaja ya en el grupo en la dirección de inversiones inmobiliarias, y Stéphanie, ambos hijos de su fallecida hermana, Dominique Watine-Arnault.
Asegura que su interés por la ciudadanía belga se debía a su voluntad de evitar una disputa familiar sobre su herencia
En realidad, el multimillonario ya ha cedido la mitad de su fortuna a sus cinco descendientes directos y lo ha hecho a precio de saldo, según reveló en febrero el semanario satírico y muy fiable Le Canard Enchaîné. Lo hizo a través de Pilinvest, a la que ha trasladado el 90% de sus acciones.
 La mitad de estas acciones las ha cedido a sus cinco hijos, pero manteniendo el usufructo, es decir, los dividendos y los derechos de voto asociados. Los cuales pasarán automáticamente a sus hijos cuando él desaparezca.
El Ministerio de Economía francés reguló en 2005 la operación, cuando se encontraba a su cabeza precisamente Thierry Breton. Aplicó una primera reducción de imposición del 50% por tratarse de una donación manteniendo el usufructo.
 Además los herederos firmaron un pacto, previsto por una ley llamada Dutreil, en virtud del cual se comprometían a no vender sus títulos antes de dos años (más otros cuatro que asumieron como compromiso individual), lo cual implicaba una nueva reducción del 25%.
Así, a través de este entramado fiscal, bendecido por el Gobierno francés, el magnate del lujo logró hacer pasar una herencia en toda regla por una donación, pagando por ella una imposición del 6,5% en vez del 45% correspondiente.
Antoine Arnault con su novia Natalia Vodianova. / BENAROCH (SIPA)
Pero en la mente de todos está la sucesión empresarial, a la espera de la decisión del comité de sabios.
 De momento, los dos mayores, Delphine y Antoine, siguen cada uno un camino paralelo dentro del gigantesco imperio construido por su padre: ella se centra en Dior, la marca que supuso la primera piedra del grupo, y él, en Berluti, cuya presidencia ocupa desde diciembre de 2010.
“El tema no es tabú, pero de momento no hemos evocado la cuestión de la sucesión de mi padre, porque sigue siendo joven y está en plena forma”, aseguraba entonces Antoine a la revista Challenge. Los dos hermanos se comprometieron, a los 20 años, a entenderse en cuestiones familiares.
Aunque cultiva un perfil discreto y es conocida como trabajadora y perfeccionista, Delphine irrumpió en la esfera pública a través de una portada en la revista Paris Match. Lo hizo con motivo de su matrimonio en 2005 con el italiano Alessandro Vallarino Gancia, heredero de un gran linaje del vino, del que se divorció en 2010.
 A la ceremonia asistieron amigos de la familia como Nicolas Sarkozy, por aquella época ministro del Interior, y la entonces primera dama Bernadette Chirac, ahora en el consejo de administración de LVMH.

Competencia fraternal

Delphine Arnault jugó un papel determinante en la elección de Raf Simons como sustituto de John Galliano al frente de Dior
. Fue —como reconoce su hermano Antoine a The Wall Street Journal— la principal valedora del diseñador belga y el tiempo ha terminado confirmando su excelente olfato empresarial: las ventas de la división de alta costura han aumentado un 11% desde que la llegada de Simons, según recoge WWD. El presidente de la maison, Sidney Toledano, cuenta que tuvo que sacarla de la oficina cuando dos días antes de dar a luz continuaba respondiendo ‘e-mails’ y revisando propuestas.
 Su hermano Antoine no ha logrado que sus éxitos como presidente de Berluti ocupen más páginas que su relación con la modelo Natalia Vodianova, casada hasta 2010 con el millonario lord Justin Portman.
A pesar de la enorme atención mediática de aquel enlace, digno de las grandes monarquías —con, por supuesto, un magnífico vestido de novia diseñado por el entonces creativo de Christian Dior, John Galliano—, la mayor y única hija del hombre más rico de Francia cuida desde entonces sus apariciones públicas. El pasado agosto tuvo a su primera hija, Elisa, sin exponer al público a su pareja. Su ocio lo dedica al tenis, el pilates y a su pasión heredada del padre por el arte contemporáneo.
En 2003 se convirtió en la primera mujer en el consejo de administración del grupo. Volcada primero en la marca John Galliano y luego en Christian Dior, es desde 2008 el brazo derecho de Sidney Toledano, presidente de la firma, y podría tomar su sitio cuando este, de 61 años, decida jubilarse.
Muy implicada en todas las decisiones de la casa Dior, fue determinante en la elección del belga Raf Simons para reemplazar a Galliano tras su estrepitosa caída en desgracia por unas declaraciones antisemitas en un bar parisiense hace dos años.