Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 may 2013

Boyero siempre quiso ser Marlon Brando

Marlon Brando y Maria Schneider en un fotograma de 'El último tango en París'.

Sin poseer ni una sola gota de aristocracia en mis venas, ni estar convencido de que todo debe cambiar para que todo siga igual, ni haber pisado nunca Sicilia, ni tener demasiadas cosas que perder, me siento tan apesadumbrado como el príncipe de Salina en medio del baile, despidiéndose con su mirada de las cosas que ama al final de la conmovedora El Gatopardo.
Me ocurre cuando paseo por Madrid y la exhaustiva memoria sentimental identifica los lugares que antes fueron salas de cine o veo otras en las que presientes su inmediata agonía.
 Sabiendo que no serán restauradas ni reemplazadas y que sientes irracional alergia a relacionar los multicines de los grandes centros comerciales, los únicos que parecen tener garantizada la supervivencia, con tu ritual ancestral de lo que suponía ir al cine.
Si a eso le añado que mi cumpleaños me afirma que ya llegó el invierno (pero de verdad, no como en la serie Juego de tronos, que llevan anunciándolo desde el primer capítulo y sigue sin aparecer en su tercera temporada), la melancolía prematura crece ante la irremediable desaparición de una de las mejores cosas que me ofreció la vida, el bálsamo infalible que descubriste en la niñez para todas las heridas del alma.
Y está claro que aunque dispongas en tu casa de las películas que amas y puedas disfrutarlas con impecable imagen y sonido, sin que te amenace el ataque de nervios y la furia asesina contra los extraños que engullen ruidosamente a tu lado las odiosas palomitas, nada volverá a ser igual cuando desaparezcan los cines, cuando solo sea un recuerdo lo que Cabrera Infante definió inmejorablemente como Arcadia todas las noches.
La memoria sentimental te recuerda los lugares y las circunstancias en las que viste por primera vez películas que te removieron a perpetuidad, con las que estableciste una relación tan apasionada como enfermiza, habitadas por gente, sentimientos y actitudes con las que te identificas emocionalmente hasta lo alarmante, que aunque sepas de memoria lo que van a hacer y a decir siempre te provocan el nudo en la garganta y las lágrimas
. No son las mejores películas que has visto, el clasicismo tal vez no las admita en su intocable gremio, pero son tuyas, han golpeado tus fibras íntimas a perpetuidad.
Siempre vivo en estado de trance El buscavidas, fascinado por el calvario y la redención de aquel tipo arrogante que poseía talento, pero que tuvo que aprender al precio más trágico a tener carácter, a ganarle la definitiva partida a Gordo de Minnesota, a enfrentarse a su explotador, a sus demonios, al lacerante recuerdo del suicidio de la única persona que creyó en él (“Hemos firmado un contrato de mutua tristeza y una impenetrable oscuridad nos rodea”), a costa de que le expulsen de su suprema afirmación, de que le prohíban para siempre expresar su arte.
Aunque el título de Lo importante es amar incite a salir corriendo, todo es anticonvencional, febril, salvaje y desesperadamente lírico en esa inmersión en el infierno, en la historia de amor entre dos personas rotas y que saben que habrá víctimas.
 La conversación de la maravillosa Romy Schneider con su marido antes de que este trague el matarratas es la secuencia que más me ha perturbado en la historia del cine.
 Siento algo parecido en el monólogo de Brando ante el cadáver de su esposa en Último tango en París, en su primer encuentro con Maria Schneider, en la alcohólica y patética persecución por las calles de París de esa persona que su pone su último tren vital mientras que ruge el saxo de Gato Barbieri.
 En la piedad, el misterio y la lírica que despliega Lauzon contándome la historia de Léolo, ese niño que sueña para escapar de la locura.
 En todas ellas existe una verdad, una belleza, una pasión y una complejidad que emocionan.
Y también duelen.

La voz de Deanna Durbin se apaga

La actriz protagonista de películas como 'Mujercita' fallece a los 91 años.

La actriz Deanna Durbin. / Getty Images

La voz de la actriz canadiense Deanna Durbin (Manitoba, Canadá, 1921) se ha apagado. Peter H. David, el hijo de la protagonista de películas como Mujercita o Luz en el alma, ha anunciado mediante un comunicado el fallecimiento de su madre "hace varios días".
La carrera de Durbin comenzó gracias a un cazatalentos que reconoció el valor de esa joven niña con voz de soprano.
Tras su participación en el corto Every Sunday (Cada domingo), de 1936, junto a una prometedora Judy Garland, la actriz se estrenó en un largometraje ese mismo año con su aparición en Tres diablillos junto con Charles Winninger y Alice Brady. Sus películas tuvieron tanto éxito, sostiene la BBC, que el dinero entraba a espuertas y salvó a los estudios Universal de la bancarrota, ya que el 17% de sus ingresos provenían de las películas de Durbin. Así, en 1946 la actriz cobraba ya cerca de 323.000 dólares (245.000 euros) y se convirtió en la segunda actriz mejor pagada, solamente por detrás de Bette Davis, según The New York Times.
A lo largo de su carrera, que cuenta con unas 17 películas, la actriz obtuvo en 1939 el Premio Juvenil de la Academia de cine estadounidense y desde 1960 tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Los Ángeles.
La intérprete se retiró de la vida pública hace 64 años, cuando decidió marcharse a Francia junto a su marido.
Unos años después, en 1958 Durbin mandó una carta a los medios de comunicación en la que aseguraba que el papel que le habían asignado en Estados Unidos no tenía mucho que ver con ella y que nunca fue feliz rodando películas.

 

“Se banalizan las nociones de educación y cultura para recortarlas”

El actor promociona su nueva película, 'Tango libre', mientras estrena cargo como vicepresidente de la Academia de Cine Catalán

  • Crítica de 'Tango Libre', por JORDI COSTA 
  • Aunque tanto Belinchon como Jordi Costa son muy amables en sus críticas sobre cine en este caso paso de llevarles la contraria. Resulta que Sergi López lo conocí en 2º de BUP y fui siempre hasta que se fue del Instituto su profesora.
  • Crítica de Belinchon
  • El actor catalán Sergi López en el Instituto Francés de Madrid. / LUIS SEVILLANO

    “Me han puesto en la Academia”, suelta tan campante Sergi López (Vilanova i la Geltrú, 1965), y se ríe como niño pillado en una mentirijilla.
    Porque sí, es una mentira: nadie le ha puesto, sino que López es desde hace 15 días vicepresidente de la Academia del Cine Catalán porque iba en la lista ganadora que encabezaba la productora Isona Passola.
     El estreno del cargo le pilla justo en la promoción de su último estreno —que no último trabajo—, Tango libre, con el director Frédéric Fonteyne, con quien trabajó en Una relación privada, así que López habla tanto de la actuación como de su nueva labor representativa: “Están pasando muchas cosas. El mundo de la cultura debe de posicionarse, hay que hacerse preguntas, probar cosas... Me da miedo que dentro de 20 años nos demos cuenta que nos hemos cargado este país, que esto sea una jungla.
     Se está jugando con la educación y la cultura, que para mí son indivisibles, y se banalizan sus nociones para recortarlas. Cuesta mucho montar cosas y cargárselas está tirado en dos segundos. Hemos bajado el discurso a un nivel paupérrimo del estilo:
     ‘O recortamos en cultura o quitamos una cama de hospital’.
     Claro, si estamos así...”. El actor bulle: “Le hemos quitado valor a la palabra cultura, ahora se dice que es para las élites...”. De ahí concreta en las películas: “
    El cine es una parte de nosotros, en sus imágenes puedes reconocerte y explicarte ante el resto del mundo”. Tanta reflexión y representación va a obligar a López a ampliar su vestuario:
    “Ahora tendré que comprar un traje o a alquilarlo más a menudo”.
    Aprovechemos para preguntarnos para qué sirve un Estado
    Independentista declarado de toda la vida, López confiesa que es momento de plantearse para qué se quieren las academias y, más aún, las naciones.
     “Me cuesta hablar en nombre de otros, pero es el momento de hacer cosas, de crear preguntas
    . Por ejemplo, si sirve para algo una academia. Cataluña vive además un momento de mucho bullicio, con un camino hacia un Estado propio, en que ya veremos cómo es el resultado y el formato.
     Por eso aprovechemos para reflexiones profundas. Ya no vale eso de ‘Soy independentista’. No, ve más allá: ¿para que sirve un Estado? ¿Por qué quieres ser nacionalista? ¿Tiene sentido? Hace falta gente ahora para plantear preguntas y buscar alguna respuesta. Y a eso me apunto”.
    Vuelta al cine. En Tango libre López encarna a Fernand, un preso que comparte chica —encima madre de su hijo— con su mejor amigo... también encarcelado
    . El trío empieza a temblar cuando se convierte en cuarteto por un funcionario de prisiones. Fernand es, en el mejor de los sentidos, de una pieza: quiere a la chica y a su amigo, idolatra a su hijo. Y el resto —o lo que piensa el resto— le da igual. “De entrada puede parecer algo cliché por su lado impulsivo, y según avanza el metraje conocemos su complejidad. Bueno, como la vida, las familias, que se construyen como se pueden”. Frédéric Fonteyne le avisó que estaba escribiendo para él. “Vi crecer el guion, entendí que el tango servía como metáfora del vacío que llevamos dentro —la necesidad de cultura—, y que tenemos que llenar. Frédéric disfruta de lo lúdico, es militante de la ficción, opina que todo lo imposible es posible”.
     Sin dudas ni preguntas.
    Pues Felicidades Sergi, sigue creciendo como actor y como persona. La vida a veces se encarga de marcarnos el camino que no es precisamente el que tu has pensado.
    Ni yo, claro

Corazón de Mujer

Corazón de mujer

Language: Spanish
Corazón de mujer,
Que no sabe querer,
Que no sabe entregar
Toda el alma y el ser
A la angustía de amar,
No se puede llamar
Corazón de mujer.

Y si un día el amor
No es el vivo fulgor
Que enardece el vivir
Y hace suave el dolor
De su mismo sufrir;
Como flor sin olor
Bien merece morir.

Aunque yo lo soné
Tan fuerte y tan dichoso,
Aunque tú lo tejiste,
Nuestro amor nació herido
Por el gérmen morboso
De mi espíritu inquieto,
De tu espíritu triste

Fué pàlida su aurora,
No tuvo mediodía,
Cuando apenas sellaba
La ilusión de una hora,
Nuestro amor se moría.

No quisimos creer
Que era una calentura
Que se esfumó por siempre
Que partió nuestros lazos.
¡Y fué nuestra tortura
El estrechar su sombra
Disuelta en nuestros brazos!

Hoy te tienta el recuerdo
De esa esperanza muerta
Estaba en tu memoria
Como una flor marchita.
¡No llames a mi puerta!
Cuando el amor ha muerto,
Nadie lo resucita.

¡Pobre amor! Es ya tarde
¡Déjalo en su reposo!
En vano lo adoraba,
En balde lo quisiste.
¡Era el fruto forzoso
De mí espíritu inquieto,
De tu espíritu triste!

A veces junto las manos
Y a veces cierro los ojos
Cuando me invaden tiranos los antojos
De mis latidos humanos.
Ante su fuerza incentiva
Se dobla lànguidamente
En defensiva inconsciente
El alma, ¡flor sensitiva!

Cierro los ojos y espero,
Junto, las manos y adoro,
Sufro, lloro, rio, lloro,
¡No se vi vivo o si muero!
¡En tumultuosa amalgama
Mi vida, gozo y martirio!
Se derrama como un cirio
Disuelto en su misma llama.

Corazón de mujer,
Que no sabe querer,
Que no sabe entregar
Toda el alma y el ser
A la angustía de amar,
No se puede llamar
Corazón de mujer. 

http://youtu.be/ZtMlKKN4MrU