Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 abr 2013

Rubalcaba a Rajoy: "El dato de los 6,2 millones de parados es herencia suya"

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, lamentó  el resultado "dramático y pavoroso" de la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año, que situó la cifra de parados en España en 6,2 millones de personas.En la celebración de la Fiesta de la Rosa del PSOE de Extremadura en la localidad pacense de La Albuera, Rubalcaba advirtió al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que no puede seguir excusándose en la herencia recibida y aseguró que "este dato es suyo".
 "Es su propia herencia", añadió. Rubalcaba dijo a Rajoy que "basta ya de herencias recibidas" y sostuvo que el nuevo récord de 6,2 millones de parados es "fruto de una política económica equivocada y de una reforma laboral pavorosa".
El líder socialista apuntó también que, según las cifras de la última EPA, "con la política de la derecha se pierden dos puestos de trabajo cada minuto en nuestro país", por lo que insistió en que "es su trabajo, su herencia y su resultado".
 Ante esta situación, Rubalcaba instó a Rajoy a plantar a la canciller alemana Angela Merkel y decirle "basta ya de economía suicida".
En su opinión, si España renuncia al impulso público "condenamos a la recesión", y alertó de que "recesión es desempleo y desempleo es desigualdad".
En este sentido, advirtió también que, debido a las políticas impulsadas desde la UE, los españoles son "cada vez más euroescépticos" e incluso afirmó que esta situación se ha convertido ya en "eurotemor" y podría pasar a ser "euroindignación".
Si llega ese momento, en el que los españoles están `euroindignados', Rubalcaba sostiene que "el proyecto europeo estará herido de muerte". Por esta razón, considera que las políticas de recorte "pueden acabar con el proyecto europeo en el sur de Europa".
Por último, sobre el Consejo de Ministros celebrado este viernes, en el que el Gobierno aprobó el nuevo cuadro macroeconómico con las previsiones de los próximos años y el Plan Nacional de Reformas, el secretario general del PSOE consideró que la reunión fue "patética". Para Rubalcaba, "los españoles esperaban una respuesta a la situación del paro" y, por el contrario, lo que obtuvieron fueron tres respuestas, (de la vicepresidenta y de los ministros de Economía y de Hacienda) en las que admitían que el Ejecutivo "no sabe cómo sacar a España de la crisis".
Según el líder socialista, el responsable de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, dijo en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros que el Gobierno "se siente impotente";el titular de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, admitió que "somos incapaces", y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció que "nos rendimos".
Ante esta situación, Rubalcaba considera que Rajoy "no sabe cómo salir de la crisis ni qué hacer con España" y, por ello, le instó a "dejarse ayudar" por la oposición y por los agentes sociales.
 También defendió la labor que está haciendo su partido en la oposición, ya que considera que "no es el momento de dar caña, sino de dar esperanza" a los ciudadanos y ofrecer una "alternativa".

El hijo de la cautiva.................Por Antonio Muñoz Molina

La dramática historia de Cynthia Parker está en el origen de la película 'Centauros del desierto'

Su hijo mayor se convirtió en el último caudillo guerrero de los comanches.

En 1836, cuando tenía nueve años, Cynthia Ann Parker fue arrancada cruelmente por primera vez del mundo al que pertenecía.
 Estaba jugando una mañana en el rancho que su familia había construido y fortificado en una zona del oeste de Texas, en el límite de las grandes praderas donde ningún colono blanco se había aventurado, habitadas por indios cazadores y guerreros y por manadas oceánicas de bisontes.
 Una banda de jinetes comanches se acercó a la entrada del rancho pidiendo comida y agua.
 A los pocos minutos había empezado la primera de las dos grandes matanzas a las que Cynthia Ann Parker asistió en su vida.
 Los hombres de la familia cayeron traspasados por lanzas y flechas.
 Todavía vivos los comanches les arrancaron las cabelleras y les cortaron los genitales antes de matarlos
. A la abuela la clavaron con lanzas al suelo y la violaron repetidamente
. A un bebé que no paraba de llorar se lo quitaron a la madre de los brazos y lo degollaron
. Cynthia Ann Parker fue atada a la grupa de un caballo y arrastrada hasta que se hizo de noche
. Vio cómo una tía suya de 17 años, también cautiva, era torturada y violada en medio de una gran danza de celebración en torno a una hoguera.
 Los comanches mataban a los bebés, pero adoptaban a los niños algo mayores.
 Al poco tiempo Cynthia Ann Parker había olvidado la lengua inglesa y hablaba y vestía como una niña comanche.
A partir de entonces empezó una leyenda
. Mercaderes que trataban con los indios decían haber visto a una comanche rubia con los ojos azules que se apartaba asustada de ellos cuando le hablaban en inglés.
 Uno de los supervivientes de la familia, su tío James Parker, decidió buscarla y rescatarla y pasó más de diez años recorriendo los territorios inmensos en los que las patrullas militares se extraviaban queriendo encontrar el rastro de las bandas de comanches, los guerreros fulminantes y crueles que preferían atacar en la claridad de las noches de luna y que desde hacía casi dos siglos dominaban la facultad temible de pelear a caballo, aterrorizando por igual a las otras tribus indias y a las patrullas españolas que se atrevían a subir hacia el norte desde México
. Diez o quince años después del rapto, algún viajero blanco se encontró con la que ya no recordaba llamarse Cynthia Ann Parker, ahora esposa de un jefe y madre de tres hijos.
 Su piel era ya tan cobriza como la de las indias y tenía el pelo oscurecido con grasa de bisonte.
 Ahora se llamaba Nautdah: la que ha sido dada, o aceptada, o acogida.
Mercaderes que trataban con los indios decían haber visto a una comanche rubia con los ojos azules
En 1860 su mundo se vio trastornado por segunda vez.
 Para entonces los comanches se batían lentamente en retroceso, sus territorios invadidos por centenares de miles de colonos, las manadas de bisontes gravemente diezmadas
. El cólera y la viruela eran matarifes todavía más eficaces que los nuevos fusiles de repetición contra los que ya no podían nada los arcos y las flechas.
 Un día, antes del amanecer, los soldados atacaron un campamento comanche.
 Para entonces el hábito de arrancar las cabelleras y sacar las entrañas a los vivos igual que a los muertos se había extendido a todas las partes combatientes.
 Cynthia Ann Parker se vio en medio de una batalla en la que murió su esposo y en la que perdió de vista a sus dos hijos mayores.
 A la pequeña, Flor de la Pradera, todavía le daba el pecho
. Entre las humaredas, los gritos, los relinchos de los caballos, los ladridos de los perros, la carnicería general, uno de los soldados redujo con dificultad a una india que huía con un bebé en los brazos y descubrió que tenía los ojos azules.
En una fotografía que le tomaron poco después no parece una mujer blanca: tiene la cara oscura, como quemada, el pelo liso y mal cortado, una expresión de recelo o de pánico, y le da el pecho abiertamente a su hija.
 La historia de la cautiva rescatada al cabo de veinticuatro años se publicó en todos los periódicos.
 La llevaron a un cuartel y las mujeres de los oficiales se encargaron de ponerle ropas de blanca, y al principio se dejaron engañar por su apariencia de docilidad
. Pero en cuanto se descuidaron Cynthia Ann Parker estaba intentando huir con su hija y se arrancaba el vestido de algodón para ponerse de nuevo su ropa de comanche
. La apresaron de nuevo, pero era inútil
. Permanecía inmóvil, con su hija en brazos, con la mirada perdida.
 La niña contrajo unas fiebres y murió al cabo de algún tiempo.
 Cynthia Ann Parker no volvió nunca con los comanches ni se reintegró a la comunidad de los blancos.
Vivió como un fantasma, doblemente extranjera.
La historia de la cautiva rescatada al cabo de veinticuatro años se publicó en todos los periódicos
Su historia, convertida en leyenda, es el origen de la película más hermosa de John Ford, The Searchers (Centauros del desierto).
 Pero la realidad es mucho más complicada y más áspera que la ficción, aunque también más sorprendente. Lo he sabido leyendo un libro del historiador americano S. C. Gwynne, Empire of the Summer Moon, que cuenta lo que está más allá de esos finales rotundos que nos gustan tanto en el cine y en las novelas
. En las historias de la realidad no hay puntos finales.
 Mientras Cynthia Ann Parker se confinaba a sí misma en un silencio sin fisuras, su hijo mayor, que tenía 12 años cuando ella fue rescatada, o raptada por segunda vez, crecía hasta convertirse en el último caudillo guerrero de los comanches, Quanah Parker.
 En el final apocalíptico de una nación que había dominado a caballo durante dos siglos los territorios centrales de un continente tan ancho como un océano, Quanah Parker fue el último héroe, el más temerario y el más cruel, el que seguía resistiendo cuando la matanza metódica de treinta millones de bisontes, llevada a cabo en muy pocos años, dejó desiertas las grandes praderas, de modo que los comanches ya no tenían ni comida ni estiércol seco para encender hogueras ni pieles para hacer tiendas o prendas de ropa, ni tendones con los que tejer cuerdas de arcos.
Una historia así exige un crescendo trágico, un acorde definitivo a la altura de su despliegue épico.
 Pero resulta que, en un cierto momento, cuando comprendió que todo estaba perdido, y que continuar la guerra era condenar a su pueblo al exterminio, Quanah Parker se rindió honrosamente a sus antiguos enemigos, se instaló en una reserva y empezó una vida sedentaria y razonablemente próspera de ciudadano americano
. Sin perder su apostura imponente el guerrero primitivo derivó en activista cívico, dedicado a los negocios y a la defensa de los derechos de los suyos
. Se acostumbró a los sombreros flexibles y a los trajes a medida, pero no renunció nunca a su larga melena lisa de guerrero, ni tampoco al hábito comanche de la poligamia.
 Intentó averiguar el paradero de su madre, pero solo pudo visitar tristemente su tumba.
 A lo que nunca se rebajó fue a participar, como otros antiguos jefes, en el circo humillante de Buffalo Bill. Fue amigo del presidente Theodore Roosevelt, y su imagen atónita en movimiento se conserva en una película de 1908.
El imperio de la luna de agosto. Auge y caída de los comanches. S. C. Gwynne. Turner. Madrid, 2011.
www.antoniomuñozmolina.es

 

26 abr 2013

¿Para qué sirve un libro?


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“Mi error fue abrir un día un libro”, decía Jack London en El lobo de mar. A veces –suele coincidir con el día del libro- pienso que el mío también.
 A veces pienso que no. ¿Para qué sirve un libro?
 Esa pregunta suele provocar respuestas pedagógicas, poéticas o metafísicas. Hay también una respuesta, digamos, periodística. Un libro sirve para enterarte de cosas.
 Para enterarte, por ejemplo, de que no es que le hayas perdido la pista a alguien, es que se ha muerto. A mí me pasó leyendo un libro de John Berger, uno de mis escritores favoritos.
El libro se titula My beautiful y Jaime Priede lo tradujo al castellano para la editorial Bartleby en 2005 (Esa belleza). No es el mejor libro de Berger –autor de obras maestras como Modos de ver o Una vez en Europa-, pero a la altura de la página 32 se convirtió para mí en un libro inolvidable. Esa página empieza así: “En la fila india descubro a Katrin. Aquí tengo una foto suya. La pinché en la pared sobre mi mesa de trabajo cuando se murió”. Cuando se murió.
 Una línea más abajo decía quién: la actriz Katrin Cartlidge.
Katrin3Más Berger: “A menudo discutíamos su papel en una película o en una obra de teatro. Cada vez que interpretaba un personaje tenía la impresión de verla encarnar una de sus numerosas vidas anteriores.
 Cientos de vidas muy distintas entre sí, lo que supone entrar en contacto con otras tantas heridas. Cuando me enviaba un SMS, firmaba con el nombre de Wing. Era una especie de juego entre nosotros.
Casi dos meses después de su inesperada muerte, tuve la impresión, mientras la retrataba mentalmente, de que se alejaba (no estoy seguro de si era gradualmente o de un brinco… sospecho que esto último)”.
 Aquella “inesperada muerte” había sucedido el 7 de septiembre de 2002, tres años atrás. Neumonía. 41 años. Busqué una necrológica. Todavía la tengo dentro del libro (escribí una reseña que hablaba de levantar la vista de la lectura). No sé por qué cuento esto. Tal vez para explicar para qué sirve un libro. Katrin Cartlidge: la recordaba perfectamente en las películas de Mike Leigh, también en Rompiendo las olas o en Before the rain. La recordaba, por ejemplo, en Naked (Indefenso, 1993), en Career girls (Dos chicas de hoy, 1997) usando un libro de Jane Austen, creo, como si fuera el I Ching, es decir, para leer en él su inmediato futuro: básicamente, si ligaría aquella noche o no.
 Y la recordaba buscando  apartamento en Londres, mirando por la ventana en Canary Wharf. Al ver la torre de oficinas de César Pelli se lamentaba irónica
: “Pobres, no tenían dinero para pagarse un arquitecto”.
KatrinGiacometti4e9fb5b89cf4af30e0eba74a26a9fd45ec064542Me costó creer que había muerto. Berger dice que Cartlidge se parece a la escultura en la que Giacometti retrató a su mujer, Annette. En Esa belleza hay una foto de la actriz que le da la espalda, página con página, a una de la escultura. El papel se transparenta un poco: Berger tiene razón.
“La obra de los muertos cambia cuando mueren y al final nadie recuerda como era en vida de estos”. Es, otra vez, Berger.
 Esta vez en su libro Mirar. Eso me pasa a mí con las películas de Katrin Cartlidge. ¿Por qué? Tal vez porque me enteré de su muerte por un libro.