Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

25 abr 2013

Del Blog EROS

¿Cómo será ser mujer (y amar)? *

Por: | 21 de abril de 2013
"Un día, pasando por el sendero me rozó el pecho, y pensé: ¿le ofende este florecimiento?
Y me interné entre las secuoyas rumiando y sonrojándome de rabia de estar tan obviamente marcada por la feminidad, de ser tan vulnerable a una humillación peor que la de Venus por Adonis, puramente en razón de mi sexo, accidental, pero ostensible".
 El fragmento pertenece a En Grand Central Station me senté y lloré de Elizabeth Smart (Periférica).
Lobolopezz (10)
Vía lobolopezz.com: un site imperdible en el que cada luna llena se 'cuelga' una nueva exposición fotográfica. 
Erótica ella. Ellas, nosotras. Lectoras y poetas que dicen, decimos el sexo.
Empiezo el post de hoy (mi particular celebración del Día del Libro) con esta cita porque la novela de Smart, reeditada por Periférica en 2009, fue mi objeto de deseo durante varios años en que estuvo "agotada".
 Ansiaba hacerme con el librito desde que leí la recomendación especial que de él hacía mi admirado Vila-Matas en una columna del suplemento Babelia de El País.
Hasta el momento de leerla solo sabía que ella, Elizabeth Smart (1913-1984), había sido una de esas mujeres ocultas tras el hacer del hombre artista... una rubia en la ruina del deseo, eterna enamorada del poeta George Barker, un casado hasta las últimas consecuencias.
Smart
Elizabeth Smart, vía londongrip.co.uk.
"También él se está ahogando en la sangre de un sacrificio desproporcionado", escribe la bella Elizabeth, la ilusa y generosa Elizabeth, la canadiense. Ella se encomienda a Blake y a su amante, y en ellos y sin ellos se vuelve poeta, en el hotel neoyorkino del empapelado sucio, o sentándose en la estación central de Nueva York, y llorando.
Hace un par de meses, cuando convoqué aquí las voces masculinas, prometí traer a este espacio a algunas queridas damas. Antes de comenzar a indagar entre mis libros preferidos con olor a mujer, me asaltaron las poetas: la primera, Clarice Lispector, la narradora brasileña que nunca escribió en verso pero que solo escribe poesía.
¿Qué hay de las mujeres? ¿Qué hay de sus textos, de sus coágulos, siempre a orillas del paraíso de la ternura, abiertas, más sangre, más distancia, la fiebre del deseo y la pura melancolía? ¿Cómo es que el amor es una "planta de arena que en el fuego sirve y no se consume", según Nelly Sachs, la poeta alemana que "retirada, te espera"?.
Esas palabras -que son irrevocablemente nuestras- moldean y evocan sensaciones tan conocidas.
 Pienso en mujer y recuerdo una frase de Claudio Magris (citando a Kepler) que he transcripto mil veces y una más: "Sé que tú amas la nada, y no por su valor, que es mínimo, sino porque se puede jugar con ella de forma expresiva y leve..."
Con la nada, de forma expresiva y leve, juegan por escrito las mujeres que adoro.
 En ellas no hay nada que sea más cierto que esto de la "inminencia abismal de la poesía", que alguna vez dijo Ana Becciú.
Algunas dulcísimas, o más ásperas, pero todas ostensiblemente mujeres que sienten que "la eternidad es ese espacio mínimo donde estamos ahora, en un beso, tú y yo/ la eternidad -ah Goethe- será ese instante único que alguna vez quisimos arrebatarle al tiempo" (Olga Sánchez Guevara). O que simplemente te pellizcan con un verso, como comentaba Juanjo Millás en su columna del viernes, a propósito de Anne Sexton.
Van, para ustedes, entonces, algunos fragmentos de textos poéticos de Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector, Nelly Sachs, Sylvia Plath, Chantal Maillard (sugiero escucharla recitar con su acento), Paca Aguirre y Marosa di Giorgio. Quiero imaginar que podrían haber sido nuestras abuelas, madres, tías o hermanas mayores, que hoy mismo nos entenderíamos en la mesa de la cocina.
La confianza, el mar por dentro. “Ahí estaba el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas. Y allí estaba la mujer, de pie, el más ininteligible de los seres vivos (..) 
Sólo podría haber un encuentro de sus misterios si uno se entregara al otro: la entrega de dos mundos desconocidos hecha con la confianza con la que se entregarían dos comprensiones. / Lori miraba el mar, era lo que podía hacer. Sólo le estaba delimitado por la línea del horizonte, es decir, por su incapacidad humana de ver la curvatura de la tierra./ Debían ser las seis de la mañana (...) Ese cuerpo entrará en el ilimitado frío que sin rabia ruge en el silencio de la madrugada./ La mujer no lo sabe, pero está cumpliendo un acto de coraje.(...) Va entrando
. El agua saladísima está tan fría que la eriza y ataca sus piernas como en un ritual./ Pero una alegría fatal -la alegría es una fatalidad- ya la invadió, aunque ni se le ocurra sonreír (...) 
La mujer es ahora una, compacta y liviana y aguda -y se abre camino en la frialdad que, líquida, se opone a ella, y sin embargo la deja entrar, como en el amor en que la oposición puede ser un solicitado secreto./ El camino lento aumenta su coraje secreto -¡y de pronto se deja cubrir por la primera ola!-.
 La sal, el yodo; todos los líquidos la dejan por unos instantes ciega, toda empapada -aterrada de pie, fertilizada-.(...)
 Con el cuenco de las manos y con la altivez de aquellos que nunca darán explicación ni a ellos mismos: con el cuenco de las manos lleno de agua, la bebe a grandes tragos, buenos para la salud de un cuerpo./ Y era eso lo que le estaba faltando: el mar por dentro como el líquido espeso de un hombre./ Ahora está toda ella igual a sí misma.
 La garganta alimentada se contrae por la sal, los ojos se enrojecen por la sal que seca, las olas la golpean y vuelven, la golpean y vuelven pues ella es una defensa compacta./ Se zambulle nuevamente (...) El mar se abre más y la eriza..." De Aprendizaje o el libro de los placeres de Clarice Lispector (Chechelnyk, Ucrania, 1920 - Río de Janeiro, 1977).
Clarice
Clarice Lispector vía andigital.com.ar
Sedienta de besar el final... "Línea como/ cabello vivo/ estirada/ oscurecida como noche de muerte/ de ti a mí./ Conducida/ fuera/ me he inclinado al otro lado/ sedienta/ de besar el final de las lejanías./ La tarde/ arroja el trampolín/ de la noche sobre el rojo/ alarga tu lengua de tierra/ y yo pongo mi pie vacilante/ sobre la cuerda temblorosa/ de la muerte ya comenzada./ Pero así es el amor". De Viaje a la transparencia, de Nelly Sachs (Berlín, 1891-Estocolmo, 1970), Nobel de Literatura en 1966.
Abre mi cuerpo. "el que me ama aleja a mis dobles,/ abre/ la noche, mi cuerpo,/ ver tus sueños,/ mi sol o amor". De Los pequeños cantos, Poesía Completa, de Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972).
Pizarnik
Alejandra Pizarnik vía sinmordaza.com
Los que me aman. "No te asustes de la voracidad/ de los que te aman:/ su turno es anterior a los gusanos". De Ítaca, de Paca Aguirre (Alicante, 1930), Premio de Poesía 'Leopold Panero', 1971.
Mis pezones crecieron, querían llegar. "Era de noche cuando apareció el Animal, hecho solo con Hibiscos. Estaba absolutamente quieto y mudo. Y todo hecho con hibiscos (...) Desde lejanísimos cielos caía una llovizna finísima, celeste, que no mojaba, iluminaba. Yo miré al Animal hecho solo con Hibiscos, y no sabía cómo nombrarlo, llamarlo. Y creí que no debía hablar, pues él estaba mudo, inmóvil. Mi voz rompería una ley (...) Le levanté la cola; el ano era un hermoso hibisco hermosísimo, rojo como una rosa, crespo, con intenso perfume; lo mismo, testículos y pene (...) Me tendí a su lado, empecé a vibrar, contorsionarme; mis pezones crecieron largos como lápices, querían llegar al Animal hecho solo con hibiscos; me ardía el ombligo, el clítoris. Entonces, me levanté y arranqué algunas de las flores más íntimas del Animal hecho solo con Hibiscos, me volví a tender, puse las flores adentro de mi vulva, las empujé más adentro. Sentí, primero, desazón, amargura, las tetas se me retrajeron./ De pronto, aquello, dentro de mí, empezó a moverse, a desplazarse, a ubicarse, hacía como un barullo; se oía el trabajo, un perfume nunca oído y llegué al cielo en un minuto. De La Flor de Lis, de Marosa Di Giorgio (Salto, Uruguay, 1932-Montevideo, 2004).
Ahora estoy viva. "No es fácil expresar lo que has cambiado./ Si ahora estoy viva, entonces estaba muerta, / aunque, como a las piedras, no me preocupaba,/ seguía en mi lugar de acuerdo con la costumbre./ No me moviste un ápice, no-/ Tampoco me dejaste con los ojos abiertos/ hacia el cielo una vez más, sin esperanza, claro está,/ de asir lo azul ni las estrellas..." Un fragmento del poema Carta de Amor de Sylvia Plath (Boston, 1932-Londres, 1963).
Te quiero imposible. "Y si te quiero abierto/ como el centro imposible de un mundo transparente,/ si te quiero imposible, más allá de mis brazos/ o la aurora que extiende un sueño en las tinieblas,/ más abierto que el viento, más leve y más amante,/ será porque mañana nos quisiera infinitos,/ unidos como nieve a punto de ser agua./ Y es por eso que dejo resonar la memoria,/ todas esas palabras de hilo que se enredan/ en tu boca o la mía." De Semillas para un cuerpo, Chantal Maillard (Bruselas, 1951), Premio Nacional de Poesía 2004, España, con Matar a Platón.
Esta amorosa selección personal de poetas contemporáneas está dedicada a los que aman, en cualquiera de sus formas, incluso a aquellos que aman en la búsqueda de un libro de poesía en una librería de la calle Corrientes de Buenos Aires, en la Cuesta de Moyano de Madrid, en la más chic del Eixample barcelonés o en una mesa a orillas del Sena, en París, o del Río de la Plata, en Montevideo.

*La frase sin el paréntesis pertenece a Macedonio Fernández y la citamos, anteriormente, aquí.

Gallardón invoca el “mandato de los ciudadanos” para cambiar el aborto

El PSOE llama a la sociedad contra la “abolición” de la interrupción del embarazo.

Gallardón dice que aboogará por los derechos de los no nacidos vaya si no naces existes?.

El PSOE llama a la sociedad contra la “abolición” de la interrupción del embarazoarece que todos los del PP son tontos por mucha carrera que tengan y lleven en política activa, o a lo peor es eso. Son Tontos pero mucho...Ya me di cuenta hace años cuando descalificó una intervención en el Congreso de Cristina Almeda sencillamente la llamó "gorda"....y sin argumentos...como que debía preocuparse por su gordura y no por otros aspectos que a él no le interesaban....

FOTO: ULY MARTÍN
“Señor Gallardón, por qué, por qué hace esto, qué le han hecho las mujeres”. Así arrancó este miércoles, pasadas las nueve de la mañana, en la sesión de control al Gobierno, el primer rifirrafe sobre las intenciones del Ejecutivo respecto a la legislación del aborto. La pregunta era de la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano. Después vendría una interpelación defendida por la portavoz de Igualdad del Grupo Socialista, Carmen Montón.
 Ante las acusaciones de retroceso de 30 años, de vulneración de los derechos de las mujeres, de intromisión en el derecho a decidir sobre la maternidad, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se envolvió en el “mandato de los ciudadanos” para cambiar la ley del aborto y aludió a la interpretación que el Tribunal Constitucional hizo en 1985 sobre este asunto. En efecto, en su programa los populares se comprometieron a cambiar la ley aprobada por el Gobierno socialista en 2010, pero sin dar detalles ni precisar hasta dónde tenían previsto cambiarla.
 No hay lugar para la transacción con el paso que ha dado el ministro de contraponer el derecho de las mujeres a su libertad con el derecho del “concebido”. “Nosotros repondremos el derecho de los no nacidos”, ha avisado el titular de Justicia.
Eso significa echar abajo la actual ley de plazos, que permite abortar durante las primeras 14 semanas de embarazo, pero también eliminar los supuestos actuales, incluida la posibilidad de interrumpir el embarazo por malformaciones en el feto. Con estos apuntes se intuye que el Gobierno irá más allá de cambiar la ley de 2010, al eliminar supuestos de la norma de 1985.
Los argumentos y las objeciones de las diputadas socialistas Elena Valenciano, primero, y Carmen Montón, después, se extendieron por diferentes ámbitos: políticos, jurídicos, sanitarios y morales. “Sobre las mujeres no decide nadie; ni los obispos ni los ministros”, clamó Montón, ante lo que no anda lejos de ser “la abolición encubierta del aborto”, ante las restricciones anunciadas, proclamó la diputada socialista.
Con gráficos en mano, la portavoz de Igualdad del PSOE citó los países europeos en los que rige una ley de interrupción del embarazo similar a la española. “Con los cambios que anuncia”, dijo, “se condena a las españolas a tener que acudir a métodos cruentos o a abortar a Londres las que se lo puedan permitir económicamente”. Antes, la número dos del PSOE, Elena Valenciano, en tono muy duro, había hecho esa dicotomía y situaba a las mujeres “de la clase social de Gallardón” en el grupo que podría ir a abortar a Londres, “como antes, como siempre”, y a las más débiles económicamente, dijo, se las condenaría a poner en riesgo su vida al acudir a la clandestinidad.
El ministro de Justicia aseguró que hace los cambios en la ley por convicción, sin presiones.
“Ni lobbies ni jerarquías eclesiásticas, sino respeto a la Constitución y al mandato del pueblo, que nos pidió que cambiáramos la ley”, argumentó
. Cada posición fue acogida por la bancada del correspondiente orador con los diputados puestos en pie y en apretado aplauso.
 La derecha aplaudió a Gallardón; la izquierda, a Montón.La Derecha Misogena, la derecha que aborta en otros paises o paga a médicos muy caros si les conviene.
Todo eso y más pasaba en España hace 40 y tantos años.Las Mujeres sabemos muchas cosas y no nos van a dar clase sas rubias Peperas que ni tienen ni idea de lo que dicen o sobre el matrimonio Gay, recuerdo la lección de maestrita que nos dió La Señora de Aznar con las frutas. Peras y Manzanas, debe ser que entre fresas y naranjas no pasa, o entre piñas y Nísperos....Solo de Peras y Manzanas. Que yavoy mas chuli para un politono.....me hubiera hecho de Kiwis dorados y plátanos que raro, no nombró al Plátano.....
La discusión avanzó sin la menor posibilidad de encontrar un punto de aproximación. “¿Por qué la derecha española no está a la altura de la derecha europea y deja la ley actual que da seguridad jurídica, seguridad sanitaria, seguridad profesional, hace prevención…?”, enumeró Montón.
Porque son tontos pero Bocoup de mucho. También preguntó por qué el Gobierno no espera a que el Constitucional se pronuncie sobre la reforma de Zapatero antes de que la ley llegue a la Cámara.
¿Para qué?, se preguntó Gallardón.
 Hasta tres veces, dijo, el Tribunal se ha pronunciado sobre la necesidad de respetar los derechos del no nacido. “El concebido es un bien jurídico protegido y cuando entra en conflicto con otros derechos, como el de la mujer a su pleno desarrollo personal, libertad de creencias, etcétera, el legislador tiene que dar respuesta, pero no acabar con los derechos del concebido. Los derechos de la mujer no pueden tener prevalencia sobre los derechos del no nacido”, sentenció el ministro.Y las cejas se le plobaron más. Que se preocupe por su hijo que buena falta le hace a ese chico....
Pero esta literatura jurídica del Constitucional no se ha traducido de la manera que anuncia el titular de Justicia y que tiene intención de plasmar en la futura ley del aborto.
¿De nuevo la cárcel para las mujeres por abortar? No, aseguró el ministro. “Ninguna mujer irá a la cárcel por abortar”, dijo, sin precisar cómo se conseguirá eso. “Respete a las mujeres, ministro. Y yo, que soy madre, me siento igual de mujer antes y después de parir”, dijo Montón, que anunció que luchará “por no dejar” a su hija como herencia “una ley que no respeta el derecho de las mujeres a decidir”.
No le importa a Gallardón lo que le digan, porque, dijo, “la defensa de los más débiles justifica” toda su vida política
. Esas aseveraciones provocaron desasosiego en la bancada socialista, que interpretó que el ministro va muy en serio y que la futura ley será sumamente restrictiva.
La diputada Montón hizo un llamamiento a la sociedad para que “se oponga a este retroceso” y llamó a la sociedad a no dar “ni un paso atrás”.
 La batalla también va en serio por parte de la izquierda, esta vez abanderada por el PSOE en el Parlamento. “Gallardón, ya no toca ser el progre del Gobierno”, espetó con dura ironía la número dos socialista.
 “Usted carece de la necesaria serenidad para abordar este asunto”, replicó el ministro a Valenciano. El componente anímico inapropiado también se lo atribuyó el ministro a la portavoz de Igualdad.En este caso no debía ser gordo.

Caperucita en El Boalo

La hermana de Carmen Martín Gaite quiere convertir la casa familiar en un centro de estudios

El organismo se ocupará de los escritores de los cincuenta.

Una imagen de la que fue residencia de verano de Carmen Martín Gaite en El Boalo. / Paolo vanda

Cuando Carmen Martín Gaite abandonaba la lectura podía ver la cima nevada de La Maliciosa, pico que se divisa nítidamente desde El Boalo, el pueblo madrileño que su padre, un notario culto y ¡feminista!, eligió para retirarse de la urbe
. La casa, construida con el granito localizado en la propia finca, alberga hoy la vivienda de Ana María Martín Gaite y también la residencia de verano de la escritora, fallecida en 2000.
 Hasta aquí se ha trasladado toda la biblioteca de la autora de Caperucita en Manhattan y los muebles y objetos que permanecían en su piso madrileño de la calle del Doctor Esquerdo.
Ana María Martín Gaite, que está a dos pasos de los 90 y que desprende la chispa de los 30, pretende que este espacio se convierta en un futuro centro de estudios de los autores de los cincuenta.
Esta mañana, tras la inauguración del congreso internacional Un lugar llamado Carmen Martín Gaite en el Ayuntamiento de El Boalo, que reunirá hasta el viernes a expertos en la figura de la escritora (las sesiones se trasladarán jueves y viernes a Madrid), recibió por fin los primeros guiños de un organismo que aprecia el proyecto: la Universidad Autónoma de Madrid.
 “Yo entrego la casa, la finca, los libros, todo, siempre que haya una institución interesada”, señaló Ana María Martín Gaite, que fue traductora de la ONU junto al poeta José Ángel Valente.
“Es un proyecto que empieza de forma muy modesta, como ahora con este congreso.
 Un año dedicado a Delibes, otro a Barral o Gil de Biedma… a todos los de esa época, que fueron muy importantes. Igual que nos han dado la vara con la Generación del 27, pues ahora lo haremos con la de los cincuenta”, bromea Martín Gaite.
El respaldo municipal, según el alcalde Javier de los Nietos, consistirá en la protección de la finca de 16.500 metros cuadrados –actualmente, suelo urbanizable-, que será declarada Bien de Interés Cultural.
 Esto impedirá que la parcela sufra acometidas del ladrillo, como en el pasado, cuando una parte del terreno fue amenazado de expropiación y acabó vendido por la familia.
En la casa de El Boalo permanece la esencia de la autora de Nubosidad variable.
 Están sus libros: Fortún, Camilleri, Conrad, Nabokov, Chirbes, Weil, Feijoó, Woolf, Eyre, Joyce, Austen… en fin selección arbitraria de una mirada apresurada. La biblioteca es inmensa, incluyendo una notable colección de aquellos libros de Austral que permitieron leer a una saga de españoles huérfanos de referencias durante la posguerra.
 Además de obras, abundan detalles personales y cuadros, algunos pintados por el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, primer marido de Carmen Martín Gaite, Francisco Nieva, José Luis Borau o Juan Benet. Y muchas fotografías: de Carmiña y de su hija Marta, La Torci, fallecida en plena juventud; de Ana María; de su padre, aquel notario que les dio rienda suelta para comerse el mundo cuando el mundo era un lugar vedado a las mujeres
. También de Greta Garbo y James Dean, que la escritora siempre ubicó en su habitación porque encarnaban el equilibrio y el caos, la combinación de su propio ser.
Cuentan que Carmen llegaba a la casa de El Boalo quitándose la ropa para lanzarse a la piscina. Adoraba la natación.
“Era una tía muy legal, y simpática. La echo de menos”, subraya su hermana mayor, que ataja pronto para evitar equívocos con un guiño irónico:
“Y no como hermana, sino porque era un referente.
 Nos hemos llevado bien, tal vez porque nos hemos visto menos”.

 

Herencias ineludibles

'Las lágrimas de San Lorenzo' de Julio Llamazares es una novela hermosa y conmovedora

La obra nos devuelve a los lugares sagrados de la memoria y a la melancolía del paso del tiempo.

La Lluvia de estrellas las Perseidas ocurre en el dia de San Lorenzo....

El escritor Julio Llamazares. / Samuel Sánchez

Tal vez no sería desacertado considerar el nuevo libro de Julio Llamazares, Las lágrimas de San Lorenzo, con la misma cláusula que utilizó Antonio Machado para referirse esencialmente a Las coplas por la muerte de su padre, de Jorge Manrique: palabra en el tiempo.
Tiene este sentido ejercicio de fugit irreparable tempus, ese aire elegiaco (menos doloroso) que ya mostrara el autor leonés en La lluvia amarilla (1988). El tiempo pasa y nos arrastra en su eterna descomposición hacia la nada. Pero la palabra resiste.
Que el tiempo pase y se lleve todo consigo, nos dice este profesor universitario que asume el relato en primera persona: no hay porque simular que todo existirá para siempre.
 Por ello está ahí siempre la palabra, para sellar la existencia, el paso fugaz de los que nunca y lo que nunca volveremos a ver. Si cito La lluvia amarilla no es porque vea en la nueva novela de Llamazares ninguna reedición retórica, ni siquiera expresiva
. Como tampoco la irremediable tristeza por la desaparición definitiva de un mundo, de unas vidas.
Pero sí llamo la atención para no olvidar esa parecida atmósfera que une a ambas novelas: los lugares sagrados de nuestra memoria y esa afilada melancolía (insisto, que no tristeza) que nos recuerda a cada momento el paso del tiempo y la distancia que día a día se va acortando entre nosotros y la nada.
La novela nos cuenta el regreso a Ibiza de un profesor, de 52 años, con su hijo de 12
. El padre ve a su hijo de vez en cuando porque está separado de su madre y por la naturaleza itinerante que ha imprimido a su existencia. Pero ese encuentro con el hijo no puede ser uno más perdido en la rutina de las obligaciones paternas. Es el día especial de la memoria personal.
Y el día en que la imaginación se alía con la melancolía para curar viejas heridas, desencuentros, desamores, la recuperación de los años en el territorio de la infancia, los paseos con el padre, los secretos familiares, los viajes adultos y los misterios indescifrables de la historia encarnados en ese tío Pedro del que nunca se supo más en los años trágicos de la Guerra Civil.
 La novela transcurre en un día, un día de agosto en que se produce la puntual lluvia de estrellas de San Lorenzo
. Cada vez que alguien muere, le enseñó su madre al narrador, se enciende una estrella.
 Su padre, por su parte, le enseñó a mirar el cielo, a identificar cada estrella con su nombre.
Así, el cielo, además de cosmografía, es un territorio de la memoria, de los encuentros y de las pérdidas, que pasa de padres a hijos y a su vez de éstos a sus hijos.
No hay en La lluvia de San Lorenzo, como ocurría en La lluvia amarilla la intemperie de la soledad, el filo del silencio.
 Tampoco la acentuada configuración de la naturaleza, el edén necesario para sobrevivir a la barbarie, ni tampoco su tono de plegaria última
. En La lluvia de San Lorenzo prima el relato, la narración de los recuerdos más que el recuerdo en sí. Estos se anudan en la memoria del narrador como nexos en la estructura del libro
. El profesor habla a su hijo, escucha los primeros interrogantes capitales del niño (por qué se separaron sus padres). No estamos ahora en la clave lírica, en el relato agónicamente intimista, en el monólogo exuberante. Ahora Llamazares privilegia la resignación, la lucidez de la finitud.
No hay memoria colectiva como en otros libros anteriores suyos, solo la personal para paliar las heridas y encarar el incipiente futuro de su hijo tan lleno de interrogantes como el suyo a su misma edad
. Hablé al principio de las coplas de Jorge Manrique.
 El profesor recoge las enseñanzas de su padre y las traslada a su hijo como una herencia ineludible que hay que proteger.
“Nos pasamos la mitad de la vida perdiendo el tiempo y la otra mitad queriendo recuperarlo”. Estas son las casi últimas palabras del padre del profesor universitario poco antes de morir. Por el hecho del ejercicio de la memoria personal en este libro no podemos tan a la ligera mencionar a Marcel Proust, no por ello, pero sí por la observación que hizo en su día Gilles Deleuze de A la búsqueda del tiempo perdido.
 Decía el pensador francés que el tiempo perdido de Proust no es el tiempo del paraíso perdido y su recuperación, sino el del tiempo literalmente perdido por su narrador y el resto de personajes de la novela. Sólo por ello esta historia merece llamarse proustiana. En el fondo, esta hermosa y conmovedora novela es una elegía a las lágrimas de la humanidad.
Las lágrimas de San Lorenzo. Julio Llamazares. Alfaguara. Madrid, 2013. 200 páginas. 17,10 euros (electrónico: 9,99)