La austeridad y la contención que reinan en toda la producción de
Francisco de Zurbarán se esfuman cuando el maestro del barroco emprende
la tarea de retratar a las santas vírgenes con sus atributos. Brocados,
sedas, terciopelos, drapeados… forman parte del festín textil que el
pintor utiliza en las series de santas que creo, en su mayoría entre
1641 y 1658, por encargos llegados del nuevo mundo.
Los diseños con los
que Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598-Madrid, 1664) vistió a sus
mártires cobran vida ahora de la mano de
Elio Berhanyer
y otros 10 grandes modistos nacionales.
Un ambicioso proyecto,
producido por el Ayuntamiento de Sevilla, que no solo ha materializado
los trajes que salieron de la imaginación de Zurbarán, sino que los ha
renovado con las propuestas de Francis Montesinos, Devota & Lomba,
Ana Locking o Vittorio & Lucchino, entre otros.
Sevilla acoge 17 obras del artista barroco y los modelos creados por 19 modistos
Pero este revival del barroco ha ido más allá. Comenzará, el próximo
día 25, con el estreno de una coreografía de Eva Yerbabuena, titulada
Devoción y persuasión, en la que intervendrán 12 bailaores vistiendo esos diseños
. A
Eva Yerbabuena,
premio Nacional de Danza, le ha tocado encarnar a santa Casilda vista
por Berhanyer. A la dificultad de moverse ataviada con un voluminoso
modelo rosa, con un manto gris que limita sus poderosos brazos, le ha
sumado el que lo hará al son de la
Orquesta Barroca de Sevilla.
“No hay mejor que te limiten para que salgan cosas de ti que no
conoces”, apunta la artista, muy motivada por todo lo que le ha
trasmitido la pintura de Zurbarán.
“Mi amiga y maestra Pina Bausch decía
‘no me interesa cómo se mueve la gente, sino qué las conmueve’ y tenía
mucha razón”, añade Eva Yerbabuena. Sobre un escenario al aire libre,
una cruz instalada en el claustro renacentista del convento de Santa
Clara de Sevilla —hoy convertido en espacio cultural—, la Yerbabuena
bailará temas de la ópera
Dido y Eneas, de Henry Purcell, junto
a otras nueve bailaoras, entre ellas Úrsula López, Leonor Leal, Gemma
Morado y Tamara López, y los bailaores Eduardo Guerrero y Moisés Navarro
quienes vestirán sendos diseños de Pedro Moreno inspirados en los
ángeles turiferarios de Zurbarán, dos tablas del Bellas Artes de Cádiz
que no han podido viajar por problemas de conservación.
“Yo entiendo el mundo desde el flamenco, por eso todo lo que hago es
flamenco; pero el espectáculo tiene también préstamos de las danzas
clásica y contemporánea”, aclara la bailaora.
Este peculiar montaje, a
medio camino entre el baile y un pase de modelos, podrá verse del 25 al
28 de abril para un aforo de tan solo 400 localidades
. Después, los
trajes se mostrarán, junto a otros siete modelos más, en una exposición
que se inaugurará el 3 de mayo y podrá verse hasta el 20 de julio en el
mismo Espacio Santa Clara. Junto a nueve lienzos de Zurbarán y otros
ocho de su taller —la serie que conserva el Museo de Bellas Artes de
Sevilla— podrán verse los diseños de 19 modistos, ya que a la lista de
diseñadores se suman ocho discípulos de Berhanyer que se han encargado
de recrear los lienzos que no salieron de la mano del pintor.
La muestra
Santas de Zurbarán: Devoción y persuasión
exhibirá los lienzos del pintor barroco prestados por museos como la
National Gallery de Londres, el Prado, el Bellas Artes de Bilbao, el
Musei di Strada Nuova de Génova, los Thyssen de Madrid y Málaga y la
colección Masaveu; así como los ocho del Bellas Artes de Sevilla, junto a
los diseños de los creadores españoles entre los que también se
encuentran Roberto Torreta, Hannibal Laguna, Ágata Ruiz de la Prada y
Ángel Schlesser.
“Zurbarán se inspiró en las danzas de los autos sacramentales para
sus series de las santas y quiso plasmar en ellas la teatralidad
barroca.
Muchos religiosos, supongo que sorprendidos por el giro de su
trabajo que siempre había sido más austero en las formas, criticaron que
tratara de persuadir al público a través del lujo y la suntuosidad del
atavío de sus santas y eso los desviara de la devoción.
Sin embargo, yo
pienso que el artista pretendía crear un espectáculo sagrado lo
suficientemente atractivo como para captar la atención de los nuevos
fieles de América”, explica Benito Navarrete, comisario de la muestra.