Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 abr 2013

SOLEDAD

SO
LEDAD: NI SIQUIERA MÍA, NI SIQUIERA TUYA

" Fuera de la música, todo, incluso la soledad
y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente
ambos, pero mejorados."
                                         EMIL CIORAN

Solos,

Los que pierden su libertad sin saberlo,
los que la pierden sin quererlo,
los que luchan por no perderla.

Solos,

Los deshauciados sin casa,
Los que tratan de evitarlos,
Los que temen quedarse sin ella.

Solos,

Los millones de desempleados,
Los sin techo aplastados por ese techo robado,
Los marginados del Sistema.

Solos,

Los que avisan del derrumbe sin ser escuchados,
Los valientes que permanecen en las plazas,
los que perderán la tarjeta sanitaria.

Solos,

Los que padecerán una enseñanza de pago y empobrecida,
Los que defenderán el sentido común y serán pisoteados,
Los que contra el pensamiento único se rebelen.

Solos, en definitiva, todos los creedores en la igualdad, la justicia y la solidaridad. Los defensores de la socialdemocracia y el pensamiento libre. Los que hoy se aprestan a una lucha desigual contra el imperio del dinero, el despotismo ilustrado y contra el inhumano abandono de los más desfavorecidos. Son pocos, pero son. Y en ellos anida el germen de la revolución. Solos en su lucha hecha de utopía y de razón. Pero como decía Cioran, esa soledad crece y es mejorada cuando la música la acompaña. Adopta otra textura, se ennoblece y de paso nos mejora. Que por unos momentos, ya nadie se sienta solo.

PECADO CAPITAL : LA SOBERBIA (De La Villa de los Papiros)Prometeo

PECADO CAPITAL : LA SOBERBIA

Cuando parecía que irremediablemente la llamada marea azul pasaría como un ciclón devastando los campos de nuestra querida Andalucía y cuando ya prestas las gaviotas carroñeras se preparaban para saborear el pérfido festín con los despojos obtenidos, una resaca inesperada contuvo el mar embravecido. 
Convencidos como estaban del inevitable desastre, los futuribles mandos de la supuesta Nueva Era post-cataclísmica  y sus Voceros Mediáticos, creyeron tenerlo todo controlado. Lo primero, Arenas, mucha arena para regenerar las dañadas playas. Luego mucha austeridad y buenas dósis de autoridad y disciplina, que es lo que falta por estas tierras. Hasta habían diseñado un secreto plan para al fin poner a trabajar como Dios manda a ese indomable pueblo andaluz jacarandoso, displicente y demasiado amante de la alegría. En los tiempos que corren, tanta alegría puede llegar a ofender a ciertos paisanos de más arriba de naturaleza melancólica, risas programadas y curtidos en el trabajo duro y en el cultivo de la envidia.
Adictos al PER, a los subsidios de todo tipo y al trabajo fijo, meter en cintura a los andaluces es labor reservada sólo para gente culta y preparada. Como para pedirles sin más que se aprieten el cinturón aceptando los recortes en sanidad, educación y otras ayudas sociales. Un nuevo agujero en la correa, esos agujeros de hambre involuntaria que nuestros padres y abuelos tan bien conocen. 
No, no iba a ser fácil conseguirlo, pero se hará lo que se tenga que hacer. O sea, lo que dicten los Mercados. Y, por supuesto, sueldos justos para la miseria. Que en qué sociedad que se considere seria los obreros llevan móviles de última generación con Internet incorporado. Se habían propuesto, simple y llanamente, que las aguas volviesen a su cauce. 
Hasta que vino la bendita resaca que dejó la marea azul en marejadilla y sus sesudos planes varados en lejanas playas. En frase que gustan utilizar, el hombre propone y Dios dispone. Que una cosa es lo que uno quiere y otra muy distinta es lo que al final sucede. Sobre todo cuando se ignora o menosprecia la razón y el corazón de quienes tienen mucho que ver con el éxito o fracaso de tus planes. 
Es el triunfo del orgullo picado de un pueblo ante la soberbia de los que llegaron a creer que domesticado el oso, éste se acercaría a la escopeta y en paz y gloria apretaría contra sí el gatillo.
 Es lo que tiene la soberbia, que envilece el espíritu y nubla la razón.
Disuelta la marea azul en amargas lágrimas que como fina lluvia resbalan de los rostros sorprendidos y desencajados de los que anticiparon una victoria que nunca llegó, destacable es el contraste de algarabía contenida, de sentido común de un pueblo una vez más imbatido en su tierra y en su orgullo. 
Que nadar sabe de antaño, entre oleajes, tormentas y temporales.

5 abr 2013

La canción de autor italiana llora a Califano y Jannacci


El destino ha querido que Enzo Jannacci y Franco Califano, representantes cada uno a su modo de la canción de autor italiana, hayan desaparecido en un breve intervalo de tiempo: apenas 24 horas han separado sus respectivas muertes. Dos intérpretes y creadores que han señalado, desde diferentes y hasta contrapuestas expresiones musicales, ideológicas y artísticas, algunas de las secuencias del álbum sonoro de la Italia en estos últimos 50 años. Una cronología sentimental que se extiende desde el boom y el milagro económico a la explosión y catarsis de la Tangentopolis y el advenimiento del reino de Berlusconi. Dos cantautores, Jannacci y Califano, que han acabado representando el alma de dos ciudades a menudo antagónicas y distantes, la Milán industrial y populosa, granero lírico de las canciones de Jannacci, y la Roma exuberante y castiza de Franco Califano. Una identificación entre cantante y ciudad, que se ha reflejado en el testimonio emotivo que ha rodeado sus despedidas por parte de un auditorio que veía desaparecer un fragmento de su memoria sentimental.
Integrante de la generación pionera del rock italiano, Enzo Jannacci transitará por diversos escenarios musicales, siempre señalados por la independencia creativa y el compromiso artístico. A finales de los cincuenta, nombres como Adriano Celentano, Giorgio Gaber, Little Tony o la misma Mina, que da sus primeros pasos bajo el nombre de Baby Gate, celebran la llegada del jukebox como nuevo sancta sanctorum juvenil. Jannacci junto con Gaber forma I Due Corsari, un dúo juvenil intérprete de canciones surrealistas que décadas después revivirán, ahora como The Ja-Ga Brothers, con humor y alegría paródica. Celentano hace explotar el movimiento teen-ager en el Festival de San Remo de 1961 con la canción 24 mila baci mientras se agita de espaldas al público. El escándalo está servido. La vieja guardia melódica, Claudio Villa, Luciano Tajoli, Nilla Pizzi, cede el paso a los “nuevos hunos”. El rock and roll ha dejado de ser una expresión marginal juvenil. En Milán se está cociendo paralelamente otro tipo de canción de perfil intelectual siguiendo el modelo acuñado en la vecina Francia y la Chanson Rive Gauche. Una melodía de músculo literario, que igual sirve como divertimento satírico para el cabaret que como expresión más testimonial para escuchar en teatro. Entre los nombres que sobresalen en esta escena musical se encuentran Ornella Vanoni y Milly, representantes de la intérprete-cantante-actriz o un dramaturgo como Dario Fo, con el que Jannacci acabará formando pareja creativa.
La portada del disco 'Ci vuole orecchio', de Enzo Jannacci.
Jannacci será el cronista de un paisaje milanés en transformación, señalado por la industrialización y el éxodo del sur, explorando con su estetoscopio el corazón de una ciudad y sus habitantes desde la observación cotidiana y el retrato de personajes marginales. A diferencia de otros compañeros de generación, se escapará del cliché creativo del cantautor, alternando diferentes géneros, desde la canción de autor más clásica (Sfiorisci bel fiore) a la tradición del cabaret (Aveva un taxi nero, Ho visto un re) y siempre con el leitmotiv de la tradición lombarda, una canción “milanesa” que Jannacci expresará en el dialecto regional. A la ciudad deja entre otros, titulos como Il Duomo di Milano, una de sus canciones más bellas. Como señalaba otro cantautor milanés, Roberto Vecchioni, “Jannacci nos ha mostrado toda la belleza y la pobreza de Milán”. Su figura de profesor universitario, aunque su verdadera profesión era la de médico cirujano, recorrerá los platos televisivos como un objeto extraño en los programas de variedades. Tendrá que aguardar el reconocimiento con la canción Vengo anch’io (1968), mezcla de manifiesto-canción- protesta e himno satírico, que se convierte en un gran éxito y que en España, conocerá una cierta popularidad en la versión que realiza el televisivo Torrebruno con el título Voy contigo. En una de sus últimas entrevistas había dicho: “Me gusta interrogarme aunque me equivoque en las respuestas”. Las dudas que señalaban el compromiso de un creador que prefirió seguir su propio itinerario a los pasos que le marcaba la industria discográfica y el mundo del espectáculo.
Enzo Jannacci y Franco Califano compartirán un momento de sus carreras musicales con el aval de una cantante como Mina. Dos álbumes, Mina quasi Jannacci (1977) con temas del cantautor milanés y Amanti di valore (1973), un disco con textos originales de Califano, señalan el encuentro entre la diva y los dos cantantes. Representante de la canción romana, Califano había dado sus primeros pasos musicales como letrista. Intérpretes como Ornella Vanoni, que canta el evergreen La música è finita o Mia Martini, Minuetto, le llevan a las listas de éxitos y autor solicitado. Más tarde, iniciará una segunda carrera artística, ahora como cantante y creador, en la década de los setenta, punteada por álbumes como N bastardo venuto dar sud (1972), L’evidenza dell’autunno (1973), Secondo me, l’amore (1975), etc.
Una adolescencia transgresora, juventud “rebelde sin causa”, señalada por “amistades peligrosas” y primerizas experiencias sexuales, quedarán recogidas en sus memorias y diversas entregas literarias. Califano proyecta su imagen de cantante de night-club, de voz ronca y eterno cigarrillo en los labios. Galán de fotonovelas y playboy. Seductor y canalla, podría haber sido uno de aquellos personajes que retrataba Alberto Moravia en sus Cuentos romanos conduciendo un taxi o camarero del Trastevere. Il Califfo, como lo llaman sus seguidores, atraviesa la escena con sus canciones, un romanticismo amargo que se proyecta detrás de su máscara de vividor y amante de todos los excesos. Canciones que cuentan noches de vino y de rosas, amores inalcanzables y aventuras con travestis. Califano será la voz de esa Roma, algo descolorida de Via Veneto y la dolce vita, y de la Roma, popular y suburbial que inmortaliza en su himno cantado en dialecto romagnolo, Semo gente de borgata.
Sus últimos años estarán marcados por los problemas con la justicia, drogas, armas, que le conducirán hasta la cárcel. De su experiencia en la prisión nace el álbum Impronte digitali. Califano aparece como un juguete roto en el universo reality televisivo. Su presentación en 2012 en el Teatro Sistina de Roma, un escenario que ha visto algunos de los grandes nombres del espectáculo internacional, pone el cartel de no hay entradas. El público aplaude al personaje- Califano cuenta 73 años- que ha caminado y vivido al margen de todas las reglas. En su funeral, entre las pancartas portadas por sus fans, sobresalía una con el título de una de sus canciones: Tutto il resto è noia. Quizás el mejor epitafio para un hombre que se había marcado y propuesto todo. Todo, menos aburrirse.
Y yo insisto que no hay canción más bonita que La Orilla Negra, La Orilla Blanca.

Ahora resulta que el yogurt no caduca,,,,,

Tanta publicidad, y tanta chorrada y el yogurt no caduca. Caducaba porque les interesaba que los tiremos ya caducados. pues ahora si hacen bien o mal no caducan.....¿Que hacían antes entonces?.