Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 abr 2013

PECADO CAPITAL : LA SOBERBIA (De La Villa de los Papiros)Prometeo

PECADO CAPITAL : LA SOBERBIA

Cuando parecía que irremediablemente la llamada marea azul pasaría como un ciclón devastando los campos de nuestra querida Andalucía y cuando ya prestas las gaviotas carroñeras se preparaban para saborear el pérfido festín con los despojos obtenidos, una resaca inesperada contuvo el mar embravecido. 
Convencidos como estaban del inevitable desastre, los futuribles mandos de la supuesta Nueva Era post-cataclísmica  y sus Voceros Mediáticos, creyeron tenerlo todo controlado. Lo primero, Arenas, mucha arena para regenerar las dañadas playas. Luego mucha austeridad y buenas dósis de autoridad y disciplina, que es lo que falta por estas tierras. Hasta habían diseñado un secreto plan para al fin poner a trabajar como Dios manda a ese indomable pueblo andaluz jacarandoso, displicente y demasiado amante de la alegría. En los tiempos que corren, tanta alegría puede llegar a ofender a ciertos paisanos de más arriba de naturaleza melancólica, risas programadas y curtidos en el trabajo duro y en el cultivo de la envidia.
Adictos al PER, a los subsidios de todo tipo y al trabajo fijo, meter en cintura a los andaluces es labor reservada sólo para gente culta y preparada. Como para pedirles sin más que se aprieten el cinturón aceptando los recortes en sanidad, educación y otras ayudas sociales. Un nuevo agujero en la correa, esos agujeros de hambre involuntaria que nuestros padres y abuelos tan bien conocen. 
No, no iba a ser fácil conseguirlo, pero se hará lo que se tenga que hacer. O sea, lo que dicten los Mercados. Y, por supuesto, sueldos justos para la miseria. Que en qué sociedad que se considere seria los obreros llevan móviles de última generación con Internet incorporado. Se habían propuesto, simple y llanamente, que las aguas volviesen a su cauce. 
Hasta que vino la bendita resaca que dejó la marea azul en marejadilla y sus sesudos planes varados en lejanas playas. En frase que gustan utilizar, el hombre propone y Dios dispone. Que una cosa es lo que uno quiere y otra muy distinta es lo que al final sucede. Sobre todo cuando se ignora o menosprecia la razón y el corazón de quienes tienen mucho que ver con el éxito o fracaso de tus planes. 
Es el triunfo del orgullo picado de un pueblo ante la soberbia de los que llegaron a creer que domesticado el oso, éste se acercaría a la escopeta y en paz y gloria apretaría contra sí el gatillo.
 Es lo que tiene la soberbia, que envilece el espíritu y nubla la razón.
Disuelta la marea azul en amargas lágrimas que como fina lluvia resbalan de los rostros sorprendidos y desencajados de los que anticiparon una victoria que nunca llegó, destacable es el contraste de algarabía contenida, de sentido común de un pueblo una vez más imbatido en su tierra y en su orgullo. 
Que nadar sabe de antaño, entre oleajes, tormentas y temporales.

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