Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

1 abr 2013

Anne Sexton, a vida o muerte

Anne Sexton tumbada en un patio de piedra. / ian cook (time life pictues / getty images)

Con Anne Sexton siempre se empieza por el final.
 No es fácil librarse del ritual de muerte que la poeta interpretó el 4 de octubre de 1974, cuando se puso el abrigo de piel que había heredado de su madre, se bebió dos vodkas y con un tercero en la mano entró en el garaje de su casa, encendió el motor y la radio de su Cougar rojo y se quitó la vida. Poco importaba su enorme talento, su fama, su belleza, el éxito de su obra en el ámbito literario y académico
. Tampoco sus dos hijas. Años antes le había reprochado a su amiga Sylvia Plath (ambas habían coincidido en un taller de poesía de Robert Lowell, donde los versos fluyeron tanto como los martinis) que le hubiese robado la gran idea. “¡Ladrona!”, escribió Sexton. “¿Cómo te has metido dentro, / te has metido abajo sola / en la muerte a la que deseé tanto y tanto tiempo?”.
Sin embargo, las casi 1.000 páginas que componen sus obras completas, que mañana llegan a las librerías españolas editadas en un solo volumen por Linteo Poesía, traducidas y estudiadas durante dos años por José Luis Reina Palazón en la colección de poesía dirigida por Antonio Colinas, empiezan por donde se debe, por el principio.
Anne Gray Harvey nació el 9 de noviembre de 1928 en el seno de una familia burguesa de Massachusetts. Hija de un exitoso fabricante de lanas, era la pequeña de tres hermanas.
Siempre vivió en buenos barrios de Boston. Decidió dejar los estudios para casarse. Su primer contacto con la depresión fue en el posparto de su primera hija.
Y entre principio y fin un ciclón poético, sexual, doméstico, alcohólico, familiar, médico, químico… Sexton hija, Sexton madre, Sexton mujer.
 “La característica de su lírica es el uso del material autobiográfico y su precisa transformación en materia poética”, explica José Luis Reina Palazón. El traductor apunta cómo su poesía muestra desde muy pronto “un comportamiento contradictorio desarrollado desde la niñez”. Por un lado, es una mujer atractiva, alegre y fuerte. Por otro, una mujer convencida de que sufre “un dolor insoportable”, lo que la convierte irremediablemente en un ser marginal.
 Ahí entra la enfermedad mental y su tabla de salvación: la poesía.
Sexton fue una mujer reconocida y premiada en su tiempo, becada para escribir sus libros, profesora titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer y luego jurado del prestigioso premio…
Su poesía confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país.
Para quien no la conozca son muy recomendables los vídeos en los que aparece en su casa en 1966. Cuando Sexton recita Menstruación a los 40 años tiemblan los relamidos jardines del sueño americano.
Delgada y alta como una modelo, teatral, con sus ojos azules y su pelo negro, su voz de fumadora se pega a la piel como el sudor en verano.
 Su amiga la escritora Maxine Kumin relata que al conocerla en un taller de poesía le llamaron la atención las pulseras, los tacones y el perfume francés
. Su poesía se regodeaba en los tabúes del cuerpo femenino y ella, siempre intensa, no dejaba indiferente a nadie. “Quien acude al don de Anne Sexton no puede salvarse de su mensaje amenazador”, escribe Reina Palazón.
“Ese mensaje amenazador”, explica por teléfono el traductor, “es la duda entra la vida y la muerte que la acompañó durante toda su existencia.
 Esa dualidad se la expresó en una carta a Saul Bellow y él le respondió con una cita de Herzog: ‘Con un gran aliento, atrapado y mantenido en su pecho, combatió su tristeza por su solitaria vida. ¡No llores, idiota! Vive o muere, pero no envenenes todo…”. Cita que Sexton usaría para abrir su celebrado Vive o muere (1966), en el que ella se decide claramente por la vida.
“Pero el desequilibrio psicológico, que arrancó en el primer posparto, creando en ella una horrible mala conciencia, la siguió acompañando.
 Ni siquiera su triunfo total, que llegó después de este libro, los cuatro honoris causa que recibió, o la capacidad de convocatoria de sus recitales, fueron suficientes”.
Anne Sexton escribió que los suicidas tienen un lenguaje especial: “Como carpinteros quieren saber qué herramientas.
Nunca sin embargo por qué construir”. En Cartas para el Doctor Y, que dejó inédito hasta después de su muerte, invoca tozuda su única suerte: “Muerte, / necesito mi pequeña adicción a ti, / necesito esa vocecita que, / hasta cuando asciendo desde el mar, / toda una mujer, completa, / dice mátame, mátame”.

El Banco de España analizó y no rechazó el plan de Rato para Bankia


Miguel Ángel Fernández Ordóñez (izquierda) con Rodrigo Rato. / CLAUDIO ÁLVAREZ

La querella de UPyD que investiga la Audiencia Nacional contra los exdirectivos de Bankia más allá de que logre demostrar penalmente su responsabilidad está permitiendo reescribir el papel de cada actor en su colapso
. El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez explicó al juez qué hizo su entidad tras recibir el plan que Rodrigo Rato, presidente de Bankia entonces, le presentó el 4 de mayo de 2012 para salvar su grupo bancario: “No hay plan ni nada.
 Es decir, es un borrador donde se trata de recoger, para entenderse, si lo que está pidiendo el banco, de acuerdo con el ministerio, es correcto o no [...] De todas formas, a lo mejor el plan, no lo sé, era malo, vamos no el plan, el borrador, recogía insuficientemente lo dicho.
 Y a lo mejor en el banco si lo hubiera examinado, pues también lo hubiera rechazado. No lo sé porque no dio lugar”.
Sin embargo, dos correos electrónicos de un alto cargo del Banco de España a sendos directivos de Bankia emitidos el viernes, 4 de mayo de 2012 prueban que el supervisor sí examinó tal plan/borrador, le puso pegas y quedó en negociarlas. Los correos son enviados por José Antonio Gracia Saz, del departamento de Inspección I, al director financiero y al interventor general de Bankia.
Las “consideraciones” del Banco de España al plan de Rato, denominado Plan de desinversión, saneamiento y mejora del margen, rezaban así: “Hemos estado revisando (no en profundidad) el plan que nos han traído esta mañana Paco Verdú y Miguel Crespo.
 A nuestro juicio, y a falta de un análisis más profundo que vamos a hacer el fin de semana y el lunes os comento lo siguiente:
—Va a ser difícil vender en la Comisión Europea de la Competencia una reducción del tamaño como la que planteáis, en torno a los 36.000 millones de euros
. Necesitamos saber si podéis contemplar en el plan la venta de negocios completos como banca privada, banca de inversión, etcétera.
—Hay que explicitar más los recortes en plantilla y en red y los precios a los que se va a hacer, especialmente en el caso de plantilla...
—Necesitamos un esquema de cálculo de saneamientos: en qué segmentos de la cartera y con qué pérdida esperada.
—Teniendo en cuenta los dos aspectos anteriores necesitaríamos proyecciones de la cuenta de resultados 2012-2015 (las que podáis), en las que se puedan ver las ganancias de márgenes, eficiencia y resultados extraordinarios.
—El lunes por la mañana hablamos y vemos qué es lo que nos podéis comentar. Paco Verdú ha comentado que el plan tiene un desarrollo muy extenso que nos iba a remitir”.
Nunca hubo respuesta de Bankia. Nunca hubo lunes para hablar. El 7 de mayo dimitió Rato. Pero no solo el exgobernador del Banco de España quiere minimizar el plan.
 Los nuevos gestores de Bankia en un informe al juez lo minimizan: “El denominado Plan de desinversión, saneamiento y mejora del margen se trata de un documento de trabajo elaborado por indicación del presidente ejecutivo de BFA y Bankia.
 El documento de trabajo nunca fue discutido ni aprobado en ningún órgano de gobierno, no existiendo constancia, salvo en Presidencia y su gabinete del referido documento y de su contenido ni por parte de los órganos de dirección del banco ni fuera del banco hasta el 4 de mayo de 2012”.
El relato de Bankia al juez sobre el presunto plan seguía así:
 “Siguiendo instrucciones de Rodrigo Rato, se entregó informalmente por el consejero delegado, Verdú, al entonces director general de supervisión del Banco de España, la mañana del 4 de mayo de 2012 para conocimiento y análisis”.
 Bankia hace suyos hoy los argumentos del Banco de España y recuerda que ya dicha institución informó al juez que el plan de Rato “nunca llegó a discutirse al presentar aquel unos días después, el 7 de mayo, su dimisión”.
Y, sin embargo, el plan llegó a estamentos oficiales aquel viernes: “Con posterioridad a la entrega del plan al Banco de España, a indicación del presidente ejecutivo de Bankia, y también informalmente, el mismo día 4 de mayo, se remitió por el director general adjunto de presidencia, Luis Maldonado, copia del referido documento de trabajo al entonces director general de política económica del Ministerio de Economía, e igualmente a la subsecretaría de Economía y Competitividad”.
Por tanto, dos altos cargos del ministerio de Luis de Guindos conocieron el plan clandestino de Rato en vísperas de que se forzara su cese.
Como una importante pieza del plan también se entregó al Banco de España el esquema de las operaciones corporativas a realizar. Este segundo informe se produce “a solicitud telefónica” del secretario general del Banco de España, y se le adjunta además el plan Rato.
Lo relevante es la diferencia entre uno y otro informe:
“El referido esquema de operaciones corporativas remitido al Banco de España, se trata de un esquema consistente con el plan de saneamiento aprobado por el Banco de España el 17 de abril, que no contenía ninguna referencia a la inyección de capital del FROB de 7.000 millones, que sí se incluyó, en cambio, en el borrador del Plan de desinversión, saneamiento y mejora del margen [plan Rato], entregado en el Banco de España”.

Las ‘sexies’ sin edad

Las ‘sexies’ sin edad

Han superado la barrera de los 60 años y están encantadas en su piel, esa que muestran sobre la alfombra roja y que ensombrece a las jóvenes estrellas.





Como dice Jane Seymour: «Tengo sesenta [y dos] y soy sexy, lo sé». ¿Alguien es capaz de llevarle la contraria? Silencio absoluto
. Cuando nos estamos acostumbrando a decir swofty –acrónimo en inglés de mujer sexy de más de 50 años– llegan las sposty, como se conocen a las que han superado los 60 y levantan suspiros de deseo
. Un término del que habló por primera vez Janet Street Porter (66 años), periodista del Daily Mail, para reivindicar el poder de las de su generación. En su artículo preguntaba: «¿Por qué la moda, la música o las fiestas deben ser una prerrogativa de la juventud?
Deborah Harry, de 67, está más activa que nunca y se comporta como lo que es: una it lady amante de las tendencias y la provocación dentro y fuera de escena. Como Sonia Braga, que a sus 62 años sorprendió a los asistentes de la semana de la moda de São Paulo al cerrar el desfile de Adriana Degreas y tocar su entrepierna (con las dos manos) al final de la pasarela. O Jessica Lange, quien con 63 años sigue despertando oscuros deseos en American Horror Story.
Sexies sin edad

Eres vieja, por Eva Hache "Si somos jóvenes hasta pasados los 40, lógicamente a los 60 no se puede ser vieja" Eva Hache 30 de marzo de 2013 21:11 h.

A veces pienso que me gustará que me digan «eres vieja».
 Cuando sea vieja, claro. No como aquella vez que mi sobrino me dijo que él tenía siete años y yo le respondí que tenía treinta y seis; a lo que él contestó: «Es que tú tienes muchos años porque eres vieja».
 Y yo no lo era. Pero cuando yo sea vieja, con mis arrugas y mis manías, con más arrugas y más manías, me gustará. Aunque, ¿quién sabe?, a lo mejor cuando yo sea vieja ya no existan las viejas.
 Quiero decir, existirán por edad, pero no por aspecto. De hecho, ahora mismo hay viejas, claro que las hay, pero solo en los pueblos, en los barrios, señoras muy muy mayores que tienen unos doscientos años
. Porque las otras, las mujeres urbanas de sesenta o setenta y pico años, no son viejas
. Tampoco son jóvenes, no. Por poco, que yo recuerdo cuando los bancos obsequiaban con La Hipoteca Joven hasta los treinta y cinco.
Y recuerdo también haber leído cosas como: «En España los jóvenes viven en casa de sus padres hasta pasados los cuarenta».
O sea, que si somos jóvenes hasta pasados los cuarenta (aunque solo sea para que tu madre te haga la comida, la colada y te aplique el tinte para las canas), lógicamente a los sesenta no se puede ser vieja.
 A no ser que, en lugar de cosmopolita y sofisticada, una se haya empeñado en ser paleta y cutre.
Porque entonces, sí; entonces se puede ser vieja a los sesenta y, si te empeñas mucho, a los quince recién cumplidos.
Yo seré vieja, pero no sé a qué edad. Por lo visto, las arrugas ya deben estar prohibidas o hay un anteproyecto de ley para prohibirlas
. A golpe de bisturí, de inyecciones vitaminadas o de paladas de cemento armado con un toque de llana fina. A la vista está que no están
. Las sexagenarias tienen cara y cuerpo de sesentañeras: Diane Keaton, Helen Mirren, Sigourney Weaver, ¡la mismísima Madonna! La verdad es que, incluso sin tanto gimnasio como la mismísima, tienen más de sesenta años pero no son viejas.
 Son muy extranjeras; será por eso.
Españolas que nacieron en la década de los cincuenta: Las Grecas, Amparo Muñoz, Carmina Ordóñez… Vaya, me sale mucha muerta.
 Vamos a ver, en España, vivas y sin mucho indagar, de sesenta y tantos están Isabel Preysler o María Antonia Iglesias. ¡Mira qué dos diferencias tan diferentes! ¡Qué follón!
 A lo mejor no es la edad lo que marca ser o no vieja.
 A lo mejor lo que yo quiero es tener sesenta y tantos años como Mayra Gómez Kemp, pero con el espíritu y la alegría de cuando cantaba «Rema, rema marinero» con el trío Acuario. Y enseñar piernaza por la raja de la falda, pero con clase y mesura.
¿Sabes qué te digo? Que el tiempo es elástico.
 Los embarazos los contamos en semanas; los bebés, en meses; hasta más o menos los cuarenta, en años.
 A partir de ahí, nos soltamos la melena de la imprecisión y contamos en décadas: «Debe de andar por los cincuenta», «sesenta y tantos», «esta no cumple los setenta».
 Como personalmente soy muy partidaria de tocar las pelotas, yo diré tranquilamente: «Tengo 812 meses». Y entre que les hace gracia y practican el cálculo mental ya les da tiempo a darse cuenta de que realmente les da lo mismo saber mi edad y seré vieja cuando yo quiera.


Madonna
Madonna es un claro ejemplo de que la edad no determina la vejez, y, aun con arrugas, todo es cuestión de estilo y actitud.