Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 mar 2013

Sus psicodélicas majestades

Flaming Lips se pasa al lado oscuro con el álbum ‘The terror’

Su rock entre delirante y espacial la convierte en una de las bandas más interesantes de EE UU.

 

Flaming lips, con Wayne Coyne, su cantante, en primera línea.

Wayne Coyne (Pittsburgh, 1961) es uno de los tipos más parlanchines del rock. Ya avisa un periodista belga al salir de la habitación del hotel de Londres donde el cantante de Flaming Lips promociona el nuevo disco del grupo, The terror:
 “O haces que se calle o se va pasar toda la entrevista en la primera pregunta”. Entonces se oye una voz que sale de la suite.“Ese tío es bueno, me ha dicho ‘¡Calla, Wayne!’ 20 veces. Pasa, hombre”.
En el dormitorio no se ve a nadie. Coyne está en el baño en plena batalla con la tapa del retrete: “¿A qué parece un hotel elegante? Pues mira”. La levanta y se cierra sola; lo vuelve a hacer, idéntico resultado. “Un cliente debería de poder mear sujetándosela con las dos manos ¿no? En fin, da igual, sentémonos”.
Se deja caer en una silla con la misma expansividad con la que lo hace todo.
Es de esa rara especie de músicos que después de 30 años parece disfrutar enormemente en las entrevistas. De hecho parece disfrutar enormemente de la vida. “No es una tortura. Es charlar con gente interesante que ha venido de lejos. Genial ¿no?”, cuando va a contestarse suena un móvil. Le echa una mirada. “Es mi mujer. ¿Te importa?”
. No da tiempo a decir nada. “¡Hola, cariño! Mira, estoy con un periodista”, gira el móvil y aparece efectivamente su señora, de la que conocemos casi todo. Coyne tiene la costumbre de publicar fotos de ella desnuda en su Twitter. “Disculpa un segundo”, suelta y vuelve al baño.
Este grupo de inadaptados son héroes locales en Oklahoma
En la última actuación de Flaming Lips en España, en el festival SOS Murcia de 2012, vagaban los dos por la zona VIP como aristócratas venidos a menos
. Antes, el grupo había desplegado todo su arsenal en directo.
 Y es mucho. Llevan 15 años desarrollando un concepto. Lo que en 2001 era una especie de carnaval de baratillo lleno de imaginación y sentimiento se ha convertido en una grandiosa fantasía entre lo psicodélico y lo espacial, que incluye, además del consabido paseo en el interior de un balón gigante de plástico transparente sobre las cabezas del público, confeti como para una fiesta de cumpleaños de los hijos de Ana Mato, pantallas gigantes, proyecciones espectaculares o decenas de tipos disfrazados sobre el escenario.
 El único problema es que las canciones han perdido importancia entre ese despliegue visual. Y son las canciones las que les hicieron grandes. She doesn’t use jelly, en 1993, les dio un nombre entre la generación MTV, y un sitio en la confusión del grunge. Dos álbumes, Yoshimi y The soft bulletin, les insuflaron vida una década después. Eran discos mayúsculos de pop asombrosamente brillante. “En el momento de The soft bulletin, con Steven [Dordz, alma musical del grupo] metido en la heroína, pensábamos que no teníamos futuro. Lo hicimos porque creímos que era el final
. Era nuestra despedida. Cuando salió fue creciendo. Y ahora es importante para mucha gente. Eso no lo vamos a lograr otra vez. Y no hay por qué volverse loco intentándolo”, explicará luego.
Ahora Coyne y su señora hablan de un vídeo que al parecer él le ha enviado hace un rato a Oklahoma City, donde ha vivido toda su vida. Uno en el que aparece de crío, con melenas, no las cool de ahora, las de macarrilla juvenil con las que sale en el documental Fearless freaks, esa maravilla de 2002 en el que Steven Dordz aparecía inyectándose heroína mientras se definía como “basura blanca de los suburbios”.
Estos inadaptados son héroes locales. En 2009, uno de sus temas Do you realize?, de 2002, fue elegida canción rock oficial de Oklahoma por votación popular.
 Aunque tuvo que firmarla el Gobernador como orden ejecutiva: el Senado del estado se negó a aprobarla porque el tercer componente del grupo, Michael Ivins, apareció en la grada de invitados del hemiciclo con una camiseta roja con una hoz y un martillo amarillo en la parte delantera. “No fue la mejor de las ideas, pero nunca hemos sido de pensar mucho las cosas”.
Nuestro lema: ‘Sea o no música, está hecho con amor por auténticos ‘freaks”
The terror es un álbum de psicodelia oscura. “No es optimista, pero tampoco derrotista. Cuando un hombre se enfrenta a la muerte puede aterrorizarse o decir:
 ‘Qué te jodan, moriré, pero no me derrotaras”.
 Lo curioso es que hace unos meses editaban un tema que no está en el disco, Sun blows up today, que no solo es lo más parecido a una canción con potencial de éxito que han hecho en años sino que también era el tema central de una campaña de Hyundai que se estrenó en el intermedio de la Superbowl.
“Estoy de acuerdo, sería un éxito, pero qué más da.
 Es solo una cancioncilla divertida”. The terror corre el riesgo de pasar inadvertido en medio de la miríada de cosas que hacen. Ni siquiera se puede saber exactamente qué número hace.
 Si contamos Embryonic como su último lanzamiento oficial en Warner, sería el decimotercero desde 1986, pero desde Embryonic han publicado uno de colaboraciones o una calavera con un pendrive dentro con una canción de 24 horas.
“Y también un corazón de chocolate, anatómicamente correcto”, añade al listado. “Tenemos un lema: ‘Sea o no música, si es de Flaming Lips está hecho con amor por auténticos freaks’
. Y esa es la pura verdad”.

Más desigualdad, más miseria

Los expertos, preocupados por la consolidación de la brecha entre ricos y pobres.

La caída de rentas deja a 11 millones de españoles bajo del umbral de la pobreza.

Crisis, paro, pobreza y desigualdad.
El estratosférico ascenso del desempleo (26% según la última Encuesta de Población Activa, una tasa inédita en las bases estadísticas del INE) ha traído consigo no solo la caída (en ocasiones hundimiento) de las rentas de las clases medias y un mayor empobrecimiento de las bajas.
 También el ensanchamiento y la consolidación de la desigualdad, esa brecha de niveles salariales —pero también de expectativas vitales o ilusiones— que pone cada vez más distancia entre los más ricos y el resto de la sociedad (en especial, con los más pobres).
¿Cuáles son las consecuencias del avance de la miseria y el ensanchamiento de la zanja económica? Antonio Ariño, catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia, no habla solo de fractura económica como efecto de la desigualdad, sino de fracturas, en plural.
 De un factor con efecto multiplicador “en todos los frentes” que afecta, como punto de partida, a la renta, pero que se extiende “a la sanidad, al abrir un doble modelo de aseguramiento o entre quien puede permitirse un seguro y quien no; la educativa, la cultural, la digital o la que afecta a la cobertura de las pensiones, de nuevo la dualidad pública o privada...” Afecta a todos los ámbitos de la vida:
“Desde la inseguridad ciudadana hasta la infelicidad, la incertidumbre, el consumo de ansiolíticos...”
“La preocupación por la desigualdad es por la pobreza relativa”, dice Alfonso Novales, catedrático de Economía Cuantitativa de la Universidad Complutense de Madrid. Novales habla de esos 11 millones de españoles que ya se encuentran bajo el umbral de la pobreza (con ingresos por debajo del 60% de la renta mediana estatal, unos 7.300 euros en el caso de un adulto que viva solo), como puso de manifiesto Cáritas la semana pasada en la presentación del informe Foessa.
Novales destaca, por un lado, el lastre que suponen las elevadas diferencias de renta para la capacidad de crecimiento de un país. “Bajo las mismas condiciones, los países con mayor desigualdad crecen menos”, apunta este economista. Por otro lado, subraya cómo la desigualdad reduce la capacidad que tiene el crecimiento a la hora de reducir la miseria. Así, en Estados con similares tasas de desarrollo económico, “el menos desigual en la distribución de la riqueza es más capaz de combatir la pobreza”.
Las grandes diferencias de ingresos frenan el crecimiento
Estas conclusiones se han extraído a partir de estudios que han comparado estructuras socioeconómicas de países en desarrollo.
 Sin embargo, son plantillas que se ajustan a la situación de España, a juicio del profesor de la Complutense, por lo que las conclusiones en términos de dificultad de crecimiento y de reducción de las diferencias de niveles de renta son del todo válidas.
En estos trabajos se ha observado cómo, en función de las tasas de desigualdad, hay países (los que presentan menos brechas) que, con un crecimiento reducido, son capaces de mejorar el nivel de vida de los más desfavorecidos, mientras otros (los más desequilibrados), con mayor incremento del PIB apenas reducen la pobreza.
De la zanja abierta entre ricos y pobres no hay ninguna duda
. Lo advirtió el Consejo Económico y Social (CES) en el Informe sobre distribución de la renta en España: desigualdad, cambios estructurales y ciclos a principios de mes.
Una de las conclusiones del trabajo indica que en los años ochenta, el desarrollo económico fue acompañado por la reducción de la miseria y la desigualdad.
 Este proceso “se estancó durante la expansión económica (1995-2007)” y la desigualdad “está creciendo con intensidad en esta crisis, al mismo tiempo que los niveles de exclusión social”, concluye el CES.
 En esta idea insiste el estudio Foessa: “La desigualdad se ha enquistado en nuestra estructura social”.
 Desde 2007, la distancia entre la renta del 20% de población más pudiente y el 20% más desfavorecida ha crecido casi un 30%.
El empobrecimiento de la mayoría de la población es otra evidencia, y responde al efecto combinado del paro, la reducción de salarios y los recortes en las prestaciones sociales.
 Del avance del desempleo da cuenta que haya 380.000 hogares (el 10% del total) en los que no trabaje ningún miembro. De la caída de las remuneraciones, el hecho de que, de 2007 a 2010, la llamada “pobreza laboral” —las personas que pese a trabajar no superan el umbral de la pobreza— haya pasado del 10,8% al 12,7%, como ponía sobre la mesa el Informe sobre la desigualdad de la Fundación Alternativas.
El desequilibrio es económico, pero también sanitario y emocional
El martes, la Comisión Europea advertía, literalmente, del “agravamiento de la crisis social” en España en vista de la falta de signos de mejoría en indicadores como, por ejemplo, el empleo.
En la franja baja de la miseria, está la llamada pobreza extrema (3.650 euros de renta por persona al año). Son tres millones de ciudadanos que no solo necesitan ayudas puntuales de unos servicios sociales públicos cada vez más saturados y debilitados para pagar el agua, la luz o alimentarse, como pueden ser las personas en situación de pobreza moderada.
 Además requieren de todos los esfuerzos posibles para evitar caer en la exclusión, una categoría de degradación que implica situarse al margen de la sociedad.
Gustavo García Herrero, director del albergue municipal de Zaragoza conoce bien a estas personas. “Nuestro trabajo consiste en descubrir y potenciar las capacidades laborales, formativas, familiares de esta gente para sacarlos adelante”, explica.
 A García le cuesta ser optimista. “Me preocupa la falta de expectativas, nosotros trabajamos con la motivación de las personas; y cada dato nuevo sobre la situación económica aleja un poco la salida”.
El último comunicado del Banco de España es un ejemplo de ello.
 El martes auguró una “reducción notable” de puestos de trabajo durante todo el año 2013 e incluso durante 2014
. Malas noticias para la lucha contra la desigualdad.

 

30 mar 2013

Albert Camús

... Albert Camus es admirado en este rincón, como escritor y como ser humano. Fue alguien comprometido y con voz propia, que desde posiciones de izquierda condenó por igual al capitalismo y al comunismo real, lo que le supuso críticas feroces de unos y otros. Lo que sigue es el texto de su discurso de agradecimiento en la ceremonia de entrega del Premio Nobel que recibió en 1957. 
Fantástico, espléndido discurso. Un texto para la Historia de la Literatura y una visión insuperable de lo que significa la responsabilidad de escribir, y de hacerlo sin importar las consecuencias... Un ejemplo a seguir en todos los sentidos para el que desde este blog se declara su discípulo e intenta estar a la altura de semejante título que ha tenido la petulancia de arrogarse:


Al recibir la distinción con que vuestra libre Academia ha querido honrarme, mi gratitud es tanto más profunda cuanto que yo mido hasta qué punto esa recompensa excede mis méritos personales.

Todo hombre, y con mayor razón todo artista, desea que se reconozca lo que él es o quiere ser. Yo también lo deseo. Pero al conocer vuestra decisión me fue imposible no comparar su resonancia con lo que realmente soy. ¿Cómo un hombre, casi joven todavía, rico sólo de sus dudas, con una obra apenas en desarrollo, habituado a ‘vivir en la soledad del trabajo o en el retiro de la amistad, podría recibir, sin cierta especie de pánico, un galardón que le coloca de pronto, y solo, en plena luz? ¿Con qué estado de espíritu podía recibir ese honor a tiempo que, en tantas partes, otros escritores, algunos entre los más grandes, están reducidos al silencio y cuando, al mismo tiempo, su tierra natal conocer incesantes desdichas?

Sinceramente he sentido esa inquietud, y ese malestar. Para recobrar mi paz interior me ha sido necesario ponerme a tono con un destino harto generoso. Y como era imposible igualarme a él con el solo apoyo de mis méritos, no he hallado nada mejor, para ayudarme, que lo que me ha sostenido a lo largo de mi vida y en las circunstancias más opuestas: la idea que me he forjado de mi arte y de la misión del escritor. Permitidme, aunque sólo sea en prueba de reconocimiento y amistad, que os diga, con la sencillez que me sea posible, cuál es esa idea.

Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de toda otra cosa. Por el contrario, si él me es necesario es porque no me separa de nadie, y me permite vivir, tal como soy, al nivel de todos. A mi ver, el arte no es una diversión solitaria. Es un medio de emocionar al mayor número de hombres, ofreciéndoles una imagen privilegiada de dolores y alegrías comunes. Obliga, pues, al artista a no aislarse; le somete a la verdad, a la más humilde y más universal. Y aquellos que muchas veces han elegido su destino de artistas porque se sentían distintos, aprenden pronto que no podrán nutrir su arte ni su diferencia más que confesando su semejanza con todos.

El artista se forja en ese perpetuo ir y venir de sí mismo, a los demás, equidistante entre la belleza, sin la cual no puede vivir, y la comunidad, de la cual no puede desprenderse. Por eso, los verdaderos artistas no desdeñan nada; se obligan a comprender en vez de juzgar. Y si han de tomar un partido en este mundo, sólo puede ser de una sociedad en la que, según la gran frase de Nietzsche, no ha de reinar el juez sino el creador, sea trabajador o intelectual.

Por lo mismo el papel de escritor es inseparable de difíciles deberes. Por la definición no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Si no lo hiciera, quedaría solo, privado hasta de su arte. Todos los ejércitos de la tiranía, con sus millones de hombres, no le arrancarán de la soledad, aunque consienta en acomodarse a su paso y, sobre todo, si en ello consiente. Pero el silencio de un prisionero desconocido, abandonado a las humillaciones en el otro extremo del mundo basta para sacar al escritor de su soledad, cada vez, al menos, que logra, en medio de los privilegios de su libertad, no olvidar ese silencio, y trata de recogerlo y reemplazarlo, para hacerlo valer mediante todos los recurso del arte.

Ninguno de nosotros es lo bastante grande para semejante vocación. Pero en todas las circunstancias de su vida, obscuro o provisionalmente célebre, aherrojado por la tiranía o libre poder expresarse, el escritor puede encontrar el sentimiento de una comunidad viva, que le justificará sólo a condición de que acepte, tanto como pueda, las dos tareas que constituyen la grandeza de su oficio: el servicio de la verdad, y el servicio de la libertad. Y pues su vocación es agrupar el mayor número posible de hombres, no puede acomodarse a la servidumbre que, donde reina, hace proliferar las soledades. Cualesquiera que sean nuestras flaquezas personales, la nobleza de nuestro oficio arraigará siempre en dos imperativos difíciles de mantener: la negativa a mentir respecto de lo que se sabe y la resistencia a la opresión.

Durante más de veinte años de una historia demencial, perdido sin recurso, como todos los hombres de mi edad, en las convulsiones del tiempo, sólo me ha sostenido el sentimiento hondo de que escribir es hoy un honor, porque ese acto obliga, y obliga a algo más que a escribir. Me obligaba, especialmente, tal como yo era y con arreglo a mis fuerzas, a compartir, con todos los que vivían mi misma historia, la desventura y la esperanza. Esos hombres nacidos al comienzo de la primera guerra mundial, que tenían veinte años a tiempo de instaurarse, a la vez, el poder hitleriano y los primeros procesos revolucionarios, Y que para completar su educación se vieron enfrentados luego a la guerra de España, la segunda guerra mundial, el universo de los campos de concentración, la Europa de la tortura y de las prisiones, se ven hoy obligados a orientar sus hijos y sus obras en un mundo amenazado de destrucción nuclear. Supongo que nadie pretenderá pedirles que sean optimistas. Hasta llego a pensar que debemos ser comprensivos, sin dejar de luchar contra ellos, con el error de los que, por un exceso de desesperación han reivindicado el derecho al deshonor y se han lanzado a los nihilismos de la época. Pero sucede que la mayoría de entre nosotros, en mi país y en el mundo entero, han rechazado el nihilismo y se consagran a la conquista de una legitimidad.

Les ha sido preciso forjarse un arte de vivir para tiempos catastróficos, a fin de nacer una segunda vez y luchar luego, a cara descubierta, contra el instinto de muerte que se agita en nuestra historia.

Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en si misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que nuestros grandes inquisidores arriesgan establecer para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura, y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la alianza.
No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto sí es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado el momento, sabe morir sin odio por ella. Es esta generación la que debe ser saludada y alentada dondequiera que se halle y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra profunda aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabáis de hacerme.

Al mismo tiempo, después de expresar la nobleza del oficio de escribir, querría yo situar al escritor en su verdadero lugar, sin otros títulos que los que comparte con sus compañeros, de lucha, vulnerable pero tenaz, injusto pero apasionado de justicia, realizando su obra sin vergüenza ni orgullo, a la vista de todos; atento siempre al dolor y a la belleza; consagrado en fin, a sacar de su ser complejo las creaciones que intenta levantar, obstinadamente, entre el movimiento destructor de la historia.

¿Quién, después de eso, podrá esperar que él presente soluciones ya hechas, y bellas lecciones de moral? La verdad es misteriosa, huidiza, y siempre hay que tratar de conquistarla. La libertad es peligrosa, tan dura de vivir, como exaltante. Debemos avanzar hacia esos dos fines, penosa pero resueltamente, descontando por anticipado nuestros desfallecimientos a lo largo de tan dilatado camino. ¿Qué escritor osaría, en conciencia, proclamarse orgulloso apóstol de virtud? En cuanto a mi, necesito decir una vez más que no soy nada de eso. Jamás he podido renunciar a la luz, a la dicha de ser, a la vida libre en que he crecido. Pero aunque esa nostalgia explique muchos de mis errores y de mis faltas, indudablemente ella me ha ayudado a comprender mejor mi oficio y también a mantenerme, decididamente, al lado de todos esos hombres silenciosos, que no soportan en el mundo la vida que les toca vivir más que por el recuerdo de breves y libres momentos de felicidad, y por la esperanza de volverlos a vivir.

Reducido así a lo que realmente soy, a mis verdaderos limites, a mis dudas y también a mi fe difícil, me siento más libre para destacar, al concluir, la magnitud y generosidad de la distinción que acabáis de hacerme.
 Más libre también para deciros que quisiera recibirla como homenaje rendido a todos los que, participando el mismo combate, no han recibido privilegio alguno y si, en cambio, han conocido desgracias y persecuciones. Solo me resta daros las gracias, desde el fondo de mi corazón, y haceros públicamente, en prenda de personal gratitud, la misma y vieja promesa de fidelidad que cada verdadero artista se hace a sí mismo, silenciosamente, todos los días.

De Escrito con Sentido aunque Camus no es ningún desconocido para mi lo leí quzás muy joven como a tantos otros  soy lectora precoz y sus Novelas me hacían pensar y ponerme en el papel del Protagonista aunque fuera masculino.... 

Llámame “Kid”.......................Boris Izaguirre

Nada supera ese cariñoso mote. Urdangarin ve a su esposa, que es infanta, como una dama, pero la trata como a un chaval, uno más del equipo del que es capitán.

La infanta Cristina. / KIKO HUESCA (EFE)

Hay algo adictivo en la entrega folletinesca de los correos electrónicos de Diego Torres: igual que en los culebrones, siempre nos dejan en ascuas a la vez que van anunciando eficazmente el próximo episodio y su propio clímax.
 Esta última entrega, que como capítulo podría titularse Kid, desea prepararnos para una momentánea imputación de la duquesa de Palma. Ese será, si llega, un día de máxima audiencia.
Los e-mails informan de algunas otras cosas. En primer lugar, del recién aprendido lenguaje cosmopolita en el que se maneja la pareja ducal. El duque de Palma le pide a su esposa que repase unos papeles que piensa enviar sobre el Instituto Nóos y le pide que los lea, please, y se despide con un cariñoso y latino ciao.
 Se entiende que en Pedralbes, la parte noble de Barcelona, el bilingüismo se triplica porque además de castellano y catalán lo que se habla, y a veces piensa, es inglés.
 Nada supera ese cariñoso mote de “Kid” a la Infanta.
Kid, que significa chaval o chavala, implica cierta ternura porque tiene mucho de trato juvenil, de camaradería sanota y deportiva. Urdangarin ve a su esposa, que es infanta, como a una dama, pero la trata como a un chaval, uno más del equipo del que es el capitán
. Es la natural ignorancia de los kids: aún no han crecido, ni se rebelan, ni cuestionan. Siguen jugando, soñando con ganar, sonriendo allí donde vayan.
Marzo es el nuevo enero, lo hemos constatado en esta precoz y gélida Semana Santa.
 El caprichoso cambio climático se ha instalado entre nosotros casi como lo ha hecho el marketing de los dos papas: Benedicto, con su plumas acolchado blanco, y Francisco, con su humildad a cuestas, que no se decide a mudarse a los apartamentos papales. ¿Será algo de soberbia desdeñar tan confortable vivienda? Insistir en eso podría llegar a provocar un ERE en el Vaticano, sobraría mano de obra.
 ¿O será que el nuevo papa considera esos aposentos más peligrosos que salir de noche por las calles de la periferia de Buenos Aires? Algo se huele el Pontífice, y no es el incienso de las procesiones.
Aquí cerca, Artur Mas y Mariano Rajoy se reunían más discretamente, medio acorralados. Solo han dejado saber que hablaron más que nada de economía y corralito. Es hora de reconocerle a Madrid esa habilidad para conciliar reuniones secretas con nuevas apariciones y desapariciones marianas. Mientras unos veían a Corinna en todas partes, La Zarzuela desmentía su presencia.
Milagrosamente, esta probada capacidad madrileña para la opacidad y el disimulo no se practica en la televisión, que es una religión tan viva como cualquier otra, donde vivimos un desfile de trapos bíblicos en Antena 3 y cuerpos en distinto grado de desnudez en la piscina de Telecinco.
 Satán tentaba a Cristo en una, Mercedes Milá recordaba a Crónicas marcianas en otra. La Virgen lloraba a su hijo y Raquel Mosquera se lanzaba en un ángel reivindicando la mujer valiente con curvas.
 A ella no la llames Kid.