Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 mar 2013

La Enamorada


La enamorada

ante la lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra Alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fuiste triste estabas sola
y la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!


Alejandra Pizarnik

Más luz sobre la belleza oscura de Alejandra Pizarnik

Se publican fragmentos de sus diarios en una edición facsimilar como ella quería

Los usaba como un laboratorio para su poesía y prosa. El libro muestra su evolución creativa

"Hay abstracción permanente y pura, el modelo Kafka", dice Ana Becciú.

 

Alejandra Pizarnik hacia 1962. / Centro de Arte Moderno de Madrid
Se encienden más luces que amplían la leyenda de Alejandra Pizarnik, una de las poetas hispanohablantes más importantes de la segunda mitad del siglo XX, que aclaran su proceso creativo y aumentan la belleza de su enigmática y sobrecogedora poesía.
 Antes de empezar a balancearse en el borde del abismo, Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 1936-1972) ya escuchaba el seductor rugido del fondo silencioso.
“Apenas aparezco todo se vuelve una imagen lejana que está en un lugar al que accedo si me destruyo y me desmorono”.
Pasos literarios del 16 de abril de 1962, encaminados ya a su horizonte definitivo, reflejados en Fragmentos de un diario. París 1962-1963
. Una joya personal que por primera vez ve la luz de manera completa y que muestra la clara vocación de libro a que aspiraba convertirlo Pizarnik.
 Una edición facsimilar de cien ejemplares, reveladora sobre la vida de la poeta y de su carpintería literaria, de cómo utilizaba sus diarios como laboratorio para su poesía y su prosa, y de la estrecha relación entre vida y obra, a cargo de Ana Becciú (poeta, traductora y editora de Diarios, de Poesía completa y Prosa completa, de Pizarnik) y que publica Del Centro Editores, del Centro de Arte Moderno de Madrid.
Cuarenta años después de su suicidio, el 25 de septiembre de 1972, a la edad de 36 años, los ecos de leyenda de Pizarnik no cesan, ni tampoco su prestigio ni el interés por el estudio de su obra.
 Aquí reflejados en 86 páginas mecanoescritas y con las perforaciones del anillado.
“Ella trabaja y experimenta en esas páginas su manera de escribir”, confirma Becciú, amiga y experta en su obra. Esta edición, añade, permite apreciar la evolución de su escritura, las vías que explora a través de sus correcciones hechas a mano sobre cada entrada del diario: palabras, frases, flechas en todas direcciones y tachaduras firmes y culebreras.
Original de los diarios 'Fragmentos de un diario. París 1962-1963'.
Su diario nada tiene que ver con las actividades y situaciones que normalmente se reflejan en un diario. En los suyos, explica Becciú, “hay abstracción permanente y pura, al modelo Kafka”.
Una escritura que no acaba nunca. Alejandra Pizarnik escribe los diarios originales a mano, entre 1952 y 1972, luego los pasa a máquina donde ya los retoca, los reescribe (de ahí sale el volumen Diarios, en Lumen), pero luego esa versión reelaborada la vuelve a pasar a máquina en otra reescritura conservando la fecha original, y eso es lo que se edita ahora.
Pasajes que corresponden a su estancia en París, pero que ella reescribe ya a su vuelta en Buenos Aires a partir de 1964.
 La poeta publicó en vida algunos fragmentos de estos trabajos en revistas con el mismo título.
 Esta edición, resumen, Claudio Pérez Míguez y Raúl Manrique Girón, del Centro de Arte Moderno, “es un cuerpo orgánico, fragmentos del diario personal que ella misma procesó y organizó para su edición, transformando sus impresiones en una obra literaria”.
Ahora, un asomo a los momentos de creación y cambios:
“Me había prometido el exacto significado de las decisiones.
 Y también no perseguir frases espectrales en el silencio insomne.
 Me lo había prometido” (segunda fase del diario, primera reescritura del 22 de junio de 1962).
“Me había prometido el exacto significado de mis decisiones. Me había prometido no perseguir frases espectrales en el silencio insomne”. (tercera fase, segunda reescritura, 22 de junio de 1962, y publicada en estos Fragmentos).
Son antes de la ruptura con su lengua.
 En la mitad de su tiempo hondo y abisal. Tiempo Pizarnik. De poesía sombría, apesadumbrada, lúgubre y todas las demás palabras primas que puedan hacer una comparsa con éstas, pero en cuyas combinaciones anida la belleza del misterio y una invitación a otras miradas sobre el vivir: memoria-recuerdo-anhelo-dolor-muerte-sueño.
Los temas de sus diarios son la infancia, el origen, la familia, el idioma, la sexualidad, la muerte, la soledad, el amor…
Ella, en duelo perpetuo con el idioma, con la palabra, con el lenguaje.
 Al ser hija de padres inmigrantes judíos rusos, empezó un diario hacia la edad de 16 años, de espalda a la anécdota y a la curiosidad, en las lindes de la prosa y la poesía.
“Esta voz aferrada a consonantes
. Este cuidar de que ninguna letra quede sin enunciarse” (7 de septiembre de 1962).
Es la creación del lento universo Pizarnik. La vida concebida como lenguaje pero uno incapaz de condensar lo que pensaba y sentía
. Obsoleto. Con fecha 3 de enero de 1962 reescribió un párrafo largo original que dejó en esto:
“En mí se habla en infinitivo.
Esto es lo trágico; yo sé lo que quiero”.

El presidente no tiene quien le escriba

Jon Favreau, redactor de los discursos de Obama, deja la Casa Blanca por Hollywood.

 

Barack Obama, en el Despacho Oval, con Jon Favreau. / CASA BLANCA

Favs ha dicho adiós a POTUS. En la ciudad, en el país, de los apodos y los acrónimos, Favs es Jon Favreau y POTUS el presidente de Estados Unidos.
 Todo el mundo sabe quien es Barack Obama pero no tantos conocen a quien lee — leía— la mente del presidente, como bien le ha definido el propio mandatario
. Con solo 31 años y una brillante carrera a sus espaldas, la voz del líder del mundo libre, el hombre que desde 2005 ha sido capaz de transformar en discursos los pensamientos del presidente ha decidido dar un giro a su carrera
. “No va a se fácil sacarme de la cabeza la voz del presidente”, ha reconocido Favreau ante el anuncio de que va a abrir una consultoría política con su amigo Tommy Vietor —otro joven tocado por la gloria y que a sus 32 años renuncia a su puesto como asesor de Seguridad Nacional de Obama—.
Favreau no abandona Washington.
 Por el momento. Porque dicen quienes mejor le conocen que Favs ya planea sus días pensando en convertirse en guionista y, quién sabe, lograr el salto a Hollywood, como ya ha hecho, por ejemplo, otro antiguo escritor de discursos de Obama, Jon Lovett, que hoy es quien hace los guiones de las historias de la serie de humor sobre la Casa Blanca 1600 Penn.
De Favs han dicho People, Vanity Fair o Time que es el “más guapo”, “el más influyente” y el “más poderoso”
. De ascendencia canadiense, Favreau es originario de Massachussetts, donde estudió Ciencias Políticas y comenzó su carrera como becario en la campaña electoral para la presidencia del senador John Kerry en 2003. A “su mejor jefe y mejor maestro” —como Favs define a Obama—, le conoció minutos antes de que el entonces senador por Illinois saliera al escenario de la Convención Demócrata en 2004 para pronunciar el discurso de apertura que le catapultaría al firmamento de las estrellas políticas.
A Favreau se le encomendó la misión de ir y decirle al senador Obama que corrigiese una frase de su mitin porque se parecía demasiado a una de Kerry.
“Me miró como si le estuviese gastando una broma”, explica Favreau.
 Poco después, un jovencísimo Favreau se convertía en un miembro indispensable del equipo del que más tarde llegaría a ser el primer presidente negro de EE UU.
“Desde entonces se ha convertido en un amigo y colaborador de cada discurso importante que he dado en el Senado, la campaña o la Casa Blanca”, dijo el mandatario a través de un comunicado como motivo de la despedida de Favs, que fue efectiva el pasado 1 de marzo.
El joven no ha estado ajeno a la polémica.
 En 2008, poco después de ser nombrado jefe del equipo de escritores que pone en negro sobre blanco las ideas del presidente fue fotografiado, sin camisa, disputando un partido de beer pong — que como su nombre indica, es jugar al pin pon y beber cerveza—- en un popular local del barrio de Georgetown. “Siempre me han dicho que me tome en serio mi trabajo pero no muy en serio a mí mismo”, dio como excusa.
En 2010, fue un amigo quien llevaba la cerveza en la mano mientras él ponía la suya sobre un ficticio pecho de una ficticia Hillary Clinton, representada por un maniquí gigante de cartón. El amigo invitaba a beber a la secretaria de Estado poniendo la botella en su boca.
Calificado como el Mozart de la Escritura por David Axelrod, estratega de las campañas de Obama, Favreau ha reconocido que en algunas ocasiones creyó no estar a la altura y que el presidente no tendría un discurso que leer en el teleprompter cuando ascendiera al podio. Fue el caso de las palabras que Obama pronunció cuando recogió el Nobel de la Paz en Oslo.
 “Estábamos en el ascensor hacia la sala y seguíamos haciendo correcciones, literalmente cambiamos cosas en el prompter mientras el presidente subia al estrado”, relata.
¿El discurso más duro de escribir? El que obligó a dar la tragedia de Newtown el pasado mes de diciembre, con 20 niños muertos en un colegio por un joven armado con un rifle de asalto.
 “El presidente estaba serio como no le había visto nunca a la hora de trabajar conmigo”, apunta Favreau.
La marcha de Favreau parece el fin de una era.
Aunque Obama ya dijo en una ocasión que él era mejor escritor de discursos que sus escritores en nómina.

Jaque mate a Chipre

La Eurozona afronta el cuarto rescate financiero imponiendo un corralito, que amenaza la economía de la isla.

Ciudadanos chipriotas hacían el viernes cola ante los cajeros para retirar efectivo. / David Simon (Bloomberg)

¿Se imagina un país en el que el Partido Comunista, en el Gobierno hasta el mes pasado, se opusiera a que los más ricos pagaran parte de su fortuna para superar una crisis monumental? ¿O uno que estuviera a punto de quebrar pese a haber descubierto fabulosos yacimientos de gas que podrían equivaler a la producción nacional de cinco años? ¿Y uno en el que sus 800.000 habitantes hubieran logrado paralizar una decisión tomada por los líderes más poderosos de Europa? Pues ese lugar existe. Es un país contradictorio y extraño llamado Chipre.
“Aquí no estamos discutiendo sobre el sector financiero. Lo que está en juego es nuestra forma de vida.
 Si los inversores extranjeros se van, todo el sistema se viene abajo”.
 Quien habla es Evdokia Papadopoulou, una joven recién licenciada en Ciencias Políticas que el pasado martes se manifestaba frente al Parlamento. Estaba furiosa porque Europa hubiera forzado a Chipre a expropiar el 6,75% de las cuentas de los pequeños ahorradores como ella; pero también le enervaba la posibilidad de que los grandes oligarcas —en su mayoría rusos; muchos con negocios no del todo limpios— también tuvieran que poner el 10% de su dinero a cambio del rescate exterior.
 “¿Acaso somos el único país del mundo en el que se lava dinero?”, se preguntaba una profesora de primaria.
Como estas dos mujeres, la inmensa mayoría de los chipriotas —el 91%, según una encuesta publicada esta semana— se oponía a la quita en los ahorros pactada en la madrugada del sábado 16 de marzo por los Gobiernos de la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los diputados del pequeño país hicieron caso a sus ciudadanos y dieron un sonoro corte de mangas a Europa al rechazar las condiciones que se presentaban como indisolublemente ligadas al préstamo de 10.000 millones
. “No bail in, no bailout (si no hay quita, no hay rescate)”, llegó a decir un miembro de la delegación alemana en el Eurogrupo de la semana pasada, en el que los cuchillos volaron en todas las direcciones.
"¿Acaso somos el único país del mundo en el que se lava dinero?"
Fuentes que participaron en las negociaciones aseguran que el presidente del país, el conservador Nikos Anastasiadis, sabía que la negociación iba a ser muy dura, pero que no contaba con que le obligaran a expropiar depósitos.
 De vuelta a Nicosia, ni uno solo de los 56 parlamentarios votó a favor del acuerdo alcanzado en Bruselas, que el presidente había presentado como la única salida frente al caos.
Había que elegir entre el diktat europeo o la bancarrota y la consiguiente salida del euro, dijo. Una vez encajado el golpe de que ni siquiera los 20 diputados de su partido le hicieran caso,
 Anastasiadis dijo comprender y respetar los motivos del no.
Este rechazo frontal no se explica solo por la comprensible renuencia de los ciudadanos a que les quiten de la noche a la mañana una parte de sus ahorros.
 En la sociedad chipriota se ha instalado el convencimiento de que las condiciones impuestas por la canciller Angela Merkel —que en las celebraciones del carnaval ortodoxo ha ocupado un puesto de honor como centro de todas las dianas— no servirían para sacar al país del hoyo, sino para hundirlo más.
“La quita va a espantar a todos los inversores internacionales. El PIB chipriota, que se apoya fundamentalmente en las finanzas, se hundirá. ¿Qué pasará cuando no cumplamos los objetivos de déficit que nos marca Bruselas? ¿Nos ofrecerán un segundo rescate a cambio de quitarnos más dinero del banco? ¿Y así hasta cuándo?”, se preguntaba esta semana el abogado Simos Angelides.
Pronto se notarán los efectos de lo ocurrido esta semana.
 Un empresario exportador contaba el pasado viernes, en un encuentro organizado por The Economist al que acudió la élite económica del país, que piensa bajar inmediatamente un 30% los salarios a todos sus empleados.
“El FMI pronosticaba para este año una caída del PIB del 3,5%. Ahora, no creo que el descenso se aleje mucho del 15%”, aseguraba la analista Fiona Mullen en el mismo acto, en el que un ponente proyectó una ilustración del mapa de Chipre hundido en el Mediterráneo y rodeado de tiburones acompañado de la frase “justo cuando parecía que estaba seguro”.
 El premio Nobel de Economía y gloria nacional, Chris Pissarides, algo más optimista, dijo que confía en que el sector financiero se recupere a medio plazo.
La sociedad cree que las condiciones de la UE no sacarán al país del hoyo
Muchos recuerdan estos días la gran tragedia nacional —la invasión turca que en 1974 obligó a desplazar a una cuarta parte de la población y cimentó el muro que aún hoy divide en dos el pais—. “La diferencia es que entonces el enemigo estaba claro y ahora no”, dice en la cafetería de la televisión pública el presentador Panicos Hadjipanayis.
El temor extendido en la pequeña isla del Mediterráneo es que haya empezado un proceso imparable de deterioro de sus condiciones de vida. Tienen, además, cerca el ejemplo de sus vecinos griegos, con los que comparten idioma. Los dos rescates europeos que ha tenido Grecia, recuerdan los chipriotas, no han hecho más que ahondar la recesión, que ya va por el quinto año, y disparar el paro hasta el 27%.
 “Todos tenemos amigos allí. Y vemos cómo ahora miran hasta el último céntimo”, comenta una joven profesora.
Grecia, además de como espejo en el que nadie quiere mirarse, sirve también como motivo de exculpación. Porque fue la quita de la deuda helena la que terminó de hundir un país que ya arrastraba grandes desequilibrios. El hipertrofiado sector financiero chipriota —que llegó a suponer el 800% del PIB— acumulaba hace dos años 4.700 millones de euros en títulos de deuda helena.
Nadie se hace ahora responsable de la iniciativa sobre los depósitos
Visto en perspectiva, es paradójico recordar que los dos grandes momentos negros para Chipre en esta crisis nacen de la voluntad alemana por imponer algo, que a primera vista, sonaba razonable, pero que a la postre ha terminado por tener efectos catastróficos.
 La primera fue la epifanía que tuvo Merkel con el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, en Deauville: a partir de entonces, no serían solo los contribuyentes los que tendrían que cargar con los rescates. Los inversores deberían echar una mano.
El segundo responde a una filosofía muy parecida, pero en este caso afecta ya no a los inversores, sino a los ahorradores, tal y como decidió el Eurogrupo hace una semana. Es cierto que a los pocos días dio marcha y recomendó respetar la norma que asegura total tranquilidad a los europeos con menos de 100.000 euros en el banco.
 Pero el daño ya estaba hecho.
 Hará falta que pase mucho tiempo para que griegos, portugueses, italianos y españoles olviden las imágenes de las largas colas frente a los cajeros.
Es en este punto en el que se acumulan las críticas a la gestión del rescate chipriota, que ya es el cuarto en la Eurozona (el quinto si se cuenta el de la banca española).
 “La quita a los pequeños ahorradores fue un error mayúsculo. La culpa es de todos los participantes en el Eurogrupo: chipriotas, el resto de socios del euro, Comisión Europea, BCE y FMI.
 Todos dieron su visto bueno, da igual a iniciativa de quién”, dice Zsolt Darvas, de Bruegel, en referencia a la estrategia del “yo no he sido” que esta semana han seguido varios de los que participaron en el desaguisado. “Es la decisión más catastrófica desde el inicio de la crisis. Rompe el contrato social entre ciudadanos, instituciones y bancos”, añade Cinzia Alzadi, de CEPS.
Pero los problemas de Chipre no vienen solo de Atenas o del resto de Europa.
 El modelo económico que le permitió crecer a buen ritmo durante la pasada década —turismo, transporte marítimo y ladrillo, pero sobre todo una banca desproporcionada que ofrecía intereses muy altos, impuestos muy bajos y muy pocos remilgos a la hora de aceptar dinero de procedencia ilícita— ya había gripado antes de que empezaran los problemas en Grecia.
Se añadían a los desequilibrios de una balanza de pagos comercial deficitaria, una competitividad decreciente, un fuerte aumento de la deuda privada y una sobreexposición de los bancos al sector inmobiliario y la deuda griega
. El accidente de Vassilikos —la mayor central eléctrica del país, que acabó con la vida de 13 personas y costó al país el 10% del PIB— y la quita griega fueron la puntilla.
Pissarides asemeja el modelo bancario chipriota al de Luxemburgo
El ministro de Finanzas alemán es de los que insisten en la idea de que los chipriotas se han buscado sus problemas. “Su modelo ha fracasado. El país es incapaz de financiarse y sus bancos son insolventes”, respondió Wolfgang Schäuble esta semana cuando le preguntaron si Alemania va a dejar caer por solo 5.800 millones a la economía más pequeña del euro.
Alemania, a diferencia del BCE y de la Comisión, considera que no hay riesgo de que los problemas de Chipre se contagien al resto de la unión monetaria.
 Una de las condiciones del Eurogrupo para el rescate es que Nicosia reduzca su sector bancario hasta acercarlo a la media europea.
 El Nobel Pissarides, en cambio, defiende que no hay nada intrínsecamente malo en el modelo de crecimiento chipriota. “Luxemburgo depende más que nosotros del sector financiero y no he oído a nadie decir que sea un problema. Cuando pregunto a inspectores de la troika por qué el modelo de crecimiento chipriota es insostenible no saben qué responder”, asegura el también profesor de la London School of Economics.
Chipre se enfrenta a un futuro endemoniado.
Pase lo que pase con el rescate, la confianza en su banca ha recibido un golpe mortal. El BCE amenaza con cortar la liquidez a sus entidades si no llega ya a un acuerdo con la troika. La solución rusa parece descartada y no se vislumbra otra salida que restringir la movilidad de capitales —en otras palabras, alargar el corralito— y aplicar una quita a los grandes ahorradores.
 Es decir, matar a la gallina que tantos huevos de oro daba hace poco.
Tan solo cinco años después de unirse al club del euro, el sueño de la prosperidad y modernidad que vendría de la mano de Europa parece roto. Dos de cada tres ciudadanos quiere volver a la libra chipriota.
Y casi todos se arrepienten de haberla abandonado un día.