Profesor universitario de Política Educativa Internacional, Reijo
Laukkanen, defiende a ultranza la confianza en los profesores y “no
concibe” pruebas para seleccionarlos.
En Finlandia, el país que logra
mejores resultados educativos en las evaluaciones internacionales, se
les elige mediante entrevistas. Laukkanen, que está en España para
impartir una conferencia en la Universidad Europea de Madrid, ha sido
miembro del Consejo Nacional de Educación finlandés y de la delegación
permanente de este país en la OCDE.
Pregunta. En su país no se evalúa a los docentes, ¿por qué?
Respuesta. No es necesario. Los evalúan los propios
padres de los alumnos. Si hay algún problema con el nivel educativo o
los conocimientos de los alumnos son éstos los que intervienen, algo que
no suele pasar.
P. Pero no todos los padres tienen el nivel de conocimientos o la preparación como para asumir esa responsabilidad.
R. En efecto, pero sí tienen la capacidad de
analizar cómo progresan sus hijos. Además, confían en los profesores, en
que saben enseñar bien a los niños y en que intervendrán si hay algún
problema.
P. La confianza que la sociedad tiene en el profesorado finlandés parece una de las claves. ¿Cómo se ha conseguido?
R. Hay una gran demanda entre los estudiantes para
ser profesor, para formar parte del profesorado, los alumnos con las
mejores calificaciones quieren ser docentes.
Además, la formación es
excelente, realizan estudios durante cinco años y desde hace muchos
todos tienen que tener un máster.
P. ¿Es la formación del profesorado entonces la clave del reconocimiento social histórico que hay en su país?
R. Es una de de ellas, sí. Se hizo una encuesta
recientemente entre el profesorado y como razones principales de su
satisfacción los docentes señalaron el sentimiento de hacer un trabajo
que tiene un sentido social, una finalidad importante y la libertad con
la que pueden ejercer su trabajo.
P. ¿Cómo seleccionan ustedes al profesorado de los centros públicos?
R. En Finlandia, se tiene en gran consideración al
hecho de tener titulaciones universitarias y másteres. Por eso, no
consideramos que haga falta hacer exámenes a los candidatos a una plaza
de profesor. Cuando una escuela de un municipio necesita profesores se
pone un anuncio en el periódico, se presentan candidatos de todo el país
a los que se selecciona a través de entrevistas.
P. ¿Qué pasaría si hicieran pruebas como las que se hacen en España para medir la capacidad de los candidatos?
R. Sería impensable. Se confía ya en su capacidad.
Lo que pasaría es que los profesores perderían la confianza de el
Gobierno y la sociedad en los profesores. Eso sería nefasto para el
país, pero es impensable.
P. ¿Cree que este tipo de pruebas en sí ponen en cuestión a los profesionales?
R. Sí, de alguna manera puede pasar. Pero, repito, que allí serían impensables. El daño social de su imagen sería enorme.
P. Con un sistema tan libre, en el que no evalúan al
profesorado ni a las escuelas… sus resultados en Pisa dicen que sus
alumnos son los mejores.
R. Porque lo que mide Pisa es si los alumnos saben,
pero, sobre todo, si saben trasladar sus conocimientos a la realidad.
Nuestra educación está enfocada en ese sentido, como la de muchos países
avanzados.
La educación que, por un lado, enseña conocimientos y, por
otro, no los relaciona con la realidad, está obsoleta. Es además un
aspecto clave en la civilización del conocimiento en la que vivimos.