3 feb 2013
La burla nacional...................Juan Cruz
Este país ya tiene asentada en la comisura de los labios la mueca del
desengaño
. Pasa con las personas y pasa con los materiales, se oxidan, cómo no va a pasar con los países.
Un país oxidado que requiere el reciclaje de su ánimo
. El ánimo nacional está maltrecho; demasiadas evidencias de que lo que ocurre no es solo una crisis que se descorrerá cuando cambie el ciclo
. Le dan muchas vueltas, en el Parlamento, en la prensa, en la calle, a lo que sucede.
En el Parlamento, el presidente dice que esto que pasa (la corrupción, por ejemplo) ya le pasó a los que ahora se lo recriminan.
En la prensa, burleteros antiguos exhiben en público los materiales de los que se ufanan y ocultan cómo han usado la mentira y la calumnia desdeñosa para hacer un país peor, más desconfiado, menos seguro, donde la dignidad de las personas no importaba si el desdén podía usar el peso de las cinco columnas.
Y en la calle lo que se oye ya es el lugar común que más ennegrece: todos son iguales.
En esa maldita igualación se ha trabajado con ahínco, y han trabajado también los perjudicados.
Ahora hace falta fregar el piso, limpiar las paredes, abrir las puertas y las ventanas, quitarle el hollín a las cuentas, decir “lo siento” donde debe decirse y empezar de nuevo; si es preciso, empezar como si nunca antes hubiéramos tenido un país tan triste.
Muñoz Molina dice en su último libro, que aún no ha aparecido, que hubo un tiempo en que todo parecía sólido; había convicciones, gente que las llevara adelante, confianza.
Y de pronto todo eso resultó ser nada, y ahora se desmigajan las pocas piedras que teníamos.
Al contrario de lo que expresó en las Cortes, es deseable que el presidente del Gobierno ofrezca una hoja de ruta, un síntoma de que tiene una perspectiva, la seguridad de que ha visto cajones que otros no han visto y que se dispone a limpiarlos para que ya no queden ni sombras ni dudas, para que no quede ninguna sombra de duda.
No es un tiempo de reproches mutuos; la oposición lo hizo peor que nosotros, qué dice ahora; eso ya se nos ocurrió, qué hacen ahora, quieren aparecer en la foto, pues que vayan esperando sentados.
Este país se ha contagiado de esos burleteros capaces de jugar con el prestigio de otros, incluso con sus sentimientos, con tal de quedar por encima exhibiendo su vanidoso desdén.
Un país así, que padece esos contagios, es un país obligado a pararse como el sol que invocaba Espronceda.
Y a partir de ese instante en que todos recuperemos la respiración para seguir andando es probable que se perciba en la calle, como cuenta Juan Antonio Masoliver Ródenas que decía Joyce, que ya es hora de cambiar de conversación porque el país está siendo otro. Mientras tanto, este país se hace pegajoso, a veces cruel, como esas mujeres que quieren borrar el rostro de los otros, para robarles, por cierto, en la impresionante versión que de El malentendido de Camus hace Cayetana Guillén Cuervo en el Centro Dramático Nacional.
Un país sobrecogedor, en sentido lato y también simbólico, un país de burla que ahora o se hace serio o no será nada más que un país de sobreentendidos y de malentendidos.
. Pasa con las personas y pasa con los materiales, se oxidan, cómo no va a pasar con los países.
Un país oxidado que requiere el reciclaje de su ánimo
. El ánimo nacional está maltrecho; demasiadas evidencias de que lo que ocurre no es solo una crisis que se descorrerá cuando cambie el ciclo
. Le dan muchas vueltas, en el Parlamento, en la prensa, en la calle, a lo que sucede.
En el Parlamento, el presidente dice que esto que pasa (la corrupción, por ejemplo) ya le pasó a los que ahora se lo recriminan.
En la prensa, burleteros antiguos exhiben en público los materiales de los que se ufanan y ocultan cómo han usado la mentira y la calumnia desdeñosa para hacer un país peor, más desconfiado, menos seguro, donde la dignidad de las personas no importaba si el desdén podía usar el peso de las cinco columnas.
Y en la calle lo que se oye ya es el lugar común que más ennegrece: todos son iguales.
En esa maldita igualación se ha trabajado con ahínco, y han trabajado también los perjudicados.
Ahora hace falta fregar el piso, limpiar las paredes, abrir las puertas y las ventanas, quitarle el hollín a las cuentas, decir “lo siento” donde debe decirse y empezar de nuevo; si es preciso, empezar como si nunca antes hubiéramos tenido un país tan triste.
Muñoz Molina dice en su último libro, que aún no ha aparecido, que hubo un tiempo en que todo parecía sólido; había convicciones, gente que las llevara adelante, confianza.
Y de pronto todo eso resultó ser nada, y ahora se desmigajan las pocas piedras que teníamos.
Al contrario de lo que expresó en las Cortes, es deseable que el presidente del Gobierno ofrezca una hoja de ruta, un síntoma de que tiene una perspectiva, la seguridad de que ha visto cajones que otros no han visto y que se dispone a limpiarlos para que ya no queden ni sombras ni dudas, para que no quede ninguna sombra de duda.
No es un tiempo de reproches mutuos; la oposición lo hizo peor que nosotros, qué dice ahora; eso ya se nos ocurrió, qué hacen ahora, quieren aparecer en la foto, pues que vayan esperando sentados.
Este país se ha contagiado de esos burleteros capaces de jugar con el prestigio de otros, incluso con sus sentimientos, con tal de quedar por encima exhibiendo su vanidoso desdén.
Un país así, que padece esos contagios, es un país obligado a pararse como el sol que invocaba Espronceda.
Y a partir de ese instante en que todos recuperemos la respiración para seguir andando es probable que se perciba en la calle, como cuenta Juan Antonio Masoliver Ródenas que decía Joyce, que ya es hora de cambiar de conversación porque el país está siendo otro. Mientras tanto, este país se hace pegajoso, a veces cruel, como esas mujeres que quieren borrar el rostro de los otros, para robarles, por cierto, en la impresionante versión que de El malentendido de Camus hace Cayetana Guillén Cuervo en el Centro Dramático Nacional.
Un país sobrecogedor, en sentido lato y también simbólico, un país de burla que ahora o se hace serio o no será nada más que un país de sobreentendidos y de malentendidos.
jcruz@elpais.es
Los papeles de Bárcenas
Los secretos de Luis Bárcenas Gutiérrez, manuscritos en 14 hojas de un cuaderno cuadriculado en el que registró durante 18 años como gerente y tesorero algunos episodios contables de la vida del partido, han puesto en una situación dificilísima al PP, el partido que gobierna España y tiene el poder de la mayoría de las autonomías y ayuntamientos en uno de los momentos más delicados para el futuro del país. Aquí puedes consultar todos los pagos y todos los nombres anotados por Bárcenas .
Consulta las anotaciones de Bárcenas año por año.
2 feb 2013
Google pagará 60 millones de euros a los editores franceses para evitar el canon
Google pagará 60 millones de euros a los editores franceses para evitar el canon.
Desde diciembre, Google se había reunido varias veces por semana con un mediador del Gobierno francés, Marc Schwartz.
Las asociaciones de editores de prensa reclamaban a Google el pago de un nuevo "derecho" similar a los derechos de autor al considerar que el motor búsqueda en Internet canibaliza sus contenidos y se lucra con ellos
. Ese mismo mes, Google llegó a un acuerdo en Bélgica, según el cual el buscador proporcionará a los editores de ese país sus sistemas publicitarios para que obtengan más ingresos en Internet.
En la raíz de la disputa se encuentra la remuneración por la difusión de los contenidos incluidos en los diferentes productos de Google, cuyo buscador es una valiosa e imprescindible fuente de tráfico de lectores para la prensa
. Ese tráfico en sus páginas web se traduce en audiencia –la principal variable que determina las tarifas de publicidad– y en visibilidad para sus anuncios, terreno en el que Google ha arrebatado el protagonismo a la prensa.
El acuerdo, calificado de histórico por Schmidt, prevé que la compañía abone un fondo de ayuda a la transición digital de la prensa para financiar proyectos de "cambios estructurales", bajo la supervisión de una comisión. Google "ha propuesto acompañar este cambio con sus ingenieros y sus conocimientos técnicos", según precisó el intermediario de las negociaciones.
La entente cordial alcanzada en Francia abre la puerta a acuerdos similares en otros países, y revela que cuando la presión se canaliza a través de los Gobiernos funciona mejor que si no hay apoyo oficial. Los editores galos no han hecho sino replicar las iniciativas de sus pares en otros países europeos, que reclaman desde hace tiempo, en una estrategia que algunas voces críticas han calificado de suicida, el pago por la difusión de sus contenidos en las diferentes plataformas de Google, ya se trate de Google News u otros productos similares.
Hollande, que se había reunido con Schmidt a finales de octubre, había presionado a la compañía con sede en Mountain View (California) al anunciar que si sus negociaciones con los editores fracasaban, el Gobierno aprobaría una ley para obligar a Google a pagar una tasa.
El acuerdo pone también de manifiesto que la mayor compañía de Internet se ha convertido en un actor ineludible para los editores, puesto que si cumpliera sus amenazas de no indexar los contenidos de los medios, el tráfico e influencia de éstos se verían gravemente afectados.
Además de querer cobrar por el uso de las cabeceras nacionales en su buscador de noticias, muchos Gobiernos europeos están tratando de aumentar la presión internacional contra Google y otras multinacionales similares por sus prácticas de ingeniería fiscal.
De momento, esa presión no ha hecho la menor mella en Google, que en 2012 destinó solo 430 millones de dólares (unos 320 millones de euros) a impuestos por los beneficios de 8.075 millones de dólares (unos 5.980 millones de euros) que logró fuera de Estados Unidos, según las cuentas anuales depositadas esta semana ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (la SEC, por sus siglas en inglés).
Eso supone una tributación de solo el 5,3%, en contraste con el 41% que tributó por las ganancias de 5.311 millones de dólares logradas en Estados Unidos
. Así y todo, la tasa fiscal en el exterior ha aumentado desde el 3,2% de impuestos que Google pagó el año anterior por su beneficio fuera de Estados Unidos. Google logra rebajar su factura fiscal con maniobras que considera legales, pero que están sujetas a investigación de las autoridades en Reino Unido, Francia, Australia, Italia, Suiza y España. La compañía señala que no espera que esas investigaciones tengan un efecto relevante sobre sus cuentas.
La ingeniería fiscal es una práctica generalizada entre las grandes multinacionales tecnológicas como Apple, Facebook, Microsoft, Amazon o Yahoo! El G-20 y la OCDE han puesto en marcha grupos de trabajo para combatir esas prácticas fiscales abusivas. En realidad, Google ni siquiera paga en Irlanda el 12,5% que es el tipo del impuesto de sociedades.
Una investigación realizada por Bloomberg en 2010 demostró que traslada su beneficio desde Irlanda a paraísos fiscales pasando por una firma de Holanda que no tiene empleados y sin apenas tributar.
Los pagos de la filial irlandesa a la firma de las Bermudas, domiciliada en un despacho de abogados, alcanzaron en 2011 los 9.800 millones de dólares (cerca de 7.300 millones de euros al cambio actual). En las Bermudas no hay impuesto sobre beneficios.
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