Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

10 ene 2013

“Mi padre, Klaus Kinski, me maltrató”

Pola, la hija del fallecido actor, detalla en un libro las atrocidades a las que la sometió.

 

El actor alemán Klaus Kinski, en una imagen de 1981. / ARCHIVE (AFP)

Pola, la hija mayor del actor alemán Klaus Kinski, acusa a su padre de haber abusado de ella cuando era una niña.
La también actriz ha contado al semanario Stern que su padre era una “abusador de niños” que la maltrató entre los 5 y los 19 años. 41 más tarde, Pola ha escrito un libro que está a punto de salir en la prestigiosa editorial Insel. En Kindermund (Boca infantil) se refiere indirectamente a su maltrato sexual y físico por parte del padre, que en realidad “maltrataba a todo el mundo; nunca respetó a las personas”.
Klaus Kinski, que murió en California a los 65 años en 1991, se hizo famoso en los años sesenta con una quincena de adaptaciones cinematográficas alemanas de las novelitas detectivescas del británico Edgar Wallace.
 Siempre hacía de malo. Actuaría en más de 130 películas, entre ellas éxitos mundiales como Fitzcarraldo. Pola es fruto de su primer matrimonio, contraído en 1952 con la cantante Gislint Kühlbeck.
 Tras su divorcio en 1955, la madre conoció a otro hombre y Pola se sintió “poco querida” en su casa. Cuenta que acompañaba a Klaus por Europa y que él la gritaba, la golpeaba o la violaba y después le hacía regalos: “se permitía un pequeño objeto sexual y lo encamaba entre almohadas de seda”.
Después, dice Pola, su padre le contaba que “todos hacen esto con sus hijas, en todas partes del mundo.
” El célebre protagonista de Nosferatu “daba por supuesto que podía saltarse cualquier norma” social o moral aun a costa del bienestar de su propia hija.
Kinski estuvo casado tres veces.
 Con Brigitte Tocki tuvo a la también actriz Natassja Kinski, que tuvo gran éxito en películas como París, Texas de Wim Wenders o Tess, de Roman Polanski.
Después, Klaus Kinski, se casó con la vietnamita Minhoï Geneviève Loanic, madre de su tercer hijo Nikolai.

Urdangrin te metas por donde te metas la verdad sale a tu encuentro

Estoy harta de Urdangarin, no ya por estar "imputado" eufemismo, sino porque sale todos los dias la Casa Real, ya ves que bien lo hiciste, y me entero que Cristina está muy enamorada de ti, ella siempre fue detrás de algún deportista pero tu viste la veta de Oro, me entero que la
R eina se va una semana a Londres a comprar regalos, claro que si va es para eso y para que ningún comercio español se vaya de La Lengua en lo que gastó, 150 regalos creo, pero tiene amplia familia de la realeza y sus amigas son Reinas. No va a ir a Carrefur a comprar cualquier cosa.
Dicen que comia alli,. Menudo Restaurante tiene Al-Fayed como para salir fuera, si hasta yo he tomado el té, y
unas Ostras con Champan, caro es, pero estaban buenisimas.
No se si a los suegros de su hijo le comprarian algo, en todo caso para el amigo invisible, y a Letizia le regala un bono idem de estética y es más Feliz que unas Pascuas, creo que poco le queda por retocar, algún peeling quizás y esa melena que no es de Princesa.A urdangarin que le regale una Goma de Borrar en Harrods hay virguerías en material escolar y de Informática, supongo que La Reina saldría agotada  de ver tantas cosas y comprar.
Así me entero que la Reina es la Mano que mece la Cuna de toda esa familia, cosa que hacen muy bien los que aparecen en segundo lugar


El Rey está raro fisicamente, ya no está alegre, le han borrado su cara y habla con más dificultad. Encima están los expertos que según libro o foto te dicen algo de semiótica sobre el Rey.
Y el caso de Urdangarin debe estar esperando a que pase el período de Rebajas para tener una multa de Nueva Temporada..
¿A qué juega Iñaki Urdangarín? La frase no es una broma relacionada con el pasado olímpico del yerno de los Reyes
. Es lo que se preguntan en Zarzuela a tenor de los últimos acontecimientos.
La decisión del duque de Palma de colocar a la infanta Cristina como presidenta de Aizoon, una de las sociedades con mayor implicación en la presunta captación de fondos públicos, evasión de capitales y fraude fiscal en torno a la red Nóos, no se entiende desde ninguna perspectiva.
 Tira por tierra la estrategia diseñada por Casa Real, condenar a Urdangarín para luego indultarlo, y siempre dejando al margen a la infanta Cristina.
El propio juez Castro señaló que “conocer” no es lo mismo que “participar”. ¿Pero cómo se entiende que conociendo, alguien asuma la presidencia de una sociedad que está siendo investigada por la Justicia? Según publicó El Economista, la infanta, en una junta celebrada en Maryland, aceptó la presidencia de Aizoon, de la que hasta aquel momento había sido secretaria general. Su marido, el duque de Palma, pasó a ocupar el puesto de su esposa.
La firma estaba participada a partes iguales por ambos, y según obra en las hojas de contabilidad de la empresa, doña Cristina habría efectuado a su cargo gastos personales, como las obras en el palacete de Pedralbes y Washington, amén de haber abonado con cargo a Aizoon las cuentas del personal doméstico. Si Castro decidió no imputar a la hija de los Reyes de España para no estigmatizarla, Urdangarín la ha puesto en el escaparate, al mando de una sociedad, que, pese a haber presentado pérdidas en dos ejercicios consecutivos, tiene unos activos de un millón de euros.
La Mala Suerte que los persigue. 

9 ene 2013

La mitificación Peligrosa

Los peligros de la mitificación (*)


Se suele decir que cuantos más mitos pongamos alrededor del poder más nos alejamos de la democracia. Los mitos han sostenido el poder desde los dioses asirios y babilónicos, las deidades griegas y romanas, el César convertido en dios y las monarquías medievales cuya legitimidad se hacía provenir de Dios y que convertía a los reyes en seres extraordinarios, inviolables y superiores. Con la Revolución Francesa este edificio mitómano se vino abajo en la teoría, pero en la práctica se transformó, pues luego hubo un Napoleón. Los mitos de la divinidad que derramaba autoridad sobre algunos mortales escogidos se sustituyen por otros, si bien la religión sigue alimentando la mitomanía en tiranía o en democracia.

zPICTb0097.JPGY me refiero a los estados occidentales, supuestamente racionales y laicos, que se acogen al cristianismo en sus diversas ramas y que explotan la culpabilidad como elemento muy productivo para el poder. Obama pide que Dios salve a América, en Inglaterra es a la reina a la que hay que salvar y en todas partes se invoca un mito, que a veces es terreno, pero un mito. El marxismo también fue un mito cuasi religioso en la Rusia stalinista. No no sé si Dios creó al hombre, pero el hombre ha creado a Dios según le ha convenido en cada momento. Y esos símbolos dan miedo. La convivencia debe regirse por normas democráticas, pero cuando sacralizamos palabras y conceptos como pueblo, bandera, democracia, constitución, estatuto, himno... Entonces estamos convirtiendo en mito lo que es simplemente un instrumento práctico, terrenal y necesario. Estos tiempos dan miedo porque cada día se aplica con mayor rigor la frase de Jesucristo "El que no está conmigo está contra mí", que es una de las pocas cosas que no me gustan de los Evangelios (no se confundan, no hablo de religión).
***
DE EMILIO GONZALEZ DENIZ_BARDINIA

Caminos

RUMBOS

sin_rumbosized2
Dudé bastante antes de convencerme a mi misma
De seguir adelante con aquel cometido.
Pensé, medí opciones y valoré alternativas,
Sabía que la decisión estaba en mis manos:
Elegir entre seguir adelante
O regresar a la normalidad.
Lo segundo, quizá, sería lo más sensato.
Dejarlo todo y volver a la normalidad.
La cosa era que no sabía dónde encontrarla,
¿Dónde estaba, cuándo la perdí, qué fue de ella?
La busqué por todas partes,
En los cajones de una chiquilla idealista
Entre los pliegues de esas personas que se fueron,
A las que tanto amé y tanto me quisieron,
Aquí, junto a la familia, el trabajo, los amigos…
Me pasé noches en vela buscándola
Sin saber, si acaso, que ella existiera
Sí, la encontré. Allí estaba la normalidad,
Allí donde yo quería dirigir su rumbo.
Cercana, conmigo, pegada a mi piel estaba.
Entonces pude dar con la respuesta.
(de Victoria Caro)