Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 ene 2013

Heidi Klum: “Atrévase a ser salvaje y loco en la cama”

Portada de Marie Claire febrero 2013. / MARIE CLAIRE
r
No hace ni un año que se separó y Heidi Klum se presenta como una mujer nueva, renovada que ha iniciado una relación con su guardaespaldas Kirsten Martin.
 En esta nueva etapa la empresaria y modelo alemana habla para Marie Claire de amor y sexo: "Algunas personas son más experimentales en la cama y otros son más aburridos. Atrévase a ser salvaje y loco en la cama, atrévase a que la otra persona vea que tiene pequeños cuernos de diablo que salen de vez en cuando."
Klum, de 39 años, quien solicitó el divorcio a Seal en abril pasado, no entiende por qué la gente llama su divorcio "devastador".
 "¿Yo deseaba que esto sucediera a mi familia? No". Y añade: " Pero todo el mundo está sano. Nos estamos moviendo adelante con nuestras vidas. Si alguien tiene un  enfermo, Dios no lo quiera, ese sería un verdadero problema.
 No es lo que quería [el divorcio] pero que no es un problema real". Aunque Klum no parece marcada por su separación,  no tiene la intención de decir "sí, quiero" de nuevo.
 "No creo que me case de nuevo, no, no", dice. "Quise mantener viva la memoria de mi vida con Seal. Por eso pensé que sería divertido para casarse todos los años
. Pero ahora no creo que sea tan importante. No estoy arrepentida pero no creo que lo haga. Tal vez si estoy con alguien durante 15 o 20 años, y lo hacemos en nuestra vejez...pero no tengo  urgencia"
Sobre su nueva relación explica. "Entiendo que una mujer encuentre a un hombre joven atractivo:.
 Cuando los hombres envejecen, su forma cambia", dice Klum. Y añade: "Los hombres más jóvenes se entrenan más, y cuando se desnudan es agradable ver un cuerpo sexy.
 Pero soy realista. Estoy a punto de cumplir 40 años el próximo año y no creo que pueda afrontar el despertarme al lado a un 25 años de edad ".

La libertad sonora de Matias Aguayo

El dj Matias Aguayo.

Matias Aguayo (Santiago de Chile, 1973) es un alma libre de la música electrónica.
 Un tipo que debe aburrirse con facilidad, porque cambia de registro sonoro con una habilidad pasmosa y se mantiene siempre en los márgenes.
 Además de un gran productor, dj y músico, es el cerebro detrás de Cómeme, el sello que ha revolucionado en los últimos tiempos la estancada electrónica.
De su mano, artistas como Barnt, Phillip Gorbachev, Daniel Maloso o Mauricio Rebolledo (aunque últimamente este se haya volcado con su propio sello y su proyecto Pachanga Boys) se han convertido de la noche a la mañana en estrellas underground de la escena de clubes.
El autor del último EPmix que presentamos ve la evolución de su sello con la madurez que otorga haber hecho las cosas bien y poco a poco. “Este año fue muy importante.
Pasaron muchas cosas, creció el circuito de público y autores. Aprendimos del pasado, cómo hacer las cosas más fáciles y más rápido. Hubo una gran apertura hacia nuevos artistas que han ido entrando”.
Ahora se marcha a Colombia a trabajar con Sano, uno de los nuevos artistas de Cómeme, con el que comparte una residencia artística en el Goethe Institute y mantiene abierta la colaboración con Mostro, un grupo chileno que adora y con el que acaba de actuar. “Siempre he creído que si hay un diálogo con gente tiene más contenido”.
Ahora prepara un álbum que saldrá el próximo junio -con Cómeme, obviamente- y que está ya en la fase de mezcla. “El disco tiene mucho que ver con eso, con nuestras investigaciones musicales… es como un resumen de todos los temas que han venido surgiendo durante las fiestas y los viajes”, explica.
En ese diálogo del que habla, Aguayo pretende recuperar una manera más colectiva de producir, donde entren en juego un mayor número de músicos y diferentes figuras, como la de arreglista, un tanto perdidas con el solitario proceso de producción de la música electrónica reciente
. De hecho, uno de su sueños es crear una banda que pueda tocar la música de Cómeme en directo y desenlatar la esencia de los últimos EPs, normalmente innecesariamente acartonados en las actuaciones convencionales de dj.
El sello mantiene un espíritu, pero no un sonido unitario. Eso es lo bueno. Se reconoce fácilmente a un artista de Cómeme, pero lo raro es que siempre suenan de forma muy diferente. Esa pequeña revolución que iniciaron puede verse ya en el trabajo de muchos artistas que, por decirlo de alguna manera más suave, se han dejado influenciar mucho por sus últimos lanzamientos sin reconocer la fuente de inspiración. “Sí, absolutamente.
 Hemos inspirado a alguna gente. Incluso en el álbum de Michael Mayer escucho un eco de lo que hemos hecho nosotros. Pero es lindo para nosotros. Más allá de si te gusta o no, nuestros discos no siguen ninguna moda o escena.
 En el algún momento la electrónica se encontró muy encajada entre géneros
. Pero hoy el público es mucho más abierto que antes, hay mucha curiosidad por encontrar algo diferente y nosotros intentamos hacerlo”. Este mix es un claro ejemplo de su manera valiente y desacomplejada de entender la música.

Una década persiguiendo el resplandor

Partir de un imposible tiene sus limitaciones. La baza del cineasta Ramón Lluís Bande y el músico Nacho Vegas es la conciencia de que en esto del arte los parámetros que responden a algún tipo de realidad mensurable funcionan solo a veces. El fulgor es una canción y es una película, y también “la crónica de un fracaso anunciado”, dice Bande. “Es imposible traducir el nacimiento de una canción, por eso este momento no está en la película”. Han pasado 10 años desde que Vegas comenzara a recitar con la guitarra y aún sigue persiguiendo ese resplandor creativo que ahora busca una segunda oportunidad formal “nunca se hizo un estreno oficial”, recuerda el director, aunque se convirtió en filme de culto en ciertos circuitos alternativos—, en una edición que se distribuye con la revista musical Rockdelux.
El fulgor se escapa hasta el quiosco de las contadas sesiones de filmoteca con el gusto rugoso, difícil de tragar por muy seguidor de Nacho Vegas que se sea, con el que se ideó. “No podía cambiar nada de la película”, confiesa Bande, “sería traicionar la decisión de optar por un carácter estético natural, que renuncia a la belleza de manera explícita”. Nacho Vegas y El fulgor nacen y mueren en cinco momentos, ante una cámara inmóvil, sin pretensiones, y sin el asidero de un guion, la repetición, ni siquiera la mano amiga de la postproducción. “Es una propuesta informativa que reivindica un tipo de cine que pudiera ser contemporáneo, sin intentar inventar el mundo”. Bande reclama en el filme el cine ojo de Vertov, el impulso que supuso su encuentro con la filmografía de Pedro Costa y la filosofía de los Straub: “La revolución también es recuperar cosas antiguas”.
Un momento del rodaje de 'El fulgor'.
Al otro lado del ojo, Nacho Vegas cuenta cómo Mari Luz Cristóbal le dio la melodía hasta encontrar el resplandor que Johnny Cash terminó de implosionar con una de sus estrofas.
 Pelo revuelto en una maraña de ideas que enaltecen la memoria hasta el paroxismo artístico, un cigarro interminable en cada una de las secuencias –algunas llegan a los 10 minutos-, y un atuendo abiertamente despreocupado en comparación con la letanía que siguen sus palabras y estrofas ante el micrófono. Vegas desarrolla en actitud y contenido la voluntad de sortear la cinefilia para rodar la biografía de una canción. “En un momento la película se va a negro durante los ocho minutos que dura el tema porque ya no hay más espacio para la imagen, la creación ha terminado”, explica el director.
Ramón Lluís Bande, ducho en películas musicales, lo que para el resto se traduce en videoclips de Manta Ray, Viva las Vegas, Mus y Electra, entre otros, dio un paso más en este proyecto consciente de que el aburrimiento puede no ser un buen compañero de éxito. “Hay un uso del tiempo real que se convierte en cinematográfico al pasar a la sala y al que la gente no estaba acostumbrada, casi por la inacción [como sucede en la secuencia del ensayo]”, cuenta.
 “Es un riesgo que asumo por ser fiel a la propuesta de la película, el tedio era una parte más, que creo hasta cierto punto la convertía en más enriquecedora y honesta”.
“Creo que la película ha envejecido bien porque es una de esas raras veces que sientes que lo que te habías planteado al inicio se corresponde con el resultado final”, reconoce Bande. Vegas sigue sin verla –“siempre tuvo problemas: el más obvio, son 90 minutos de exposición; vitalmente, era un tiempo particular para él”-, aunque el cineasta asegura que nunca ofreció resistencia a su estreno ni ahora a su edición. Tal vez porque lo que cuenta El fulgor se ha remachado de argumento tras cinco discos en solitario y colaboraciones. “Nunca ha sido para los fans de Nacho Vegas, ni tampoco una película de entretenimiento, por encima de todo estaba el compromiso con el proceso de creación”.

“¿Es Angela Merkel el Anticristo?”

Vicente Verdú contrasta la descomposición de la sociedad con las profecías bíblicas de San Juan

El ensayo 'Apocalipsis now' reflexiona sobre el fin de etapa política, económica y moral.

El escritor Vicente Verdú, en la AC Gallery. / CRISTÓBAL MANUEL
 E incluso los que no saben ni quieren de fútbol tienen su propia —y errática— teoría sobre lo que eso significa. ¿Un país ciclotímico que un día masca la gloria y otro se enloda? ¿Un país pupas? Vicente Verdú (Elche, 1942), sociólogo, ensayista, articulista de EL PAÍS y que sí sabe de fútbol, considera que los países gozan (o padecen) de rasgos anímicos.
 Ve a Estados Unidos optimista y advierte sobre una Alemania que se siente escogida para dirigir los destinos de otros. De España, lo dicho: “Tiene tendencia al pesimismo y a la desdicha. Como el Atlético de Madrid. Ahora somos periferia y carne de rescate”.
Por si no bastara con el rasgo específico, España pertenece a un continente poco amante de la comedia, como el americano
. “Europa se abraza a la tragedia como demuestra una retahíla de hechos: ha sufrido guerras fronterizas, religiosas, civiles, de 30 años, cruzadas, dos guerras mundiales”, cita. En este preciso momento escasean tanto los asideros vitalistas que el autor ha encontrado un espejo contundente en el que cotejar la realidad, escrito cuando no existían las primas de riesgo: el Apocalipsis de San Juan.
A partir del texto bíblico, Verdú analiza el desmoronamiento y la incertidumbre que gobiernan la sociedad actual. Su ensayo Apocalipsis now (Península) rezuma provocación. “Cuarenta y dos meses es el equivalente al tiempo que la crisis necesitó para establecerse con procacidad y penetrarnos individualmente, siempre a los pies de la Bestia o la Suprema Señora Merkel que desde 2005 ejerce su poder en la segunda Alemania imperial (…) ¿Merkel, el Anticristo?”, se pregunta en el libro, que incluye la edición íntegra del clásico de San Juan.
La canciller es una metáfora. Verdú expone su análisis:
“Alemania está repitiendo un papel que ya desempeñó en la Primera Guerra Mundial y en la Segunda.
Se sintió líder de Europa, la que conducía a todos los países hacia su destino.
 Con las medidas de la crisis están reproduciendo eso”.
Abismos, tormentas perfectas, debacles, imperios del mal, depresiones… desde 2008 la prensa se construye a diario sobre un lenguaje extremo, radical, apocalíptico.
Y esa fue la primera conexión que llevó a Verdú a rebuscar en el texto de San Juan. Que los zombis estén de moda es, además, otro aviso. “Refleja una plástica y asquerosa idea de la situación”, esgrime.
Así que las profecías bíblicas se acomodaban a la perfección a los titulares del día. “Estamos ante el fin de un tiempo, y de eso habla el Apocalipsis”, explica. Fin de etapa —enumera— en lo económico, en lo político y, acaso, en lo moral.
 “El Apocalipsis parece escrito para nosotros, los europeos. Para recibir el bien y precaverse inútilmente del mal”, afirma en la obra.
“La primera causa que lo explica es la descomposición política, el hundimiento del sistema democrático y de los controles que protegen a los ciudadanos.
 De ahí se deriva todo lo demás. Los valores de referencia no sirven.
 Hay una sensación de que la inmoralidad no tiene castigo”, reflexiona.
¿Habrá reinicio tras el fin. Verdú observa signos de esperanza?
“Esta situación de crisis está creando movimientos de solidaridad muy importantes tanto en las redes sociales como fuera, es una situación similar a la posbélica en la que la gente se ayuda”.