Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 ene 2013

Los Miserables

Un esforzado reparto

Hugh Jackman en 'Los Miserables'
El a priori impecable reparto de ‘Los miserables’ no tiene demasiada culpa de que la película haya acabado siendo un espectáculo muy por debajo de sus posibilidades, pero sí es cierto que su tendencia a actuar en lugar de dejarse llevar por las canciones – hay que recordar que las canciones se grabaron en el momento y no a posteriori- resta mucha fuerza al conjunto.
 Mucho se habló de la presencia de Anne Hathaway cuando se lanzó el primer tráiler, ya que su desgarrada voz era muy llamativa, pero luego sólo esa canción suya realmente consigue llegar al corazón del público.
 Sin embargo, la cosa es mucho peor en el caso de los personajes interpretados por Amanda Seyfried y Eddie Redmayne, ya que la trama amorosa que comparten ya es de por sí uno de los puntos más débiles del guión de William Nicholson – se ven una vez a lo lejos y ya están perdidamente enamorados-, y eso destruye cualquier implicación personal por mi parte.
Por su parte, Hugh Jackman y Russell Crowe cumplen a la perfección en el apartado vocal y mostrando las algo esquemáticas motivaciones de sus personajes, pero este punto, escasamente trabajado por Nicholson – al igual que el sentimiento revolucionario del pueblo francés previo a su alzamiento-, también afecta a su trabajo, ya que rara vez consiguen trascender esas limitaciones, aunque no es porque no den lo mejor de sí para lograrlo.
 Las grandes excepciones son una Samantha Barks que consigue que ignoremos el excesivo pagafantismo de Eponine, papel que ya interpretó en el teatro, y un Sacha Baron Cohen, correctamente secundado por Helena Bonham Carter como su esposa, a caballo entre lo simpático y lo gracioso como el mordaz delincuente al que interpreta.
Samantha Barks en 'Los Miserables'
En definitiva, ‘Los miserables’ es un musical que sólo en raras ocasiones – la interpretación de ‘On my own’ por parte de Samantha Barks- consigue transmitir al espectador las emociones latentes en sus muy pegadizas canciones.
 Nada malo puede decirse de unos actores que intentan dar lo mejor de sí para convertir a la película en un musical legendario, pero el errático trabajo de Tom Hooper tras las cámaras y la incapacidad para enganchar a un espectador primerizo – sospecho que los habrá ya vendidos de antemano ante lo que verán en pantalla- por parte de un guión que nunca crea el caldo de cultivo necesario para revolvernos por dentro acaba convirtiendo las excesivas dos horas y media de metraje en una experiencia mucho más vulgar de lo que aparenta.

Una noche diferente

Viaje a la noche romántica del Prado.

 

Un libro coral recoge la relación de la pinacoteca madrileña con los convulsos y revolucionarios tiempos de la revolución del romanticismo.

FOTOGALERÍA
'Souvenir de Velázquez', de John Everett Millais 1868, Londres, Royal Academy of Arts
“Los románticos nos enseñaron a vivir, a morir, a soñar y, sobre todo, a amar.
 La poesía ha exaltado el amor y lo ha analizado, lo ha recreado y lo ha propuesto a la imitación del universal”
. La cita de Octavio Paz sirvió al Catedrático de Fenomenología de los Estilos y de Historia del Arte Contemporáneo por la Universidad de Bolonia, Alfredo de Paz, para introducir en su conferencia Fenomenología de la pasión y del deseo en la pintura de la edad romántica un estimulante análisis sobre asuntos como la representación del cuerpo de la mujer en el arte, cuando el arte en ese tiempo en que se opuso a la “pasión por la razón’ de las perspectivas ilustradas y neoclásicas”.
La transcripción de aquella charla está contenida en El arte de la era romántica (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores), que recoge el ciclo de conferencias que bajo ese título se celebró en el Prado, con el auspicio de la Fundación de Amigos del Museo que dirige Francisco Calvo Serraller (crítico de EL PAÍS). Para aquellos que no acudieron entre octubre de 2010 y marzo de 2011 al programa propuesto por Calvo Serraller para “acreditar la relación del romanticismo y la pinacoteca”, pueden adentrarse en las ideas y los modos de creación de un periodo trascendental en la historia, el convulso XIX, de la mano de especialistas como el escritor Félix de Azúa, que se dispone a impartir este mes un curso relacionado con el tema en el Casón del Buen Retiro, Javier Manterola --disertó sobre la ingeniería civil del romanticismo--, el historiador Jordi Canal (Entre el imperio y la nación: la construcción de la España contemporánea) o los conservadores de la institución madrileña --Manuela B. Marqués (Goya), Leticia Azcue Brea (escultura y artes decorativas) o Javier Barón y José Luis Díez (el XIX)—y de otras extranjeras: Arlette Sérullaz (Louvre) o Alison Smith (Tate).
“La pintura fue, desde luego, mucho mejor considerada por los románticos, aunque no sin someterla a una profunda transformación, que se inició con el trastrocamiento de los géneros. (…) Agitación, dinamismo, exuberante color y exotismo fueron algunos de los elementos que se impusieron”, escribe Calvo Serraller en el texto introductorio, que recurre en su título al viejo hechizo romántico de la noche.
De esa nueva pintura se ocupan también Thomas E. Crow, que se detiene en los retratos papales de los ingleses David, Ingres y Lawrence, o Carlos Reyero, y su mirada a “las raíces cosmopolitas de los pintores románticos españoles”; la música es cosa de Juan Ángel Vela del Campo y el urbanismo, de Fernando de Terán, que vence la aparente paradoja de dedicar una conferencia a la ciudad en el seno de un ciclo sobre el movimiento que más y mejor glorificó la naturaleza.
El volumen, presentado en el museo recientemente con una disertación de José María Guelbenzu sobre la literatura de aquel tiempo arrebatado (de Novalis a Shelley; de Coleridge a Fernán Caballero), viene a añadirse a una colección inaugurada en 1995 con un repaso a los Grandes museos históricos.
 Hasta la fecha, se han publicado17 títulos, entre otros: Tiziano y el legado veneciano, El bodegón, El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico, La senda de española de los artistas flamencos o El arte del siglo de las luces, recopilación en cierto modo complementaria, por oposición ética y estética, a la recién editada.
El próximo volumen recogerá las conferencias que imparten desde el pasado octubre y hasta el 26 de febrero personalidades como Antonio Forcellino, Javier Portús o Gabrielle Finaldi con el título: Maestros en la sombra. La otra cara del museo del Prado.

 

Enrique Meneses, más allá de Sierra Maestra


El fotógrafo Enrique Meneses. / Ricardo Gutierrez

Se hizo mundialmente conocido por el reportaje exclusivo publicado en Paris Mach con los protagonistas de la guerrilla que llevaría a Castro al poder
. Esas fotos le hicieron famoso, pero ya entonces Enrique Meneses (Madrid, 1929-2013) había estado y siguió estando muchos años en todos los escenarios y ante los personajes más poderosos del siglo XX (Luther King, J. F. Kennedy y Jackie, Paul Newman, Marlon Brando, Anthony Perkins, Hitchcock, Salvador Dalí, Sidney Poitiers, Mel Ferrer, Pablo Picasso, Luis Miguel Dominguín, Charles Aznavour.
Meneses trabajó casi toda su vida como freelance, con algunos paréntesis durante los que se ocupó de la agencia Fotopress, estuvo en programas míticos de TVE como A toda plana o Los reporteros y dirigió la edición española de la revista Play Boy 
. Desde hace años estaba volcado en su blog, su propia emisora de radio y su propio canal de televisión. Enfermo de cáncer, Meneses vivía en un piso del barrio de la Ciudad de los Periodistas, en Madrid con una pensión mínima pero con un montón de amigos que le ayudaban a organizar su vida cotidiana y sus muchas actividades.
En las vísperas de su 80 cumpleaños, EFTI, la Escuela de Fotografía e Imagen de Madrid, le dedicó una exposición antológica en la que participó activamente y le sirvió para dar a conocer la amplitud y dimensión de una obra que iba más allá de Castro y del Che, como sus reportajes en territorios en conflicto: La India, Oriente Medio, Rodesia o Centroamérica.
Pero lo cierto es que aunque a veces le resultara cansino hablar de su trabajo en Cuba, era difícil interrumpirle cuando se adentraba en los recuerdos de aquellos años
. Porque no solamente se difundieron imágenes de un valor artístico y periodístico incalculable, sino que Meneses supo ver como ningún otro antes la importancia que aquellos jóvenes guerrilleros iban a tener en el futuro.
Dueño de un encanto personal muy especial, a Meneses le gustaba contar que la casualidad colaboró para que él entrara en la corrompida Cuba de Batista en el momento oportuno.
 Hablando con unos y otros, logró que los líderes guerrilleros le autorizaran viajar empotrado con ellos en su avance hacia Sierra Maestra.
 Fueron muchos días en los que el entonces joven periodista español pudo retratar a los Castro, a Guevara y a los suyos en escenas cotidianas como afeitándose, leyendo un libro, bebiendo café... Recordaba al Che como a un hombre introvertido y callado, mucho menos extrovertido que Fidel.
Sacar aquel material de la isla fue una aventura añadida. Finalmente, las páginas de Paris Mach mostraron que aquellos chicos que se dirigían a La Habana, iban muy en serio y que iban a determinar el futuro de la historia. “Siempre me ha interesado la gente que destaca”, decía. 
“En lo que sea. Detesto la vulgaridad”.
El reportaje se publicó mientras Meneses estaba aún en la isla, por lo que conoció como se las gastaba Batista y acabó en sus cárceles.
Durante estos últimos años, ya impedido para salir, disfrutaba mucho siguiendo el trabajo de los fotorreporteros españoles y le gustaba dialogar con la gente joven a través de la red.
 Enemigo de la pompa, presumía de no haber estado nunca a las órdenes de nadie y haberse movido toda su vida por lo que le distaba su propio corazón.
Ese concepto de la vida y de la profesión es el que quería dejar como herencia a las nuevas generaciones

Las familias españolas reducen la compra de comida por falta de dinero


Puestos de pescado y marisco en el mercado de la Boqueria. / Carmen Secanella
El paro, las subidas de impuestos y las rebajas salariales se han combinado en los últimos meses no solo para contener el presupuesto que los hogares españoles destinan a la alimentación, sino para reducir en sí misma la cantidad de comida que entra en las casas. Es decir, que no solo el aceite de girasol gana terreno al de oliva, dentro de la economía de guerra que muchas familias han tenido que adoptar como régimen, sino que, en general, son menos los litros de aceite que se meten en la cesta de la compra.
El volumen de consumo alimentario se contrajo tanto en octubre como en septiembre, según los últimos datos disponibles en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Las cantidades que entraron en las casas bajaron un 1,8% en octubre (el mismo nivel en valor porque se mantuvieron los precios) y un 2,3% en septiembre (un 1,5%, con un aumento del precio medio del 0,7%). Y el gasto por persona lleva bajando tres meses consecutivos.
Desde agosto, el alza del IVA, la caída de la renta y el pesimismo atenazan el gasto en el hogar
Los datos, obtenidos a partir de la encuesta mensual a 12.000 hogares que apuntan cada día sus compras con un lector óptico, reflejan un aumento del consumo entre noviembre de 2011 y octubre de 2012 del 0,9% en volumen y del 0,4% en valor económico. La caída del consumo general se ha agravado tras el verano, después de la entrada en vigor del aumento del IVA. Ya hubo también descensos en marzo y mayo. Esta tendencia desde agosto tiene algo que ver con la psicología y algo con los euros contantes y sonantes.
“La renta disponible ha bajado este año, pero sobre todo a la vuelta de las vacaciones las noticias sobre la economía empeoraron y en septiembre entró en vigor además la subida del IVA, que en muchos productos de alimentación pasó del 7% al 10%”, explica Javier Vello, socio de la consultora PricewaterhouseCoopers especializado en consumo y distribución. En cuanto a las cantidades de compra, advierte, “hay que tener en cuenta que España es uno de esos países en los que se tiraba mucha comida y las dificultades económicas también cambian eso”.

El último de muchos recortes

EL PAÍS
La cesta de la compra es la última frontera del gasto familiar que ha traspasado la crisis.
 Antes han caído ya otras partidas más prescindibles.
 La adquisición de un automóvil pasa por ser una de las decisiones más costosas en muchos hogares y fue una de las más afectadas nada más estallar la Gran Recesión. El año pasado apenas se vendieron 700.000 coches, menos de la mitad que en 2008.
Como ocurre en todos los mercados, cuando no hay más remedio que cambiar de coche, se opta por la opción más barata: en octubre se vendieron cuatro turismos usados por cada uno nuevo, cuando en 2007 la relación era de uno a uno
. En paralelo, cae también el consumo de gasolina y gasóleo (hasta noviembre de 2012, un 6% menos que el año anterior), que ya está en niveles de 1997.
El gasto familiar en vacaciones aguantó algo más, pero en 2012 el turismo nacional también encajó números rojos.
 El número de pernoctaciones hoteleras de residentes españoles descendió un 8,2%, en nítido contraste con el turismo extranjero, que se apuntó un incremento del 2,3% en pernoctaciones hoteleras.
La debilidad del consumo ha llegado incluso a móvil, un producto que ha cosechado un éxito espectacular en la última década. 2012 fue el primer año en el que la telefonía celular registró una caída significativa, con cerca de dos millones de líneas menos (hasta las 56,4 millones), según los datos que maneja el sector.
No existen aún datos de alimentación para noviembre y diciembre, pero la demanda general ha bajado en la recta final del año, tal y como advirtió el Banco de España en su último boletín trimestral, publicado a finales de diciembre.
 Los indicadores mantienen una “tónica contractiva”, según el informe, que advierte de que “el índice de confianza de los consumidores elaborado por la Comisión Europea siguió situándose en noviembre en niveles muy bajos, similares a los observados desde agosto”.
El sector alimentario ha sido tradicionalmente uno de los más resistentes a la crisis, por motivos obvios: se pueden renunciar a las vacaciones o a renovar un automóvil, pero, con más o menos caprichos, las compras de alimentación siguen realizándose
. Aunque esta crisis ha enseñado a los consumidores españoles a buscar los precios más baratos el tirón que supermercados de precios más bajos (los llamados discounts, en la jerga de la distribución, como Mercadona o Dia) ha presionado a la baja los precios.
También los alimentos más baratos resisten mejor la crisis que los caros. Los datos de octubre muestran cómo la caída del consumo de aceite de oliva (15,7%) contrasta con la subida de la variedad de girasol (1%); también cómo muchos hogares han renunciado al vino (han bajado un 9,4% los vinos sin burbujas y un 9,8% los espumosos).
Las empresas españolas han cerrado otro año con facturación global a la baja.
 A falta de los datos definitivos, el director general de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Horacio González, explica que “en 2011 el sector vio una caída del valor del 1,3% y esperamos algo similar en el cierre de 2012”.
Aun así, admite que el ejercicio recién acabado “ha sido muy extraño, muy desigual, las empresas coincidían en que el verano ha sido bueno pero al acabar se ha notado un bajón”.
González advierte, en cualquier caso, de que el de la alimentación sigue siendo el sector que mejor aguanta los vaivenes del consumo, aunque no es inmune a la duración de esta crisis
. Y 2013 será duro porque el poder adquisitivo de sus potenciales clientes caerá: la subida de precios (por el alza de las tarifas reguladas y de los impuestos) y el frenazo o merma de los ingresos de los españoles (sin contar las rebajas salariales de empresas privadas, los funcionarios tienen el sueldo congelado y la pensión de los jubilados crecerá entre 1% y un 2%).
Tenemos una Economía de post-guerra, solo falta que nos den una Cartilla de racionamento, casi sería mejor, unos tan poco y otros sin nada....van a permanecer con los brazos Cruzados??