Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

5 ene 2013

No es tan fácil ser hija de Spielberg

Sasha es la más notable de toda la prole del cineasta por ser la única que no ha parado de canjear su apellido por oportunidades en el 'show business'.

Sasha Spielberg. / CORDON PRESS

¿Por qué ella?
Está la rentabilidad de ser hijo de papá y luego está el problema de apellidarse Spielberg, algo que genera atención, pero no siempre confianza. Y cada uno de los retoños del todopoderoso director juega con ello como puede.
 El primogénito Max estudió cine a bombo y platillo en la Universidad de California y ahora trabaja con discreción en la industria del videojuego. El adoptado Theo se labró su propia credibilidad como músico empezando de becario en Rolling Stone y bloguero en The Huffington Post antes de asomarse por el cancionero indie.
 Y luego está Sasha, de 22 años, la más notable de todas por ser la única que no ha parado de canjear su apellido por oportunidades en el show business.
¿Por qué es conocida?
La vena artística de Sasha afloró en sus tres papeles más sonados: niña con maleta en La terminal, de Steven Spielberg; adolescente judía en Munich, de Steven Spielberg, y mujer que abofetea a Shia Labeouf en el cuarto Indiana Jones, de Steven Spielberg. Prensa y blogs la detectaron en los tres casos, pero se les pasó su campaña, acaso un empeño de tener su propia identidad, por ocupar el único territorio no colonizado por su apellido: el cine indie
. Entre 2010 y 2011 se dejó ver en estratégicos exitazos de Sundance como Los chicos están bien y El arte de pasar de todo, filmes que tienen en común el que nadie recuerde a Sasha en ellos.
 Licenciada ya en Brown (única ivy league sobre la que pesa la ¿injusta? imagen de que es donde van los famosos para trabajar poco), aparcó la interpretación temporalmente.
¿Hasta dónde ha llegado?
Para su contraataque como cantante de meliflua voz, Sasha optó por una estrategia sorprendentemente parecida al cine: se alió con un Spielberg de más éxito, en este caso Theo, el músico, y juntos formaron una banda, Brother/Sister, que sacó disco en 2011.
Compuesto por el hermano, fue un moderado éxito de crítica en el Nueva York hipster, generalmente amable con los hijosde, y Sasha, que no Theo, quedó colocada en el mapa.
 En 2012, sin embargo, el patrón se repitió: al tratar de valerse por sí sola, acabó solo arañando colaboraciones menores en discos de otros. La última, hace unas semanas, con el celebrado músico Nicholas Jaar, compañero suyo en Brown, que unas semanas antes había grabado otro tema con la hija de Michelle Pfeiffer.

 

Zarismo absoluto

Vale que sea un hombre hecho a sí mismo y todo ese rollo hagiográfico, pero el zar de Zara es un sátrapa. Él dicta, y nosotras compramos, por muy de bolcheviques que nos las demos.

 

Amancio Ortega. / BLOOMBERG

Tengo un disgusto que no vivo. Ahora que Obama había conseguido in extremis salvar del abismo fiscal al Imperio, resulta que, según exhaustivo informe de Diez Minutos, Kiko Rivera y Jessica Bueno han partido uvas.
 Vamos, que tuvieron una bronca una micra más heavy que la penúltima y pasaron las fiestas cada uno por su lado y el bebé en el cuco de viaje. Que él llega a las tantas del curro, si llega, dicen los amigos de la ex Miss Sevilla. Que ella tiene la casa hecha unos zorros, arguyen los partidarios del DJ de culto. Que, con semejantes cuerpazos, los dos son unos críos desbordados con su recién nacido, concluyen los ecuménicos. Pues lo mismito que Paulina Rubio y Colate, y Fonsi Nieto y Alba Carrillo, no te digo. Una pareja con sus más y sus menos, como todas, a ver si te crees que con tanto glamour y tanta pamema Carolina Herrera, junior y Miguel Báez, Litri, no las tienen de a kilo, pero lavan los modelazos sucios en casa en vez de en Twitter, y así no hay quien se cosque.
Pero a lo que iba en un principio, que yo es oír un chisme y dispersarme.
Ni Obama, ni Putin, ni Merkel, ni el chino de turno, ahora no caigo.
El auténtico emperador del planeta es Amancio Ortega, padre y patrón de Zara y sus Hermanas ­-Bershka, Oysho, Stradivarius, etcétera-, Inditex para el globo.
 Que es el tercer hombre más rico del mundo y el magnate que más incrementó su patrimonio en 2012, certifica Bloomberg, no solo de cuché vivimos las cotillas
. Poco me parece. Porque con la crisis me estoy quitando, a la fuerza ahorcan, pero si hubiera invertido en ladrillo todo lo que llevo gastado en ese grupo, ahora tendría más activos tóxicos que el Banco Malo
. Pero mira, lo que me pulo en trapos, me lo ahorro en loqueros.
TDT patrias: no tenéis sangre en las venas. Estáis tardando siglos en hacer un 'reality' titulado 'Kiko y Jessi'. Lo de 'Alaska y Mario' está superado
Para mí que lo de Amancio, más que en las escuelas de negocios, debería estudiarse en las cátedras de psicología de masas
. Vale que sea un hombre hecho a sí mismo que ha democratizado la moda, acercado el diseño a la calle y todo ese rollo hagiográfico. Pero lo que es el zar de Zara es un sátrapa.
 Nos tiene dominadas. Él dicta, y nosotras compramos, por muy de bolcheviques que nos las demos. Y conste que uso el femenino como genérico porque me apuesto una lipo a que la inmensa mayoría de su clientela son mujeres en mayor o menor grado, incluido el grueso del público de Zara Hombre y casi todos sus dependientes.
Porque esa es otra. Alguien, algún día, hará una tesis de por qué varias generaciones de orgullosas emancipadas del patriarcado milenario nos dejamos humillar por una legión de niñatas que ni se dignan mirarnos al careto mientras nos despachan con un: “lo que hay colgado, cielo”, preguntes lo que preguntes. Así que, menos lobas, hermanas de la secta
. Arriba la autoestima de las víctimas. Vale que hoy vendan más fuera que dentro, pero de ahí a que vengan esas guiris de las revistas, por muy Eva Longoria, muy Pippa Middleton o muy Carlota de Mónaco que sean, a darnos lecciones de zarismo va un abismo más profundo que el que dicen que ha evitado Obama. Nosotras te vimos primero, Amancio.
Y ya que estoy en plan visionaria, ahí va una idea gratis, filántropa que es una, así nunca llegaré a ningún sitio. TDT patrias: no tenéis sangre en las venas.
 Estáis tardando siglos en hacer un reality titulado Kiko y Jessi. Lo de Alaska y Mario está superado.

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Un helicóptero Chinook recoge a soldados en la base española de Ludina, en Afganistán. / CLAUDIO ÁLVAREZ

En agosto de 2010, con los cuerpos aún calientes de dos guardias civiles y un intérprete, el entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy, emplazaba a Zapatero. “Los españoles tienen derecho a saber lo que pasa en Afganistán.
Le pedimos que diga la verdad, que reconozca que no estamos en situación humanitaria sino en un conflicto bélico”.
Cuando el pasado 22 de diciembre, Rajoy visitó por primera vez Afganistán, ya como presidente del Gobierno, se mostró bastante más cauto
. Dijo que los soldados españoles operan en “un entorno de riesgo fuera de lo normal”; como si se refiriera a una operación de tráfico o a un deporte de aventura.
Más claro ha sido el ministro de Defensa, Pedro Morenés, quien ha reconocido que “en ninguna coyuntura es más necesario [ser] realista y prudente que al valorar el posible fin de una situación de guerra”.
 Guerra, palabra maldita que ha servido, en su caso, para rehuir cualquier compromiso sobre el calendario de retirada, pese a que estudia “adelantar los plazos e incrementar en lo posible la fluidez del retorno de nuestras tropas”.
La cuenta atrás del repliegue ya ha comenzado. Tras el último relevo, el contingente se ha reducido de 1.521 a 1.406 efectivos, un 10% menos; y, desde noviembre pasado, la responsabilidad de la seguridad en la provincia de Badghis ha pasado a manos de las autoridades locales.
Lo que se discute no es la fecha de retirada, 31 de diciembre de 2014 como tope, sino el ritmo. Si es posible salir más rápido. Porque el trabajo ya está hecho
. O porque es imposible acabarlo.
Con el año nuevo las tropas españolas han desmontado la base de patrullas que protegía las obras de la ruta Lithium, que une el sur con el norte de la provincia de Badghis.
 La suspensión se ha atribuido a las razones meteorológicas, pero cuando vuelva el buen tiempo, ya no habrá soldados españoles para dar seguridad
. Entre enero y abril se evacuarán las dos bases de combate de Ludina y Moqur y, antes de otoño, toda la provincia de Badghis; unos 1.000 militares en total.
Ni la Ring Road, la carretera de circunvalación de Afganistán, ni la ruta Lithium, su alternativa en Badghis, están acabadas, pero ya no hay tiempo ni dinero.
Afganistán, que figuraba como país prioritario en el Plan Director de la Cooperación Española 2009-2012, ya no aparece en el plan 2013-2016.
 La Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) tiene previsto entregar antes de abril a las autoridades afganas los proyectos acometidos en la provincia de Badghis; entre ellos, un parque de maquinaria, un hospital, un centro de capacitación agraria y otro de formación de profesores. La abrupta suspensión de la ayuda española alarmó a Morenés, quien pidió que se mantenga al menos hasta que se complete la salida de las tropas.
 El secretario de Estado de Cooperación, Jesús Gracia, ha admitido mantener “ciertos programas”, pero no ha concretado cuáles.
En seis años, España ha dedicado 460 millones al desarrollo de Afganistán, 200 de ellos a través de la AECID. Pero el gasto en cooperación ha sido ínfimo comparado con el militar: 5,3 millones frente a 442,6 en 2012.
La factura de la guerra de Afganistán suma 2.933 millones desde enero de 2002, casi 3.500 si se añade la ayuda civil a la militar: el equivalente a 73,5 euros por cada español.
Y lo peor; 100 soldados y un intérprete han perdido la vida y otros 80 han resultado heridos graves. ¿Ha valido la pena tan alto coste?
Frente a las críticas, Morenés defiende la intervención.
 “Yo no creo que Afganistán sea un fracaso. A lo mejor no es el éxito total, pero la situación está mejor que hace doce años y yo no sé cuál es la definición de éxito total”.

Desastre anunciado en Telemadrid

Una gestión poco transparente y despilfarradora lleva al abismo al canal autonómico

Aguirre conocía desde 2004 el descontrol de sus cuentas.

 

El ERE de Telemadrid afecta al 80% de los trabajadores. / juan carlos hidalgo (efe)
Después de un mes de tensas negociaciones y tres semanas con la pantalla en negro, Telemadrid afrontaba ayer el tramo final de un expediente de regulación de empleo (ERE) que ha culminado sin acuerdo entre la empresa y los sindicatos. El plan es despedir a 925 trabajadores, el 80% de la plantilla, una medida con la que la cadena autonómica iniciará el gran viaje hacia su demolición.
El camino hacia el abismo se veía venir.
 El Gobierno de Esperanza Aguirre conocía desde 2004 la desastrosa gestión que se estaba llevando a cabo en Telemadrid. Sin embargo, la comunidad no tomó medidas para cambiar el rumbo de la televisión autonómica, que ocho años después lucha por sobrevivir.
Un informe de la consultora Alfa Solutions, encargado por el Consejo de Administración de RTV-Madrid (con mayoría del PP), alertaba ya en octubre de 2004 de graves deficiencias en los sistemas de contratación de servicios e inversiones.
Este informe, que según fuentes del ente fue entregado en mano a la entonces presidenta regional, exponía “una falta de optimización económica del presupuesto anual y una ausencia de un plan a medio plazo” en la televisión pública y revelaba una “escasa eficiencia en la coordinación entre direcciones responsables de ejecutar los gastos y la dirección encargada de suministrar los recursos”, una “falta de evidencia en el proceso de selección y evaluación de programas” y una “ejecución de presupuestos sin aprobación definitiva”.
El entonces presidente del Consejo de Administración, Álvaro Renedo, dirigió en septiembre de 2004 una carta a Aguirre en la que le exponía su preocupación por la contratación de varios programas (la serie Capital, el concurso Metro a metro y el musical Alcalá Club) y de la campaña publicitaria para el lanzamiento de la programación de otoño. Exponía que se había vulnerado la ley de creación del ente porque tanto los tres programas como la campaña deberían haber sido aprobados por el Consejo.
Para conocer los mecanismos de contratación, este organismo encomendó también a la consultora Alfa Solutions un estudio específico.
 En una carta-informe remitida en marzo de 2005 al subdirector general de Telemadrid, Ángel Martín Vizcaíno (que sigue en el cargo), ponía de manifiesto anomalías en la contratación de algunos programas de alto presupuesto puestos en marcha en la etapa de Manuel Soriano como director general.
 De nuevo aparecían Capital, Metro a metro y Alcalá Club, además de Gran Vía de Madrid y Abierto por la mañana. La autorización del Consejo (o de su comisión delegada) era necesaria en los contratos que sobrepasaban los 601.000 euros.
Pero el director general firmó con la productora Fábrica Visual por 1,2 millones de euros y con La Granota Groga, por 910.000 euros.
Programas de alto presupuesto se contrataban de manera irregular
En muchos casos, los contratos se rubricaban antes de que fueran aprobados por el órgano competente. “La fecha datada en el contrato”, precisaban los auditores, “es anterior a la fecha de autorización del gasto o inversión por parte de la comisión delegada” del Consejo.
En otros, solo se mencionaban los costes unitarios de los programas, sin precisar el número de ediciones pactadas.
 Y, a menudo, en las actas de las reuniones de la comisión delegada y/o del Consejo de Administración se especifican datos esenciales haciendo referencia a anexos que no quedaban firmados por el presidente y por el secretario.
Telemadrid resta importancia a las “irregularidades de forma” que pudieran haberse producido.
 “Nos preocuparían más si fueran de fondo”, dice un portavoz, según el cual existen mecanismos para controlar la gestión, tanto por el Consejo de Administración como por la Asamblea. “Estamos monitorizados constantemente por los órganos competentes”.
En su diagnóstico de la situación (la de 2004), los auditores exponían que en Telemadrid no existía “una mentalidad de ahorro de costes”.
 Llamaban especialmente la atención sobre una falta de capacidad en la gestión del gasto “al acabar todo siendo urgente”, la tendencia a tomar decisiones sin la transparencia adecuada, la dilución de responsabilidades y la toma de decisiones sin la competencia adecuada.
La cadena no tenía “una mentalidad de ahorro de costes”, según una auditoría
Ocho años después, la cadena apela a problemas financieros para justificar un ERE colosal. Deloitte-Cuatrecasas hace referencia al “cada vez más menguante” presupuesto público, la prohibición de endeudamiento y las dificultades para acceder a créditos bancarios.
 Al cierre de 2011 la deuda financiera era de 262 millones, según el documento, que exculpa a los gestores del deterioro de la situación económica del ente.
 El servicio público “en los últimos años se ha visto fuertemente afectado por factores negativos, fuera del control de sus directivos, y que pone en serio peligro su continuidad”, expone el texto.