Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

4 ene 2013

Paul Thomas Anderson: “La Cienciología no es una secta, sino una religión nueva”

El penúltimo genio del cine americano bucea ahora en la fundación de la Iglesia de la cienciología con 'The master'.

El cineasta Paul Thomas Anderson, retratado en septiembre en el festival de Toronto. / Matt Carr (AFP)

El talento de Paul Thomas Anderson (Studio City, California, 1970) es una de las nuevas verdades universales que nadie discute
. Tras debutar en 1996 con Hard eight y Boogie nights un año después, un homenaje a su infancia en San Fernando Valley, el imperio del cine porno, y crear escuela con su endemoniada forma de escribir, rodar y hacer brillar a los actores en Magnolia (1999), Embriagado de amor (2002) y Pozos de ambición (2007), el penúltimo genio del cine americano bucea ahora en la fundación de la Iglesia de la Cienciología con The master.
Anderson asombra otra vez al narrar en unos primeros 45 minutos de frenética elegancia el salto a la modernidad que vivió Estados Unidos en 1950, y luego baja el ritmo para contar el nacimiento de una nueva religión a través de un cara a cara entre dos monstruos del arte de interpretar: un Joaquin Phoenix que borda el papel de Freddie Quell, un sociópata borrachuzo y vulnerable veterano de la II Guerra Mundial, y un Philip Seymour Hoffman arrollador, que da vida al carismático predicador y psicoanalista Lancaster Dodd, personaje inspirado en el creador de la Cienciología, L. Ron Hubbard.
El cineasta —enjuto y simpático— atiende a EL PAÍS en un hotel de París.
 Fumando, bromeando y a la defensiva, muestra su respeto por la religión que seduce a las estrellas de Hollywood y se muestra compasivo y evasivo a partes iguales en cuestiones de fe, aunque la película se puede ver como una crítica de los líderes que prometen el cielo y solo ofrecen infiernos.
Pregunta. The master arranca en un periodo histórico que Europa parece estar viviendo de nuevo.
 Miseria, hambre, paro, extremismos… ¿En Estados Unidos tienen también la sensación de ir hacia atrás?
Respuesta. No me gusta hablar de política... Una vuelta del fascismo es imposible, aunque cuando ves cosas como las que pasan en Rusia da miedo.
P. El Tea Party tampoco se queda corto.
R. Sí, pero es menos poderoso de lo que parece. Obama ha sido reelegido, y yo soy optimista y tengo esperanza en el futuro. Cuando acabó la era de Bush pocos esperaban que Obama ganara, pero al final va a estar ocho años en el poder.
P.¿Ha recibido presiones de la Cienciología?
R. No. Ninguna. Vivo en un país donde se pueden contar las cosas, donde puedes contar las historias que quieras. Y por cierto, eso es lo mejor que tiene.
P. ¿Quiso contar la fundación real de la Cienciología?
R. Es la parte de atrás de la historia. Hice lo mismo con la pornografía en Boogie nights. Dijeron “va a hacer una película porno”, pero cuando la vieron entendieron que no era cine porno. Lo mismo con el petróleo en Pozos de ambición, tampoco era un documental. Parece inevitable que la gente espere que haga una especie de documental. Si quieres aprender sobre un tema ve un documental. Yo hago ficción.
P. Pero Dodd, el Maestro, es el fundador de la Cienciología.
R. Sí, aunque tiene cosas inventadas. No soy un escritor tan bueno como para crear de la nada. Necesito robar, coleccionar piezas para juntarlas; robo de mí mismo, de cosas que me cuenta un amigo, de lo que leo, de figuras históricas…
En este caso el personaje es el principio de todo. Es una figura muy polémica, la gente siente mucha curiosidad y lo entiendo. Es una historia única en nuestro tiempo, o al menos en la historia reciente: asistir a la creación de una religión. Un tipo creando una religión: ¡es una gran historia!
P. A sus amigos de la Cienciología, como Tom Cruise, ¿les gustó la película?
R. Sí, pero eso es una cosa que queda entre nosotros, es personal, no quiero hablar de eso.
P. ¿Y ha habido reacciones de los cienciólogos?
R. No. No he oído nada.
P. ¿Le importa?
R. Sí, espero que les haya gustado. Cuando haces una película te metes en una situación absurda: crees que a todo el mundo le va a gustar. Te sientes un psicópata, pero es la única forma de hacer cine; te engañas para bien.
P. La película arranca a toda mecha y luego baja el ritmo. ¿Es deliberado?
R. Sí, al principio hay muchas cosas que contar: el final de la guerra, la vuelta de Freddie, su encuentro con el Maestro… Después la relación entre los dos se asienta durante mucho tiempo. A mí me gusta ese cambio, pero algunos protestan.
P. Quizá porque Magnolia era una apoteosis permanente…
R. Creo que la historia exige esa segunda parte más reposada. Es un cara a cara y, más importante, una relación íntima. No hay un final grandilocuente porque la dinámica entre los dos, como pasa con las relaciones forzadas, se va desvaneciendo poco a poco, sin grandes aspavientos.
P. ¿La Cienciología es una secta?
R. ¿Cuál es la diferencia entre una secta y una religión?
P. ¿Sabe que en Italia les condenaron por secta? El Vaticano presionaría, imagino.
R. ¡Claro, se hacen la competencia! Lo que no sé es por qué no persiguen al Vaticano.
P. Bueno, hay algunas denuncias por pederastia…
R. ¿Realmente las hay? La idea de que la Cienciología es una secta es ridícula, lo que pasa es que es una religión más nueva, más joven, y la gente piensa que se la puede criticar más fácilmente, lo que es injusto. Yo la defiendo hasta un punto: creo que su sistema de creencias es tan válido y racional como cualquiera otro.
P. ¿Racional o irracional?
R. Eso lo dice usted, yo no, porque no sé si lo es. Usted tampoco, ninguno lo sabemos. Si alguien sabe lo que pasa realmente después de la muerte, me encantaría oírlo. Pero ni por un segundo digo que sea algo irracional. ¿Quiénes somos para decirlo?
P. ¿La superstición, lo sobrenatural y la charlatanería forman parte de las religiones?
R. Puede ser. Pero también nos ayudan a navegar la vida, como las películas, los libros y la música. Así que no tengo ningún problema con eso.
P. El Maestro promete la felicidad aunque ofrece esclavitud. ¿No es un charlatán?
R. Nunca pensé en él como un charlatán sino como un tipo lleno de sí mismo, muy egoísta, pero a la vez como un hombre que se dedica increíblemente a ayudar. La forma en que trata a Freddie es muy amable y generosa. En el fondo no es tan egoísta.
P. Y a su esposa, tan parecida a Lady Macbeth, ¿también la comprende?
R. Sus objetivos son diferentes, ella está más orientada al negocio que él; él tiene un tipo de personalidad más creativa.
P. ¿Es más falsa?
R. No. Es genuina porque es fiel a sí misma. Encuentro demasiado simple esa definición. Yo soy real y usted falso… ¡No!
P. Le interesa más el dinero que la fe…
R. Su camino de perfección es honesto. Y al mismo tiempo es avara. Es complicado…
P. ¿Le preocupaba hablar sobre la integración de las almas salvajes?
R. La cuestión es ver qué pasa cuando mandas a alguien a la guerra y le pides que se comporte como un bestia en nombre de la libertad, y luego ese tipo vuelve a casa y sigue comportándose igual. Es como enseñar a un perro a atacar al que se acerca, y esperar que cuando un amigo viene a casa se siente en su regazo.
P. Aquí narra otro pedazo de historia del país, la dura llegada de la modernidad.
R. Es la resaca de la guerra, la resaca de la gran carnicería. La gente trataba de ser feliz y optimista, pero no lo conseguía.
P. Si la Historia es una sucesión de carnicerías y resacas, ¿dónde estamos ahora?
R. Parecería que son las tres y media de la mañana y buscamos un vaso de agua antes de acostarnos para no tener resaca.
P. En esta guerra o posguerra financiera no caen bombas, pero hay víctimas…
R. Es un mundo nuevo, las guerras son ciberespaciales y se hacen por ordenador. Los niños ya no se pelean en los colegios, se pelean en las redes sociales.
P. ¿Usa mucho Internet?
R. Sí, me ayuda mucho a investigar, a jugar, a ver porno...
P. ¿Todavía le da al porno?
R. Todo el tiempo, bueno, ahora menos: tengo tres niños...
P. Tiene una varita mágica para los actores. Joaquin Phoenix ha resucitado.
R. Adoro trabajar con actores; cuando recuerdo las películas que me gustan me acuerdo de las interpretaciones, y cuando escribo el guion pienso en los actores, en la gente, no pienso en las tomas o en el trabajo técnico.

 

CRÍTICA DE 'LA NOCHE MÁS OSCURA' Pasen, vean, escuchen y juzguen

Carlos Boyero.

No hay sombra de manipulación en la reconstrucción de la caza de Bin Laden que dirige Kathryn Bigelow.

Jessica Chastain, como la agente de la CIA protagonista de 'La noche más oscura'

Intentar reconstruir la realidad desarrollando temas recientes que han marcado la Historia, se presta a la exaltación patriótica, a una dosis razonable o excesiva de convenciones, a la mitificación de los héroes y la demonización de los villanos, a la vendible moralina y a la receta para que el gran público salga muy contento de la sala con el justo y agradecible triunfo del bien sobre el mal.
Ni a los habitantes del limbo hace falta explicarle las razones morales que convierten en puro horror la masacre de civiles en el imborrable ataque terrorista del 11- S.
 Pero nadie podrá negar la perversa imaginación y la devastadora eficacia de los cerebros que planificaron aquel espanto, la osadía altamente victoriosa de pretender embestir cuatro secuestrados aviones comerciales conducidos por kamikazes contra las Torres Gemelas, el Pentágono y la Casa Blanca, los símbolos supremos del poder económico, militar y político en Estados Unidos.
Y resulta tan inexplicable como bochornoso que el ilimitado poder, supuesta información y torrenciales recursos de la CIA y del FBI no previeran y frustraran ese desastre.
Es problemático que Hollywood realice alguna vez una superproducción contando planificación, desarrollo y ejecución del 11-S, de esa herida salvaje, física y emocional, difícilmente cicatrizable que recibió Estados Unidos.
 A cambio, están creando películas que retratan victorias espectaculares de la CIA.
 En Argo cuentan el rescate de diplomáticos estadounidenses en el Teherán gobernado por Jomeini
. En La noche más oscura el largo proceso para encontrar al esfumado Bin Laden y matarlo.
En un planteamiento simplista, pero también ajustado a la realidad, el espectador podría encontrarse con una historia en la que los buenos, baluartes de la democracia, persiguen y cazan al temible malvado que planifica matanzas de inocentes en cualquier lugar del planeta
. Pero es muy probable que durante la película, además de compartir la tensión en la que viven sus personajes, también se sienta revuelto.
 Y al acabar, al pensarla, cada uno sacará sus propias conclusiones sobre lo que ha visto y oído.
 Ni sombra de maniqueísmo ni de manipulación por parte de su inteligente e inquietante autora.
Kathryn Bigelow, esa directora con pertinaz vocación de contar historias duras protagonizadas por el riesgo y la violencia, en posesión de auténtico sentido del cine y contrastado talento para introducirte en lo que narra, utiliza en esta ocasión un tono cercano al documental, ausente de clichés y de convenciones, retratando situaciones y personajes que además de contener incómodos datos (es comprensible el mosqueo de las autoridades de su país ante las filtraciones y los informantes de primera mano que han posibilitado un guion tan fiel a la realidad) resultan permanentemente creíbles.
También incómodos.
Me explico
. Los cazadores del demonio torturan a sus siervos, aseguran a sus presas: “Te voy a causar mucho dolor si no me cuentas lo que sabes”.
 Con la sagrada intención, por supuesto, de evitar atentados
. La protagonista, una mujer obsesionada legítimamente con destruir al monstruo, se siente alterada la primera vez que contempla el uso cotidiano de esa abyección que los pragmáticos consideran necesaria. Después, se acostumbrará
. Y el torturador profesional también puede reconocer que es un trabajo que acaba agotando, que necesita durante un tiempo volver a vestirse de traje y corbata y ocupar un aséptico despacho
. Pero a los mirones ser testigos de ese hábito practicado en las cárceles ocultas nos puede poner muy nerviosos.
 Ese desasosiego, acompañado de hipnosis, permanece en la extraordinaria parte final reconstruyendo el clandestino asalto en la noche de Pakistán a la guarida del ogro.
 Hay implacables órdenes de matar sin preguntar.
 Y el ogro y sus acompañantes tienen familia, hay mujeres y niños en medio de ese infierno. Lo definen cínicamente como daños colaterales.
El último plano, con esa cazadora desolada y arropada por la bandera de su país después de haber triunfado en su sagrada meta, es tan complejo como todo lo que nos ha estado describiendo Kathryn Bigelow con frialdad de cirujano
. De acuerdo, mataron al perro
. Pero, ¿se acabó la rabia?

 

3 ene 2013

El sonido del Mar y el silencio del Volcán son el....

©José Carlos Cataño
El sonido del mar y el silencio del volcán son el día entero impresionantes.
 Con marea baja o con pleamar. Con cabrilleos y penumbras de esmeraldas líquidas. 
Con coronaciones de espumas efímeras que la brisa se lleva en brazos para dejarlas caer sobre las flores más sencillas de los más humildes, anónimos matorrales. 
Y así la vida pasa, entre otra y ola, cediendo por entre sus momentáneos silencios o sus estrépitos constantes, sus fulgores y sus encandilamientos.
De qué me asombro, asomándome todo el día de una punta a otra a los arrecifes, a los charcos desbordados, a uno de los cuales ha ido a parar un globo amarillo de anoche, mirando una y otra vez hacia la estampa del volcán, que solo una vez ha mostrado el cráter, envuelto en cendales y rodeado de los azules más desvaídos, como más desmayados, como más en tránsito hacía renovadas y mayores distancias.
Y tal vivencia, que de repente, en un despiste, te lleva a sentir el fragor que llega hasta el balcón como una tormenta o como el paso atronador de un tren de mercancías, solo se ha visto interrumpida con las primeras páginas de la novela de William Styron Tendidos en la oscuridad.
Lo cual me ha llevado a pensar, sorteando, ya digo, solo por un momento, la magnificencia del océano y el volcán vigilante, cuánto nos ha golpeado el gusto las tendencias modernas, la narrativa al uso, toda esa papilla de consumo rico en fibra y bajo en calorías.
 Cuánta suntuosidad, en cambio, cuánta fuerza impregnada de todos los sentidos, en la abertura de la novela de Styron. ¿Podrá leerse cosa igual en la novela actual?


Del Diario Virtual de Jose Carlos Cataño



(Martes, 1 de enero de 2013)

Lady Di, un güisqui y un joven anónimo: la imagen prohibida

La foto fue tomada días después de su compromiso con el príncipe Carlos.

 

La foto inédita de Diana de Gales, cuando tenía 19 años

Pocos sabían de su existencia.
 Fue considerada todo un escándalo en su época, tanto que el Daily Mirror decidió no publicarla. Pero ahora ha salido a la luz.
 Es la foto prohibida. Su protagonista, Lady Di, una joven de 19 años de la que poco se sabía entonces pero de la que se investigaba todo porque acababa de comprometerse con Carlos de Inglaterra, el heredero al trono británico.
 Pero ahora no solo se ha difundido por medio mundo si no que además se puede comprar en una subasta on line anunciada el jueves.
 La venta tendrá lugar entre el 17 y el 24 de enero.
La imagen, en blanco y negro y de 20x25 centímetros, fue tomada a principios de los años 80.
En ella aparece la que luego sería princesa tumbada en un sofá junto a un joven desconocido que está leyendo un libro
. Ella mira tímidamente a la foto. Junto a la pareja hay una botella de güisqui.
 La foto contiene la advertencia de “no publicar” escrita con rotulador sobre la imagen. Esta peculiaridad, a juicio de los expertos, la da mayor valor.
En el revés del documento hasta ahora inédito figura la fecha en que fue tomada: 26 de febrero de 1981. Es decir, dos días después de que la Casa Real británica anunciara su compromiso con Carlos de Inglaterra. De esa época es famosa también la foto de Diana saliendo de su casa con una falda que le juega una mala pasada al convertirse en transparente por culpa del sol.
Bobby Livingstone, de la casa de subastas RR Auctions of Amherst, en New Hampshire, ha explicado que la imagen prohibida procede del fondo privado Caren Archive, que adquirió hace siete años los archivos fotográficos del tabloide británico Daily Mirror.
“La prensa enloquecía detrás de Diana, pero el Daily Mirror no iba a publicar esa foto suya en una cómoda posición con otro hombre que no fuera el príncipe Carlos, con el que acababa de comprometerse dos días antes”, dijo.
Según Livingstone, una imagen de este tipo debería venderse por unos 1.000 dólares (algo más de 750 euros), pero las palabras “No publicar” aumentarán previsiblemente su valor en el mercado.
Diana falleció con 36 años en un accidente de coche en París en agosto de 1997, un año después de divorciarse del príncipe Carlos pero su leyenda continúa.