Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

3 ene 2013

El sonido del Mar y el silencio del Volcán son el....

©José Carlos Cataño
El sonido del mar y el silencio del volcán son el día entero impresionantes.
 Con marea baja o con pleamar. Con cabrilleos y penumbras de esmeraldas líquidas. 
Con coronaciones de espumas efímeras que la brisa se lleva en brazos para dejarlas caer sobre las flores más sencillas de los más humildes, anónimos matorrales. 
Y así la vida pasa, entre otra y ola, cediendo por entre sus momentáneos silencios o sus estrépitos constantes, sus fulgores y sus encandilamientos.
De qué me asombro, asomándome todo el día de una punta a otra a los arrecifes, a los charcos desbordados, a uno de los cuales ha ido a parar un globo amarillo de anoche, mirando una y otra vez hacia la estampa del volcán, que solo una vez ha mostrado el cráter, envuelto en cendales y rodeado de los azules más desvaídos, como más desmayados, como más en tránsito hacía renovadas y mayores distancias.
Y tal vivencia, que de repente, en un despiste, te lleva a sentir el fragor que llega hasta el balcón como una tormenta o como el paso atronador de un tren de mercancías, solo se ha visto interrumpida con las primeras páginas de la novela de William Styron Tendidos en la oscuridad.
Lo cual me ha llevado a pensar, sorteando, ya digo, solo por un momento, la magnificencia del océano y el volcán vigilante, cuánto nos ha golpeado el gusto las tendencias modernas, la narrativa al uso, toda esa papilla de consumo rico en fibra y bajo en calorías.
 Cuánta suntuosidad, en cambio, cuánta fuerza impregnada de todos los sentidos, en la abertura de la novela de Styron. ¿Podrá leerse cosa igual en la novela actual?


Del Diario Virtual de Jose Carlos Cataño



(Martes, 1 de enero de 2013)

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