Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

25 nov 2012

Grietas en la lucha contra la violencia machista

Los recortes en servicios de prevención y asistencia son una traba para las víctimas de maltrato. En 2012, 43 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas

  • El Observatorio contra la Violencia de Género alerta contra los recortes
  • Las nuevas tasas judiciales frenarán la lucha contra la violencia machista 
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  • Prácticas en la Academia de la Policía para agentes especializados en violencia de género. / GORKA LEJARCEGI
    La crisis y los recortes también están pasando factura en la lucha contra la violencia machista. El tijeretazo de las administraciones se traduce en pocos medios para la prevención de esta lacra, menos recursos para asesorar a las víctimas —abogados gratuitos, servicios de orientación— y también para asistirlas. Solo en campañas de prevención el Gobierno ha recortado más de un 21%, a lo que se añade otro 18% en los fondos para políticas de igualdad; una pauta que se repite en las comunidades y ayuntamientos, que también han reducido programas y subvenciones a organizaciones especializadas. Embates que están abriendo pequeñas grietas en la red de protección a las maltratadas, según los expertos. Y no ayudan a taponarlas ni las negras perspectivas económicas para 2013, ni factores como las nuevas tasas judiciales, que suponen duras trabas para las víctimas.
    El Gobierno cree, sin embargo, que a pesar de que hay menos fondos, el sistema de protección se mantiene en buen estado. Blanca Hernández, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, insiste en que el recorte en la partida del Estado destinada a estos temas se ha aplicado a cuestiones que no afectan directamente a las mujeres, sino a viajes, reuniones, impresión de documentos... Tampoco cree que el tijeretazo de las autonomías, quienes financian de manera directa los servicios, haya agujereado la red. “Al margen de que las comunidades autónomas hayan tomado la decisión que hayan tomado, el sistema se mantiene. Además, vamos a ser muy escrupulosos en que las transferencias para las comunidades, que son quienes tienen las competencias, vayan a la atención de las mujeres”, dice.
    EL PAÍS
    Hernández insiste en que las víctimas de violencia de género tienen que escuchar de las administraciones y de todos los actores sociales un mensaje positivo que les ayude a salir de la violencia. “Es arriesgado que puedan sentir miedo y desprotección. Tienen que sentir y saber que los recursos están ahí. Que sepan que puedan confiar en el sistema de protección, porque las ampara. Deben sentir y saber que hay muchos medios a los que pueden recurrir”, recalca.
    Este año, los machistas se han llevado por delante la vida de 43 mujeres. Con todo, 2012 se presenta con uno de los mejores datos de los últimos tiempos. En el mismo periodo de 2011, 54 mujeres habían sido asesinadas por sus parejas o exparejas; en 2010 fueron 65. Sin embargo, el éxito de las políticas contra esta lacra no se puede medir por el número de víctimas, recuerda Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Investigación de Malos Tratos. Así, ella y otros expertos, como Ángela Cerrillos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, advierten de que en absoluto se puede bajar la guardia.
    Por eso, les preocupa mucho el deterioro de los servicios. “Se está empezando a ver, y corremos el riesgo de que esto suponga un retroceso irrecuperable”, apunta Martínez. La poda se ha dejado sentir en casas de acogida que tienen ahora menos fondos y personal, ha provocado la desaparición de proyectos de prevención de la violencia —como los cursos de reeducación de maltratadores—; y este año, además, ha adelgazado las campañas de sensibilización.
    Tampoco los servicios de orientación jurídica a maltratadas se han librado. A lo que se añade la escasez cada vez más aguda de abogados de turno de oficio. Algo que confirma Isidro Moreno, de la Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (Altodo). Este año, dice, entre la escasez crónica y las huelgas por los impagos de la administración ha habido días en los que no había ningún letrado de guardia en Madrid. Y otros en los que solo un abogado se ha ocupado de la defensa de todas las víctimas. “Lo que está ocurriendo disminuye mucho la calidad del servicio que se presta”, dice.
    Las cosas no van a mejorar en 2013. La partida destinada a Igualdad en los Presupuestos Generales del Estado llegará con otro bocado: un 24% menos para políticas de igualdad y un 6,8% menos para la lucha contra la violencia machista.
    Con menos prevención, asesoramiento y programas de asistencia a maltratadas, a estas les costará, critica la abogada de familia Consuelo Abril, alejarse de la situación de violencia que sufren. Y a estas trabas, dice, se añadirá en las próximas semanas otra: con las nuevas tasa judiciales, un divorcio pasará a costar entre 300 y 800 euros, lo que dificultará a las víctimas romper el último lazo con su agresor. “Nada de todo esto contribuye a que las mujeres denuncien, al revés”, recalca Abril. Solo siete de las 43 víctimas mortales de la violencia machista había denunciado a su agresor, un 16,3%. Un porcentaje similar al del resto de los años que no se logra mejorar.
    A pesar de que se presentan más de 134.000 denuncias al año, todavía hay una amplia bolsa de malos tratos oculta. Es preocupante que muchas mujeres no denuncien. También que su entorno tampoco lo haga: apenas el 1,5% de las denuncias por malos tratos proceden de familiares o amigos. A ellos precisamente se dirige la nueva campaña que la Policía Nacional inicia hoy. “El entorno tiene que denunciar. Entre todos podemos cambiar un poco esta realidad”, apunta Ana Bella Estévez, presidenta de la fundación de ayuda víctimas de violencia de género que lleva su nombre. Ella misma sufrió malos tratos por parte de su exmarido durante años. Ahora se define como una superviviente. “La única forma de que se proteja a la mujer es denunciando una injusticia. Y hay que ayudarla para que lo haga, sea acompañándola, guiándola o directamente denunciando una realidad de la que nadie puede ser cómplice”, pide.
    Purificación Causapié, secretaria de Igualdad del PSOE, cree que la reducción en los capítulos de políticas de Igualdad demuestra que para el Gobierno la lucha contra la violencia machista no es una prioridad. “No se puede recortar en programas de prevención de la violencia de género ni en planes de protección. Todo esto incrementa el riesgo de las mujeres que sufren malos tratos y de sus hijos”, incide. “El Gobierno ha reducido gastos en campañas de sensibilización y ha eliminado recursos para la atención y apoyo destinado a las comunidades. Y comunidades como Castilla-La Mancha han recortado el presupuesto en más de un 40%, lo que afecta a planes de sensibilización y a la atención de mujeres o a las casas de acogida”, sigue. “Con este Gobierno las mujeres tienen menos confianza para afrontar la decisión de salir de una vida en violencia”, dice.
    La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género no lo cree en absoluto.
     Afirma que la erradicación de esta lacra es una apuesta fundamental del Gobierno. “Se está luchando mucho por aunar esfuerzos con las comunidades y las organizaciones, para que todos trabajemos en red. Es importante que se trabaje desde todos los ángulos, la protección, la prevención y la detección. Y sobre todo hacerlo con una idea: que las mujeres que están sufriendo la violencia estén en primer plano”, dice.
    Hernández cree que aún hay que poner el acento en la atención a grupos especialmente vulnerables: mujeres que sufren alguna discapacidad, mujeres del ámbito rural, mujeres mayores. También en los menores que son, dice, muchas veces víctimas olvidadas; aunque muchas veces además de ser testigos sufren la violencia de manera directa.
     El Gobierno, explica, para tener una radiografía de la situación mucho más afinada, contabilizará a partir de ahora no solo el número de mujeres fallecidas. “También se recogerá información de las lesionadas y hospitalizadas; eso nos hará tener una visión mejor de esta realidad tan atroz”, dice
    Prácticas en la Academia de la Policía para agentes especializados en violencia de género. / GORKA LEJARCEGI
    La crisis y los recortes también están pasando factura en la lucha contra la violencia machista. El tijeretazo de las administraciones se traduce en pocos medios para la prevención de esta lacra, menos recursos para asesorar a las víctimas —abogados gratuitos, servicios de orientación— y también para asistirlas. Solo en campañas de prevención el Gobierno ha recortado más de un 21%, a lo que se añade otro 18% en los fondos para políticas de igualdad; una pauta que se repite en las comunidades y ayuntamientos, que también han reducido programas y subvenciones a organizaciones especializadas. Embates que están abriendo pequeñas grietas en la red de protección a las maltratadas, según los expertos. Y no ayudan a taponarlas ni las negras perspectivas económicas para 2013, ni factores como las nuevas tasas judiciales, que suponen duras trabas para las víctimas.
    El Gobierno cree, sin embargo, que a pesar de que hay menos fondos, el sistema de protección se mantiene en buen estado. Blanca Hernández, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, insiste en que el recorte en la partida del Estado destinada a estos temas se ha aplicado a cuestiones que no afectan directamente a las mujeres, sino a viajes, reuniones, impresión de documentos... Tampoco cree que el tijeretazo de las autonomías, quienes financian de manera directa los servicios, haya agujereado la red. “Al margen de que las comunidades autónomas hayan tomado la decisión que hayan tomado, el sistema se mantiene. Además, vamos a ser muy escrupulosos en que las transferencias para las comunidades, que son quienes tienen las competencias, vayan a la atención de las mujeres”, dice.
    EL PAÍS
    Hernández insiste en que las víctimas de violencia de género tienen que escuchar de las administraciones y de todos los actores sociales un mensaje positivo que les ayude a salir de la violencia. “Es arriesgado que puedan sentir miedo y desprotección. Tienen que sentir y saber que los recursos están ahí. Que sepan que puedan confiar en el sistema de protección, porque las ampara. Deben sentir y saber que hay muchos medios a los que pueden recurrir”, recalca.
    Este año, los machistas se han llevado por delante la vida de 43 mujeres. Con todo, 2012 se presenta con uno de los mejores datos de los últimos tiempos. En el mismo periodo de 2011, 54 mujeres habían sido asesinadas por sus parejas o exparejas; en 2010 fueron 65. Sin embargo, el éxito de las políticas contra esta lacra no se puede medir por el número de víctimas, recuerda Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Investigación de Malos Tratos. Así, ella y otros expertos, como Ángela Cerrillos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, advierten de que en absoluto se puede bajar la guardia.
    Por eso, les preocupa mucho el deterioro de los servicios. “Se está empezando a ver, y corremos el riesgo de que esto suponga un retroceso irrecuperable”, apunta Martínez. La poda se ha dejado sentir en casas de acogida que tienen ahora menos fondos y personal, ha provocado la desaparición de proyectos de prevención de la violencia —como los cursos de reeducación de maltratadores—; y este año, además, ha adelgazado las campañas de sensibilización.
    Tampoco los servicios de orientación jurídica a maltratadas se han librado. A lo que se añade la escasez cada vez más aguda de abogados de turno de oficio. Algo que confirma Isidro Moreno, de la Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (Altodo). Este año, dice, entre la escasez crónica y las huelgas por los impagos de la administración ha habido días en los que no había ningún letrado de guardia en Madrid. Y otros en los que solo un abogado se ha ocupado de la defensa de todas las víctimas. “Lo que está ocurriendo disminuye mucho la calidad del servicio que se presta”, dice.
    Las cosas no van a mejorar en 2013. La partida destinada a Igualdad en los Presupuestos Generales del Estado llegará con otro bocado: un 24% menos para políticas de igualdad y un 6,8% menos para la lucha contra la violencia machista.
    Con menos prevención, asesoramiento y programas de asistencia a maltratadas, a estas les costará, critica la abogada de familia Consuelo Abril, alejarse de la situación de violencia que sufren. Y a estas trabas, dice, se añadirá en las próximas semanas otra: con las nuevas tasa judiciales, un divorcio pasará a costar entre 300 y 800 euros, lo que dificultará a las víctimas romper el último lazo con su agresor. “Nada de todo esto contribuye a que las mujeres denuncien, al revés”, recalca Abril. Solo siete de las 43 víctimas mortales de la violencia machista había denunciado a su agresor, un 16,3%. Un porcentaje similar al del resto de los años que no se logra mejorar.
    A pesar de que se presentan más de 134.000 denuncias al año, todavía hay una amplia bolsa de malos tratos oculta. Es preocupante que muchas mujeres no denuncien. También que su entorno tampoco lo haga: apenas el 1,5% de las denuncias por malos tratos proceden de familiares o amigos. A ellos precisamente se dirige la nueva campaña que la Policía Nacional inicia hoy. “El entorno tiene que denunciar. Entre todos podemos cambiar un poco esta realidad”, apunta Ana Bella Estévez, presidenta de la fundación de ayuda víctimas de violencia de género que lleva su nombre. Ella misma sufrió malos tratos por parte de su exmarido durante años. Ahora se define como una superviviente. “La única forma de que se proteja a la mujer es denunciando una injusticia. Y hay que ayudarla para que lo haga, sea acompañándola, guiándola o directamente denunciando una realidad de la que nadie puede ser cómplice”, pide.
    Purificación Causapié, secretaria de Igualdad del PSOE, cree que la reducción en los capítulos de políticas de Igualdad demuestra que para el Gobierno la lucha contra la violencia machista no es una prioridad. “No se puede recortar en programas de prevención de la violencia de género ni en planes de protección. Todo esto incrementa el riesgo de las mujeres que sufren malos tratos y de sus hijos”, incide. “El Gobierno ha reducido gastos en campañas de sensibilización y ha eliminado recursos para la atención y apoyo destinado a las comunidades. Y comunidades como Castilla-La Mancha han recortado el presupuesto en más de un 40%, lo que afecta a planes de sensibilización y a la atención de mujeres o a las casas de acogida”, sigue. “Con este Gobierno las mujeres tienen menos confianza para afrontar la decisión de salir de una vida en violencia”, dice.
    La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género no lo cree en absoluto. Afirma que la erradicación de esta lacra es una apuesta fundamental del Gobierno. “Se está luchando mucho por aunar esfuerzos con las comunidades y las organizaciones, para que todos trabajemos en red. Es importante que se trabaje desde todos los ángulos, la protección, la prevención y la detección. Y sobre todo hacerlo con una idea: que las mujeres que están sufriendo la violencia estén en primer plano”, dice.
    Hernández cree que aún hay que poner el acento en la atención a grupos especialmente vulnerables: mujeres que sufren alguna discapacidad, mujeres del ámbito rural, mujeres mayores. También en los menores que son, dice, muchas veces víctimas olvidadas; aunque muchas veces además de ser testigos sufren la violencia de manera directa. El Gobierno, explica, para tener una radiografía de la situación mucho más afinada, contabilizará a partir de ahora no solo el número de mujeres fallecidas. “También se recogerá información de las lesionadas y hospitalizadas; eso nos hará tener una visión mejor de esta realidad tan atroz”, dice.P no le importan las mujeres, no le importaa el Paais, le va a Importar que nos maten o nos peguen, recorta que algo queda.
    Ha metido a unas cuantas mujeres en el Gobierno y punto.
    Si les pegan, las violan, le bajan la autoestima, les hace perder la dignidad, y eso con toda la población femenina, incluso si van a tener niños con graves problemas y recortan la Dependencia, que les importa una mujer humillada?, una mujer que ya no sabe que hace en este mundo?, Pues que las maten, total ellos lo harán porque a saber que hicieron que esas mujeres no se merezcan ese castigo.
    .
     

Estamos perdiendo poder adquisitivo.Y ya se nota.

Un sindicalista pega carteles en el aeropuerto de Barajas, durante la huelga general / SERGIO PÉREZ (REUTERS)
La reforma laboral está cumpliendo uno de sus objetivos: la devaluación salarial
. Hasta el momento ha fallado en los otros. No ha estimulado la contratación, que no levanta cabeza.
 No ha frenado la temporalidad, el mal endémico del mercado laboral español.
Y la destrucción de empleo sigue campando a sus anchas, cuando la crisis se encamina hacia su sexto año. En cambio, está logrando el ajuste de sueldos y logrando que las empresas españolas recuperen por esta vía —y por la de los despidos— parte de la competitividad perdida durante la época de expansión.
La llamada devaluación interna avanza con cada dato sobre salarios, convenios, PIB o IPC.
 Mientras los precios crecen a un ritmo anual del 3,5%, los sueldos suben un 1,4%.
 Y lo más probable es que este último dato se quede corto, ya que solo contempla la negociación colectiva habida hasta el momento en 2012, muy retrasada.
 Hasta ahora, solo 4,8 millones de trabajadores están amparados por un pacto firmado este año; el resto de asalariados con convenio, de acuerdo con la ley, tiene sus sueldos congelados.
 Además, tampoco se contemplan en la estadística los más de 400 acuerdos firmados entre empresarios y representantes de los trabajadores de los que tiene constancia el Ministerio de Empleo —la comunicación a la autoridad laboral no es obligada en los acuerdos de empresa, como apunta Toni Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT—, para no acatar las condiciones pactadas en los convenios de ámbito superior (sectores estatales o provinciales).
La reforma laboral y el pacto de patronal y sindicatos impulsa la devaluación
A pesar de estas lagunas, es probable que la tendencia que apuntan los datos se agudice
. Esto podrá comprobarse a mitad de diciembre, cuando se conozca la nueva estadística trimestral de coste laboral
. En la última edición, la del segundo trimestre, el coste salarial se había congelado en 1.979 euros al mes, lo mismo que el año anterior.
Y eso teniendo en cuenta que en este estudio no se analiza el comportamiento de los sueldos públicos, que desde 2010 han perdido en torno a un 20% de su poder adquisitivo.
Con todos estos números sobre la mesa, puede pronosticarse que en los próximos trimestres el menguante peso de los salarios en la riqueza nacional, ahora en el 45,6% un mínimo histórico, todavía será menor.
“Detrás está la reforma laboral”, sentencia contundente Ángel Laborda.
 La opinión del director del panel de coyuntura de Funcas es unánime entre los economistas, procedan de la corriente que procedan.
 Piensa así Fernando Luengo, profesor de la Universidad Complutense, muy crítico con la devaluación interna y sus consecuencias (perdida de poder adquisitivo de los asalariados, caída del consumo...). Lo mismo opina Miguel Ángel García, jefe del gabinete económico de CC OO, partidario de la moderación salarial si va acompañada de la contención de los márgenes empresariales y del ajuste de los precios regulados (energía, combustible, tasas, transporte público...).
Y también lo cree Marcel Jansen, de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), defensor de este proceso como única vía para la recuperación económica.
Jansen añade otra causa: el acuerdo firmado por UGT, CC OO y CEOE a comienzos de año.
 Y para ello llama la atención sobre un dato que tiene un comportamiento contrario al normal: hasta octubre los convenios firmados en empresas registran subidas salariales (1,5%) mayores que los firmados en los sectores (1,2%).
Desde que comenzó la crisis, España ya ha recuperado competitividad
Luengo, además, apunta otra forma de ajuste que se está dando. “En menos tiempo y con menos recursos se están haciendo más tareas”, denuncia el menos ortodoxo de los economistas consultados para este reportaje, apoyándose en sus investigaciones sobre la industria de los bienes de equipo. Dicho de otra forma, se trabaja más por el mismo sueldo o menos, con lo que se aumenta la productividad.
La historia que acaba por poner en marcha la devaluación salarial —y casi por hacerla inevitable— es conocida. Durante los años de crecimiento, especialmente desde la entrada en el euro, España pierde mucha competitividad. Tanta que en 2007 y 2008 el déficit por cuenta corriente se sitúa en torno a los 100.000 millones, (10% del PIB).
Solo Estados Unidos, entre los países desarrollados, presentaba un boquete de una magnitud similar.
Para llegar a este desequilibrio fue necesario que las empresas españolas perdieran mucha productividad. ¿Cuánta? La cifra depende de qué variable se utilice y durante qué periodo.
 Si se utiliza la productividad (el cociente entre la producción y los recursos obtenidos para ello), la pérdida de toda la economía fue de unos 18 puntos respecto a la eurozona desde 1993. Si se emplean los costes laborales de las manufacturas (un índice que mide lo que cuesta producir lo que se exporta), la pérdida sería de 20 puntos desde que arrancó el euro.
Cerrar esa brecha es lo que pretendía el Ejecutivo cuando puso en marcha la última reforma laboral, argumentan en el Ministerio de Economía
. También entraba en sus planes acelerar el proceso al prometer una rebaja de dos puntos de las cotizaciones sociales (al fin y al cabo, coste laboral), pero la maltrecha situación de las cuentas de la Seguridad Social ha llevado finalmente al Ejecutivo a renunciar a esta alternativa.
Al no disponer de la herramienta de la política monetaria —la devaluación de la divisa ha sido el mecanismo tradicional—, los Gobiernos de la zona euro han de recurrir a una de las pocas alternativas que se abren, la devaluación interna: bajada real de salarios para bajar precios y, al final de la cadena, vender y exportar más para que el sector exterior tire de la economía.
Este año la balanza de bienes y servicios acabará con saldo positivo
En realidad, la brecha ya había comenzado a cerrarse desde 2008. Aunque lo hacía —y todavía lo hace— de la peor forma posible: la destrucción de empleo. Al fin y al cabo, hay dos formas de reducir la masa salarial: reduciendo sueldos o despidiendo.
 O una tercera: las dos al mismo tiempo. Esta vía se abrió en febrero, con la reforma laboral.
 Desde entonces, el número de empresas que combina despidos y reducción de sueldos aumenta. Según un estudio efectuado entre 300 compañías por Adecco y Sagardoy, un bufete laboralista vinculado habitualmente a las grandes firmas, casi un 40% ha combinado sendas medidas.
“Sí que está pasando”, confirma Luis Zumalacárregui, un abogado laboralista que cuenta entre sus clientes a empresarios y trabajadores.
 “Además, cuando lo hace una compañía de un sector, el resto tiene que hacerlo si quiere competir en igualdad de condiciones”, añade.
La combinación de reducción de salarios y destrucción de empleo incrementa los riesgos que implica por sí misma toda devaluación salarial: la caída excesiva del consumo interno y mayor dificultad de los afectados para hacer frente a las deudas contraídas. España afronta, en este momento, ambos peligros, y lo hace en un contexto internacional muy desfavorable.
 Durante toda la crisis, el sector exterior ha tenido un buen comportamiento.
 En 2012 incluso es probable que la balanza comercial de bienes y servicios tenga un saldo favorable por primera vez en años. Pero el enfriamiento constante de la economía europea resta potencial de crecimiento a un motor que debería sustituir en gran medida al consumo interno para que el empleo comience a levantar cabeza.
Como apunta Miguel Ángel García, de CC OO, España tiene todavía un sector exterior muy pequeño para que los beneficios de la devaluación interna tengan un resultado inmediato.
 En la actualidad, se exporta poco más del 32% del PIB. En Letonia, un país que puso en marcha con éxito esta opción al comienzo de la crisis, este porcentaje se eleva al 50%. Llegar a la porción del país báltico es uno de los retos que señala el sindicalista, pero “sin atajos buscando tejido productivo con valor añadido”, apostilla.
Las empresas están combinando despidos con ajustes de sueldos
No será fácil. La devaluación interna es un camino que han emprendido prácticamente casi todos los países periféricos de la zona euro. Solo en Italia, según Eurostat, están creciendo los costes laborales en los últimos años. En el resto (Irlanda, Grecia, Portugal y España), la tendencia es a la inversa, en mayor o menor medida.
Esta subasta a la baja entre socios puede acabar por alargar en el tiempo el proceso. Para García, España ya se encuentra cerca del final.
“Debería acabar aproximadamente el año que viene”, explica. De acuerdo con las cifras de productividad agregada, España ha recuperado unos 13 puntos de los 18 que perdió.
Menos optimistas son en Fedea. En esta fundación, de corte liberal, se calcula que falta por recorrer la mitad del camino. “Creo que deben congelarse los salarios [lo que supone una bajada real] durante años”, expone Marcel Jansen. Este profesor de economía de la Universidad Autónoma habla del ejemplo de su país, Holanda, donde los sueldos estuvieron congelados durante casi toda la década de los noventa y donde la crisis golpea con menor la virulencia que en el sur de Europa. Él piensa que esto no va a acabar ni en un año ni en dos. Lo que para Jansen es necesario, para Luengo aboca a España a una “fractura social” y a un “círculo vicioso muy pesimista”.
Desde luego, el contenido del pacto salarial firmado por sindicatos y empresarios puede acabar recomendando la congelación hasta 2014. Y los convenios nuevos que se están firmando, no solo están dando como resultado subidas de sueldo mucho menores (0,69%) que los firmados en años anteriores (1,5%), sino que se están pactando por periodos de tiempo más largos de lo que se hacía hasta ahora.
En el punto en que sí hay coincidencia es en que la marcha de los precios y los márgenes empresariales amenaza con echar por tierra la devaluación salarial. Lo ha advertido el Banco de España, partidario de la medida. Y lo dice un detractor como Luengo
: “Bajan los salarios, y los precios no, o no en igual medida”.
Todavía quedan varios años de contracción salarial
No está de acuerdo el Ministerio de Economía. No lo dice abiertamente, pero en su argumentación prefieren fijar su atención en el deflactor del PIB, un índice que mide todos los precios de una economía, excluidos los de las importaciones, y que lleva varios trimestres por debajo del 0,5%, según el INE. Un dato que contrasta con el 3,5% que marcó en noviembre el IPC, el índice que trata de medir la evolución de la cesta de la compra, empujado por el aumento del IVA el pasado septiembre.
Sea como sea, tampoco en este punto el contexto internacional ayuda. El IPC en la zona euro crece un 2,5%. Y es en economías que deberían tener un comportamiento inflacionario para poner de su parte en la reactivación económica donde menos crecen los precios. En Alemania apenas suben un 2,1%.
También estrecha el camino el gran peso de la deuda, tanto pública como privada. Quien pierde parte de su salario (o pierde su empleo), no ve cómo mengua lo que debe, lo que, en el mejor de los casos, acaba por traducirse en menos consumo.
En el caso de la deuda pública, su tamaño, camino del 90% del PIB, añade otro obstáculo. El menor consumo y la reducción de sueldos supone menos recaudación para las arcas públicas. En consonancia, menos recursos. En este punto, de nuevo aparece el contraejemplo de Letonia. Cuando en Riga empezaron a devaluar salarios, su deuda pública era del 10% del PIB.
Por motivos como este, el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, partidario del camino emprendido por España, advierte al analizar el caso báltico: “Ciertamente, los ajustes que tienen que hacer muchos de estos países [los de sur, entre ellos España] son más que pequeños que los de Letonia. Pero sus economías son menos flexibles y abiertas.
 Ellos tienen menos ganancias potenciales de productividad [...] y su deuda pública es mucho más pesada. Así que estas lecciones no son fácilmente exportables. Y no debemos hacerlos la ilusión de que los ajustes en el sur serán fáciles e indoloros
. En ese contexto, el argumento para el pacto social, y una implantación más rápida de los ajustes de salarios y precios [...], es muy fuerte”.
Ya está bien que jueguen con nuestros salarios, no queremos pan para hoy y hambre para mañanna, en este caso diremos "Que listo fue Urdagarin" d
debe y debe los peces en el rio y no se ahoga, Hagamos todoss con él.
Engañemos, estafemos, robemos, cohechemos, y que lo pague Rita, que debe ser una señora muy rica porque todo lo paga, todo lo hace....eso Rita.

La Primavera Árabe está reñida con el glamur de Rania

La reina de Jordania adopta un perfil bajo por consejo de los servicios secretos

No se deja ver en reuniones de la 'jet set'

Tiene abandonado su Twitter, donde cuenta con más de dos millones de seguidores.

La reina Rania Jordania. / CORDON PRESS
La Primavera Árabe ha resultado fatal para el glamur y las revistas del corazón.
 Primero perdieron a Asma, la esposa del presidente sirio Bachar el Asad, cuya modernidad y elegancia alababa un inoportuno reportaje de Vanity Fair justo en el momento en que su marido reprimía con puño de hierro a los manifestantes que pedían democracia.
 Ahora, empieza a notarse la ausencia de Rania de Jordania en el papel cuché. Hace semanas que apenas se tienen noticias de la antes superactiva esposa del rey Abdalá. No ha vuelto a tuitear desde que el pasado 26 de octubre deseó felicidades con motivo de la fiesta islámica del Cordero.
La última vez que la elegante consorte jordana abrió la boca en público fue el pasado septiembre durante la reunión anual de la Iniciativa Global Clinton. “Necesitamos otra revolución en el Mundo Árabe. Necesitamos una revolución de la educación”, dijo Rania que desde hace algún tiempo centra sus esfuerzos en ese ámbito.
 Pero la subida de los precios de los combustibles y la falta de resultados de las reformas anunciadas por el rey Abdalá, parecen haber convencido a los jordanos de que la única forma de conseguir cambios es echarse a la calle como ya han hecho algunos de sus vecinos.
A sus 42 años, Rania es toda una personalidad en Twitter (@QueenRania) con 2,4 millones de seguidores. También fue una pionera en YouTube, donde ya en 2008 lanzó su propio canal. Con anterioridad esta mujer moderna y atractiva había conquistado a los medios de comunicación. Licenciada en administración de empresas, había trabajado en varias multinacionales antes de casarse con Abdalá en 1993, cuando nadie esperaba que seis años más tarde el rey Husein iba a nombrarle heredero al trono en sustitución del tío Hasan.
 La joven reina se convirtió a partir de entonces en su mejor embajadora.
Su buen inglés, su soltura en los actos públicos y su fotogenia influyeron sin duda en que fuera votada la tercera mujer más guapa del mundo en una encuesta de la revista Harpers & Queen en 2005.
 Ese mismo año, la popular comunicadora estadounidense Oprah Winfrey la calificó en uno de sus programas de “icono de la moda internacional”.
 Además, defendía los derechos de la mujer en una región del mundo donde prevalecen los valores patriarcales.
Sin embargo, su éxito en Occidente no tuvo parangón dentro de Jordania, donde su tren de vida contrastaba con el conservadurismo y la pobreza de la mayoría de la población
. Aunque la vigilada prensa local siempre ha evitado cualquier cotilleo sobre la reina, el malestar por sus gustos caros se evidenció a raíz de la fiesta que organizó en agosto de 2010 para celebrar su 40º cumpleaños y a la que invitó a 600 personas.
Estos son tiempos delicados para Jordania, un país de seis millones de habitantes, un millón y medio de refugiados palestinos e iraquíes, y escasos recursos naturales
. En Amman se rumorea que los servicios secretos le han pedido que se muestre más discreta por el bien de la monarquía. Rania ya había reducido su visibilidad a partir de las críticas que causó su implicación en los asuntos de Estado que revelaron los cables del Departamento de Estado norteamericanos filtrados por Wikileaks a finales de 2010
. Los más críticos, miembros de tribus que nunca aceptaron su origen palestino, llegaron a pedir al rey que la repudiara.
Desde entonces se ha consagrado a promover la educación de los jóvenes jordanos y a promover proyectos de desarrollo para las familias más desfavorecidas, a la vez que limitaba su aparición en galas y foros internacionales. También se han aparcado los planes para crear una fundación con su nombre al estilo de la que dirige la jequesa Mozah de Qatar.
A Rania no le preocupa sólo su imagen.
 Está en juego el futuro de sus hijos. El mayor de los cuatro, Husein, que tiene 17 años, es también el heredero del trono
. Pero en las calles de Ammán, algunos de los descontentos están pidiendo que se reinstaure a Hamza, el medio hermano de Abdalá que el rey Husein tuvo con su última esposa, Noor.

 

André Comte-Sponville: “Uno estudia filosofía porque no es feliz”Juan Cruz

Entrevista al filósofo francés, que disecciona las pasiones sexuales en su último libro

Su pensamiento está marcado por el suicidio de su madre y la certeza de que Dios no existe.

James Rajot
André Comte-Sponville tiene alguna peculiaridad en su expresión, incluso en su cara, que invita a pensar a su interlocutor que tiene algo de imperturbable, como aquel actor de París Texas, y también algo del Gary Cooper de Solo ante el peligro.
 Tiene 60 años, que es una edad que ya agrupa todas las experiencias y, por tanto, todas las expresiones, y es filósofo (“probablemente el filósofo francés vivo más importante de la actualidad”, dice la editorial Paidós, que lo publica en España, en su reseña de prensa); como tal, como intelectual, se ocupa, sobre todo, de la vida cotidiana, y por tanto, de las relaciones íntimas, de cómo las personas se relacionan entre sí.
 De hecho, este último libro suyo que Paidós acaba de presentar entre nosotros, Ni el sexo ni la muerte. Tres ensayos sobre el amor y la sexualidad, contiene muchas conversaciones pertinentes con amigos suyos, con ejemplos muy explícitos, sobre cómo los otros llevan adelante las relaciones más privadas.
 Pero él mismo, como individuo detrás del libro, es extremadamente íntimo; así que cuando, en el prolegómeno de la conversación, evocamos la posibilidad de que en este tiempo de diálogo quizá íbamos a plantear alguna pregunta personal, el autor de La felicidad, desesperadamente o El amor, la soledad dio un respingo.
 Pero luego respondió, educadamente, sonriendo a veces, y a veces guardando la sonrisa detrás del escaparate de un rostro que mientras escucha resulta inexpresivo y gravemente silencioso, pero que cuando responde recurre a todos los elementos de su cara angulosa y agradable, como de confesor estoico.
 Al final de la conversación (ayudada por la intérprete Elisabet Perelló), el interlocutor se queda pensando que quizá su primitiva prevención ante las preguntas íntimas era nada más que un desafío para que profundizáramos en ello.
 Pero era tarde, se iba con sus editores a seguir la promoción en Barcelona, donde tiene su sede Paidós.
 ¿Cómo se siente con los periodistas, con la gente que hace preguntas? Bien…, no siento reticencia hacia las entrevistas.
 No me molestan
. Desconfío de las preguntas íntimas.
 Siempre que se trate de hablar de filosofía, no hay ningún problema; en cuanto a hablar de mí mismo, ya veremos…
¿Qué considera preguntas íntimas? Mi infancia, mi madre; esto ya son temas íntimos.
 Cuando uno escribe libros, y sobre todo libros de filosofía, es sobre todo para intentar decir lo que uno ha entendido o cree haber entendido, más que para contar la vida propia.
"Soy sombrío y angustiado, porque nací en la angustia y la infelicidad"
Usted escribe sobre la vida cotidiana… Y la vida cotidiana está llena de memoria íntima.
 En su libro, a usted, sin embargo, sí le gusta escuchar lo que le dicen otros sobre su intimidad.
 Sí, a mí me gustan las confidencias, e incluso diría que con mis amigos me gusta más intercambiar confidencias que hablar de filosofía.
 Pero es entre amigos; no publico las experiencias de mis amigos en los periódicos; ni las mías.
 Y en mi libro, cuando ocurre que me apoye en tal o cual confidencia de algún amigo, o en mi propia experiencia, me las arreglo para que no se sepa de dónde viene; que no se sepa quién me lo dijo, si se trata de mi experiencia o la de un amigo.
 Vamos, que me gusta la intimidad, pero la intimidad no está para exponerla en público.
En un momento determinado de este libro, usted habla de las madres como un eslabón muy virtuoso de la vida. Y habla del padre, según decía Sartre… Me gustaría saber cómo fue su niñez. Primero, una palabra sobre las madres antes de volver sobre mi infancia. Muy a menudo, la persona que más nos ha querido es nuestra madre; nos guste o no, incluso cuando se trata de una madre frágil, débil, enferma
. La mía era patológica
. Hizo tres intentos de suicidio, y con el último logró su propósito…
 No era ninguna santa. Solo que, sencillamente, nadie jamás me ha querido tanto como esta mujer que hubiera dado la vida con mucho gusto por mí
. Es cierto que yo daría muy gustoso la vida por mis hijos, pero que un padre pueda ser cariñoso lo sabemos, pero hay excepciones, mientras que una madre que no sea cariñosa puede existir, pero es muy poco usual.
 De ahí que cuando alguien no ha tenido una madre, todos lo perciban como una desgracia. Sin embargo, que alguien no haya tenido padre puede haber sido una suerte. Efectivamente, Jean-Paul Sartre dice que el hecho de no haber tenido padre para él fue una suerte
. Creo que no existe mayor desgracia que la de no tener madre, y, sin embargo, el no haber tenido padre… ¡depende de los casos! Padre y madre son capaces de querer, pero lo que sucede más a menudo es que el amor más profundo es el de las madres, y, de hecho, ya es cierto en las demás especies animales.
¿Y cómo fue su infancia? La viví como una infancia infeliz.
 Bueno, no era nada trágico, no me pegaban, pero la viví como una infancia infeliz porque mi madre era infeliz.
 Mi madre era una mujer depresiva, además infeliz en su pareja, con un marido, mi padre, que era un hombre muy duro, no era violento, pero era realmente muy duro
. Por tanto, toda mi infancia la viví con la infelicidad de mi madre
. Yo era de temperamento algo serio, no soy espontáneamente alegre y sereno. Soy más bien sombrío y angustiado, porque nací en la angustia y la infelicidad
. De ahí que cuando descubrí la filosofía, esta me hiciera tanto bien. Tenía la sensación de que otra vida era posible. Además, mi madre era infeliz, pero también era… ¿cómo decir? La palabra técnica sería histérica, pero es demasiado severo decirlo así, pero es que vivía por la apariencia, por el parecer, sobre todo cuando se encontraba bien.
 Y cuando se encontraba muy mal era cuando se volvía verdadera.
Por tanto, porque mi madre era así, yo tenía la sensación de que la felicidad era ficticia, que hacíamos como si fuéramos felices, y que la infelicidad era la verdad.
 Y cuando leí a los filósofos griegos, descubrí la inversa, que la ilusión era lo que hacía que uno fuera infeliz, y la verdad, lo que hacía que uno fuera feliz. Por eso suelo decir que la filosofía griega fue mi “buena madre”, en el sentido de madre amistosa, es decir, otra imagen de la relación entre la felicidad y la verdad.
Para mi madre, la felicidad era ficticia, la infelicidad era verdadera; Epicuro y los demás filósofos griegos me enseñaron que podía ser a la inversa, que la ilusión hace infeliz y en la verdad se puede encontrar algo más de felicidad.
 Y por eso estudié filosofía; en el fondo pienso que uno estudia filosofía porque no es feliz. Justamente porque el objetivo de la filosofía es la felicidad, pues cuanto menos feliz, más necesitamos filosofar. Alguien que sea plenamente feliz, ¿por qué va a querer estudiar filosofía? Por tanto, tenía la sensación de que no se me daba bien “la vida”, y sigo pensándolo, y cuando empecé a estudiar filosofía en el colegio, yo, que era un alumno regular, de repente tuve notas excepcionales, y me di cuenta de que se me daba mejor pensar que vivir.
James Rajotte
Como el amor, o la pasión, que según dice en su libro, rápidamente se convierten en una desilusión. Yo viví el descubrimiento de la filosofía como una feliz desilusión
. Porque lo que es cierto en lo que dice es que la pasión amorosa también es ilusoria.
 Cuando decía que para mi madre la ­felicidad era ficticia y la desgracia verdadera, auténtica, pues ahí está: la felicidad de la pasión amorosa es una felicidad ficticia, porque en el fondo amamos las ilusiones que nos hacemos acerca del otro, amamos, nos alegramos por los proyectos de futuro…
Cuando salimos de la ilusión de la pasión amorosa, no significa necesariamente que no nos queramos más, sino que hemos aprendido a amar la verdad del otro.
 Y en la pareja hay un poco de cada cosa: hay una parte de desilusión, es decir, que la mujer que vive conmigo perderá las ilusiones acerca de mí, como yo pierdo las ilusiones acerca de ella. Pero lejos de dejar de querernos, aprendemos a querernos tal como somos.
 Y, en el fondo, una pareja feliz es una pareja que pasa del amor ilusorio, de la pasión, al amor verdadero. Pues la filosofía está del lado de este amor verdadero. Si la vida no se corresponde con mis ilusiones, tal vez no se equivoque la vida, sino mis ilusiones, que son vanas.
 Si es al revés, me libero de mis ilusiones; si la acepto tal como es, entonces la puedo amar tal como es, y es lo que llamo una feliz desilusión, es decir, el encuentro con la sabiduría.
Usted estudia la muerte, el sexo, el amor, la amistad, porque son elementos sobre los que usted se interroga para saber cómo se debe comportar ante ellos. Sí, por supuesto, la filosofía es la búsqueda de la verdad, el amor a la verdad, el placer de entender, pero no solo para los filósofos.
 Nos gusta más entender que no entender. Lo que es tal vez específico en la filosofía es en el fondo el hecho de buscar algo: el hecho de buscar la mayor verdad posible, y la mayor felicidad posible, intentando articular ambas cosas.
Alguien que estudia matemáticas busca una verdad matemática, pero no cuenta con las matemáticas para ser feliz. Y alguien que busca la felicidad en la ilusión es otra cosa. La singularidad del filósofo en el fondo es que tiene dos amores: la verdad, la razón, entender, y la felicidad. E intenta vivir ambos amores juntos, pero privilegiando la verdad. El hecho de que una idea me haga feliz no quiere decir que tenga que pensarla, porque muchas ilusiones me hacen feliz más fácilmente que muchas verdades desagradables que conozco. Por tanto: la felicidad es el objetivo, pero la verdad es el camino.
Todo eso dividido por el tiempo porque lo que convierte la felicidad, el amor, el placer, incluso la amistad, es la evidencia de que el tiempo viene y acaba con todo. La muerte. La muerte. El tiempo… ¿Cuánto tiempo querré a mis hijos? El tiempo que viva: es una evidencia. Por tanto, la muerte se lo lleva todo, pero el tiempo no. ¿Cuánto tiempo querré a mi mejor amigo? Sinceramente, nos conocemos desde hace 40 años, nos queremos desde hace 40 años, no hay ninguna razón para que pare. Lo más probable es que lo quiera hasta mi muerte. ¿Cuánto tiempo querré a mi pareja? Pues llevamos 24 años viviendo juntos, seguimos queriéndonos, y lo más verosímil, me parece, es que sigamos queriéndonos.
 Por tanto, no es cierto que todo desaparezca con el tiempo. Y, de hecho, pienso que si casi todos escogemos vivir en pareja, vivir una historia que dure, es porque llevamos dentro lo que el poeta Paul Éluard llama “el duro deseo de durar”
. No es cierto que el tiempo lo borre todo. Hay amores que duran hasta la muerte, por nuestros hijos, es una evidencia, pero también es cierto de la mayor parte de las amistades verdaderas, es cierto de muchas parejas. De ahí lo trágico: quisiéramos que el amor durara siempre; puede durar toda una vida, pero para mí, que soy ateo, no más tiempo que una vida.
"En el colegio me di cuenta de que se me daba mejor pensar que vivir"
Quizá los hombres inventamos a Dios para creer que algo duraba toda la vida; es más, que nos íbamos a prolongar después de la muerte. Sí, desde luego. Los hombres inventaron a Dios para convencerse de que las cosas podían durar más que la vida. Es cierto: me parece que en Occidente inventamos a Dios para tranquilizarnos con poco.
 Sin embargo, creo que la verdadera sabiduría estriba en aceptar la impermanencia.
 Puedo amar a alguien toda la vida, pero, a pesar de todo, este amor desaparecerá conmigo, ya que todo desaparece.
 Según mi punto de vista, es mayor la sabiduría del que acepta su finitud, su propia mortalidad, que del que intenta tranquilizarse a buen precio, imaginando que después de la muerte existe otra vida que no acabará nunca.
¿Le parecería una cuestión íntima si le preguntara cómo se lleva con la muerte? Me llevo muy bien con la muerte. No la temo
. Cuando era muy joven, tenía miedo a morir antes de haber escrito mis libros. Y cada vez que publico un libro pienso: “Bueno, por lo menos, ¡ahí va otro que ya está hecho!”. Y como he escrito más o menos los libros que quería, pues… ya no temo a la muerte. Esto es el primer punto.
 Segundo punto: en cuanto uno tiene hijos (bueno, yo perdí al primero…), nuestra muerte se convierte en algo indiferente, comparado con la muerte de nuestros hijos; y por tanto, la paternidad y la maternidad nos liberan algo del pequeño ego tembloroso que teme morir.
 Es normal morir. Y tercer punto: al envejecer, cuanto más se avecina la muerte, porque se avecina inevitablemente, más me es indiferente.
 Incluso, si me apura, hay momentos de fatiga en los que casi pudiera ser una tentación. Bueno, ¡ya veremos cuando esté frente a ella! Si mañana por la mañana me anunciara un médico que tengo cáncer y que me quedan seis meses, pienso que lo viviría bastante mal. No tengo ningunas ganas de morir, no tengo pulsiones suicidas, pero en este momento, verdaderamente, desde hace años, estoy muy tranquilo con la muerte; y está este comentario de Montaigne que siempre me afectó mucho. En los Ensayos escribe: “Si no sabes morir, ¡no te preocupes! ¡La naturaleza te informará de ello en seguida!”.
 Es decir, como lo decía otro escritor: “La muerte es el único examen que no suspende nadie”; todo el mundo es capaz de morir, ¿por qué quiere que yo no lo consiga? Pues todo esto porque usted me preguntaba qué tal me llevo con la muerte. Me llevo muy bien. A veces, la vida me cuesta más.
En sus biografías se pone mucho énfasis en el momento en que usted perdió la fe en Dios, a los 18 años, que es una edad importante para que el hombre empiece a revolverse, a preguntarse por sí mismo. No me desperté de la noche a la mañana ateo de repente; se trata de un proceso
. Fue en el 68, había una gran pasión política, yo tenía 16 años y de repente la pasión política se lo llevó todo, y como solo se puede tener una pasión a la vez, la política ocupó todo el terreno y, por tanto, ya no quedaba sitio para Dios.
Yo había escrito que, primero, Dios cesó de interesarme porque solo me interesaba la revolución, y luego cesé de creer en él; pero ocurrió, en el fondo, de una forma muy tranquila. Lo viví más bien como una forma de liberación, como una conquista de la sencillez. Sabe, cuando está uno en un coloquio y luego por la noche llega a su habitación de hotel, se queda solo, cierra la puerta y siente un gran alivio, y piensa: “¡Por fin solo!”, ¡sin “s” al final!, como decía Jules Renard en su diario íntimo. Pues cuando perdí la fe, mi primera reacción fue la de decir: “¡Por fin solo!” ¡Y sin “s” al final! Porque esta mirada de Dios siempre encima –pues yo era realmente un ferviente cristiano– en el fondo es cansado, es complicado, ¡qué peso! Luego te dicen: “Sí, pero es una mirada de amor”. Pues ¡justamente!, si por lo menos fuera una mirada indiferente, nos podría dar igual, pero ¡una mirada de amor!, ¿quién de nosotros quisiera vivir siempre bajo la mirada de su madre? Pero nadie, ¡por supuesto!
 Por tanto, cuando perdí la fe, en substancia, me di cuenta después, pero era algo que sentía: ¡por fin solo! Sin “s” al final; es decir, que me parece que perdí la fe por gusto a la soledad y a la sencillez; de repente, todo se convertía en algo mucho más sencillo.
 Luego tuve que asumir lo que significa aquello que llamo la parte de desesperación en la condición humana. Si Dios no existe, si no hay vida después de la muerte, hay algo desesperante en la condición humana. Intento pensar que se puede convertir esta desesperación en una felicidad, esto era el sentido de mis primeros libros, pero no fue ninguna crisis, no lo viví como algo angustioso, sino como una liberación.
¿Qué pasó luego con la pasión de la revolución, y con el abrazo a la política? Como cualquier pasión, también desapareció.
 Ninguna pasión dura, y especialmente la pasión política. Luego viví lo que vivió mucha gente de mi generación, es decir, que el joven revolucionario que era a los 18 años se convirtió en un socialdemócrata como muchos. Siempre voté a la izquierda, y sigo votando a la izquierda, pero obviamente la revolución ha dejado de hacerme soñar. Sin embargo, la política me sigue interesando. Ya no es el centro de mi vida. Forma parte de las cosas importantes de las que hay que ocuparse, pero quisiera decir que más vale ser lo menos apasionado posible. En el fondo, el sistema socialdemócrata, que es aquel en el que me reconozco, de la izquierda europea de hoy día, a menudo se dice que es un modelo poco exaltante; y yo contesto que esa es su principal cualidad. Desconfío de la exaltación en política. Y todos aquellos exaltados de extrema izquierda revolucionaria, o de extrema derecha, lo cual es incluso peor, me asustan.
 A mí me gusta, en el modelo reformista socialdemócrata, el hecho, justamente, de que no sea exaltante, porque la política no está allí para exaltarnos, sino para ayudarnos a tomar nuestro destino colectivo en nuestras manos. Europa, hoy día, lo necesita sobremanera.
¿Qué le exalta hoy? Nada, en el fondo, no soy un exaltado.
Soy, y cada vez más, un moderado; lo cual no significa que no exista el placer, sino que mis placeres no son alocados. Lo que vivo con más intensidad ¿qué es? Pues a la vez la vida afectiva y sexual, es decir, con mi mujer existe una verdadera… no diría exaltación, sino una verdadera excitación sexual.
 El arte a veces, sobre todo la música, me exalta.
Habla en sus libros de relaciones afectivas. En España, el Tribunal Constitucional ha aprobado el matrimonio homosexual. El amor, la familia, las relaciones han cambiado por completo, y la ley lo reconoce. Es cierto que el mundo ha cambiado.
 Cuando pienso justamente que la España católica, pudibunda que conocí fue el primer país en legalizar el matrimonio homosexual, pienso ¡vaya cambio! Y afortunadamente. Lo que creo es que somos más libres que nunca en nuestra vida afectiva y sexual. Y al mismo tiempo nos permite reflexionar sobre el fondo de los problemas. Porque antes muchas personas no se planteaban cómo ser felices en pareja, ya que nos casaban los padres, a menudo sin poder opinar, pues el matrimonio por amor es bastante reciente desde el punto de vista histórico, y la religión, la moral, prohibían el divorcio. Por tanto, lo teníamos que aceptar como fuera. No teníamos que escoger un marido, lo hacía la familia; no teníamos derecho a divorciarnos; quedaba excluido el hecho de ser homosexual, y, por tanto, el camino estaba todo indicado, y era estrecho.
 No teníamos mucho donde elegir
. Hoy día ya no hay camino. Existe una especie de vasta planicie en la que cada uno puede ir a la derecha, a la izquierda, y hacer su propio camino. Por tanto, somos mucho más libres que nunca, y pienso que menos mal, obviamente, pero al mismo tiempo hace falta reflexionar, y ¿reflexionar sobre qué? Pues sobre el amor, la sexualidad, la diferencia entre ambos
. En el fondo, si los homosexuales quieren poder casarse, será porque tienen la sensación de que se quieren, y no hay ninguna razón para prohibirles construir una pareja, incluso institucionalizada, sobre la base de dicho amor. El matrimonio de homosexuales es muy nuevo, el amor es muy antiguo, incluido el amor homosexual, porque el texto del que más hablo en este libro es, a pesar de todo, El banquete, de Platón, en el que el único amor evocado es un amor homosexual.
Porque a Platón solo le gustaron siempre los chicos. Por tanto, están ambos lados.
 Sí, las cosas han cambiado, y, efectivamente, este libro corresponde a una época, a nuestra modernidad, pero al mismo tiempo estos cambios nos hacen más libres para vivir algo que existe desde hace mucho tiempo; bueno, en realidad dos cosas: el sexo y el amor… bueno, tres cosas…
Usted me ha dicho que se ha enamorado cuatro o cinco veces en su vida. Disculpe esta pregunta íntima: ¿ahora está enamorado? No, pero amo a mi mujer, y sabe más rico. Le diré una cosa, no me gusta especialmente el estado de enamoramiento. Me ocurrió varias veces, sé el encanto que puede tener, pero no me siento muy normal, no me siento muy inteligente, muy lúcido, me siento un poco exaltado, y no me gusta mucho la exaltación. Sin embargo, me gusta el amor, y me gusta una pareja que se ama, que ya no está en la pasión, sino en la cotidianeidad feliz, en el deseo, en la intimidad carnal, más que los jóvenes enamorados “que se besuquean en los bancos públicos”, como cantaba Brassens, pero que ignoran casi todo el uno del otro, y que aún no han empezado a amarse realmente.