En una céntrica librería madrileña, un centenar de ilusionados fans
de Manolito Gafotas, el chaval más famoso de todo Carabanchel (Alto), se
han agolpado, o casi, para asistir a la presentación de su última entrega de aventuras cotidianas, Mejor Manolo (Seix Barral),
de la mano de su autora, Elvira Lindo. Pero, al contrario de lo que
muchos podrían pensar, ninguno era niño. No solo porque en esta nueva
novela, la octava de la serie, Manolito ha ganado unos años y ha perdido
el diminutivo, sino, sobre todo, porque sus hilarantes historias son
aptas y recomendables para cualquier edad. “Es un crossover, lo pueden
leer todas las generaciones”, ha apuntado el periodista Manuel Rodríguez
Rivero, que ha acompañado a la escritora en el acto, y que ha arrancado
recordando que, tras apenas dos semanas en venta, el libro ya va a
tirar su segunda edición, después de una primera de 30.000 ejemplares.
Manolito, al ser Manolo, se concede licencias que antes no hubieran sido posibles, algo a lo que ayuda el hecho de que ya no se haya publicado en una colección infantil. “Que sea más adulto me permite aumentar el registro del humor”, ha explicado la autora, que ha reivindicado al periodismo cultural una cobertura de la literatura mejor y “con más emoción”. También se da más incorrección política, una cuestión que, ya desde el principio de la saga, ha supuesto una traba para su reconocible expresión, especialmente en lo que se refiere a las traducciones. En Francia, por ejemplo, el matón de la pandilla tuvo que dejar de llamarse Yihad para no herir sensibilidades, y el abuelo tuvo que dejar de dormir a solas con el niño. En los países nórdicos, las collejas que el protagonista recibe de su madre fueron suprimidas. En EE UU, se eliminó una imagen de las Tres Gracias, de Rubens, que formaba parte de una de las ilustraciones, por estar desnudas. “Todo país ha tenido su perita”, ha contado Lindo entre las risas del público.
Como Manolito ha crecido, también lo han hecho en paralelo el resto de los personajes, a los que se ha añadido un nuevo nombre, La Chirli, la hermana pequeña del clan García Moreno. “Representa el optimismo de la familia. Es diferente, porque expresa la alegría con más espontaneidad, no es miedosa, no siente celos…”, ha contado. “Y las historias de Manolito están muy basadas en eso, en los celos, algo que los que somos de familia numerosa tenemos muy vivo”.
Si el universo de Manolito siempre ha hecho referencia al mundo personal de la autora (ella misma ha admitido ser el protagonista), en esta ocasión también está estrechamente ligado a la actualidad, no solo en lo que respecta a la insoportable situación económica, sino también en cuanto a personajes culturales o a cuestiones sociales.
“Me gusta incluirla, pero sin que pase de moda”.
Llegado tras diez años de parón, en los que Lindo (Cádiz, 1962) ha estado haciendo “muchas otras cosas”, Mejor Manolo también se ha beneficiado de lo aprendido en este tiempo. “Lo he hecho escribiendo mejor”, ha asegurado.
“Ha estado bien esperar este tiempo, porque te das cuenta de que todo tenía su razón, y en este caso, el libro lo he escrito durante la crisis, lo que lo convierte en otra cosa”. Para ponerse a trabajar, la escritora ha reconocido que tuvo que repasar los siete libros anteriores, porque había olvidado muchos de los detalles. “Al releerlos, vi cosas que me gustaron mucho, como la sencillez con la que estaban escritos o que no habían pasado, a pesar de muchas cosas que se decían de ellos, como que son muy locales”.
Tan locales son los personajes, que tienen su propio parque en el barrio de Carabanchel, con placa incluida. “Yo quería poner una estatua de Manolito, además con pose antigua, dieciochesca”, ha explicado divertida. “Pero en este país es imposible donar algo, siempre hay pegas”.
Pero aunque son de un barrio popular de Madrid, Manolito y sus amigos han sido capaces de dar el salto al mundo, una cuestión que ha defendido el escritor y marido de la autora, Antonio Muñoz Molina, que ha estado presente en el acto: “Es la obra literaria de ficción más universal que hay ahora mismo”.
Arropada igualmente por el ilustrador, Emilio Urberuaga, Lindo ha concluido la presentación con un turno de preguntas que ha resultado ser más bien de halagos y agradecimientos, a los que ha respondido emocionada. “En el mundo de la cultura he sido rara. En algunos momentos no me he sentido bien tratada, porque he hechos cosas como escribir cine, humor, libros infantiles… y es como si fueras restando puntos”, ha concluido.
“Pero haber hecho cosas populares es algo por lo que no tengo que pedir perdón”.
Siempre hay que halarga porque tiene muchos padrinos, no sé si madrinas, pero otras mujeres escribir y publicar les resulta muy dificil.
Dice que ha hecho muchas cosas, no sé, solo he visto su vestidor, con mal gusto como es ella que se cree que va lo más !in" pero ni su tipo ni su cara aceptan cualquier modelito tirando a cursi, como es ella naturalmete.
Manolito, al ser Manolo, se concede licencias que antes no hubieran sido posibles, algo a lo que ayuda el hecho de que ya no se haya publicado en una colección infantil. “Que sea más adulto me permite aumentar el registro del humor”, ha explicado la autora, que ha reivindicado al periodismo cultural una cobertura de la literatura mejor y “con más emoción”. También se da más incorrección política, una cuestión que, ya desde el principio de la saga, ha supuesto una traba para su reconocible expresión, especialmente en lo que se refiere a las traducciones. En Francia, por ejemplo, el matón de la pandilla tuvo que dejar de llamarse Yihad para no herir sensibilidades, y el abuelo tuvo que dejar de dormir a solas con el niño. En los países nórdicos, las collejas que el protagonista recibe de su madre fueron suprimidas. En EE UU, se eliminó una imagen de las Tres Gracias, de Rubens, que formaba parte de una de las ilustraciones, por estar desnudas. “Todo país ha tenido su perita”, ha contado Lindo entre las risas del público.
Como Manolito ha crecido, también lo han hecho en paralelo el resto de los personajes, a los que se ha añadido un nuevo nombre, La Chirli, la hermana pequeña del clan García Moreno. “Representa el optimismo de la familia. Es diferente, porque expresa la alegría con más espontaneidad, no es miedosa, no siente celos…”, ha contado. “Y las historias de Manolito están muy basadas en eso, en los celos, algo que los que somos de familia numerosa tenemos muy vivo”.
Si el universo de Manolito siempre ha hecho referencia al mundo personal de la autora (ella misma ha admitido ser el protagonista), en esta ocasión también está estrechamente ligado a la actualidad, no solo en lo que respecta a la insoportable situación económica, sino también en cuanto a personajes culturales o a cuestiones sociales.
“Me gusta incluirla, pero sin que pase de moda”.
Llegado tras diez años de parón, en los que Lindo (Cádiz, 1962) ha estado haciendo “muchas otras cosas”, Mejor Manolo también se ha beneficiado de lo aprendido en este tiempo. “Lo he hecho escribiendo mejor”, ha asegurado.
“Ha estado bien esperar este tiempo, porque te das cuenta de que todo tenía su razón, y en este caso, el libro lo he escrito durante la crisis, lo que lo convierte en otra cosa”. Para ponerse a trabajar, la escritora ha reconocido que tuvo que repasar los siete libros anteriores, porque había olvidado muchos de los detalles. “Al releerlos, vi cosas que me gustaron mucho, como la sencillez con la que estaban escritos o que no habían pasado, a pesar de muchas cosas que se decían de ellos, como que son muy locales”.
Tan locales son los personajes, que tienen su propio parque en el barrio de Carabanchel, con placa incluida. “Yo quería poner una estatua de Manolito, además con pose antigua, dieciochesca”, ha explicado divertida. “Pero en este país es imposible donar algo, siempre hay pegas”.
Pero aunque son de un barrio popular de Madrid, Manolito y sus amigos han sido capaces de dar el salto al mundo, una cuestión que ha defendido el escritor y marido de la autora, Antonio Muñoz Molina, que ha estado presente en el acto: “Es la obra literaria de ficción más universal que hay ahora mismo”.
Arropada igualmente por el ilustrador, Emilio Urberuaga, Lindo ha concluido la presentación con un turno de preguntas que ha resultado ser más bien de halagos y agradecimientos, a los que ha respondido emocionada. “En el mundo de la cultura he sido rara. En algunos momentos no me he sentido bien tratada, porque he hechos cosas como escribir cine, humor, libros infantiles… y es como si fueras restando puntos”, ha concluido.
“Pero haber hecho cosas populares es algo por lo que no tengo que pedir perdón”.
Siempre hay que halarga porque tiene muchos padrinos, no sé si madrinas, pero otras mujeres escribir y publicar les resulta muy dificil.
Dice que ha hecho muchas cosas, no sé, solo he visto su vestidor, con mal gusto como es ella que se cree que va lo más !in" pero ni su tipo ni su cara aceptan cualquier modelito tirando a cursi, como es ella naturalmete.