Frank Lloyd Wright diseñó en 1952 una casa para su hijo David y su
nuera Gladys, una joya arquitectónica enclavada en un naranjal a las
afueras de Phoenix que está considerada como uno de los 20 edificios más
importantes del creador y que podría desaparecer en unas semanas.
Sus actual propietaria, la empresa inmobiliaria 8081 Meridian, tiene previsto demoler el edificio para construir una urbanización en su lugar y aunque el Gobierno local ha iniciado el proceso para declarar al inmueble edificio protegido y evitar su derribo, la entidad asegura que tiene un permiso para poder llevar a cabo su iniciativa en cualquier momento.
La vivienda, un entramado de pasadizos y techos espirales de caoba, con tres habitaciones, dos baños y una escalera de caracol muy parecida a la que el arquitecto diseñó para el museo Guggenheim de Nueva York - a la casa de Phoenix ya se la ha tildado como la hermana pequeña de ese edificio-, había pasado casi desaparecida a los estudiosos y admiradores de la obra de Wright, hasta que en junio pasado se dispararon todas las alarmas cuando la inmobiliaria 8081 Meridian -que adquirió la vivienda ese mismo mes por 1,8 millones de dólares 8unos 1,4 millones de euros)- anunció su intención de demolerla.
“David y Gladys eran muy celosos de su intimidad, nunca quisieron dar a conocer su casa, porque querían que fuera eso, una casa y no un museo rodeado de curiosos”, explica por teléfono Janet Halstead, directora ejecutiva de la Organización para la Conservación de Edificios de Frank Lloyd Wright.
“No hay una fecha límite para el derribo de la casa, pero el 7 de noviembre finaliza todo el proceso legal para declararla edificio protegido y mientras tanto estamos tratando de llegar a un acuerdo con la inmobiliaria para tratar de preservar el inmueble”, indicó Halstead. Parte de ese acuerdo para evitar la desaparición de la casa de Wright pasa por encontrar un comprador que la adquiera e impida a los propietarios derruirla antes de esa fecha.
Aunque 8081 Meridian -con la que este periódico ha tratado de ponerse en contacto en varias ocasiones- había amenazado con iniciar los trabajos de demolición, en virtud de un permiso que el Ayuntamiento considera ilegal, este miércoles, el Gobierno local aseguró que habían convenido ampliar el plazo hasta encontrar alguien interesado en comprarla.
Scott Jarson, propietario de la inmobiliaria Jarson & Jarson y un acérrimo defensor de la preservación de la casa Wright, encontró esta misma semana a un comprador, sin embargo, la empresa propietaria no aceptó su oferta. “Ofrecimos 2.050.000 dólares, pero la inmobiliaria se negó a vender alegando que quería 2.200.000 dólares y que no estaba dispuesta a enseñar el interior de la vivienda a mi cliente”, explica Jarson por teléfono.
El empresario se muestra esperanzado en poder encontrar otro comprador, pero teme que no pueda lograrlo antes de que 8081 Meridian emprenda de nuevo las tareas de demolición. En el caso de que derribaran la vivienda y se demostrara que no estaban autorizados, además de a una demanda criminal, la promotora podría verse obligada a reconstruir el edificio, sostiene Jarson.
De momento, además de un posible comprador, la única esperanza para la casa es que el 7 de noviembre sea declarada edificio protegido.
Pero aunque finalmente el Gobierno local de Phoenix declarara autorizara esa posibilidad, la medida no libraría a la vivienda de su demolición, “únicamente aplazaría su derribo un máximo de tres años”, explica Halstead. “Se trata de un edificio único, parte del legado de Wright en Arizona. A través de nuestra página web estamos recogiendo firmas de apoyo que presentaremos al alcalde el 7 de noviembre”, informa.
Aunque los vecinos de Phoenix conocían la existencia de la casa en la que el hijo de Wright y su mujer vivieron durante 40 años, se ignoraba que pudiera estar en peligro. “Cuando ambos murieron [David en 1998, con 102 años y Gladys en 2008, con 104], los nietos del arquitecto vendieron la casa en 2009 con la condición de que su nuevo propietario la conservara y viviera en ella. Al parecer, no hizo ni lo uno ni lo otro y volvió a ponerla a la venta”, señala Jarson.
“Todos pensábamos que estaba en buenas manos”, se lamenta.
Pese a que desde que Gladys muriera en 2008 la casa no ha sido habitada, Halstead considera que la vivienda no está en malas condiciones.
“Como todos los edificios de más de 50 años, necesitará alguna reparación, pero más allá de ello, su estado de conservación es bueno”, sostiene. El acuerdo al que el lunes llegaron el Ayuntamiento de Phoenix y la inmobiliaria ha arrancado unas semanas más de vida a la casa de Wright, unos días preciosos para Jarson y Halstead en los que esperan dar con un comprador que garantice los cimientos del hijo del Guggenheim en Arizona.
Sus actual propietaria, la empresa inmobiliaria 8081 Meridian, tiene previsto demoler el edificio para construir una urbanización en su lugar y aunque el Gobierno local ha iniciado el proceso para declarar al inmueble edificio protegido y evitar su derribo, la entidad asegura que tiene un permiso para poder llevar a cabo su iniciativa en cualquier momento.
La vivienda, un entramado de pasadizos y techos espirales de caoba, con tres habitaciones, dos baños y una escalera de caracol muy parecida a la que el arquitecto diseñó para el museo Guggenheim de Nueva York - a la casa de Phoenix ya se la ha tildado como la hermana pequeña de ese edificio-, había pasado casi desaparecida a los estudiosos y admiradores de la obra de Wright, hasta que en junio pasado se dispararon todas las alarmas cuando la inmobiliaria 8081 Meridian -que adquirió la vivienda ese mismo mes por 1,8 millones de dólares 8unos 1,4 millones de euros)- anunció su intención de demolerla.
“David y Gladys eran muy celosos de su intimidad, nunca quisieron dar a conocer su casa, porque querían que fuera eso, una casa y no un museo rodeado de curiosos”, explica por teléfono Janet Halstead, directora ejecutiva de la Organización para la Conservación de Edificios de Frank Lloyd Wright.
“No hay una fecha límite para el derribo de la casa, pero el 7 de noviembre finaliza todo el proceso legal para declararla edificio protegido y mientras tanto estamos tratando de llegar a un acuerdo con la inmobiliaria para tratar de preservar el inmueble”, indicó Halstead. Parte de ese acuerdo para evitar la desaparición de la casa de Wright pasa por encontrar un comprador que la adquiera e impida a los propietarios derruirla antes de esa fecha.
Aunque 8081 Meridian -con la que este periódico ha tratado de ponerse en contacto en varias ocasiones- había amenazado con iniciar los trabajos de demolición, en virtud de un permiso que el Ayuntamiento considera ilegal, este miércoles, el Gobierno local aseguró que habían convenido ampliar el plazo hasta encontrar alguien interesado en comprarla.
Scott Jarson, propietario de la inmobiliaria Jarson & Jarson y un acérrimo defensor de la preservación de la casa Wright, encontró esta misma semana a un comprador, sin embargo, la empresa propietaria no aceptó su oferta. “Ofrecimos 2.050.000 dólares, pero la inmobiliaria se negó a vender alegando que quería 2.200.000 dólares y que no estaba dispuesta a enseñar el interior de la vivienda a mi cliente”, explica Jarson por teléfono.
El empresario se muestra esperanzado en poder encontrar otro comprador, pero teme que no pueda lograrlo antes de que 8081 Meridian emprenda de nuevo las tareas de demolición. En el caso de que derribaran la vivienda y se demostrara que no estaban autorizados, además de a una demanda criminal, la promotora podría verse obligada a reconstruir el edificio, sostiene Jarson.
De momento, además de un posible comprador, la única esperanza para la casa es que el 7 de noviembre sea declarada edificio protegido.
Pero aunque finalmente el Gobierno local de Phoenix declarara autorizara esa posibilidad, la medida no libraría a la vivienda de su demolición, “únicamente aplazaría su derribo un máximo de tres años”, explica Halstead. “Se trata de un edificio único, parte del legado de Wright en Arizona. A través de nuestra página web estamos recogiendo firmas de apoyo que presentaremos al alcalde el 7 de noviembre”, informa.
Aunque los vecinos de Phoenix conocían la existencia de la casa en la que el hijo de Wright y su mujer vivieron durante 40 años, se ignoraba que pudiera estar en peligro. “Cuando ambos murieron [David en 1998, con 102 años y Gladys en 2008, con 104], los nietos del arquitecto vendieron la casa en 2009 con la condición de que su nuevo propietario la conservara y viviera en ella. Al parecer, no hizo ni lo uno ni lo otro y volvió a ponerla a la venta”, señala Jarson.
“Todos pensábamos que estaba en buenas manos”, se lamenta.
Pese a que desde que Gladys muriera en 2008 la casa no ha sido habitada, Halstead considera que la vivienda no está en malas condiciones.
“Como todos los edificios de más de 50 años, necesitará alguna reparación, pero más allá de ello, su estado de conservación es bueno”, sostiene. El acuerdo al que el lunes llegaron el Ayuntamiento de Phoenix y la inmobiliaria ha arrancado unas semanas más de vida a la casa de Wright, unos días preciosos para Jarson y Halstead en los que esperan dar con un comprador que garantice los cimientos del hijo del Guggenheim en Arizona.