Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

6 oct 2012

Al abrigo de tu tristeza

Leonard Cohen o el veneno de la melancolía como abrigo frente a las miserias.

 

Leonard Cohen durante su segundo y único concierto en España en el Palacio de Deportes. / BERNARDO PÉREZ
A veces, cuando los días se tornan aciagos, solo un aporte adicional de tristeza puede servir de revulsivo. Leonard Cohen volvió a obrar anoche, en un repleto Palacio de Deportes, el milagro de la homeopatía: el veneno de la melancolía como abrigo frente a las miserias
. El maestro sabe que casi todas las batallas están perdidas, pero alza, orgulloso, su figura arrugada para oficiar una ceremonia tan vieja como trascendental.
 Superados con creces no dos cuartos de siglo, sino tres, el caballero de sombrero borsalino nos cobró un dinero importante por sus valiosas canciones, pero regaló una sobrecogedora lección de dignidad. Andábamos mustios, Leonardo, así que nunca sabremos cómo agradecer que nos doblegaras con la profunda gravedad de tu canto.
Nos lo aclaraste ya en la segunda canción:
“He visto el futuro, hermano, y es un crimen”. Y en la siguiente, Bird on a wire, que interpretaste arrodillado, encogido como en una plegaria abisal
. Y a los pajarillos en el alambre se les encogían las tripas.
 Como a ti esa voz lastimada, medio consumida, pero con la sabiduría que no podría aportar ningún jovencito irredento.
Latía en el ambiente el recuerdo de aquella velada memorable, tres años atrás, cuando nada esperábamos ya del anacoreta canadiense y su sobrevenida bancarrota —bendita sea la cruel desfalcadora— le obligó a retornar a la carretera. Poco ha cambiado.
 Los músicos permanecen, Neil Larsen es un sublime organista de Hammond y el laúd de nuestro Xavier Mas lo tiñe todo de una mediterraneidad confortable.
Pero el poeta ha tenido tiempo de concluir un nuevo álbum, Old ideas, de equívoca apariencia menor.
 El misticismo de Amen, con su espléndido violín plañidero, y la majestuosa Come healing, bella como una canción tradicional irlandesa, propiciaron los mejores momentos de la primera parte.
Leonardo ha incrementado su repertorio, pero no deja de visitar, a sus 78 inviernos, tantas páginas que le aseguran el pasaporte a la eternidad
.“Me duelen los lugares con los que solía jugar”, musita en Tower of song, la jaculatoria que abre la segunda mitad. Y a partir de ahí, una cascada de palabras mayores. Suzanne, Hallelujah, First we take Manhattan.
 A veces su voz de barítono parece no provenir del aparato fonador, sino de las mismas entrañas. So long Marianne, Famous blue raincoat, Take this waltz. Es cierto: alguien que ama a Lorca solo puede albergar belleza en su corazón.
 Gracias por darnos buena vida, Leonardo.Gracias por recordarme que tus canciones me hacían vibrar y siguen hacéndolo, gracias por mostrar esa faceta tuya encantadora de tu mirada. gracias por hacerme sentir que cantabas solo para mi y lo sigues haciendo. Todos somos ya un poco más viejos pero cuando cantas Danzing.....me revelas a un joven con esa voz que acaricia para que los recuerdos no sean tristes,

5 oct 2012

La liebre con ojos de ámbar

Edmund de Waal : La liebre de los ojos de ambar

“Gran Historia de personajes inolvidables, muestra de una época convulsa. Un viaje apasionante por las ramas de ese árbol genealógico que brota en Odesa y se extiende a París, Viena, Ámsterdam, Nueva York o Tokyo. Un libro insólito y magníficamente escrito sobre la historia tal como sucede o sobre la nostalgia o sobre las lágrimas de las cosas”.

Entrevista a Edmund de Waal, autor de 'La liebre con ojos de ámbar' (Acantilado, 2012), en el 'Sydney Writers' Festival 2012' (en inglés)
SWF2012: Edmund de Waal on memoir, writing, research and family -- Sydney Writers' Centre interview
www.youtube.com


George Cukor, director de actrices Mujeres Divinas

En El País de TCM recordamos hoy al mejor director de actrices. Se especializó fundamentalmente en comedias románticas llenas de ironía y mordacidad pero que siempre guardaban un punto de crítica social a las costumbres de la época. Así, por ejemplo, Historias de Filadelfia refleja la frivolidad y el comportamiento caprichoso de las clases más acomodadas y La costilla de Adán, la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Su actriz favorita, la gran Katharine Hepburn, con la que Cukor trabajó en ocho ocasiones, escribió de él en sus memorias: "Su carrera fue extraordinaria pero rara vez se le sitúa junto a los que llaman 'grandes directores'.

 Creo que sé por qué. Era fundamentalmente un director de actores. Básicamente le interesaba que el actor brillara. Veía la historia a través de los personajes principales".
A partir de mañana, y a lo largo de todos los sábados del mes de octubre, TCM dedica un ciclo a este realizador que supo, mejor que ningún otro, trasladar a pantalla los sentimientos femeninos.











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