Más turbación
Por si fuera poco el jaleo que hay con la política, la prima, el riesgo y la deuda, ahora cogen a una política que es concejala, la toman por prima al no haber evitado una situación de riesgo, y le hacen pagar las deudas ocasionadas por las ganas que le tenían algunos. Todo para generar más turbación y ruido de fondo.
Luego dicen que no hay diferencias en el tratamiento de los hechos protagonizados por un hombre y una mujer, que son manías o paranoias que tenemos unos cuantos, y muchos, a pesar de la realidad y de los datos que les damos, no se quieren enterar del significado que hay detrás de estas actitudes.
Veamos lo que ha pasado con Olvido Hormigos, concejala de Los Yébenes.
Esta mujer graba un video y lo usa en privado como ella considera.
No comete delito alguno, ni agrede a nadie. Alguien lo da a conocer y lo lanza públicamente a las redes, que es lo mismo que empujarle a ella al vacío y sin red.
Pero, sorprendentemente, la primera reacción que se produce es atacarla, presionarla y hacerle sentir culpable, hasta el punto que llega a pensar en dimitir de su puesto en el ayuntamiento.
Es decir, Olvido es víctima de un delito, otros la agreden por ser el objetivo de un delincuente (y de la envidia que le tienen), pero la culpable es ella.
Y mientras que esta mujer es victimizada y expuesta públicamente a todo tipo de miradas y palabras, el presunto autor es preservado en la mayor privacidad.
No obstante, al hacerse la situación insostenible, más por el morbo que se ha organizado alrededor de ella que por la exigencia de justicia, varios días después (7-9-12) se llega a saber que el sospechoso es un conocido suyo, portero del equipo de fútbol de la localidad y llamado Carlos Sánchez, el cual ha sido imputado por su relación con los hechos. Pero cuando se le ha preguntado al club de fútbol por él, la respuesta ha sido que no quieren entrar en polémicas porque se trata de una situación personal.
Es decir, ser víctima de un delito es una cuestión pública que permite la exposición y la agresión de parte del pueblo y del país, y ser autor de ese delito es una cuestión personal…
Como pueden ver, un tratamiento muy equilibrado y justo.
Imagino que los que justifican la reacción y el escándalo por la conducta seguida por Olvido Hormigos, se habrán olvidado de las imágenes de, por ejemplo, otros jugadores de fútbol como Ronaldinho o Éver Banega, deportistas internacionales de sobra conocidos, que aparecieron en unos videos caseros en circunstancias similares a la concejala, es decir masturbándose.
En ninguno de estos casos nadie les exigió que se fueran de sus equipos, ni se les ha cuestionado como profesionales ni como hombres, más bien al contrario, para muchos habrán subido su cotización en los parqués de las bolsas testiculares.
Y si fueran pocas estas diferencias, nos encontramos con los insultos a voces que se han lanzado contra ella allí por donde ha ido, en plena calle o en el mismo salón de plenos.
La han llamado, y una parte del pueblo sigue haciéndolo, “puta”, algo muy propio de quien tiene la idea de que una mujer no sometida a la sexualidad impuesta y limitada que la cultura guarda para ellas, es una puta. Los hombres, cuando recurren a esas conductas, lo único que hacen es desfogarse como machos o llamar a las “hembras”, mientras que ellas al actuar de este modo están pervirtiendo a la sociedad e incitando al pecado.
Podría dejar un pequeño espacio a la duda, y pensar que alguien ha confundido lo del puesto público en el ayuntamiento con el “ejercicio de la prostitución”, ya que a las meretrices también se les conoce como “mujeres públicas”, pero nada parece apuntar a que el insulto se deba a esa confusión.
Mira por dónde, otro problema del que los “hombres públicos”, bien sean de la política, del deporte, de la cultura o de cualquier otro ámbito, no tienen por qué preocuparse, puesto que ellos nunca son confundidos con gigolós.
Lo que está claro es que muchos han aprovechado lo ocurrido para generar más turbación en la política y en la sociedad, y de paso aprovechar para recordar que a algunas mujeres las encarga el diablo y son camino de perdición
. Da igual el motivo, lo importante es tener a mano una justificación para la crítica y una crítica para justificar. No es hipocresía, es la rabia y la ira que muchos tienen, y que a la más mínima oportunidad vociferan como un torbellino.
Pero no se preocupen, toda esta percepción que les cuento deben ser manías y alucinaciones que tenemos unos cuantos.
Aquí, como siempre, no ha pasado nada más que lo tenía que pasar... y por culpa de una mujer.