Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 jul 2012

Viste como Kate Middleton por 80 euros


Distintos modelitos de Kate Middleton.
Comprar los vestidos que las famosas lucen en la ceremonia de los Emmy, Oscar o Globos de Oro, a precios competitivos, está cada vez más cerca de convertirse en una realidad.
 Algunas empresas ofrecen la posibilidad de encargar trajes a medida a través de una plataforma online, a un precio, en ocasiones, hasta un 70 % más barato del vestido original.
Todo esto bajo una condición: el modelo nunca será confeccionado ni con el patrón ni en el taller de los modistos.
Si para el comprador esto último no es inconveniente, cualquier internauta podrá emular, a golpe de clic, a Kate Middleton y copiar su estilo sin moverse de casa. Uno de los modelos más imitados es el vestido azul corto de cóctel que lució la duquesa de Cambridge el día de su pedida de mano con el príncipe Guillermo. Este diseño es de la marca Issa, una de las favoritas de la princesa, el vestido está valorado en 500 euros y se agotó en las tiendas londinenses en tan solo 24 horas
. Ahora, en algunas tiendas online, se puede comprar la imitación por 88 euros.
 Estas empresas también han tomado nota de la curiosidad que despierta la hermana de la duquesa, Pipa, y ofrecen la posibilidad de adquirir algunos de los vestidos como por ejemplo, el que lució en la ceremonia después del enlace real, un Alexander McQueen color verde esperanza valorado en 35.000 euros.
Este mismo traje ya suscitó una gran expectación hace un año y la cadena de moda británica, Debenhams, sacó una edición limitada del vestido color marfil a un precio más asequible que el original, 195 euros.
Estas empresas, como Jen Jen House, ofrecen la posibilidad de vestir como Penélope Cruz en la última ceremonia de los Oscar cuando la actriz española fue una de las más elegantes que acudió con un vestido azul océano de Armani Privé. Cruz apostó por un modelo de cintura ceñida, con escote barco de organza y una falda con volumen hasta los pies
. Este diseño fue de los más alabados, y se puede adquirir en Internet por 120 euros.
 Otros de los diseños que se encuentran en el catálogo es el modelo morado de corte imperio y cristales de Swarovski en el escote de Rodarte
. Este vestido fue el que escogió Natalie Portman, embarazada de siete meses, cuando fue a recoger la estatuilla en la gala a la mejor actriz por su papel en Cisne Negro de Darren Aronofsky en 2011.
 La actriz Anne Hathaway, que da vida a Catwoman en la última película de Batman El caballero oscuro: la leyenda renace, siempre ha despertado mucho interés entre sus seguidoras
. A estas empresas de moda no se le ha pasado por alto el modelo que la intérprete llevó en la edición que ejerció como presentadora de los Oscar: un vestido del diseñador italiano Valentino, color rojo, vintage de tafetán con escote palabra de honor.
Las seguidoras de las series de televisión estadounidenses Sexo en Nueva York también pueden copiar el estilismo de algunas de sus protagonistas como la neoyorkina Sarah Jessica Parker.
La estilista de la serie, Patricia Field, abrió hace un par de años una página web donde se puede adquirir, a precios más asequibles, algunos de los elementos más representativos de la serie como la cazadora “Patricia Field Fur Trim Jacket’ negra con letras bordadas con su nombre.

YA VES - ISMAEL SERRANO & LUÍS E. AUTE.

Abrazame Luis Eduardo Aute

Todas las cartas del amor de Fernando Pessoa y Ofélia


El escritor Fernando Pessoa en 1914, a los 26 años de edad.
“Fernando: Hoy no tuve suerte.
 Mis cosas son últimamente así, siempre salen mal. Deseaba tanto que llegara la hora... y al final usted llegó aburrido de su vida y de mí. ¿Ya no le gusto Fernandito?”.
“Ofélia: Toda mi vida gira en torno a mi obra literaria, buena o mala, lo que sea, lo que pueda ser. Todos (…) tienen que convencerse de que soy así, de que exigirme sentimientos —que considero muy dignos, dicho sea de paso— de un hombre común y corriente es como exigirme que sea rubio y con los ojos azules”.
 El primer fragmento de carta (escrito en septiembre de 1929) pertenece a Ofélia Queiroz, por entonces de 29 años.
 El segundo, escrito días después, a un Fernando Pessoa de 40, ya alcoholizado, que se dirigía a la única mujer de la que se enamoró en su vida y con la que iba a cortar para siempre poco después.
 La especialista portuguesa Manuela Parreira Da Silva acaba de reunir en un único volumen (Cartas de amor de Fernando Pessoa e Ofélia Queiroz, editorial Assírio & Alvim), las cartas que se cruzaron (a veces de usted, a veces de tú) el mayor poeta de la literatura portuguesa y una chica bien de una familia burguesa lisboeta.
Ambos se conocieron a finales de 1919, en una oficina comercial donde Ofélia, por entonces de 19 años, entró a trabajar de secretaria y donde Pessoa, de 31, se empleaba por horas traduciendo al inglés cartas de negocios.
 A los pocos meses, en febrero de 1920, el poeta, enamorado por primera vez en su vida, montó una escena de folletín a la chica, declarándose melodramáticamente una tarde de invierno en la que estaban los dos solos en la oficina
. A la chica, aunque salió despavorida, la teatral prueba de amor exagerado le gustó.
Y le escribe la primera carta: “Pienso mucho en usted, en que estoy despreciando a un chico [su novio de entonces], que me adora (…) voy a serle franca: temo mucho que esos transportes de amor suyos sean de poca duración (…) si Fernandito nunca pensó en tener familia, le pido que me lo diga…” A esta carta inquisitiva y clara Pessoa respondió así:
 “Quien ama verdaderamente no escribe cartas que parecen requerimientos de abogado.
 El amor no estudia tanto las cosas, ni trata a los otros como acusados”.
Con todo, la relación se entabla.
 La pareja vive diez meses como novios. Parreira da Silva asegura que del lenguaje de algunas cartas se desprende que no fueron unos amores tan platónicos como se pensaba y que hay giros que dejan entrever algún que otro escarceo erótico nunca demasiado aclarado.
Hay paseos, reticencias de Pessoa a conocer a la familia de ella, cursiladas (“todas las cartas de amor son ridículas”, escribió más tarde, en un poema célebre) y un constante deseo de ella para que él se comprometa más.
 Pessoa llega incluso a fantasear con ganar un premio millonario participando en unos pasatiempos ingleses a los que es muy aficionado con la intención de casarse
. Pero, entre otros problemas, entre los dos se interpone la figura de Álvaro de Campos, uno de los heterónimos de Pessoa, una de las personalidades en las que transmutaba el poeta.
Hay incluso cartas firmadas por A. de C. A Ofélia le resultaba particularmente odioso el personaje: “No me gusta, es malo”, escribe en junio de 1920. En noviembre dejan de verse
. Pessoa se despide con una carta enigmática y triste: “Mi destino pertenece a otra Ley, de cuya existencia Ofelita nada sabe, y está subordinado cada vez más a Maestros que no conceden ni perdonan”.
Nueve años después, el azar les une de nuevo. Ofélia ya es una mujer de 28 años y Pessoa, un hombre adicto al aguardiente obsesionado con terminar una obra que es un laberinto inacabable.
 Ella ya no habla de boda.
Y él vuelve a distanciarse y al final, las cartas se convierten en un desesperado monólogo de ella pidiendo, casi inútilmente, al otro que le escriba, anticipando una ruptura que se produce a finales de 1929.
En 1935, meses antes de morir, Pessoa vio su único libro publicado en vida, el soberbio poema Mensaje. “Un día, llamaron a la puerta y la criada fue a abrir”, —relató la misma Ofélia, muchos años más tarde—. “Era alguien que traía un libro.
 Al abrirlo vi que era Mensaje, con una dedicatoria.
 Cuando pregunté quién lo había traído, por la descripción de la chica, me di cuenta de que lo había hecho el mismo Fernando.
 Corrí hacia el portal, pero ya no lo vi”.