Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 jun 2012

Las virtudes del absoluto caos ruso

El artista Vladislav Mamishev-Monroe, ayer, caracterizado como Putin. / ANDREU DALMAU (EFE)
“Occidente es occidente y oriente es oriente”, reza la primera frase del catálogo de la exposición En un absoluto desorden. Arte contemporáneo ruso. Premio Kandinski (2007-2012), que desde hoy viernes ocupa las cuatro plantas del Arts Santa Mònica, en Barcelona.
 Fue Kipling quien lo dijo, y también que Rusia tiene un pie a cada lado, aunque Vladimir Putin —sorprendentemente encarnado ayer por el artista Vladislav Mamishev-Monroe— sostenga que es un país europeo “normal”.
 Algo que los artistas contemporáneos rusos desmienten.
No porque formen parte de una u otra geografía, sino porque su frescura, descaro, corrosividad, politización, humor, violencia y, en definitiva, su enorme potencia visual e ideológica, no tiene mucho que ver con la escena artística occidental.
La exposición recoge a los ganadores del Premio Kandinski desde su creación hace ya seis años; un galardón independiente que en poco tiempo se ha convertido en uno de los referentes de la vida cultural rusa y que se mantiene “alejado del control paternalista del Estado”, según aseguraba su creador, el mecenas Shalva Breus, presidente de la Fundación ArtChronika, presente ayer en Barcelona.
 La muestra, que podrá verse hasta finales de septiembre, solo ha visitado dos capitales europeas y en cada una de ellas con variaciones que la hacen única.
 Según Vicenç Altaió, director del Arts Santa Mònica, es “la exposición más importante y relevante sobre arte ruso contemporáneo que se ha organizado en España”.
“Para un país que durante 20 años ha conocido una turbulencia increíble, acompañada de un resurgimiento de la violencia, las posibilidades de que la cultura tenga un papel de liderazgo son muy bajas.
 El arte existe a distancia de la realidad de la acción, y esta distancia se expresa a menudo a través del humor. Este humor es negro, cínico y seco”, señala en el catálogo uno de los dos comisarios de la muestra, el francés Jean-Hubert Martin.
Estos artistas buscan el orden en el desorden”  Vicenç Altaió, director del Arts Santa Mònica
“Los artistas ven el caos y el desorden como una gran oportunidad, como el caldo de cultivo de la creatividad”, añadía ayer el otro comisario: Andrei Erofeev, de la Galeria Tretiakov, de Moscú.
 Y Altaió incidía: “Es la búsqueda del orden en el desorden a través y muestra las turbulencias de los últimos años de la vida política, social y cultural rusa”.
 Por su parte, Mamishev-Monroe, cuyo trabajo se centra en mimetizarse con figuras públicas, como Putin, Hitler o Marilyn Monroe, sin abandonar ni por un instante su papel de presidente de la Federación Rusa, se limitó, con parsimonia, a mostrar su “agradecimiento” al poder ruso por los conflictos que ha generado, que le han servido a él y a sus colegas de “gran fuente de inspiración”.
La exposición está estructurada en cuatro grandes temas que ocupan las cuatro plantas del viejo convento de La Rambla: Dimitri Prigov, el último conceptualista; Caos material.
 La estética de las cosas malas, o el arte contextualista; Desorden social. Performance tiranicida y reportaje artístico y El derrumbamiento de los sistemas simbólicos de la iglesia.
 La mayoría son piezas grandes, montajes de dimensiones importantes y de difícil realización, pero también hay pintura, escultura, vídeo arte y prácticamente todos los géneros del arte contemporáneo.
Detalle de la obra 'Poli derrotado', del grupo PG. / ANDREU DALMAU (EFE)
Dentro de una caja de embalaje una pantalla nos muestra a la momia de Lenin.
 Está inquieta, como si estuviera harta de mantener todo el tiempo la misma postura hierática ante los visitantes y se mueve, se da la vuelta a un lado y al otro, como en un sueño deslavazado.
 Es una de las piezas de la parte de la muestra dedicada a Dmytri Prigov, “el último conceptualista”.
Precisamente del orden dentro del caos surge otra de las instalaciones más impactantes, la titulada He olvidado dónde he dejado mis llaves, del colectivo Mish-Mash, formado por Mijail Leikin y Maria Sumnina. Cuatro mesas de escritorio idénticas, en absoluto desorden, llenas de objetos, con ceniceros, papeles, restos de comida y con una silla a punto de caer, se colocan ordenadas, una al lado de la otra, reproduciendo cuatro veces hasta el más mínimo detalle, incluido un calcetín que cuelga de una esquina.
 La estética del caos.
Impactante es la instalación de Alexander Brodski La celda; una habitación desestructurada, en la que los muebles se sitúan aleatoriamente en las paredes.
 Una cocina, un lavabo y un estudio están conectados por escaleras y pasillos. En lugar de techo hay una salida directa al espacio, y en lugar de suelo un agujero negro.
 En el cielo un vídeo muestra nubes que flotan alegremente y debajo, en el agua oscura con reflejos aceitosos, se encuentra el habitante de la casa.
 Es una vida “en los márgenes”.
Lev Tolstoi y las gallinas, de Oleg Kulik consta de una escultura hiperrealista a tamaño natural del escritor dentro de un gallinero
. Las aves defecan sobre el autor de Ana Karenina, que está prácticamente cubierto por sus deposiciones, aunque sigue escribiendo, embutido en su batín escarlata.
 Según Kulik, las capas de excremento encarnan el olvido de la cultura y la historia rusas bajo la capa caótica de la existencia humana
. La vida humana es un proceso de humillación continua, pero los excrementos son la única vida posible y genuina, añade.
El cuarto piso alberga una crítica feroz al poder que ha adquirido la religión en la nueva-vieja Rusia, un fenómeno que los artistas desmontan con lucidez, como en el montaje Ábaco, de Serguei Shutov, en el que decenas de oscuros popes sin cara se postran ante un dios ausente.

14 jun 2012

Sin Sentido

Conforme avanzo en la corrección de los diarios sobre papel tangible, aparecen cuadernos y libretas con anotaciones de los años comprendidos, del 2004 al 2011.
Poco se podría añadir de las notas "descubiertas". Lo que nos lleva a sentir que el día tras día no tiene mayor sentido. 
Lo tiene una conducta, un lugar (frente al horizonte), y ello puede que reviva en doscientas, o cien o setenta y cinco páginas.
Por Jose Carlos Cataño

Resuelto el crimen que fascinó a Australia y persiguió a una madre durante 32 años

Una noche de agosto de 1980, un bebé de solo nueve semanas, Azaria Chamberlain, desapareció misteriosamente de la tienda de campaña que su familia había plantado en un parque nacional de Australia.
 El misterioso crimen, que llevó a su madre a la cárcel durante tres años en los ochenta y dio una candidatura a los Oscar a Meryl Streep por encarnarla, se acaba de resolver.
 “Su muerte fue resultado de que la atacara y se la llevara un dingo”, un perro salvaje autóctono, ha proclamado solemne este martes en un juzgado de Darwin (al norte de Australia) la magistrada Elizabeth Morris, autora de esta investigación que cierra el caso.
La magistrada ha añadido una frase que ilustra un debate clave en este caso:
 “Es obvio que los dingos pueden [atacar] y atacan a seres humanos”.
Lindy y Michael, los padres de la niña, siempre insistieron en su inocencia y culparon a perros.
 Hace solo unos meses lograron la reapertura de la investigación con pruebas de otros ataques de dingos a personas.
“Ha sido una batalla terrorífica, a ratos amarga, pero ahora tenemos la oportunidad de que sane de alguna manera y de que el espíritu de nuestra hija descanse”.
El cadáver de Azaria nunca fue hallado, lo que envolvió de misterio este suceso ocurrido en uno de los lugares más turísticos del país: a los pies de Uluru, antes conocida como la roca Ayers, el lugar más sagrado para los aborígenes.
 Además, la frialdad con la que la madre reaccionó y las creencias de los Chamberlain –adventistas del séptimo día- dispararon los recelos de sus compatriotas.
Pronto se convirtieron en sospechosos, sobre todo ella
La señora Chamberlain, que insistió hasta la saciedad en que aquella noche vio a un dingo salir de la tienda de campaña, abandonó con una enorme sonrisa el juzgado el martes.
Concluía una batalla judicial que ella y su hoy exmarido han dado para que se zanjaran definitivamente las dudas en torno al caso.
 Una primera investigación respaldó a los padres pero, en 1981, ambos fueron juzgados por la muerte de su hija.
El cartel de la película.
Lindy, embarazada entonces de su cuarto hijo, fue condenada a cadena perpetua por asesinato; su marido, como cómplice.
 Ella pasó tres años en prisión, hasta que en 1987 una comisión de investigación anuló las condenas tras el descubrimiento, por casualidad, de restos de la ropa del bebé Azaria en la zona, plagada de guaridas de perros salvajes.
 Una tercera investigación, en 1995, generó nuevas dudas ahora zanjadas.
Preguntada por estos 32 años de calvario en la BBC, Lindy ha dicho: “No lo puedo describir. Espero que nadie tenga que pasar por ello. Lo importante es que sabes que eres inocente al margen de lo que digan, que puedes ir con la cabeza alta y mirar a la gente a los ojos”.
 El dingo se llevó a mi bebé es el expresivo título del libro, de 900 páginas, publicado en marzo pasado, en el que cuenta su versión de un drama que ha fascinado a los tabloides australianos durante décadas.
El drama de los Chamberlain fue recreado en una película, Un grito en la oscuridad, en la que Streep interpreta a la madre.
 La actriz estadounidense logró un premio en Cannes y una candidatura a los Oscar en 1988
. También se convirtió en una ópera. Y en una miniserie.
La tienda de campaña de la que desapareció la bebé Azaria el 17 de agosto de 1980. / HO (EFE)
“Obviamente estamos aliviados y encantados de que esta saga acabe”, ha declarado la madre, que a la salida de la sala mostraba esta mañana el certificado de defunción de Azaria, donde como causa de la muerte dice que murió en un ataque de dingos. “Ahora Australia ya no podrá seguir diciendo que los dingos no son peligrosos”, ha añadido.
La compungida magistrada acababa de pedir solemnemente perdón a la familia de la víctima: “Acepten por favor mi pésame más sincero por la muerte de su querida hija y hermana”. “Creo que esas disculpas eran en nombre del pueblo australiano”, le ha explicado después Lindy a la BBC.
Cuando la noche del martes ya caía en Darwin, Lindy seguía dando entrevistas a canales de televisión internacionales.
 En todos mostraba al mundo el certificado de defunción de su bebé, Azaria; y con él, su inocencia. 32 años después.

Postales desde el extremo blanco

Imagen del Planeta helado.
Frozen planet es más que un documental de animales. En un genero tan trillado y que ha puesto banda sonora a tantas siestas, la BBC ha creado otra cosa.
 La serie (seis capítulos de 50 minutos y dos especiales que hoy comienza a emitir Canal +) descubre los polos, los glaciares, la tundra, la taiga y demás ecosistemas polares de una forma que le habría quitado a Scott las ganas de salir de casa.
El documental muestra grabaciones imposibles.
 Como esa en la que un grupo de orcas genera olas en aguas antárticas para voltear un bloque de hielo sobre el que descansa una incauta foca.
 O como esa en el Parque Nacional de Wood Buffalo, en Canadá, en la que un búfalo y una loba combaten durante una hora a vida o muerte. Luego sabremos que las orcas incluso intentaron volcar la zodiac en la que les grababan a solo unos metros, y que el cámara que fue testigo de la pelea fue dejado en medio de la nada en helicóptero.
Imagen de Planeta helado.
"Tuvimos hasta 50 operadores de cámara trabajando, debajo y sobre el hielo en volcanes", ha afirmado Vanessa Berlowitz, productora de la serie.
 La multimillonaria serie se rodó antes de 2011 con helicópteros, barcos, cámaras submarinas y condiciones de trabajo por debajo de los 40 grados. En muchos casos la limitación fue la resistencia al frío de los cámaras.
El secreto del rodaje -al menos parte de él- se desvela en capítulos de 10 minutos sobre la producción de la serie.
 Allí, cuentan que un equipo de la BBC pasó cuatro meses en Cabo Corzier (en la Antártida) rodeado de pingüinos y tormentas de vientos helados.
 “Nos dijeron que cuando viéramos viento en aquella colina saliéramos corriendo”, cuenta en la grabación un cámara. “Por supuesto, vamos a seguir grabando. ¿Y sabes por qué? Porque somos la BBC”, prosigue. La siguiente escena, claro, es ese mismo tipo buscando refugio colina arriba en medio de una tormenta antártica.
Imagen de Planeta helado.
La narración es de sir David Attenborough, con lo que no puede ser más británica.
 La serie incluye un extra, Sobre hielo frágil, sobre el impacto del cambio climático en los polos, aunque cadenas de Estados Unidos prefirieron no emitir para evitar polémicas y críticas del Tea Party.
El programa fue polémico cuando se estrenó en el Reino Unido, en octubre de 2011, por tener trampa. En uno de los momentos más emocionantes, muestra el nacimiento de dos osos polares en primer plano. La narración no lo dice, pero la escena fue rodada en un zoo en Holanda.
 Los productores se defendieron alegando que habría sido imposible grabar eso en el Ártico en pleno invierno sin molestar a los osos y que fueron ellos mismos los que lo hicieron público en la web del programa.
Pese al truco, que en un lugar del mundo quede una televisión pública como la BBC, capaz de hacer estos programas, de emitirlos en horario de máxima audiencia y de obtener un 29% del share, da que pensar. Y envidia.