Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 may 2012

Carmen Thyssen venderá un 'constable', una de las joyas de su colección

'La esclusa', de John Constable, de 1824. / MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA
Carmen Cervera ha anunciado que va a poner a la venta una de las joyas de su colección, La esclusa, (1824) obra del inglés John Constable.
 La subasta se celebrará el 3 de julio en la casa Christie's, en Londres, con un precio de salida 21 millones de libras (26,2 millones de euros).
 La baronesa Thyssen ha informado al patronato del museo, aunque es una decisión que este órgano no tiene que someter a votación
. Eso sí, la hija del barón que se sienta en el patronato, Francesca, se ha opuesto a la venta del 'constable'.
La esclusa, que mide 142,2 x 120,7 centímetros, es uno de los paisajes más célebres del pintor inglés
. El precio anunciado para esta obra representa en dinero el 4% de la colección de la baronesa, que ha justificado así su decisión: "Necesito cash [dinero líquido]".
 En esa misma reunión, Carmen Cervera ha asegurado que a pesar de los problemas económicos no se desprenderá de las importantes obras impresionistas que posee.

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

Prendas y complementos a evitar si se pretende la elegancia

He aquí un listado de todo aquello que pese a lo aceptado o no que esté, es aterrador y poco deseable en la elegancia y buen gusto a la hora del vestir. Si lo lleva puesto, sepa que aún está a tiempo de quitárselo y quedar en bragas (o lo que sea) que siempre es mejor.

#1 Vaqueros:
El vaquero lo situamos en primer lugar, no por ser el menos elegante, sino porque seguro que lo lleva puesto, de manera que para seguir leyendo, quíteselo, como encomendamos antes.
Ahora que ya se lo ha quitado, prosigamos.
El vaquero (y con vaquero refiérese a tela vaquera y piezas que resultan della) es el préstamo más aceptado, popularizado (masificado más bien), y comercializado de entre el asunto del ropaje. El vulgar vaquero, ha devenido la prenda por excelencia, el básico imprescindible, la tripa de res donde meter las carnes para hacer el embutido urbano.
No se deje engañar por la infundada fiebre del vaquero: el vaquero no es ni moderno, ni cómodo ni funcional; ni siquiera es bonito. Como su propio nombre indica, el vaquero nace como una tela para empleo del trabajo, cómoda (en sus orígenes, no en su ajustada actualidad) y que aguanta todas las porquerías habidas. De ahí su razón de ser.
(estamos tan acostumbrados al vaquero que ya ni nos damos cuenta de lo feo que es)

Entonces, a qué santo! Como alguien puede pretender una elegancia llevando tal ropaje! Se trabaja acaso en la mina o arreando vacas? No!
Otra de las excusas urbanas para abusar (que ya ni llevar) vaquero es la supuesta comodidad o funcionalidad que aportan. Unos vaqueros, cómodos? Unos vaqueros, son lo más incómodo y asfixiante del mundo, y cuanto más “modernos” más lo son. Habrá cosa más incómoda que meter el bajovientre y los jamones en esa especie de funda dura, recosida, remachada, con bolsillos donde casi no cabe ni la mano, con escasa movilidad y que muestran lo indecente en el básico acto de sentarse? Será posible que personas compren a precio de prenda aceptable unos pantalones (o cual cosa sea) de una horrible tela y encima con aspecto de haber sido arrastrados por una vaca, con un villano dentro, por todo el lejano oeste hasta quedar desgastados e incluso rotos? Será posible!? Será algo de peor gusto?
Señores, (sobretodo señores) no hay nada más cómodo que unos pantalones tradicionales de vestir, con pinzas, normalmente sueltos y que no amenazan con esterilizarle las criaturas germinales.
Abolimos el mandato americano de hacer el imbécil, abolimos el vaquero.

#2 Chándal:
Para empezar, si lleva un chándal puesto, no comprendo que hace metido en este blog. El chándal no tuvo nunca su aquel, ni lo tendrá jamás (no, yo no tuve esa época cutre pubertosa del chándal y deportivas, yo iba de militar machorra que es mejor)
Como toda prenda fuera de lugar, éste género se lleva la palma, por vástamente extendido y hasta con tradición (de hecho hay gente que vive para llevar chándal, e incluso alardean de él mostrando marcas y modelos, y en fin, todas esas cosas tan risibles)
Llevar un chándal es del gusto más pésimo, pesimísimo, requetepésimo, y deplorable, patético, lastimoso, horripilante, nauseabundo y demás adjetivos, los peores que haya.
Únicamente aceptable para hacer deporte, que es para lo que existe, y ni eso.
 Sepa que puede hacer deporte con cosas más bonitas, e igual de cómodas; o mejor no haga deporte, es antielegante, consérvese fresca/o e impoluta en su urna.
Cuentos de Laskaponia

 

 

28 may 2012

David Beckham, chico de portada


David Beckham, en la portada de la edición de julio de 'Elle UK'
“Mi época de desnudos quedó atrás”, dijo David Beckham en febrero, cuando presentó su línea de ropa interior masculina para H&M. Cinco meses más tarde, la edición británica de Elle no podrá menos que desmentirlo. El futbolista se convertirá a mediados del mes que viene en el primer hombre que protagoniza en solitario una portada de la revista, una de las publicaciones femeninas más populares del mundo.
Dos son las opciones que baraja la publicación para abrir su número del próximo julio. En una de ellas, el jugador de LA Galaxy deja poca piel al descubierto (sus tatuajes y una camiseta gris conceden el primer plano a su estético rostro), pero es la otra (y las imágenes de las páginas interiores) la que refuta las declaraciones que Beckham hacía a principios de año. En ella aparece saliendo del agua a pecho descubierto y con unos pantalones que de tan empapados no podrían ceñirse más a sus marcadas piernas.
Una vez dentro de la revista, se lo puede ver posando de lo más sensual con una toalla al lado de la piscina, mostrando los músculos en todo su esplendor y sin cortarse un pelo. Vamos, el Beckham de toda la vida. "A mi edad, mi estilo ha cambiado. Para mí, el look de caballero inglés es un bonito traje, una corbata, zapatos... y creo que calzoncillos largos debajo", decía el pasado invierno. Pero al parecer esa etapa aún no le ha llegado.
David Beckham, en una de las portadas de la edición británica de 'Elle'. / ELLE
Y es que la carrera deportiva se le nota a este londinense de 37 años recién cumplidos, casado hace 13 con Victoria Beckham y padre de cuatro hijos.
 Y él sabe aprovecharlo.
 De hecho, desde el principio ha sabido compaginar su papel de estrella del fútbol con su ascendente y próspera dedicación al mundo de los flashes, la moda, el glamour y la publicidad.
Al anunciar su histórica portada, el jugador se declaró “honrado” por tener “tan emocionante” oportunidad. Por su parte, la editora jefe de la publicación, Lorraine Candy, dijo que “David Beckham es un héroe nacional…
 Es un icono y Elle es conocida por llevar iconos en su portada”
. Y añadió: “¿Quién no quiere ver una foto de uno de los hombres más guapos en la portada de una revista? Será un número de colección”.

tribuna La Iglesia, sujeta a críticas Miguel Tomás-Valiente Lanuza

En la Audiencia Provincial de Madrid se celebrará hoy la vista oral derivada de la querella interpuesta por la Fundación Tomás Moro contra Javier Krahe por un posible delito de ofensa a los sentimientos religiosos.
 La supuesta ofensa en cuestión se produjo en el año 2004 durante una entrevista efectuada a raíz de la publicación de un trabajo homenaje de varios músicos y artistas plásticos al intérprete madrileño (un disco doble acompañado de ilustraciones y de un cedé del film Esta no es la vida privada de Javier Krahe), entrevista emitida en Lo más Plus (Montserrat Fernández, directora del programa, también estará sentada en el banquillo de los acusados).
 En un determinado momento y como fondo de la entrevista se efectuó la proyección de unas imágenes —recogidas en la película citada— grabadas en 1977 por Krahe y su amigo Enrique Seseña en las que se muestra cómo cocinar un Cristo crucificado.
Como, a pesar de mi apellido, no soy jurista, no voy a opinar en público sobre la sensatez o insensatez de determinadas decisiones judiciales ni sobre la pertinencia o no de algunos artículos del Código Penal ni sobre las posibles pruebas o sus refutaciones.
Lo que sí me voy a permitir es la siguiente reflexión sobre las obras de arte y la religión:
La iglesia Católica es, sobre todo en zonas del sur de Europa, en gran parte de África o en el centro y el sur de América, una institución muy —y recalco—, muy importante por su poder económico y su influencia en la moral, en la educación y, en definitiva, en la vida de millones de personas.
 Por eso mismo está sujeta a críticas. Faltaría más. A la denuncia de sus tropelías (como la propaganda contra el uso de preservativos favoreciendo la extensión del sida); al desafío disidente (“yo quiero morir conmigo/ sin confesión y sin Dios…”, que cantaba el tango) y a la reflexión y la burla, más o menos irreverente o provocativa. El arte lo ha hecho desde siempre.
 Así, sin necesidad de pensar demasiado, se me vienen a la cabeza los grabados de Lucas Cranach el viejo dibujando al Papa como anticristo o los de Goya contra la Inquisición; novelas de Galdós, Clarín, Baroja, Blasco Ibáñez, Unamuno o Pérez de Ayala; Darío Fo o el marqués de Sade; películas como Plácido o Los jueves, milagro, de Berlanga, Simón del desierto o La vía láctea, de Buñuel o la grandiosa Million dollar baby, de Clint Eastwood, sobre la eutanasia; el Libro de Buen Amor o el teatro de Valle-Inclán; el Lazarillo de Tormes y La lozana andaluza; Los girasoles ciegos y La puta de Babilonia; la Compasión hacia el diablo de los Stones o estos versos de una coplilla del siglo XVIII: “Los cojones del cura de Tarancón que abulta cada uno como un melón./ Los cojones del cura de Villalpando, los llevan cuatro bueyes y van sudando./ ¡Rediós y qué locuras hacen con los cojones estos curas!”.
Somos muchos los que creemos que lo deseable es una sociedad laica en la que la Iglesia católica no tenga privilegios que no tienen otras instituciones similares.
 Al dejar de desempeñar funciones que es ridículo que todavía pretenda conservar, tal vez deje de ser objeto de escarnio.