No es un error. Madame Bovary, en la edición que publicará Alba, será La señora Bovary. “Es la traducción correcta”, zanja su traductora, María Teresa Gallego Urrutia. “Al principio no me atrevía a cambiar los títulos, pero está superado.
Se trata de buscar el rigor”, dice Luis Magrinyà, director de la colección de clásicos de la editorial.
Aunque en su departamento de marketing le arruguen la nariz y los lectores se despisten y/o resistan a utilizar el título modificado. “Yo traduje Juicio y sentimiento de Jane Austen y todos los años hay señoras en la Feria del Libro que dicen ‘ay, este no lo tengo’, a lo que les respondo: ¿tienen Sentido y sensibilidad? Pues es el mismo, pero bien traducido”.
Enrique de Hériz ya está retirado de la labor editorial, pero recuerda haberse encontrado en una situación similar con La dama de blanco, de Wilkie Collins.
“En realidad es La chica de blanco. Lo debatí con el traductor, le dimos muchas vueltas, y al final decidí mantenerlo por razones industriales”
. Por su parte, Ramón Buenaventura ha optado por Meaulnes el Grande, en lugar del tradicional El gran Meaulnes, para la Biblioteca de traductores que acaba de lanzar Alianza. Su solución, dice en el prólogo de la obra de Alain-Fournier, recoge mejor la polisemia del original: aunque parece referirse a la importancia del personaje, se refiere a su tamaño.
¿Calarán títulos como La transformación de Kafka, La señora Bovary de Flaubert o Los falsificadores de moneda de Gide? Magrinyà, que no dudó en fulminar el título “tradicional” de este último, Los monederos falsos, confiesa que se sigue refiriendo a él así. “Ese poder de penetración de la tradición… O lo desenmascaras en el momento, o luego es muy difícil hacerlo.
Cuando cambias el título a un libro es como si fuera otro”.
18 mar 2012
Varapalo al engaño de las pulseras mágicas
Convertidas en un fenómeno social, la comunidad científica las considera un fraude. -Sólo Power Balance ya ha vendido unas 300.000 pulseras. -Algunas marcas pagan a famosos para que las luzcan, la última Belén Esteban.
El origen de las pulserasTodo empezó en 2007. Troy y Josh Rodarmel, dos hermanos en la treintena residentes en Orange County, California, lanzaron al mercado la pulsera Power Balance.
El propio Josh explicó el invento a la revista deportiva Slam: "Hemos introducido en hologramas frecuencias que reaccionan positivamente al campo magnético del cuerpo. Todo tiene una frecuencia, al igual que los móviles, el wifi, las ondas de radio y cosas del estilo, y todas reaccionan entre sí.
Hay frecuencias que reaccionan negativamente con el cuerpo, pero otras lo hacen positivamente. Hemos descubierto cómo meterlas en un holograma que, en contacto con el cuerpo, te proporciona equilibrio, fuerza y flexibilidad".
Equilibrio, fuerza y flexibilidad. Esos son los nada desdeñables beneficios que promete una diminuta pulsera que nadie entiende bien qué demonios lleva dentro.
Y para probarlo la empresa propone una serie de ejercicios
. El más popular consiste en probar nuestro equilibrio a la pata coja.
No hace falta que la pulsera roce la piel para notar sus beneficios, dicen sus creadores. Basta con que esté a menos de cinco centímetros de nosotros.
De hecho, Marcia Smith, periodista deportiva del periódico Orange County Register, comprobó que Troy lleva un holograma en la plantilla del zapato y otro en el monedero.
Para promocionar su invento, los hermanos Rodarmel, surfistas amateur, repartieron 50.000 pulseritas entre los asistentes a una feria de deportes de acción de San Diego.
También regalaron ejemplares a algunos de sus amigos, como Mark Sánchez, del equipo de fútbol americano New York Jets. Después ficharon a más deportistas, como el baloncestista Shaquille O'Neil o el piloto de fórmula 1 Rubens Barrichello.
Y la pulsera empezó a rular de muñeca en muñeca.
La expansión a España
Hace año y medio, la marca decidió expandirse a Europa y abrió sucursal en Francfort (Alemania).
Las primeras pulseras llegaron a España hace un año y su éxito ha sido especialmente rápido, según explica Jose María Manzanares, director de Power Balance Madrid, de tez morena y traje impecable.
A falta de una, luce dos pulseras en la muñeca derecha. Manzanares explica que son una empresa "tecnológica". Tecnología que él, por cierto, no ha visto en qué consiste con sus propios ojos:
"Eso es secreto, como la fórmula de la Coca-cola".
Aunque muchos justifican el éxito por el boca a boca, su popularización no ha sido espontánea.
La empresa ha participado en multitud de torneos de paddle, de golf, de hípica o de surf y son patrocinadores oficiales del Madrid Open de Tenis
. También han financiado a deportistas. Pablo Gutiérrez (surf), Eva Castro (bike), Fidel Alonso (snowboard) o Azahara Muñoz (golf) no las llevan por que sí; les pagan por ello.
Pero la empresa mira mucho más allá del deporte. En un golpe eficaz, Power Balance firmó un acuerdo comercial con la productora Zeppelin, la rama española de Endemol.
Gracias a él, los concursantes de Fama (Cuatro) y Gran Hermano (Telecinco) han llevado y promocionado la pulsera. Incluso Mercedes Milá la lucía con garbo. La incorporación de Belén Esteban da una idea del objetivo de la marca.
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