Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 mar 2012

Josep Font diseña para Jesús del Pozo


Josep Font antes de un desfile en París en 2007. / Daniel Mordzinski
El diseñador catalán Josep Font es el nuevo director creativo de la firma Jesús del Pozo, propiedad desde hace menos de un mes de Perfumes & diseño, S.A., la empresa que produce las fragancias del modisto desde su lanzamiento en 1992.
Tras la muerte el pasado agosto de Jesús del Pozo, su marca ha seguido adelante y presentado dos colecciones en la Madrid Fahion Week elaboradas por el mismo equipo creativo que le acompañó durante años
. Pero, según revelan fuentes de la firma, la entrada de Perfumes y diseño ha traído consigo un cambio de estrategia orientado al reposicionamiento internacional de la marca.
Desde la empresa cuentan que se valoraron diferentes candidatos antes de decantarse por Font, que desfiló durante tres temporadas en la Alta Costura de París.
 "Su talento es incuestionable. Además, su experiencia y prestigio internacional puede aportarnos mucho, en esta nueva etapa", explica Pedro Trolez, presidente de Perfumes y Diseño.
El equipo de Jesús del Pozo está "emocionado y motivado" por esta nueva etapa, según asegura la directora general de la marca, Ainoha García.
 "Compartimos una misma visión y un mismo proceso de trabajo que nos ayudará a mantener los valores más esenciales de la firma", argumenta.
Ana García es la diseñadora de la firma Josep Font.
 Y,  ahora, Josep Font lo es de la marca Jesús del  Pozo
Por su parte, Font, que fue director creativo de la firma que lleva su nombre desde 1991 hasta 2009, considera "todo un honor colaborar en la conservación del legado de Jesús del Pozo".
El modisto catalán rompió hace tres años su relación contractual con la sociedad capitalista Gabriela, propietaria de la marca que lleva su nombre.
Desde entonces, Ana García es la diseñadora de la firma Josep Font. Y, a partir de ahora, Josep Font lo es de la firma Jesús del Pozo. Ironías del mundo de la moda.

Cuando no podíamos saber todo

A finales del siglo XIX, varios editores lanzaron enciclopedias universales para compilar todo el saber humano.

La paradoja es esta: mientras más sabemos menos podemos saber.
A través de los milenios, hemos acumulado conocimientos a un ritmo espeluznante.
 Mientras que en el siglo I, Plinio el Viejo se jactaba de poder redactar una Historia Natural con todo lo conocido hasta entonces, a partir del Siglo de las Luces la empresa ya no estaba al alcance de un solo hombre, y si bien Diderot concibiera el proyecto de una enciclopedia total, requirió para llevarlo a cabo la contribución de docenas de amigos y expertos.
Por supuesto, las enciclopedias colectivas existieron desde mucho antes, desde los catálogos y glosarios de la Mesopotamia antigua a los mil capítulos del Taiping yulan compuesto por orden de un emperador chino a fines del siglo X, pero el caso es que a partir del siglo XVIII nadie osa afirmar, como Pico de la Mirándola en el siglo XV, que lo sabe todo.
Para remediar esa flaqueza, y con un ojo en el bolsillo, a fines del siglo XIX varios editores decidieron lanzar la moda de las enciclopedias universales.
 Ofreciendo de puerta en puerta, o por correspondencia, los imponentes volúmenes de las enciclopedias Chambers, Brockhaus, Montaner y Simón, Britannica y tantas otras, estos nuevos misioneros quisieron hacer creer a quienes se sentían apabullados por la inmensidad de lo que no sabían, que ahora tendrían un acceso privilegiado (la frase es una publicidad para la enciclopedia Larousse) “al Parnaso de las Artes y las Ciencias”.
Tener una enciclopedia en casa creaba la ilusión de que allí, al alcance de la mano y en orden alfabético, estaba todo lo que uno quisiera y pudiera preguntar, sin por lo tanto llegar a saber todo.
Mi generación fue quizás la última que se crió entre enciclopedias.
 Primero El Tesoro de la Juventud, con sus cubiertas sedosas y azules, donde leí por primera vez, en versiones resumidas, las aventuras de Don Quijote y de Ulises; la Junior Enciclopedia publicada por Columbia, en cuyos mapas coloreados aprendí que existía un mundo más allá de Europa y Argentina; la casi infinita Espasa Calpe que tronaba en el último anaquel de la biblioteca de mi padre, en cuyos escalofriantes artículos sobre órganos sexuales y enfermedades venéreas obtuve mi primera educación sexual. Consultábamos la enciclopedia para obtener un dato preciso, pero nos demorábamos en los artículos precedentes y posteriores, pasando con voluptuosa curiosidad de las medidas cretas de los Alpes a las campañas de Alejandro Magno y a la ética altruista que Hobbes se dedicó a negar.
 Las miles de páginas por descubrir nos fascinaban.
Con la decisión de no publicar más la Enciclopedia Britannica (cuya undécima edición Borges consideraba una obra maestra literaria) se cierra una era en la que trocitos de saber universal estaban a nuestro alcance en nuestros anaqueles.
 Lo cierto es que recorrer un tomo cualquiera, perdernos en el camino y detenernos donde sea, no es igual a teclear una pregunta y recibir la respuesta inmediata.
 La enciclopedia virtual es sin duda más veloz, más fehaciente, más al día (un intrépido explorador de la Red afirmó que la Wikipedia contiene diez veces menos errores que la venerada Britannica).
 Sin embargo, hay en la lectura demorada, en la curiosidad sin prisa, en la vista material de las riquezas que la vasta enciclopedia de papel prometía, algo que no puede remplazarse con mera eficacia electrónica.
 Quizás sea la nostalgia de saber que no podíamos saber todo.

 

 

14 mar 2012

Loewe y los 'superguays'

A Loewe le ha salido el tiro por la culata (o no). La firma de lujo ha lanzado un vídeo promocional, protagonizado con una docena de fashionistas pretendidamente vanguardistas y modernos, que ponen sobre el tapete los temas que, supuestamente, preocupan a la gente que ronda los 25 años.
 El problema es que Twitter y sus millones de usuarios no opinan lo mismo.
 Las perlas que escuchan en la grabación son del tipo: “Estar enamorada es algo superguay”. Todo ello ha hecho arder las críticas y condenas en la red social, que se ha volcado en contra del gigante de la moda en tiempos de crisis.
“Es un rollo esto de hacerse mayor”, proclama una de las hermanas Cuesta (sobrinas de Ana Belén) en el vídeo, el primero de la campaña Loewe Oro Collection 2012, que tiene por objetivo acercarse al público joven y "reflejar el nuevo espíritu de Madrid"
. Los doce participantes son la imagen de la colección primavera verano de la firma española y varios de ellos son hijos o familiares de los protagonistas de la escena cultural de los setenta y los ochenta, de la llamada movida madrileña.
El actor Martín Rivas (hijo de Manuel Rivas), la hija de Verónica Forqué (María Forqué) y la arpista María Rosenfeldt, hija de Ouka Leele, son los rostros más conocidos.
Pero en el grupo se encuentran fotógrafos, músicos, estudiantes, ilustradores, etc., que pretenden identificar a una generación que, hoy por hoy, es víctima principal de la crisis económica. Así lo están demostrando desde primera hora de la mañana las principales redes sociales, que echan humo.
Bajo la etiqueta #Loewe, que se ha convertido en trending topic (el tema más comentado) en Twitter en España, los ‘tuiteros’ han criticado distintos aspectos del anuncio. “¿Queréis reíros un rato y/o sentir vergüenza ajena? Ved el nuevo anuncio de #Loewe”, decía @pathernando;
“Está muy bien el documental sobre educación especial de Loewe”, ironizaba @cot_julia. Sin embargo, también había quien destacaba que la publicidad ha conseguido su objetivo:
“Todos detestáis el anuncio de Loewe, pero todos habláis del anuncio. ¿Sabéis qué significa "marketing viral"?, criticaba @October__Lee.
 Lo cierto es que, para bien o para mal, casi todo el mundo hablaba de la marca.
Lucía y Helena Cuesta, las sobrinas de Ana Belén. / LOEWE
Luis Venegas, director creativo de la campaña opina desde París que se trata de “una campaña acorde con los tiempos”. “¿Qué hacemos con lo que está pasando? ¿Nos dejamos invadir por la depresión?”, se pregunta. “Se trata de una campaña alegre”. Para Venegas, los protagonistas de esta campaña “representan a un amplio sector de la juventud española”.
Pero Twitter sigue en desacuerdo con que frases del tipo: “Lo más guay de España, que no tiene otro país, son las españolas” sean representativas de la juventud.
Y es que un bolso de Loewe vale más de mil euros de media.

La obsesión oculta de un donjuán por Brigitte Bardot sale a la luz

Sotheby´s subastará numerosas imágenes del mito erótico francés, propiedad de su exmarido, el millonario y 'playboy', Gunter Sachs, que se suicidó el año pasado.

Su amor por Brigitte Bardot era tal que Gunter Sachs, después de divorciarse de la actriz francesa, le regaló un diamante valorado en un millón de libras. Corría el año 69. Poco después, confesó: “Un año con Bardot equivale a diez años con cualquier otra mujer”.
 Ahora, cuando está a punto de cumplirse un año de la muerte del millonario de origen alemán, nieto del fundador de Opel, ávido coleccionista de arte y notable fotógrafo —se suicidó en mayo de 2011, a los 78 años— su obsesión por la protagonista de Y Dios creó a la mujer saldrá a la luz.
La tercera esposa de Sachs, la exmodelo sueca Mirja Larsson, con la que se casó en 1969 y con quien permaneció hasta su muerte,  subastará en Sotheby´s numerosas imágenes del famoso mito erótico de los sesenta, que ocupaban un lugar de honor en la casa suiza del matrimonio, según informa The Daily Telegraph. .
Así, el retrato de Brigitte Bardot pintado por Andy Warhol en 1974 se pondrá al venta en Londres por un valor estimado de entre 3,5 y 4,75 millones de euros.
 Forma parte de la colección de 300 obras de arte del empresario y playboy, valorada en 20 millones de euros, que la sala de subastas sacará a la venta el 22 y 23 de mayo.
Sachs encargó el retrato a Andy Warhol para que hiciera compañía a los que el artista pop había realizado de él en 1972.
 La obra de Bardot continúa la serie de retratos que el estadounidense hizo de iconos como Marilyn Monroe o Liz Taylor y está basada en la célebre fotografía que Richard Avedon tomó de la actriz a finales de los años cincuenta.
Sachs y Bardot se casaron en Las Vegas en 1966, pocas semanas después de su primer encuentro. El matrimonio solo duró tres años.
 Horas después de conocerla, Sachs hizo que un helicóptero sobrevolara la casa de la sex symbol francesa, en el sur de Francia, y soltara cientos de rosas rojas sobre la propiedad.
 “No todos los días un hombre deja caer una tonelada de rosas en tu jardín·, escribió la actriz años más tarde.
La selección de obras abarca desde el surrealismo, el neorrealismo y el pop art hasta el art decó, el mobiliario e incluso el graffiti.  Se ofrecen además obras de Fautrier, Klein, Arman, Dalí, Max Ernst, Magritte, Tanguy, Fontana..., muebles diseñados por Diego Giacometti, hermano del célebre escultor, y algunas fotografías del propio Sachs.
Para Cheyenne Westphal, presidenta de Arte Contemporáneo de Sotheby's, “es un gran privilegio haber recibido el cometido de vender esta colección tan especial, que capta la esencia del estilo de vida de los años sesenta y setenta y desvela una faceta poco conocida de Sachs, un gran visionario y coleccionista del siglo XX".
"Esta subasta reúne el espíritu de una época, con piezas de una procedencia excepcional e imágenes cautivadoras de un hombre que marcó tendencias y que estuvo casado con la estrella del cine Brigitte Bardot. Estas obras, realizadas por los artistas y fotógrafos de mayor renombre del momento, como Andy Warhol y Richard Avedon, hacen que esta selección sea de una de las colecciones más importantes que han salido al mercado», añade Westphal.
Gunter Sachs (1932-2011), hijo del industrial nazi Willy Sachs, fue amigo de Dalí, Warhol e Yves Klein, entre otros artistas. Realizó más de 40 exposiciones de fotografía a lo largo de su carrera.
 De origen alemán, se nacionalizó ciudadano suizo en 1976. Se le conocía como el descubridor de Saint Tropez y uno de los máximos exponentes de la dolce vita.
Se casó tres veces y tuvo tres hijos.
 Entres sus numerosas conquistas, está Soraya Esfandiary de Irán, exesposa del sah de Persia, Mohamed Reza Palhevi, que la repudió por no poder tener hijos.