Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 mar 2012

Wallis Simpson tenía celos de Marilyn

Wallis Simpson y Marilyn Monroe. / GETTY
Ser editor y agente literario es mucho más que publicar libros y representar a escritores. 
Significa también ser su amigo, confidente y hasta niñero. Eso es al menos lo que rezuman los archivos de Charles Pick (1917-2000), un hombre que durante 66 años representó y editó a autores tan dispares como John Le Carre, John Steinbeck, Monica Dikens (biznieta del gran Charles), Randolph Churchill (sobrino del gran Winston…), C.S.Forester, Noël Coward, H.E.Bates o escritores meramente ocasionales como Wallis Simpson, entre otros muchos.
Pick nunca publicó unas memorias, pero grabó una larga serie de entrevistas autobiográficas y dejó 20 cajas de documentos, desde sus diarios, a cartas, obituarios, fotografías y recortes de prensa que su hijo Martin ha donado ahora a la Universidad de East Anglia y que esta ha puesto a disposición del público y constituyen un testimonio único del mundo literario británico de la segunda mitad del siglo XX, yo una divertida colección de anécdotas sobre la personalidad de sus protagonistas, incluyendo sus obsesiones y debilidades.
Charles Pick, por ejemplo, no le tenía especial simpatía a Wallis Simpson, la divorciada estadounidense que provocó la mayor crisis de la monarquía británica al forzar la abdicación de su amante, Eduardo VIII. Cuando visitó a la entonces duquesa de Windsor en París para discutir con ella sus memorias, “El corazón tiene sus razones”, Wallis se quejó ante él de que Marilyn Monroe “me está empujando fuera de las primeras páginas”.
Después del almuerzo, Pick compartió una botella de brandy con el duque y tuvo con él “una conversación ‘de corazón a corazón’ que duró cuatro horas”.
 El duque abordó el tema de la abdicación “y llegué a la conclusión de que la relación entre el duque y la duquesa era la de una persona muy débil dominada por una mujer muy ambiciosa que, al no poder convertirse en reina de Inglaterra, forzó al rey a abdicar para poder convertirse en su consorte.
Desde luego no me pareció que ella fuera de ninguna manera ni ingeniosa ni entrañable, sino más bien una persona inestable, dura y vanidosa”.
Pick, un innovador que vio enseguida el potencial de las adaptaciones cinematográficas y fue pionero con Noël Coward en la todavía vigente costumbre de que los autores acudan a las librerías a firmar libros y conectar con su público, no oculta el temor existente en el mundo editorial a la fuga de autores a la competencia atraídos por el dinero y reflexiona sobre el trato con los autores.
 A su juicio ha de ser “una relación de lealtad por ambas partes”, basada en la confianza y en el respeto. “Tienes que mantener a los autores cerca de ti. Conoces sus problemas maritales. 
Conoces sus problemas económicos y de trabajo, sabes cuándo están bloqueados y no pueden trabajar. Realmente te conviertes en su niñera”, escribe.
Por eso pasaba con ellos tantas horas y no le importaba rastrear el suelo del camarote de Roald Dahl en el Queen Elizabeth cuando su mujer perdió un pendiente de diamantes o ir al hotel Connaught para conseguir una botella de Moet-Chandon y una docena de ostras porque Isak Dinesen, seudónimo de Karen Blixen, la autora de “La reina de África”, no le gustaba “la comida de plástico” que le servían en el vuelo de Londres a Nueva York.

Urdangarin vuelve al trabajo

Iñaki Urdangarin, el pasado día 6. / GTRES
Iñaki Urdangarin no descuida su agenda oficial en Washington. El duque de Palma ha asistido esta mañana a una conferencia sobre las relaciones entre Brasil y Estados Unidos organizada por el Centro Internacional Woodrow Wilson.
 Se trata de una de sus primeras apariciones públicas desde que el 25 de febrero acudiera a los juzgados de Palma de Mallorca para declarar por su presunta implicación en el caso Palma Arena.
Urdangarin no ha querido hacer ninguna declaración a los medios de comunicación ni sobre el desarrollo del proceso en el que se encuentra imputado por supuesta corrupción ni sobre las últimas declaraciones de otros implicados que avalan su versión de que nunca participó en labores directas de dirección en el Instituto Nóos. Urdangarin, miembro del consejo de Administración de Telefónica Brasil, la filial más importante del grupo español, ha asistido al encuentro en calidad de oyente.
Desde que el pasado 28 de febrero regresaran a Washington, los duques de Palma han procurando continuar con sus comparecencias públicas, muy reducidas desde que estalló el escándalo del caso Palma Arena. Ambos han escogido eventos de poca transcendencia mediática.
 La hija de los reyes reapareció el viernes pasado en un acto organizado por el centro de pensamiento Diálogo Interamericano sobre la situación de Haití, al que asistió, según declaró a los medios, por interés personal y por su trabajo en la Fundación La Caixa que tiene proyectos en el país caribeño.

La modificación de la ley del aborto aleja a España de Europa

a intención del Gobierno español de modificar la ley del aborto para que las mujeres vuelvan a tener que justificar su decisión aleja a España de Europa. Alemania, Austria, Holanda, Grecia. Todos (y más) se rigen desde hace décadas por leyes de plazos. Una regulación vigente también en España que da a la mujer un periodo —normalmente entre las 12 y las 14 primeras semanas de gestación— para decidir de forma libre, sin tener que dar razones. Con la decisión del Ejecutivo de Mariano Rajoy de acabar con esa posibilidad, sustentada en la teórica defensa de la maternidad y en la protección del no nacido, España se convierte en el único país que retrocedería hasta fórmulas más restrictivas. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, dijo la semana pasada que hay una “violencia de género estructural” que impele a las mujeres a abortar. Si la reforma de Gallardón sigue adelante, España puede ver pasar a la católica Irlanda, uno de los países en los que más limitada está esta prestación, pero que ya da pasos de apertura.
Volver a un sistema de supuestos como el vigente desde 1985 hasta 2010 —cuando interrumpir el embarazo era delito y solo se permitía en casos de violación, malformación del feto o riesgo para la salud de la madre— devolvería a España a una época en la que el aborto no se consideraba un derecho y la mujer solo podía hacerlo bajo tutela médica. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, lo dijo rotundamente hace unos días: “El aborto no es un derecho, es un fracaso”.
Pero el cambio que se atisba en España lo han eludido otros Gobiernos conservadores, en Portugal o en Italia. Solo Hungría, con la ultraderecha de Viktor Orban en el poder, escenificó un movimiento similar al modificar su Constitución para recoger que la vida debe protegerse “desde su concepción”. El artículo abre las puertas a una futura reforma represiva de su ley de aborto (libre hasta la semana 18ª). Algo para lo que, sin embargo, el país “no está preparado”, según Orban.
“Otros Estados, aunque no han llegado a emprender el camino que quiere iniciar España, han intentado limitar de alguna forma la interrupción voluntaria del embarazo”, expone Irene Donadio, experta de la Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF European Network), organización que trabaja por los derechos sexuales y reproductivos. Se refiere, por ejemplo, a Lituania o Letonia, cuyos Parlamentos votaron propuestas para restringir sus leyes de plazos (hasta la semana 12ª). No progresaron. Tampoco tuvo éxito en Polonia el plan de endurecer aún más su ya limitada norma.
Pasos que desoyen, además, las recomendaciones de órganos como el Consejo de Europa, que lleva años reclamando que el aborto se reconozca como un derecho en todos los países; o la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alerta de que el número de intervenciones es más alto en los países con leyes más restringidas.
 “Las leyes que limitan y criminalizan el aborto no frenan a quienes necesitan acceder a él”, dice la parlamentaria británica demoliberal Jenny Tonge.
“Seguirán abortando, pero de manera clandestina e insegura”, añade. Tonge, una médica que antes de ocupar su escaño se dedicó a temas de planificación familiar, explica que las mujeres encuentran formas de hacerlo: “
Desde introducirse objetos o sustancias en la vagina a autolesionarse o ingerir fármacos”, asegura. Solo las que se lo pueden permitir —como hacían algunas españolas antes de la despenalización— viajan a países con leyes de plazos.
Alrededor de 6.000 irlandesas se trasladan cada año a Reino Unido para poner fin a su embarazo, según un informe aún inédito de la IPPF, que analiza la situación del aborto en la UE.
 Algo que les puede costar entre 800 y 1.200 euros.
Irlanda impidió abortar a una mujer con cáncer, ahora revisa su normativa
Irlanda es, tras Malta —donde abortar está prohibido—, el país más restrictivo.
Solo lo permite si la vida de la mujer corre “grave y sustancial riesgo”.
Un peligro que no se especifica en ninguna regulación y queda a diagnóstico del médico. En diciembre de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a Irlanda a indemnizar con 15.000 euros a una mujer, enferma de cáncer, a la que negó un aborto terapéutico. La afectada tuvo que irse a Reino Unido.
Ahora, tras la resaca de la sentencia, en la que el Tribunal criticaba la ausencia de criterios legales para evaluar ese “riesgo sustancial” y las severas sanciones a las que se enfrentan quienes faciliten la intervención, el Gobierno irlandés ha formado un comité de expertos que estudia cómo introducir las recomendaciones de Estrasburgo.
 Denise Ryan, consejera de la organización irlandesa de planificación familiar IFPA, cree que ese debate es un avance. No obstante, recuerda que no es la primera vez que algo así ocurre y todo queda en nada.
Si, finalmente, España decide alejarse de la tónica europea, el Gobierno debe decidir en qué espejo mirarse. ¿Un modelo atávico como el irlandés? Gallardón ha asegurado que el modelo de supuestos al que quiere volver “funciona en los grandes países occidentales”.
 Se refiere, quizá, a Reino Unido o Finlandia, donde la mujer debe alegar alguna razón para abortar. Supuestos que incluyen, no obstante, el de “riesgo económico y social”, un amplio paraguas que, de facto, permite el plazo de aborto libre.

El rostro de la violencia machista


Patricia Lefranc y sus abogados, durante el juicio. / YVES HERMAN (REUTERS)
La vida de Patricia Lefranc, de 45 años, dio un giro hacia el infierno la tarde del 1 de diciembre de 2009. Una llamada al portero automático de alguien que decía traerle un paquete le hizo tomar el ascensor para bajar a recogerlo.
 Al pisar el portal, una ducha de ácido sulfúrico le destruyó el rostro y le causó quemaduras gravísimas en el 30% del cuerpo.
La gravedad de las lesiones hizo temer por su vida a los médicos, que durante tres meses la mantuvieron en coma inducido.
Con dificultades para moverse, Lefranc asiste ahora al juicio contra su agresor y antiguo novio, Richard Remes, un hombre de 57 años que entre las muchas versiones que da de lo sucedido habla de “una broma que salió mal”.
No quería causarle semejante daño, y prueba de ello es que había rebajado el ácido, dice Remes.
 Según él, solo se trataba de dar un susto a Patricia porque quería dejarle.
En la primera sesión del juicio, Remes ha reconocido haber investigado sobre el ácido sulfúrico "únicamente por curiosidad".
"Después, la idea [de la agresión con esta sustancia] fue germinando en mi espíritu. Quería marcarla, pero nunca imaginé que sería tan rápido", ha continuado. "Yo amaba sinceramente a Patricia Lefranc (...). Pero con ella, un día era blanco y otro negro, un día te amo y otro te dejo", ha asegurado el acusado.
Distintos testimonios y las pesquisas policiales le contradicen y apuntan a un ataque premeditado perpetrado por alguien sin la más mínima capacidad de ocultar sus huellas, pese cubrirse de negro y con un casco en el momento de la agresión.
“Ha sido Richard”, pudo decir Patricia, entre gritos de infinito dolor, a quienes la socorrieron. Richard vivía en otro piso del mismo inmueble. Ahora se juega 30 años de cárcel. Lefranc fue condenada a perpetuidad por Remes.