Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

7 ene 2012

"Los críticos no sirven para nada"

David Fincher carga contra la prensa cinematográfica tras la polémica ruptura de un embargo por parte de la revista 'The New Yorker' - El director estrena 'Millennium'.

En un mundo lleno de películas infantiloides en las que los protagonistas dudan sobre qué vestido de boda ponerse, intercambian sus cuerpos con su amigo solterón o trabajan como agentes secretos que escalan hoteles gigantescos en Dubai, un puñado de creadores aún luchan por hacer cine de Hollywood para adultos, con personajes complejos y traumas familiares, y sin dejar ni un momento que el espectador se aburra. En ese terreno, David Fincher (Denver, 1962) es Dios, más aún, es el Coppola del siglo XXI.
"No quiero que nadie analice y destripe una película", declara a EL PAÍS
"Lograr que un niño vaya de asombro en asombro... eso es hacer cine"
Y lo mismo le da el showbusiness informático (La red social) que un relato corto de Fitzgerald (El curioso caso de Benjamin Button) o una panoplia de asesinos en serie (Alien 3, Seven o Zodiac). Fincher habla del hombre, de sus contradicciones, y era lógico que el productor Scott Rudin le ofreciera la versión estadounidense de Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres. Si hablamos de traiciones, periodismo de investigación, venganza, dolor y violaciones, Fincher parece la opción correcta.
Millennium, que se estrena en España el viernes 13, está protagonizada por Mikael Blomkvist, ese periodista íntegro que probablemente jamás firmaría un embargo de crítica de cine... hecho habitual en el reino de los grandes estudios de Hollywood y que el crítico de la revista The New Yorker, David Denby, se saltó para publicar antes que nadie su reflexión sobre Los hombres que no amaban a las mujeres, para escándalo de Sony, la productora de la película... y para gran cabreo del director, que explica airado mediante una interminable perorata: "Entiendo el mundo en el que vivimos, de velocidad constante y de dar el primero la noticia. De acuerdo, pero no deberíamos reventar ese placer al espectador. Más aún, es que a mí no me interesa la crítica en absoluto. No quiero que nadie analice y destripe una película. Solo quiero que me digan 'tienes que verla' esas cinco o seis personas cuyo criterio y gusto respeto. Los embargos están hechos para ayudar en una labor. He hablado con Denby de esto, e incluso entiendo la labor de Harry Knowles [creador de la web destripadora de secretos de Hollywood Ain't it cool news]. Pero no ayudan a este negocio, ni a sus creadores. No es cierto que democraticen las múltiples voces que se escuchan en el mundo del cine. La crítica de Denby fue buena, pero ese no es el asunto. El asunto es que si valoras el sentarte en una sala a oscuras con otras 750 personas a disfrutar de una experiencia emocional, no debes reventarla. Cuanta más gente cuchichee sobre la película, más se degrada la experiencia para el resto. Y por dios, los críticos hablan de los filmes cuando ya están rematados. Su opinión no sirve de nada.
Cuando se estrena una película, estate seguro de que alguien ya sabe cómo recuperar su presupuesto. Y en esos planes no entran los críticos".
El cineasta descansa tras un día de mesas redondas con la prensa y entrevistas televisivas. Desecha una inmensa mesa preparada para la entrevista y decide ni levantarse del sofá donde descansa su cuerpo de oso grizzly. Lo que sigue es un intento poco fructífero por transcribir y comprimir 35 minutos de charla en los que Fincher solo respondió a seis preguntas: si su cine es complejo, sus respuestas aún más
. No existe el sí o el no en su mundo, sino el discurso prolijo, repleto de secuencias de títulos míticos que explican visualmente lo que quiere contar. Y lo que quiere contar, normalmente, es duro, serio. "Crecí en una época en la que nos moríamos de ganas de que estrenaran El padrino o Alien. Me gustaba aquel sentimiento, aquellas colas esperando a comprar la entrada... Ya sé que el cine ha cambiado. Todo hoy se centra en franquicias, en juguetes... y yo me muevo en otra... No sé escoger una palabra, porque formo parte de Hollywood, y tampoco creo en eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. He tenido una suerte enorme, trabajo con grandes presupuestos, con quien quiero, y me gusta lo que dirijo.
Algunos lo llaman arte porque no recauda 1.000 millones de dólares, y no es cierto: a La red social le fue increíblemente bien en taquilla -en EE UU recaudamos el doble de lo que nos costó-, aunque en cambio El club de la lucha supuso un desastre en su estreno. El truco es filmar algo que a ti te interese, y mirar más allá de los personajes y de lo obvio".
Fincher rechaza conscientes ecos shakespearianos en su obra: "Gracias, pero no lo conozco tanto. Por supuesto que hablar de amigos que traicionan a amigos es un tema clásico, o que en Seven había reflexiones sobre el mal como puro mal. Pero creo que añado toques posmodernos, al menos sin tanto alarde como en mis inicios, cuando era un bebé de 30 años.
Me gustan los clásicos, pero me gusta más hacer disfrutar a esa persona que se sienta en una butaca, tras haber visto un tráiler, que se deja llevar por una experiencia emocional creada por gente que pretende ser otra, y que jugará con sus sentimientos".
En Millenium, rodada en sus escenarios naturales suecos, pero con un reparto hollywoodiense comandado por Daniel Craig, Robin Wright, Christopher Plummer y, derrotando a un puñado de actrices que se pegaron por su personaje, Rooney Mara como Lisbeth Salander (Mara encarnó a la chica que deja a Zuckerberg al inicio de La red social), el mal anida en la familia Vanger.
"Me he centrado en el thriller. Cuando salió la novela, claro que se acentuó su crítica social o su ataque antimisógino. Pero es necesario saber cómo Suecia superó la II Guerra Mundial, y eso es el background de los personajes, no la historia. La historia está ahí, los sentimientos están ahí. Va de hombres, de mujeres, de una chica que está más allá del dolor, que no siente, que es la costra de una herida que ya se cerró...".
La charla llega a su fin: tras confesar que no sabe cuál es su siguiente proyecto, si 20.000 leguas de viaje submarino o Cleopatra, con Angelina Jolie, "porque en Hollywood nadie sabe qué estará de moda", el cineasta aún recuerda cómo le sorprendió La ventana indiscreta a los 11 años, cuando su padre le llevó a un cine a verla. "Lograr que un niño vaya de asombro en asombro, que descubra lo que pasa en el edificio de enfrente en un viaje emocional para el público... Eso es hacer cine".
Opino lo mismo, hacernos vivir una historia sin pestañear, eso es cine, es el lenguaje bien entendido entre proyección y espectador.
Cada uno es crítico de lo que ve y como lo ve.

 

La incógnita eterna sobre Caravaggio

Que fue un pintor especial y esencial en el tenebrismo, nadie lo puede poner en duda, que su obsesión era jugar con La Lauz, el claro-oscuro tampoco, que sus obras nos hacen quedarnos observándolas sin que el tiempo pase tampooco, esa genialiadidad que deja en su Obra contrasta con su vida, los genios son eso "genios" en su obra, como personas son contradictorias y si no nos dicen quién es puede que hasta no nos interesen.
Pero al ver su Obra son todo una maravillosa experiencia, algo que no se puede olvidar y no recordar.

Caravaggio, eterno biografiado ROGER SALAS

Una nueva y documentada biografía sobre el pintor pone en liza tanto lo que se sabe como lo que se supone o se imagina sobre el legendario lombardo.
Parece que el destino biográfico de Caravaggio, un artista que vivió en flagrante lucha con sus propios demonios y fantasmas a los que frecuentemente colocó halos y alas para meterlos en sus magistrales pinturas tenebristas, seguirá siendo para siempre tan inquietante como fue su vida, eternamente pasto de especulación y misterio, del hallazgo y de la nueva interpretación.

Caravaggio. Una vida sagrada y profana

Andrew Graham-Dixon

Uno de los innegables valores del libro está en relacionar investigaciones modernas entre sí y con las biografías clásicas
Cuando entre 1998 y 1999 Andrew Graham-Dixon (Londres, 1960), según reconoce él mismo en el prefacio de su libro, comenzaba a pergeñar la idea de una nueva biografía de Caravaggio, salían a la escena editorial M. The man who became Caravaggio de Peter Robb (Sidney, 1999; traducciones al castellano: M. El enigma de Caravaggio -Océano, México, 2004 y Alba, Barcelona, 2006-) y Caravaggio, A life de la británica Helen Langdon (Londres, 1998; en castellano: Caravaggio, Edhasa, 2002).
Graham-Dixon titula su obra Caravaggio. Una vida sagrada y profana, queriendo enmendar por la vía de la adjetivación el directo y nada inocente título de Langdon, que habla de "una vida" consciente y con la distancia adecuada, en la certeza, de que Michelangelo Merisi llamado Caravaggio "tuvo" otras vidas
. Es decir, es susceptible de ser contada esa misma vida como otra, ya sea en la transversal interpretativa de sus propias obras (sugerencia que va de lo plástico a lo narrativo) mayores y menores, como en el basamento del aparato documental disponible, que no es magro pero tampoco alumbra más allá de cierto estampado de trazo grueso, sobre los que el biógrafo actual debe ir al detalle del bordado, a un redondeado descriptivo lleno de peligros, casi una suerte de práctica ucrónica.
Y esto vale para los análisis que van desde el lugar exacto de su nacimiento a las muy teatralizadas circunstancias de su muerte, pasando por la autoría de algunas obras
. Y ¿no será que esa "ucronía de anticipación" está también en las obras pictóricas, como la muy dicha selección de los modelos callejeros y la progresiva desacralización de los temas escogidos y que provocó que Vincenzo Pacelli dijera que Caravaggio había dejado de creer en Dios o que el español Vicente Carducho le demonizara como "un anticristo del arte"? Piénsese que Poussin estaba convencido de que Caravaggio había sido "enviado al mundo para destruir la pintura", estos citados oportunamente por Graham. Por ejemplo, Tañedor de laúd merece un apasionante aparte: el modelo es un cantante castrado español, Juan Montoya, aseveración reafirmada por Graham y Spike.
Es casi unánime la preferencia especializada por la obra conservada hoy en el Ermitage de San Petersburgo, aun sabiendo que las flores no las pintó el mismo Caravaggio, que la otra versión del Metropolitano de Nueva York.
¿Es el libro de Graham-Dixon una excelente biografía? Digamos que es buena y sostiene su utilidad junto a los precedentes, pero enturbia su contundencia por su moralina tardovictoriana al enconarse en una obsesiva demostración de que Caravaggio no era homosexual, acuñando para el pintor una graciosa condición que haría las delicias de los sexólogos: ser "omnisexual". Este palabro, que por más de sus 120.000 entradas en Google, no está admitido en el DRAE y viene poco y con reservas en los diccionarios médicos a favor de otro que también tiene lo suyo: pansexual, no es de recibo para aplicarlo a Caravaggio. En cualquier caso, cabe preguntarse: ¿qué sentido último tiene embarcarse en estos calificativos al acercarnos a Caravaggio? Es verdad que no había entonces Día del Orgullo Gay, ¡pero se veía cada cosas en Campo de Fiori en los tiempos del pintor! Tan errático es hacer aparecer a Caravaggio como un gay descocado en su época como todo lo contrario. La petulancia moralista sobra. En otros terrenos, Graham es lúcido: "En lo esencial, Caravaggio fue un autodidacta (...) La ventaja de que no se le hubiera enseñado nada es que no tenía nada que olvidar (...) Pintaba como si los ricos y los poderosos fueran sus enemigos".
No dibujaba. Nunca tuvo taller estable ni discípulos. Los cuadros vistos a la luz de los rayos X demuestran que no hay bosquejo precedente alguno: todo lo hacía el pincel
. Apenas contó con algún ayudante casi imberbe (que también tenía, por añadidura, el cargo de favorito y modelo). Esta biografía también ayuda en esta perspectiva técnica que en el caso de Caravaggio es definitiva en lo estilístico.
Graham-Dixon llega a nosotros en una esmerada traducción detallista, ahonda en esta gestión de apropiación más de formalidad lineal y gestual que de fondo, y que también llevó a Caravaggio a la explotación de piezas y momentos de Annibale Carracci y Tiziano. En este sentido, Caravaggio vuelve a ser un moderno modernísimo.
Uno de los innegables valores del libro de Graham está en relacionar investigaciones modernas entre sí y a la vez, con las biografías clásicas de Caravaggio (Manzini, Bagioni, Bellori). El resultado pone al lector en la perspectiva de seguir adelante, de separar sutilmente con mano intrusa esos grandes y pesados encortinados, rozar el ala de cisne de un ángel turgente que no es tal y entrar en las sombras (frecuentemente tinieblas) de los cuadros mismos y que son la mejor metáfora de una vida, de las muchas vidas de Caravaggio.

"Tengo un hipotecón, y las cuentas a cero"

Pregunta. Tiene dos películas francesas por estrenar y acaban de aparecer otras dos. ¿No se da un respiro?
Respuesta. Bueno, yo soy actriz secundaria, he hecho pocos protagonistas. Con uno, Hors jeu, me llevé el premio de interpretación de Locarno, y hoy me llevan los mengues del antisistema. He visto las cuentas corrientes y estoy como Bette Davis, que puso un anuncio en el periódico: "Actriz con cuatro oscars busca trabajo". Yo no tengo tantos oscars, pero sí dos nominaciones a los Goya y el premio de Locarno. Y busco trabajo también.
P. La veo hecha polvo.
R. Porque todo esto es como una entelequia, tener a la gente sin poder emprender proyectos, no circula el dinero, o los cuatro que lo tienen lo guardan bien guardado. Y lo peor es la gente que desahucian y tienen que seguir pagando sus casas. Qué más les da. Que impriman un poco más de dinero. Vale más una inflación que una recesión. El Gobierno ha dado un montón de pasta a los bancos y luego los bancos no se lo dan al ciudadano.
P. Es una indignada de manual.
R. Estoy cabreada. Indignada es poco.
P. En una de sus últimas películas, Miss Tacuarembó, una niña quiere ser artista y termina en un parque temático sobre la Biblia. ¿Usted quién se pide ser: Moisés, Yahvé, Barrabás?
R. Ese parque temático existe en Argentina, aunque parezca alucinante. Y yo, de ser alguien, casi Barrabás.
P. Ha sido madrina de la colección del modisto indio Manish Arora, alma de la firma Paco Rabanne. Minifaldas, pitillos y taconazos. ¿Estamos ya para esos trotes?
R. Yo creo que sí. Cuanto más chunga se pone la cosa, más fantasía necesitaremos. Mire los años veinte.
P. ¿Y el calendario de zombis en el que ha participado para el canal Fox?
R. Fox nos contrató a varios para la segunda entrega de la serie The walking dead. Pero yo, zombi, no. Muerta viviente, no; ni viva muerta. Yo viva viva.
P. Una vez dijo que era intransigente, insatisfecha y asilvestrada. ¿Sigue en las mismas?
R. Asilvestrada, siempre un poquitito, no lo podemos dejar. Intransigente, no lo soy, peco más de lo contrario. Instisfecha, sí. Siempre hay algo en mí insaciable.
P. ¿Cómo están los hombres?
R. Pues no están mal. Yo ahora no tengo una versión. Reconozco que soy de esa generación que ya ha aprendido a vivir sin ellos. Me gustan muchísimo, pero no a cualquier precio. Si se alquilaran un poco baratos, me alquilaría un par de ellos, pero no para fusión o ensamblaje. Para buenos ratos.
P. ¿Cómo se pasa de patito feo a creerse lo más de lo más?
R. Pues no se pasa nunca, hija. Yo soy una guapa fea a una fea guapa, depende del consumidor. Es un tema obsoleto y cansino. Siempre te encuentras a alguno que te recuerda la necedad, y que no va a ver más allá de mi apéndice nasal.
P. ¿Lo tiene asegurado?
R. No, fíjese. No lo tengo asegurado.
P. ¿Hasta dónde está del sello "chica Almodóvar"?
R. Mire, cada vez me sienta mejor. Te vas haciendo mayor y te siguen llamando chica. Y además es verdad que empecé con Pedro y que gracias a él me di a conocer mundialmente. Es un gran amigo, y mi padre cinematográfico.
P. En Nochebuena murió Chita. ¿Ha dado el pésame a Tarzán?
R. Es que Tarzán había pasado antes. Pero vivan los simios, los chimpancés y los gorilas, esos animales que te hablan tanto con los ojos,
P. "¿Cómo voy a condenar a un niño a tenerme como madre?". Pues ha hecho la faena a dos.
R. Esa era la parte oscura y autodestructiva que tenemos todos. Gracias a Dios, crucé esa frontera. Los artistas estamos un poco habitados, secuestrados por nuestro rollo creativo. Pero es verdad que hay una cosa biológica pura y dura, como mujer, como madre. Es cuando conoces el amor de verdad. Dejas de ser el ombligo del mundo.
P. En su vida artística ha sido Rossy Peor, Rossy von Donna (Fondona), Rossy de Palma. Si se queda libre el título, ¿le gustaría ser duque de Palma?
R. Para nada, cariño. Para nada. Uffff. P. ¿Piensa que la gente se creerá lo de que tiene la cuenta a cero?
R. Bueno, pero hay otros que la tienen a menos tanto. Y que se lo crean. En España, ningún famoso se hace rico. O muy pocos. Yo tengo un hipotecón muy gordo, y tengo mis cuentas a cero, y me voy a ir al banco y les voy a decir: "Oye, arréglame este desaguisado, porque tú me lo has producido".
P. Si le da resultado, tenga la bondad de avisarme.
R. Pues tendrán que hacer algo. Tengo la semana que viene cita con mi banquero. Y le voy a decir que si se ha cortado la mayonesa no es culpa mía. Le habréis dado mal al manubrio, guapos.