Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

4 ene 2012

Elton John, en versión Justin Timberlake

Elton John quiere que Justin Timberlake lleve su vida a la pantalla.
El cantante de 64 años, candidato el próximo 15 de enero al Globo de Oro a la mejor canción, quiere que Timberlake le interprete en la película que está preparando sobre su vida.
"Hay muchos candidatos pero Justin Timberlake es el número uno en mi lista porque ya hizo de mí en el vídeo de Rocket Man que interpretó para David LaChapelle y fue increíble", afirmó el artista en una entrevista publicada por el periódico Los Angeles Time
Timberlake, cantante idolatrado por otra generación además de actor cuyos estrenos más recientes incluyen In Time y Bad Teacher, es el primer nombre dado a conocer de un proyecto en el que John está volcando toda su ilusión en los últimos meses pero en el que casi todo está todavía en el aire.
Lee Hall, autor de Billy Elliot, es el encargado del guion y John aseguró que ya existe director aunque por el momento no reveló su nombre o el de otros actores relacionados con el proyecto
. Tampoco existe confirmación por parte de Timberlake, solo el deseo de John para que de vida a un filme que con el posible título de Rocket Manen honor a una de sus canciones favoritas seguirá la vida del intérprete hasta su ingreso en un centro de desintoxicación en 1990.
El compositor de El rey león y uno de los verdaderos supervivientes del pop y glambritánico, reconocido tanto por su música como por su estrambótica apariencia, aseguró al mismo periódico que en ningún caso quiere realizar una biografía al uso porque su vida tampoco fue normal.
"Quiero una visión surrealista de mi vida", afirmó en referencia a esa "caja de sorpresas" que desea como biografía, en el mismo tono que ese Mouline Rouge, que dirigió Baz Luhrmann en 2001. Sin embargo el australiano no será su director aunque no por falta de ganas. "Lo hemos intentado pero está ocupado", reconoció.
En la actualidad Lurhmann está dirigiendo su versión deEl gran Gatsby.
El intérprete británico indicó también que musicalmente hablando su película incluirá no solo una amalgama de sus temas más conocidos sino canciones nuevas que producirá para el filme
. En los últimos años John se ha volcado con mayor intensidad en el campo del cine produciendo entre otros el filme animado Gnomeo and Juliet, para el que junto con Lady Gaga compuso la canción Hello, hello que ahora aspira al Globo de Oro.

La triste confesión de Blanca Portillo

La exdirectora del Festival de Teatro Clásico de Mérida habla a fondo sobre su amarga experiencia al frente de un certamen lleno de irregularidades y mentiras.

 

"La oscuridad de los despachos". Eso es lo que más ha sorprendido a Blanca Portillo de su fugaz experiencia como directora del Festival de Mérida, cuyas riendas abandonó en octubre al término de la última edición, que fue a la vez la de su debut y la de su adiós.
Se trata, en las propias palabras de la actriz, directora y productora, de la incursión profesional más frustrante de su carrera, a pesar de haber llegado a ella llena de una ilusión "casi infantil" cuando la nombraron directora del certamen junto a la productora Chusa Martín.
La actriz achaca por igual a PP y PSOE los errores en la gestión
"Se faltó a la verdad. Nos plantearon una realidad económica y estructural que resultó no ser cierta", dice esta mujer que no niega que se sintió honrada cuando la llamaron y creyó en el proyecto "con vehemencia". Y, sobre todo, creyó en la gente que la rodeó y en quienes no dudaron un segundo en mostrarle su apoyo.
"Si existe una estructura clara, limpia y saneada, dirigir el Festival de Mérida es sin duda una aventura maravillosa".
Pero no fue así. Se encontró una gestión económica absolutamente carente de transparencia, tal y como denunció a los pocos días de llegar allí, primero a los responsables políticos y después a quien la quiso oír: equipos artísticos, técnicos, colaboradores...
"Lo hice desde el primer momento en que empecé a descubrir que las cosas no eran como me habían contado.
Creo que nuestra actitud puso muy nerviosa a mucha gente, porque temían que saltara el escándalo con el perjuicio que eso hubiera supuesto para todos los implicados".
Llegaron a un festival en el que la dirección no tenía certeza alguna del dinero con el que contaba: "No podíamos gestionar el presupuesto, no teníamos firma legal, desconocíamos los mecanismos económicos y se nos negaba sistemáticamente la situación real del aspecto económico... eso era un festival inviable, por lo que no se puede programar sin saber la verdad".
Para Portillo, ocultar esa verdad es una agresión al ciudadano, al teatro y a quienes han creído en ese festival. "Quien aparece como responsable es la dirección, que es quien da la cara, quien aparece en las entrevistas, a quienes se les achacan todos los fallos, los errores. Los demás permanecen ocultos.
Y cuando tú no tienes la información real y no puedes dar datos fidedignos te conviertes en sospechosa.
La gente desconfía y cargas con un muerto que no te corresponde".
En ese contexto muestra su profunda preocupación por lo que intuye como un desprestigio que está padeciendo la clase artística: "Parece como si en la mente del ciudadano está que vivimos del cuento, que cobramos cantidades ingentes por rascarnos la barriga, porque hacemos algo que no se compra en el mercado, no se come, que no tiene valor, somos siempre sospechosos de algo y me parece injusto".
Portillo reivindica sin fisuras su condición de trabajadora, al igual que la de todos sus compañeros: "Un trabajador es un trabajador, sin categorías, mi oficio no es más importante que el de un cirujano cardiovascular, le doy el valor que tiene, pero una cosa es quitarle importancia y otra es no darle valor". A ella la nombró el gobierno socialista de Guillermo Fernández Vara y tuvo que trabajar desde el día de la inauguración de la muestra con la Junta de Extremadura gobernada por el PP, partido ganador en las últimas elecciones autonómicas. "Todos, los del anterior gobierno y los del actual, lo sabían, todos.
No ha podido pillarles de sorpresa y nadie lo destapó. Aunque creo que deberíamos hablar más de personas que de partidos. Y en cualquier caso habría que hablar de un PSOE y un PP extremeños".
La actriz piensa que cuando se lleva 28 años gobernando, uno siente que está en su casa: "Pero eso no es tu casa, es la casa de los contribuyentes, y no se puede perder de vista eso, lamento decirlo, pero es así", comenta esta mujer que, como directora, tiene su montaje de La avería, de Dürrenmatt, de gira por España, trabajo por el que es finalista a los premios ADE de teatro.
"En ambos lados hubo quien apoyó nuestra gestión, y quien se desentendió, e incluso cuestionó desde el principio dicha gestión". Pero a Portillo le ha golpeado en la cabeza la misma pregunta una y otra vez desde que llegó a Mérida: "¡Si todo el mundo lo sabía por qué nadie hizo nada!".
Tanto ella como Martín se sienten orgullosas de haber dicho públicamente que había algo que estaba mal y que se iban, que si las cosas se hacían así de mal no podían seguir.
"Todos los que lo sabían son cargos públicos y, si hay algo que es ilegal, que no está bien, '¡váyase!', me tiene comida la cabeza que nadie lo ha dicho". Ellas sí. Portillo cree que ha sido un acto de valentía: "Callarse y seguir, solo hubiera servido para alimentar al monstruo y ¿hasta cuándo? Además, mi conciencia no me lo hubiera permitido, y hay que tener conciencia, ¡porque sino a dónde vamos!".
Autocrítica
También tiene espacio para la autocrítica, después de recordar que dejó tirados todos sus proyectos durante ocho meses por trabajar, todos los días, en el festival. "¿Mis errores?
No voy a entrar en gustos y aspectos subjetivos, pero claro que hubo. No calculé que no era el mejor año con la crisis y que hay que acostumbrar al público a que no solo vaya a ver reconstrucciones históricas de grecolatinos, que hay que hacer otras cosas, aunque no se rentabilice en ese momento, pero a la larga dará beneficios, como ocurrió con Avignon o Stradford Upon Avon", dice Portillo, que tiene claro que sí fue un error hacer una programación tan amplia, en un año que estaban mal las cosas. "Cuando me nombraron propuse sanearlo, pagar las deudas, empezar de cero, que se redujera a tres semanas, y me dijeron que era imposible, cuando hacer un festival de dos meses es impensable en estos tiempos".
También vive con estupor el que aún no hayan cobrado muchos profesionales, entre otros las propias directoras. "Cuando me llamaron para dirigir la muestra recordé a los políticos que no iba a permitir que una situación como la de aquella edición se repitiera...y...bueno...se repitió. Los impagos se arrastran desde hace años y es muy complicado deshacer eso, porque es una comunidad pequeña, donde todo el mundo depende de todos".
Pero los problemas no fueron sólo de índole económica. Una de las crisis más serias que vivió en su pequeño reinado fue cuando se vio obligada a retirar la foto de Sergio Parra, porque en ella el actor Asier Etxeandia se tapaba los genitales con una postal de El Cristo de Valázquez, y hubo protestas.
"Fue un momento realmente triste. La retiré por respeto a los ciudadanos que se quejaron.
Pero tuve que escuchar y leer que no había sufrido presiones. ¡Claro que las tuvimos y muchas! Pero fue un momento en que todo el mundo tiró la piedra y escondió la mano. Asumimos la decisión y nadie dio la cara más que nosotras y aun así se nos criticó, unos por quitarla y otros por haberla puesto".
Ante todo, ella cree que lo que el festival necesita es que se haga bien, con gente que sepa que en un año o dos se irá, "que no busque ponerse medallas ni enriquecerse, sino elevar el nivel cultural de nuestro país por encima del rendimiento económico y del entretenimiento", señala de un proyecto en el que sembró propuestas para futuras ediciones, que sospecha que se han destruido.
Toda esta aventura, en muchos momentos profundamente desazonadora y desagradable, le ha servido a Portillo para darse cuenta de que no le interesa una cultura que obedece a intereses de partido.
"La cultura es un bien social, no debería existir una cultura de izquierdas o de derechas.
No puede servir como arma arrojadiza entre partidos. Es un espacio de libertad. Y ahora más que nunca soy consciente de que me interesan las personas, no los partidos".
De ahí que afirme rotundamente a la pregunta de qué necesita el teatro en estos momentos: "¡Libertad!, por encima de todo. Y espacios donde hacerse, y gente que le guste y le interese el teatro de verdad".
Lectura dramatizada
Desde que dejó el festival ha participado en la lectura dramatizada de La señorita malcriada, de Tomás de Iriarte, bajo la dirección de Juan Antonio Hormigón, ha grabado un capítulo de Frágiles, y los dos últimos episodios de Hospital central, y a partir de la semana que viene se la puede ver en La chispa de la vida, película de Álex de la Iglesia.
En su futuro inmediato está rodar en febrero, bajo las órdenes de Laura Mañá, la vida de Concepción Arenal y poco después participar en el proyecto del director francés Jean Baptiste Sastre, que quiere hacer Fedra en varios países.
Y en pocas semanas empieza el ensayo de uno de los grandes proyectos de su carrera como actriz, ya que se convertirá, de la mano de la directora Helena Pimenta y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, en el Segismundo calderoniano de La vida es sueño.
"Es mucha responsabilidad, creo que cualquier actor o actriz sueña con hacer ese personaje que representa un arquetipo, como Hamlet [que ya hizo]".
Paralelamente a estos proyectos está perfilando de manera muy seria su gran empeño: la creación de una fundación, que vendría a ser como una compañía estable de teatro, no comercial, con un equipo fijo de creadores y artistas, con los que trabajar en una línea de investigación similar a la que ha iniciado con La avería, sin ánimo de lucro y cuyos beneficios, sin dejar de pagar sueldos dignos, vayan a parar a nuevos proyectos: "Vamos a ver si es verdad que amamos tanto el teatro".

Pepote Ballester, amigo de Urdangarin, dio al juez las claves contra el duque

Siempre dije que Urdagarin no habia "Untado" bien para sus negocios y este en revancha destapó lo que hacían tods ellos.

EL PÓSIT DE LA EVASIÓN. “...I U (Iñaki Urdangarin) podría facturar desde De Goes (empresa fantasma para ocultar fondos en paraísos fiscales) y cobrar luego fuera...” Es la frase casi ilegible que figura en este pósit intervenido en la documentación sobre la trama y que se halló pegado al manuscrito de construcción de la estructura fiduciaria de la evasión
José Luis Pepote Ballester, ex director general de Deportes del Gobierno de Jaume Matas y amigo de Iñaki Urdangarin, pactó con la Fiscalía Anticorrupción un acuerdo de colaboración con la Justicia, una confesión de hechos, citas, personajes y firmas que le supondrá tener compensaciones penales. Pepote está imputado en varias piezas del caso Palma Arena. El relato pormenorizado que hizo el regatista y campeón olímpico de vela sobre las supuestas irregularidades en los contratos de Nóos, por 2,3 millones, con fechas, reuniones, quién decidía, cómo se hizo y lo que no se realizó, perjudica a los principales imputados. Ballester era amigo de Matas, de Urdangarín, de las Infantas y del propio Príncipe Felipe y su confesión acabó de atar los cabos para llegar a la imputación del duque de Palma, según figura en el sumario del caso, al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Ballester y el duque se pelearon por el cobro de una factura de 100.000 euros
El juez José Castro acudió, de manera excepcional, a tomar declaración a un imputado en la sede de la Fiscalía en Palma. Una discreción obligada para cerrar una decisión largamente meditada, negociada por el afectado. Pepote, el jueves 15 de diciembre, declaró al atardecer para evitar los ojos de periodistas y el barullo de la sede de los juzgados. El fiscal Pedro Horrach abordó esta confesión de arrepentido con sus abogados.
Oro olímpico de vela, Ballester apareció como un náufrago en las portadas de todos los periódicos, esposado, al estallar en agosto de 2008 el escándalo del caso Palma Arena.
El ex presidente Jaume Matas fichó en 2003 a Pepote —que no es del PP— por su relieve y prestigio tras triunfar en los juegos olímpicos de 1996 y por tener una relación de confianza con las infantas Cristina y Elena y, de manera especial, con el Príncipe Felipe, con quien regateó. En 1985, según dice Pepote en su declaración, coincidió con Iñaki Urdangarin en la Residencia Blume de Barcelona, para deportistas de élite, y se hicieron amigos.
Urdangarín, Ballester y Torres salen de un almuerzo. / TOLO RAMON
La excelente relación acabó mal. Y desde luego ahora no se arreglará. Pepote era conocido en determinados círculos como “Iñaki-me-ha-dicho”, lo que le identificaba como un emisario y un conseguidor de contratos de los Gobiernos autonómicos para el duque de Palma. Hay un correo electrónico en la causa que así lo evidencia. Ambos no se han vuelto hablar desde 2007.
Ese año se pelearon a raíz de las exigencias del duque de Palma a Pepote para cobrar la última factura, de más de 100.000 euros, de los Fórum Illes Balears que organizaron las empresas del duque y su socio. Ballester dice que no estaba justificado el cobro por haberse incumplido lo convenido y que Urdangarin no debía ser el interlocutor porque no figuraba en Nóos desde junio de 2006, fecha en que fue formalmente apartado de dicho instituto sin ánimo de lucro.
Urdargarín cobró 300.000 euros de comisión por la venta del equipo ciclista de Baleares
Pepote ha dado pábulo al relato construido por los fiscales y el juez.
Además de desvelar que la primera cita del yerno del Rey con Matas y él para tratar de negocios tuvo lugar en el mismo palacio de Marivent (residencia de verano de los Reyes en Palma de Mallorca), Ballester ha indicado que Urdangarin marcó la relación contractual con Baleares —que Matas la aceptó sin dudar— y ha explicado que el duque fijó en 300.000 euros lo que debía cobrar él por la venta del equipo ciclista al Gobierno balear: por 18 millones.
Ballester, como responsable de la Fundación Illesport del Gobierno balear, gestionó los grandes eventos en las islas: desde la obra del velódromo del Palma Arena a los torneos de tenis, pasando por los foros que montaba su amigo Urdangarin, que se organizaron por una oferta de éste y con anuencia de Matas, sin ceñirse a los procedimientos administrativos.
Con Ballester, otros altos cargos del Gobierno de Jaume Matas han ofrecido en Fiscalía versiones que desplazan hacia el presidente las responsabilidades en las presuntas irregularidades.

Mariposas que se van.......

No ha quedado ni una mariposa.
Ni la de dorada sonrisa.
Se han ido
sin mirar atrás con tristeza.
Vivían en mis sueños.
Con ellas, las rosas,
se han diluido deprisa.
Van hablando se sus cosas
y apagando el amor
del que se quedó solo
recogiendo sus besos
tirados por el suelo.
No vuelven.
Se han marchado.
Se ha ido hasta la mariposa
de la dorada sonrisa.