3 dic 2011
Nueva era Carlos Boyero
Informan que durante el mes de noviembre el consumo televisivo ha alcanzado un récord histórico.
Los pragmáticos aseguran con lucidez y una pizca de cinismo que las penas con pan son menos.
Tal conocimiento de causa solo puede hacerse con el estómago lleno.
Que sepamos, la televisión convencional no engorda, pero sí puede crear trastornos anímicos, embrutecer hasta extremos alarmantes, reducir tu imagen del universo a las infatigables majaderías que despide el temible aparato.
Y entiendo que al reducirse la mina publicitaria todos los recursos son válidos (las consideraciones estéticas y éticas siempre han provocado risas o bostezos a los brillantes cerebritos que inventan y planifican la adictiva basura) para que los parados y los que pueden estar en situación tan deprimente y terrorífica la próxima semana encuentren su demanda favorita y el refugio contra la carencia de todo tipo de lujos mediante acto tan liviano como apretar una tecla.
También descubrirán si no están irremediablemente drogados con ese opio salvaje que la oferta de lo que ven y escuchan es clónica e intercambiable.
Las cadenas públicas, al no tener zarzuela y de otras sabrosas que romperse el alma por el mercado publicitario, a salvo la nómina y el retiro de todos sus afortunados moradores, no precisan exprimirse el cerebro para enganchar a los yonquis del vertedero.
Viendo Telemadrid da pavor que en el reparto del botín que han legitimado las urnas, le entreguen a Esperanza Aguirre la misión de informar y entretener a los espectadores de La 1 y de La 2.
Es probable que sus centuriones intelectuales, tantos de ellos antiguos y radicales izquierdistas que afortunadamente recibieron aquel rayo redentor en su anfetamínico camino hacia Damasco, conozcan profundamente las geniales estrategias comunicativas de Goebbels e intenten aplicarlas en su nuevo y prometedor feudo, pero la racial abanderada de la
manifestaciones culturales no precisaría de técnicas sofisticadas.
Imagino que la faceta cinematográfica estaría cubierta en las televisiones públicas con la abundante obra de Garci.
Y espero que Tertsch no se limite a ser director de informativos.
Sigo añorando el impagable exotismo que aportaba como presentador del telediario nocturno.
Los pragmáticos aseguran con lucidez y una pizca de cinismo que las penas con pan son menos.
Tal conocimiento de causa solo puede hacerse con el estómago lleno.
Que sepamos, la televisión convencional no engorda, pero sí puede crear trastornos anímicos, embrutecer hasta extremos alarmantes, reducir tu imagen del universo a las infatigables majaderías que despide el temible aparato.
Y entiendo que al reducirse la mina publicitaria todos los recursos son válidos (las consideraciones estéticas y éticas siempre han provocado risas o bostezos a los brillantes cerebritos que inventan y planifican la adictiva basura) para que los parados y los que pueden estar en situación tan deprimente y terrorífica la próxima semana encuentren su demanda favorita y el refugio contra la carencia de todo tipo de lujos mediante acto tan liviano como apretar una tecla.
También descubrirán si no están irremediablemente drogados con ese opio salvaje que la oferta de lo que ven y escuchan es clónica e intercambiable.
Viendo Telemadrid da pavor que en el reparto del botín que han legitimado las urnas, le entreguen a Esperanza Aguirre la misión de informar y entretener a los espectadores de La 1 y de La 2.
Es probable que sus centuriones intelectuales, tantos de ellos antiguos y radicales izquierdistas que afortunadamente recibieron aquel rayo redentor en su anfetamínico camino hacia Damasco, conozcan profundamente las geniales estrategias comunicativas de Goebbels e intenten aplicarlas en su nuevo y prometedor feudo, pero la racial abanderada de la
manifestaciones culturales no precisaría de técnicas sofisticadas.
Imagino que la faceta cinematográfica estaría cubierta en las televisiones públicas con la abundante obra de Garci.
Y espero que Tertsch no se limite a ser director de informativos.
Sigo añorando el impagable exotismo que aportaba como presentador del telediario nocturno.
Barcelona se viste de gala para luchar contra el sida
Casi medio millón de euros logró recaudar la gala solidaria que organizó la Fundación Lucha contra el Sida la noche del jueves con ocasión del día mundial de la enfermedad.
Una cena en el hotel W de Barcelona reunió a los anfitriones Miguel Bosé y Eugenia Silva con unos 600 invitados, entre los que destacaron famosos de todos los ámbitos.
Además, destacó la presencia de personalidades como Ana María Rodríguez, la exmujer del presidente del Congreso, José Bono, Beatriz de Orleans, Antonia Dell' Atte y el torero Oscar Higares. Todos ellos disfrutaron durante el evento de las actuaciones en directo de Ana Belén, Rafa Sánchez, Bimba y Miguel Bosé y el DJ Brian Cross, entre otros.
NICANOR: JOSE MIGUEL JUNCO.
NICANOR
Hay un viejo que dice que ha logrado
tras muchos años de vivir al borde,
casi cayendo al mar según se mire,
casi sangre con ojos y algún pelo;
que dice que ha logrado el viejo ese,
lo dice convencido como un día
y pertinaz como una luna llena
y anti toda mordaza o servidumbre,
y anti normas, corbatas y tirantes,
y anti póngase usted perfil seguro;
que dice que es muy viejo con soltura,
que va a morir seguro y no se muere,
que el hombre y la mujer lo que atenaza
de lleno corazones y cenizas
por siempre en este mundo estrafalario,
que azul ya no es azul ni la tristeza;
Hay un viejo que juega con bastones,
se esmera y la corriente boca abajo,
se burla pero adora los fonemas,
sabe más que el dolor y sufrió en serio,
se sube hasta la nube acribillada
y habla del pan, el vino y otras artes,
y quiere con los huesos que le sobran,
y tiene la sonrisa entre las cejas,
y sabe de fantasmas y autobuses;
que dice el viejo que a vivir se aprende,
que nada es nada y todo y viceversa,
que tuvo un gran amor con Garcilaso,
que duelen prendas y botones rotos;
y hay un viejo que vive en los rincones
cerca del paraíso de los sueños,
cerca de la ternura escarmentada,
cerca del pulso que en la calle cede,
cerca de no me vengan tan bonitos,
cerca ya de morir de puro viejo
estando ya su casa en las estrellas,
en los desolladeros y en las olas,
en los cables y números sagrados,
en vaya usted a saber con cuánta prisa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)