NICANOR
Hay un viejo que dice que ha logrado
tras muchos años de vivir al borde,
casi cayendo al mar según se mire,
casi sangre con ojos y algún pelo;
que dice que ha logrado el viejo ese,
lo dice convencido como un día
y pertinaz como una luna llena
y anti toda mordaza o servidumbre,
y anti normas, corbatas y tirantes,
y anti póngase usted perfil seguro;
que dice que es muy viejo con soltura,
que va a morir seguro y no se muere,
que el hombre y la mujer lo que atenaza
de lleno corazones y cenizas
por siempre en este mundo estrafalario,
que azul ya no es azul ni la tristeza;
Hay un viejo que juega con bastones,
se esmera y la corriente boca abajo,
se burla pero adora los fonemas,
sabe más que el dolor y sufrió en serio,
se sube hasta la nube acribillada
y habla del pan, el vino y otras artes,
y quiere con los huesos que le sobran,
y tiene la sonrisa entre las cejas,
y sabe de fantasmas y autobuses;
que dice el viejo que a vivir se aprende,
que nada es nada y todo y viceversa,
que tuvo un gran amor con Garcilaso,
que duelen prendas y botones rotos;
y hay un viejo que vive en los rincones
cerca del paraíso de los sueños,
cerca de la ternura escarmentada,
cerca del pulso que en la calle cede,
cerca de no me vengan tan bonitos,
cerca ya de morir de puro viejo
estando ya su casa en las estrellas,
en los desolladeros y en las olas,
en los cables y números sagrados,
en vaya usted a saber con cuánta prisa.
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