Ni escatimen en el amor, cuanto más es mejor, en estas cosas del querer hay que ser muy generosos, pero hay que saber quién lo da y a quién lo das.
Es un regalo, y como tal te llena de alegría, pero puede desaparecer.
En esas 5 horas con Mario, en el Teatro Lola Herrera destripa su relaciín en un hermoso monólogo que es una catarsis de su vida real, y cuando ese amor se acaba nunca a gusto de dos. debemos ser dignos para saber decir Adios, por una parte o por la otra, porque nunca se va al mismo tiempo, eso de ser leal, de ver que ya no hay amor y uno se enfrenta con dignidad, no suele pasar, ni eso de quedar como amigos porque nunca lo fueron, no sé lo que hay que hacer, las estadisticas demuestran que los hombres se separan cuando existe otra relación paralela y esa relación es la que harta de esperar a que el hombre diga Adios, suele ser ella la que hable o incluso se presente con un niño, trabajo que le ahorra a esa persona cobarde, pero se comportan así, y las mujeres se separan porque no aguantan la convivencia con ciertos tipos de hombres, borrachos pendencieros y maltratadores.
Lo sé porque de buena "ley" le ha pasado a un par de amigos y familiares.
Meterme así de golpe diciendo que todos los hombres son lobos y nosotras unas caperucitas no sería nada justo.
Que hay de todo , pues si, pero nunca pondría mi mano para quemarla por nadie ni por mi.
No es tanto el amor loco como el cariño que puede permanecer, ni el amor de los hijos, de los padres es para toda la vida, la de los verdaderos amigos si.
14 sept 2011
Un Dia habrá una Isla....
Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo,
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.
(Las islas en que vivo)
Danza a ritmo de los McCartney
Paul compone para el New York City Ballet y Stella diseña el vestuario .
En el siglo XXI nadie se resiste a poner a una celebridad en su cartel. Ni siquiera el mundo del ballet, antaño entregado a rendirle pleitesía a sus propios dioses, por lo general ajenos a las revistas del corazón.
Pero los tiempos cambian y parece que para conseguir la atención del público un nombre famoso puede marcar la diferencia en la taquilla, así que ya nadie se resiste a su embrujo.
Por eso la próxima semana -el día 22- Nueva York verá el nacimiento de una nueva e inesperada estrella en el mundo del ballet: el exbeatle Paul McCartney.
Pero que nadie espere verlo envuelto en gasas y tules. No sería una visión agradable.
Lo suyo sigue siendo la música y por eso el New York City Ballet le ha invitado a que componga una nueva pieza para su repertorio titulada Ocean's Kingdom, con la que se abrirá la temporada de la veterana compañía neoyorquina.
Las entradas para la obra, que se estrena la próxima semana, están agotadas
El pasado verano, McCartney llenó el estadio de los Yankees durante un concierto en el que la reventa alcanzó precios astronómicos, así que es de esperar que el New York City Ballet cuelgue el cartel de "no hay entradas" a diario.
Y no solo por la música que lleva su firma, sino porque su hija, Stella McCartney, ha sido la encargada de diseñar el vestuario, y eso significa que la horda de adictos a la moda que puebla Nueva York cambiará sus bares exclusivos por una noche en el ballet con tal de ver lo que ha hecho la venerada diseñadora.
Todo esto no son conjeturas: la gala de apertura del New York City Ballet, que se celebra el mismo día del estreno de Ocean's Kingdom, solía recaudar unos dos millones de dólares anuales (1,5 millones de euros), pero desde que se anunció la participación del tándem McCartney, ya se ha conseguido casi el doble, entre venta de asientos y donaciones (las galas son una de las fórmulas de financiación de las instituciones culturales en Estados Unidos).
Incluso a los más ricos les encandilan las estrellas.
No es la primera vez que el New York City Ballet invita a un músico contemporáneo a componer una nueva obra para la compañía, pero sí es la primera que invitan a uno tan popular.
Antes le precedieron talentos como Wynton Marsalis o John Adams, nombres que solo hacen vibrar a los amantes del jazz y de la música minimalista, respectivamente, pero cuyos rostros nunca han aparecido en las portadas de las revistas del corazón y cuyas creaciones nunca entraron en las radiofórmulas.
En este caso, además, McCartney no se ha limitado a componer la obra, sino que ha escrito la historia -el amor de Honorata, hija del rey Oceáno, se lo disputan el rey Tierra y el príncipe Piedra- y ha hecho múltiples sugerencias visuales para los decorados e incluso para las coreografías.
En el siglo XXI nadie se resiste a poner a una celebridad en su cartel. Ni siquiera el mundo del ballet, antaño entregado a rendirle pleitesía a sus propios dioses, por lo general ajenos a las revistas del corazón.
Pero los tiempos cambian y parece que para conseguir la atención del público un nombre famoso puede marcar la diferencia en la taquilla, así que ya nadie se resiste a su embrujo.
Por eso la próxima semana -el día 22- Nueva York verá el nacimiento de una nueva e inesperada estrella en el mundo del ballet: el exbeatle Paul McCartney.
Pero que nadie espere verlo envuelto en gasas y tules. No sería una visión agradable.
Lo suyo sigue siendo la música y por eso el New York City Ballet le ha invitado a que componga una nueva pieza para su repertorio titulada Ocean's Kingdom, con la que se abrirá la temporada de la veterana compañía neoyorquina.
Las entradas para la obra, que se estrena la próxima semana, están agotadas
El pasado verano, McCartney llenó el estadio de los Yankees durante un concierto en el que la reventa alcanzó precios astronómicos, así que es de esperar que el New York City Ballet cuelgue el cartel de "no hay entradas" a diario.
Y no solo por la música que lleva su firma, sino porque su hija, Stella McCartney, ha sido la encargada de diseñar el vestuario, y eso significa que la horda de adictos a la moda que puebla Nueva York cambiará sus bares exclusivos por una noche en el ballet con tal de ver lo que ha hecho la venerada diseñadora.
Todo esto no son conjeturas: la gala de apertura del New York City Ballet, que se celebra el mismo día del estreno de Ocean's Kingdom, solía recaudar unos dos millones de dólares anuales (1,5 millones de euros), pero desde que se anunció la participación del tándem McCartney, ya se ha conseguido casi el doble, entre venta de asientos y donaciones (las galas son una de las fórmulas de financiación de las instituciones culturales en Estados Unidos).
Incluso a los más ricos les encandilan las estrellas.
No es la primera vez que el New York City Ballet invita a un músico contemporáneo a componer una nueva obra para la compañía, pero sí es la primera que invitan a uno tan popular.
Antes le precedieron talentos como Wynton Marsalis o John Adams, nombres que solo hacen vibrar a los amantes del jazz y de la música minimalista, respectivamente, pero cuyos rostros nunca han aparecido en las portadas de las revistas del corazón y cuyas creaciones nunca entraron en las radiofórmulas.
En este caso, además, McCartney no se ha limitado a componer la obra, sino que ha escrito la historia -el amor de Honorata, hija del rey Oceáno, se lo disputan el rey Tierra y el príncipe Piedra- y ha hecho múltiples sugerencias visuales para los decorados e incluso para las coreografías.
Las confesiones de Jackie Kennedy
Aparece como libro una larga entrevista realizada en 1964 en la que la viuda de JFK expresa opiniones muy críticas .
Mucho cuidó su imagen pública mientras su marido vivía, pero a juzgar por las conversaciones que ahora salen a la luz, la glamurosa viuda del presidente John F. Kennedy desplegaba en la intimidad dotes arteras y opiniones muy contundentes sobre múltiples de personas y temas.
Como por ejemplo, que "las mujeres jamás debían meterse en política" porque sencillamente "no somos aptas para ello".
A principios de 1964, con 34 años y sufriendo "un terrible duelo", según su hija Caroline, Jacqueline Kennedy concedió una de las tres únicas entrevistas que dio tras el asesinato de su marido y 35º presidente de EE UU, en noviembre de 1963 en Dallas. Jackie se confesó con Arthur Schlesinger, historiador pero también amigo y colaborador de JFK durante muchos años.
Mis recuerdos de Jack
Nuevos documentos confirman que Kennedy pensó retirarse de Vietnam
Las conversaciones de la viuda con Schlesinger nunca se hicieron públicas y salen a la venta en forma de discos junto al libro Jacqueline Kennedy: Historic Conversations on Life with John F. Kennedy, de la editorial Hyperion.
En más de seis horas y media de grabaciones, la ex primera dama repasa algunos de los momentos más tensos de la historia que le tocó vivir a su esposo, pero no habla de la muerte de JFK.
Tampoco sobre las aventuras amorosas de este fuera del matrimonio.
Ni de la enfermedad de Adison que martirizaba al presidente -aunque sí hay pasajes dedicados a sus crónicos dolores de espalda y a la operación que casi acabó con su vida en 1954-.
Jackie consideraba que el presidente francés Charles de Gaulle era "un ególatra"; que Martin Luther King era "un fraude" porque se supo, a través del espionaje electrónico al que fue sometido, que arreglaba encuentros sexuales con mujeres.
De Indira Gandhi -futura primera ministra de India asesinada en 1984- dice que era una "mandona amargada, una mujer horrible".
Ironías de la historia, la viuda de Kennedy cita a su marido emitiendo una dura opinión sobre Lyndon Johnson, el hombre que al ser su vicepresidente le sustituiría en la Casa Blanca -"todo el mundo estaba muy decepcionado porque Lyndon era quien menos gustaba" para compañero de cartel-. "¡Dios mío"!, diría JFK, "¿podéis imaginar lo que le pasaría al país si Lyndon llegara a presidente?"
Según se desprende de las conversaciones y recoge el libro, Kennedy había comenzado a planificar su campaña para la reelección en 1964 poco antes de que fuera abatido en Tejas.
Entre sus planes para un segundo mandato estaba una visita sin precedentes a la Unión Soviética, en plena guerra fría y tras la tensión que había puesto al mundo al borde de una guerra nuclear en la crisis de los misiles.
Durante este episodio, Jackie rogó a su esposo que le permitiera permanecer a su lado.
"Quiero estar contigo y morir contigo, como también lo quieren los niños. Preferimos eso a vivir sin ti", le dijo en octubre de 1962.
La viuda se presenta como una "esposa tradicional" y critica a "las violentas mujeres liberales que están en política".
Mucho cuidó su imagen pública mientras su marido vivía, pero a juzgar por las conversaciones que ahora salen a la luz, la glamurosa viuda del presidente John F. Kennedy desplegaba en la intimidad dotes arteras y opiniones muy contundentes sobre múltiples de personas y temas.
Como por ejemplo, que "las mujeres jamás debían meterse en política" porque sencillamente "no somos aptas para ello".
A principios de 1964, con 34 años y sufriendo "un terrible duelo", según su hija Caroline, Jacqueline Kennedy concedió una de las tres únicas entrevistas que dio tras el asesinato de su marido y 35º presidente de EE UU, en noviembre de 1963 en Dallas. Jackie se confesó con Arthur Schlesinger, historiador pero también amigo y colaborador de JFK durante muchos años.
Mis recuerdos de Jack
Nuevos documentos confirman que Kennedy pensó retirarse de Vietnam
Las conversaciones de la viuda con Schlesinger nunca se hicieron públicas y salen a la venta en forma de discos junto al libro Jacqueline Kennedy: Historic Conversations on Life with John F. Kennedy, de la editorial Hyperion.
En más de seis horas y media de grabaciones, la ex primera dama repasa algunos de los momentos más tensos de la historia que le tocó vivir a su esposo, pero no habla de la muerte de JFK.
Tampoco sobre las aventuras amorosas de este fuera del matrimonio.
Ni de la enfermedad de Adison que martirizaba al presidente -aunque sí hay pasajes dedicados a sus crónicos dolores de espalda y a la operación que casi acabó con su vida en 1954-.
Jackie consideraba que el presidente francés Charles de Gaulle era "un ególatra"; que Martin Luther King era "un fraude" porque se supo, a través del espionaje electrónico al que fue sometido, que arreglaba encuentros sexuales con mujeres.
De Indira Gandhi -futura primera ministra de India asesinada en 1984- dice que era una "mandona amargada, una mujer horrible".
Ironías de la historia, la viuda de Kennedy cita a su marido emitiendo una dura opinión sobre Lyndon Johnson, el hombre que al ser su vicepresidente le sustituiría en la Casa Blanca -"todo el mundo estaba muy decepcionado porque Lyndon era quien menos gustaba" para compañero de cartel-. "¡Dios mío"!, diría JFK, "¿podéis imaginar lo que le pasaría al país si Lyndon llegara a presidente?"
Según se desprende de las conversaciones y recoge el libro, Kennedy había comenzado a planificar su campaña para la reelección en 1964 poco antes de que fuera abatido en Tejas.
Entre sus planes para un segundo mandato estaba una visita sin precedentes a la Unión Soviética, en plena guerra fría y tras la tensión que había puesto al mundo al borde de una guerra nuclear en la crisis de los misiles.
Durante este episodio, Jackie rogó a su esposo que le permitiera permanecer a su lado.
"Quiero estar contigo y morir contigo, como también lo quieren los niños. Preferimos eso a vivir sin ti", le dijo en octubre de 1962.
La viuda se presenta como una "esposa tradicional" y critica a "las violentas mujeres liberales que están en política".
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