Un encuentro internacional en Italia reivindica el humor en las obras gráficas .
. .El Joker ya está derrotado.
El Pingüino se pudre entre rejas y cuando Catwoman salga de prisión le quedará muy poco de la ladrona atractiva que le creaba dilemas éticos al caballero oscuro. El que fue un superhéroe aguarda sentado y cansado a que la vida le pase por delante.
Su disfraz que desvelaba unos músculos perfectos ahora muestra la herencia de años y kilos de inactividad.
El hombre que fue capaz de acabar con cientos de criminales mira impotente el helado de chocolate que se derrite en su mano y cuelga de su boca.
Parece el final de la esperanza para Gotham.
Pero para suerte de sus ciudadanos, esta versión melancólica de Batman se llama Fatman, es una estatua y protagoniza la 26ª edición de la Bienal Internacional del Humor en el Arte que Tolentino (centro de Italia) celebra hasta el 2 de octubre.
La idea nació, en esta ciudad de 21.000 habitantes, de un médico y caricaturista por afición: Luigi Mari.
En la primera edición, en 1961, participaron 53 artistas, todos italianos. Hoy los seleccionados proceden de 23 países distintos, aunque el mensaje sigue siendo el mismo. "Encontrar la clave de lectura irónica es la manera mejor de quitarle al arte su cortina de autorreferencialidad", asegura Andrea Gualandri, director artístico de la Bienal.
La muestra reúne 58 piezas con el objetivo de hacer sonreír al visitante e intentar que el mundo del arte se tome menos en serio.
"En muchas exposiciones hay obras incomprensibles, como si los artistas hablaran entre ellos en código", afirma Gualandri.
Las piezas de esta bienal en cambio intentan transmitir un mensaje directo, un chiste bien contado: un papa Ratzinger alado y feroz castiga sin piedad a los pecadores, mientras que El grito de Munch observa extasiado las proezas de su equipo de fútbol.
Al límite de la simpatía del creador solo se le añade otro: el arte del novecento (tema de la Bienal 2011).
Casi 600 creadores de 61 países aceptaron el desafío: buscar la risa del jurado.
Entre las 1.295 piezas enviadas había vídeos, instalaciones, esculturas, pero sobre todo cuadros.
En todo caso, el género daba igual.
"Los criterios eran la cercanía al tema y la habilidad artística", detalla Gualandri. Ganó El fetiche, un cuadro de Anastasia Kurakina que denuncia la falta de innovación de los artistas contemporáneos: un asunto polémico.
"El arte cómico no es solo entretenimiento, puede transmitir un mensaje serio", sostiene Luca Beatrice, jurado de la muestra.
En efecto, un cuadro que retrata al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en un burdel acompañado por Hitler, Stalin y Mussolini alude con dureza a la realidad. "El artista es el bufón que puede decir que el rey está desnudo sin que le detengan", asegura Beatrice.
Aunque no siempre las obras esconden un mensaje profundo. Fucked bird no es más que el Correcaminos, aplastado por un yunque. O "la revancha de los neuróticos que siempre hemos apoyado al Coyote", cuenta divertido Beatrice.
Salvo excepciones, las obras no provocan carcajadas, sino más bien sonrisas. Debe de ser que, como dice Gualandri, "es mucho más complicado hacer reír que hacer llorar".
La situación de la cultura en Italia posiblemente logre provocar ambas reacciones. Para Beatrice, el Ejecutivo debería haber tenido más valor a la hora de recortar y reorganizar los gastos culturales: "Hay que optimizar los fondos con apuestas claras".
Pese al desplome económico de Italia, Gualandri anima a sus compatriotas a no renunciar al sentido del humor:
"Perderíamos nuestro lado mejor, el que tal vez pueda salvarnos". Como un superhéroe. Toda la UE espera que no sea Fatman.
14 ago 2011
13 ago 2011
Giò Stajano, el primer icono transexual de Italia
Participó en 'La dolce vita' de Fellini como hombre y acabó sintiendo la llamada de la vida monástica como mujer .
MARIANGELA PAONE.
.Giò Stajano sumó varias vidas en una.
Y no fue solo por su propia voluntad.
El azar le hizo nacer en el profundo sur de la fascistísima Italia de 1931; además, en el seno de una de las familias más afines al régimen.
Su abuelo, Achille Starace, era el secretario del Partido Nacional Fascista y uno de los hombres fuertes de Benito Mussolini.
Cuando el dictador le vio, primer nieto de su fiel mano derecha, le cogió en sus brazos y celebró "al joven hijo de la masculina juventud itálica".
Nadie podía prever que, 20 años más tarde, Giò rompería los tabúes de un país santurrón declarándose transexual.
Fue a mediados de los años cincuenta y desde entonces Stajano, fallecido a finales del mes pasado, fue para las crónicas el primer transexual declarado de Italia.
Por aquel entonces ya había abandonado Sannicola, el pequeño pueblo de Apulia donde, como su abuelo, había nacido, y vivía en Roma todas las luces y las sombras de la dolce vita.
Llegó a la capital en 1952 como estudiante universitario, aunque más adelante probaría fortuna como pintor.
Recién instalado en la ciudad, encontró alojamiento en Via Margutta, la mítica calle de artistas y bohemios, donde conoció a la pintora Novella Parigini, que le introducirá en la jet set romana.
Gracias a Parigini y a las buenas relaciones que consiguió entablar entró en contacto con todos los nombres célebres de la época, convirtiéndose en uno de los personajes de las glamurosas noches romanas que Federico Fellini retrataría en su celebérrima película La dolce vita. Stajano participó en el filme, pero su personaje fue eliminado y no apareció en los títulos de crédito de la obra hasta muchos años después. Según una de las múltiples leyendas que rodean la película, la inolvidable escena de la voluptuosa Anita Ekberg adentrándose en la Fontana de Trevi se inspiró en el baño que Stajano y su amiga Parigini se dieron en la Barcaccia, la fuente de la plaza de España. Pero no fue esta anécdota la que le dio fama. En 1959, un año antes de la presentación de la película de Fellini, había publicado Roma capovolta, el relato de sus alocadas noches romanas: el texto no sobrevivió a la censura, pero le convirtió en el transexual más famoso de Italia. Sin declararse activista de los derechos de los homosexuales se convirtió en un icono del movimiento gay italiano. Suyo fue también el primer espacio dedicado a los homosexuales en una revista italiana, Men.
En 1982 dio otro giro a su vida.
Siguiendo el célebre ejemplo del transexual francés Jacques-Charles Dufresnoy, Coccinelle, cogió un vuelo a la ciudad marroquí de Casablanca y se sometió a una intervención para cambiar de sexo.
Conservó el apelativo de Giò pero su nombre completo pasó a ser Maria Gioacchina Stajano Starace. "Para mi familia
[la misma que de adolescente le sometió a tratamientos hormonales para fortaceler su masculinidad] fue casi una liberación", contó años más tarde. Empezó entonces, ya como mujer, una carrera de estrella de la pornografía y prostituta de lujo y fue cayendo en el olvido.
Una condición poco llevadera para quien estaba tan acostumbrado a los focos mediáticos.
Fue así como, con ya 60 primaveras, Stajano se las ingenió para volver a dar de qué hablar.
Se retiró a un monasterio en Piamonte, en el norte de Italia, y organizó el anuncio de su conversión de pecadora a monja.
Pero, según declaró, acabó sintiendo de verdad la llamada de la vida monacal.
No llegó a hacer los votos, pero en la "lucha contra las tentaciones" decidió retirarse a su pequeño pueblo de Apulia, donde acabó sus días.
MARIANGELA PAONE.
.Giò Stajano sumó varias vidas en una.
Y no fue solo por su propia voluntad.
El azar le hizo nacer en el profundo sur de la fascistísima Italia de 1931; además, en el seno de una de las familias más afines al régimen.
Su abuelo, Achille Starace, era el secretario del Partido Nacional Fascista y uno de los hombres fuertes de Benito Mussolini.
Cuando el dictador le vio, primer nieto de su fiel mano derecha, le cogió en sus brazos y celebró "al joven hijo de la masculina juventud itálica".
Nadie podía prever que, 20 años más tarde, Giò rompería los tabúes de un país santurrón declarándose transexual.
Fue a mediados de los años cincuenta y desde entonces Stajano, fallecido a finales del mes pasado, fue para las crónicas el primer transexual declarado de Italia.
Por aquel entonces ya había abandonado Sannicola, el pequeño pueblo de Apulia donde, como su abuelo, había nacido, y vivía en Roma todas las luces y las sombras de la dolce vita.
Llegó a la capital en 1952 como estudiante universitario, aunque más adelante probaría fortuna como pintor.
Recién instalado en la ciudad, encontró alojamiento en Via Margutta, la mítica calle de artistas y bohemios, donde conoció a la pintora Novella Parigini, que le introducirá en la jet set romana.
Gracias a Parigini y a las buenas relaciones que consiguió entablar entró en contacto con todos los nombres célebres de la época, convirtiéndose en uno de los personajes de las glamurosas noches romanas que Federico Fellini retrataría en su celebérrima película La dolce vita. Stajano participó en el filme, pero su personaje fue eliminado y no apareció en los títulos de crédito de la obra hasta muchos años después. Según una de las múltiples leyendas que rodean la película, la inolvidable escena de la voluptuosa Anita Ekberg adentrándose en la Fontana de Trevi se inspiró en el baño que Stajano y su amiga Parigini se dieron en la Barcaccia, la fuente de la plaza de España. Pero no fue esta anécdota la que le dio fama. En 1959, un año antes de la presentación de la película de Fellini, había publicado Roma capovolta, el relato de sus alocadas noches romanas: el texto no sobrevivió a la censura, pero le convirtió en el transexual más famoso de Italia. Sin declararse activista de los derechos de los homosexuales se convirtió en un icono del movimiento gay italiano. Suyo fue también el primer espacio dedicado a los homosexuales en una revista italiana, Men.
En 1982 dio otro giro a su vida.
Siguiendo el célebre ejemplo del transexual francés Jacques-Charles Dufresnoy, Coccinelle, cogió un vuelo a la ciudad marroquí de Casablanca y se sometió a una intervención para cambiar de sexo.
Conservó el apelativo de Giò pero su nombre completo pasó a ser Maria Gioacchina Stajano Starace. "Para mi familia
[la misma que de adolescente le sometió a tratamientos hormonales para fortaceler su masculinidad] fue casi una liberación", contó años más tarde. Empezó entonces, ya como mujer, una carrera de estrella de la pornografía y prostituta de lujo y fue cayendo en el olvido.
Una condición poco llevadera para quien estaba tan acostumbrado a los focos mediáticos.
Fue así como, con ya 60 primaveras, Stajano se las ingenió para volver a dar de qué hablar.
Se retiró a un monasterio en Piamonte, en el norte de Italia, y organizó el anuncio de su conversión de pecadora a monja.
Pero, según declaró, acabó sintiendo de verdad la llamada de la vida monacal.
No llegó a hacer los votos, pero en la "lucha contra las tentaciones" decidió retirarse a su pequeño pueblo de Apulia, donde acabó sus días.
Filantropía y móviles
BORIS IZAGUIRRE
Una gala benéfica no es una fiesta cualquiera.
Sus organizadores se reúnen en llamadas "tormentas de ideas" para aportar las que hagan de la gala un éxito.
Una idea es conseguir un famoso para cada mesa, lo cual es bastante complicado porque los famosos huyen de mesas sin otros famosos.
En la Gala Starlite, celebrada en Marbella, introducían famosos en un pasillo sin ventilación. Allí debían esperar su turno en el llamado photocall, que dirigían carpeta en mano dos desconocidas.
Las directoras de photocall, como se definieron, gestionaban el caudal de famosos que por la lentitud del proceso se volvía goteo.
En el pasillo nos apretábamos Paloma Cuevas, Eugenia Silva, Patricia Rato, La Unión, Anne Igartiburu, Ivonne Reyes, Paula Vázquez, Elena Benarroch.
Más que una sala vip era un embudo vip.
Famosos por un tubo.
Las directoras preferían denominarnos celebrities, que es la palabra in en la Costa del Sol.
Como la prensa española es ajena a las millonarias, no sabe reconocerlas
Se usa mucho la palabra "surrealista" en las galas benéficas. Todo lo es
Para colaborar con la prensa extranjera, escribían el nombre del famoso nacional con un rotulador gordo sobre una pizarra blanca que levantaban con los brazos bien estirados frente al pelotón de fotógrafos.
Parecían azafatas de un combate de lucha libre americana, sin tanga pero con blazer. ¿Una celebrity de verdad necesita la pizarra?
Para probarlo, apareció en el corredor Jermaine Jackson, famoso fraternal por ser hermano de Michael. Jermaine vestía una batola negra de inspiración hindú.
Iba muy tieso, como si ocultara una espada samurái o una escoba en la espalda. En realidad se trataba de una trenza a lo ensaimada en su cabello. Una importante obra de ingeniería capilar.
Mientras las directoras de photocall decidían si escribían su nombre o no en la pizarra, una señora Swarovsky, de los cristales Swarovsky, atravesó el concurrido pasillo acompañada de una representante con minifalda, piernotas y paso de coronel. Juntas, dejaron atrás al embudo vip y se plantaron frente a los fotógrafos.
Las directoras no sabían qué nombre ponerle en la pizarra. Y como la prensa española es alérgica a las millonarias, no sabe reconocerlas, nadie la fotografiaba.
Los famosos hacinados empezaron a indignarse ante el cuele de la millonaria. No daban crédito a su actitud poco solidaria.
Un matrimonio guiri de Marbella, que hacía su propio photocall, se propuso para suplantar a los famosos que abandonaban.
Con esa pizarra, tan didáctica como democrática, sus nombres alemanes podrían presentarlos como tíos de Claudia Schiffer.
En la cena, Eva Longoria demostró su felicidad de enamorada.
Se dejó acariciar tanto por su novio Eduardo Cruz que la organización les distanció discretamente en el segundo plato. Longoria fue presentada como filántropa. ¿Qué es una filántropa? Alguien que posee fundaciones que gestionan caridad.
También puede serlo, según se supo en la gala, aquella que haya trabajado con muchas celebridades que no han perdido el deseo de ayudar y se embarcan en la búsqueda de la filantropía global. O sea, que la filantropía tiene un poco de búsqueda y otro poco de photocall.
No es fácil, ni entenderlo ni practicarlo.
La filantropía es una industria exigente, se espera que cada cena, comida, merienda sea una actividad lucrativa. En un mundo donde ya no hay dinero, la nueva caridad es encontrarlo y redistribuirlo. ¿Deben los filántropos ocupar el sitio de los banqueros?
En las galas benéficas también se usa mucho la palabra "surrealista". Todo lo es: la cola para ir al baño, la decoración en las mesas.
Los invitados, como una extraña pareja de infantes vestidos como adultos en una fiesta en Saint-Tropez. Estampado, melenón y maxibolso de Hermès, la niña. Gomina y atuendo de almirante, el niño.
¿Eran niños o liliputienses? La duda creció tanto que Félix Sabroso fue elegido para interrogarles.
En inglés les preguntó: "¿Sois blogueros o niños?". Asombrados de tanta atención, respondieron sus edades, 10 y 12 años.
Cuando al día siguiente las imágenes de los saqueos en Londres eclipsaron las de la gala, recordé que estos extraños niños disparaban fotos con las mismas cámaras y móviles que los saqueadores obtenían en las zonas empobrecidas de la ciudad con más millonarios de Europa.
En los saqueos en Londres, llama la atención que el móvil es la nueva arma. El objeto de deseo. Y el escudo protector es la capucha. Entre las capuchas hay una marca líder, un sello de celebridad: Adidas, la firma deportiva que también viste a Fidel Castro y Hugo Chávez en sus recuperaciones. Lo sucedido en Londres recuerda a La naranja mecánica, la película de Stanley Kubrick. En ella, Alex es el líder de una banda de violentos que, vestidos de manera determinada, practican el terror en un Londres futurístico pero atrapado en su aburrimiento y diferencias sociales. Alex y los suyos bebían leche enriquecida después de violar y apalear, llevaban bombín, bastón y pestañas postizas.
Ni a Anthony Burgess, autor de la novela que inspiró el filme, ni a Kubrick, se les ocurrió incorporar el teléfono móvil como un arma.
Un arma que combina eficacia, terror y glamour. Lo llevan filántropas, saqueadores e indignados y la llaman como una mascota, "mi BlackBerry".
Sus mensajes no dejan rastro para la policía.
En Venezuela, la marca canadiense recauda el 70% de sus ventas americanas. Chávez gobierna a través de ella, desde su radioterapia cubana.
Igual que las filántropas pujan y los famosos se entretienen esperando en los pasillos del photocall.
Una gala benéfica no es una fiesta cualquiera.
Sus organizadores se reúnen en llamadas "tormentas de ideas" para aportar las que hagan de la gala un éxito.
Una idea es conseguir un famoso para cada mesa, lo cual es bastante complicado porque los famosos huyen de mesas sin otros famosos.
En la Gala Starlite, celebrada en Marbella, introducían famosos en un pasillo sin ventilación. Allí debían esperar su turno en el llamado photocall, que dirigían carpeta en mano dos desconocidas.
Las directoras de photocall, como se definieron, gestionaban el caudal de famosos que por la lentitud del proceso se volvía goteo.
En el pasillo nos apretábamos Paloma Cuevas, Eugenia Silva, Patricia Rato, La Unión, Anne Igartiburu, Ivonne Reyes, Paula Vázquez, Elena Benarroch.
Más que una sala vip era un embudo vip.
Famosos por un tubo.
Las directoras preferían denominarnos celebrities, que es la palabra in en la Costa del Sol.
Como la prensa española es ajena a las millonarias, no sabe reconocerlas
Se usa mucho la palabra "surrealista" en las galas benéficas. Todo lo es
Para colaborar con la prensa extranjera, escribían el nombre del famoso nacional con un rotulador gordo sobre una pizarra blanca que levantaban con los brazos bien estirados frente al pelotón de fotógrafos.
Parecían azafatas de un combate de lucha libre americana, sin tanga pero con blazer. ¿Una celebrity de verdad necesita la pizarra?
Para probarlo, apareció en el corredor Jermaine Jackson, famoso fraternal por ser hermano de Michael. Jermaine vestía una batola negra de inspiración hindú.
Iba muy tieso, como si ocultara una espada samurái o una escoba en la espalda. En realidad se trataba de una trenza a lo ensaimada en su cabello. Una importante obra de ingeniería capilar.
Mientras las directoras de photocall decidían si escribían su nombre o no en la pizarra, una señora Swarovsky, de los cristales Swarovsky, atravesó el concurrido pasillo acompañada de una representante con minifalda, piernotas y paso de coronel. Juntas, dejaron atrás al embudo vip y se plantaron frente a los fotógrafos.
Las directoras no sabían qué nombre ponerle en la pizarra. Y como la prensa española es alérgica a las millonarias, no sabe reconocerlas, nadie la fotografiaba.
Los famosos hacinados empezaron a indignarse ante el cuele de la millonaria. No daban crédito a su actitud poco solidaria.
Un matrimonio guiri de Marbella, que hacía su propio photocall, se propuso para suplantar a los famosos que abandonaban.
Con esa pizarra, tan didáctica como democrática, sus nombres alemanes podrían presentarlos como tíos de Claudia Schiffer.
En la cena, Eva Longoria demostró su felicidad de enamorada.
Se dejó acariciar tanto por su novio Eduardo Cruz que la organización les distanció discretamente en el segundo plato. Longoria fue presentada como filántropa. ¿Qué es una filántropa? Alguien que posee fundaciones que gestionan caridad.
También puede serlo, según se supo en la gala, aquella que haya trabajado con muchas celebridades que no han perdido el deseo de ayudar y se embarcan en la búsqueda de la filantropía global. O sea, que la filantropía tiene un poco de búsqueda y otro poco de photocall.
No es fácil, ni entenderlo ni practicarlo.
La filantropía es una industria exigente, se espera que cada cena, comida, merienda sea una actividad lucrativa. En un mundo donde ya no hay dinero, la nueva caridad es encontrarlo y redistribuirlo. ¿Deben los filántropos ocupar el sitio de los banqueros?
En las galas benéficas también se usa mucho la palabra "surrealista". Todo lo es: la cola para ir al baño, la decoración en las mesas.
Los invitados, como una extraña pareja de infantes vestidos como adultos en una fiesta en Saint-Tropez. Estampado, melenón y maxibolso de Hermès, la niña. Gomina y atuendo de almirante, el niño.
¿Eran niños o liliputienses? La duda creció tanto que Félix Sabroso fue elegido para interrogarles.
En inglés les preguntó: "¿Sois blogueros o niños?". Asombrados de tanta atención, respondieron sus edades, 10 y 12 años.
Cuando al día siguiente las imágenes de los saqueos en Londres eclipsaron las de la gala, recordé que estos extraños niños disparaban fotos con las mismas cámaras y móviles que los saqueadores obtenían en las zonas empobrecidas de la ciudad con más millonarios de Europa.
En los saqueos en Londres, llama la atención que el móvil es la nueva arma. El objeto de deseo. Y el escudo protector es la capucha. Entre las capuchas hay una marca líder, un sello de celebridad: Adidas, la firma deportiva que también viste a Fidel Castro y Hugo Chávez en sus recuperaciones. Lo sucedido en Londres recuerda a La naranja mecánica, la película de Stanley Kubrick. En ella, Alex es el líder de una banda de violentos que, vestidos de manera determinada, practican el terror en un Londres futurístico pero atrapado en su aburrimiento y diferencias sociales. Alex y los suyos bebían leche enriquecida después de violar y apalear, llevaban bombín, bastón y pestañas postizas.
Ni a Anthony Burgess, autor de la novela que inspiró el filme, ni a Kubrick, se les ocurrió incorporar el teléfono móvil como un arma.
Un arma que combina eficacia, terror y glamour. Lo llevan filántropas, saqueadores e indignados y la llaman como una mascota, "mi BlackBerry".
Sus mensajes no dejan rastro para la policía.
En Venezuela, la marca canadiense recauda el 70% de sus ventas americanas. Chávez gobierna a través de ella, desde su radioterapia cubana.
Igual que las filántropas pujan y los famosos se entretienen esperando en los pasillos del photocall.
Medusas, pitufos y primas Riesgo
BORIS IZAGUIRRE
Vendrá el Papa y encontrará un país muy distinto al de su última visita. En Madrid le recibirán pitufos e indignados.
Los pitufos en los carteles de su película, y que por cierto entre ellos solo hay una mujer, que es un pitufo con peluca y taconcito.
Una diablura que el pontífice verá agradablemente, porque él también está acostumbrado a moverse en un mundo mayoritariamente masculino, sin cuotas ni taconcitos.
Los indignados, en cambio, le sembrarán de dudas: ¿Debe nombrarlos en su misa o ignorarlos?
Las primas Riesgo, antes buenorras, se han hecho cómplices de los especuladores
A este paso, Jennifer López no va a encontrar mercados donde invertir
El Papa atisbará calles bloqueadas por furgones, helicópteros que vuelan en la noche, Madrid convertido en un Apocalypse now. Se encontrará con funcionarios que acortan vacaciones y Concejalías de Medio Ambiente que lucharon por silenciar a los gais, pero no imaginaron que los indignados harían mucho más ruido.
Vendrá el Papa y analizará que la princesa Letizia ha optado por enseñar menos sus hombros y enfrentar la crisis con unas manoletinas y sandalias joya, quizá una señal de que los tacones serán cosas más propias de las primas Riesgo, que no son familia pero cada vez más familiares.
El Papa no va a oír hablar de otras primas durante su presencia en nuestras calles. Antes, las primas Riesgo eran unas buenorras que fumaban de esto y de lo otro y que podían enseñarte cosas.
Ahora se han hecho cómplices de los especuladores que muchos bancos creyeron conveniente amparar y fomentar en los últimos años.
Para el Papa, como para el Gobierno, las primas Riesgo son unas ateas aterradoras que pueden convertirnos en Argentina antes de que termine este tango.
Que afearán el gasto que conlleva su visita, transformándola también en un riesgo.
Benedicto XVI viene a un encuentro con la juventud. Y hay sobre todo jóvenes entre los indignados. La misa delante de Cibeles el día 16, ¿los reunirá a todos? ¿Conseguirán los indignados que el Papa se apiade y rebaje algo el coste de su visita? ¡Vaya panorama para un encuentro espiritual! Afortunadamente, en los museos de Madrid han decidido exhibir obras sagradas para que el pontífice, si tiene un tiempito, pueda ver algo que no le recuerde que vivimos instalados en el lado oscuro. Quizá contemplando esas imágenes le vengan metáforas que impartir en su discurso para aquietar a los indignados. Si esto sucede, quienes se indignarán serán Rubalcaba y Rajoy al ver cómo el Papa se queda con todo: las protestas, las propuestas, los indignados y los pitufos.
Otro mar de indignación es el mar Menor, infestado por una plaga casi bíblica de medusas. Son más de 60 millones y se agrupan en distintas especies. La más popular es la llamada huevo frito, que pica pero no agrede, más como los pitufos, menos como las primas Riesgo. En el Madrid de los no indignados triunfa un restaurante cerca del estadio Santiago Bernabéu, decorado por medusas reales. Flotan, abstraídas en su perenne coreografía de filamentos mientras los comensales se quejan del ruido y las vestimentas de los manifestantes. Se puede establecer un paralelismo entre las medusas y las primas Riesgo. Ambas son peligrosas, agreden, pero al final tienen un efecto depurativo. Las medusas dejan el mar más limpio, las primas Riesgo nos abren los ojos al horror de nuestros delitos blancos.
Pasará la visita del Papa y el verano mantendrá su empeño en generar parejas imposibles. Hugh Jackman y yo aparecemos en las páginas de la revista Cuore. Llevamos el mismo bañador, marca y modelo. Es la primera vez que coincidimos. Mientras él ofrece esa musculatura que se sale de las páginas, yo acompaño a Rafa Sánchez, líder de La Unión, en un momento excursionista durante el cual Rafa olvidó su bañador y al estar en Menorca optó por el naturismo. La revista, con razón, se queja de la disparidad estilística que ofrecemos. Como viene el Papa, a él le colocan una medusa, no tóxica, en sus partes. Afortunadamente, no protagonizamos un argg!, o sea, que se trata de un pequeño milagro moderno.
Al otro lado del Atlántico, Obama cumple 50 años, la única cifra redonda estos días para él. Lo ha celebrado repartiendo hamburguesas en Washington y viajando a Chicago, al son de la banda del mismo nombre. Por cierto, ¡qué resistencia tienen las bandas rock! Sobreviven a todo, seguro que también pueden contra las primas Riesgo. Los Eagles reaparecieron en la boda de Alberto de Mónaco, los Chicago en el cumple de Obama.
Las parejas pop no duran tanto. Allí están Marc Anthony y Jennifer López, poco a poco arrojando luz sobre las razones de su ruptura.
No hubo primas Riesgo, pero sí dinero.
La López va a recibir 20 millones de dólares como jurado de un reality cazatalentos. Anthony ha demostrado ser mal inversor.
Se le ocurren películas que no se distribuyen. Jennifer, que en el 2000 fue la reina del gasto, ahora se reconvierte en imagen del ahorro.
Pero al paso que vamos, Jennifer no va a encontrar mercados donde vender ni invertir. Serán más rápidas sus reinvenciones que la recuperación de la estabilidad. No pasa nada, vamos acostumbrándonos a sobrevivir sobresaltos.
Se salvó el dólar, se calmarán las primas Riesgo, Madrid conseguirá una tregua antes de la visita del santo padre e indignados, pitufos, princesas y concejales comulgarán en paz.
Vendrá el Papa y encontrará un país muy distinto al de su última visita. En Madrid le recibirán pitufos e indignados.
Los pitufos en los carteles de su película, y que por cierto entre ellos solo hay una mujer, que es un pitufo con peluca y taconcito.
Una diablura que el pontífice verá agradablemente, porque él también está acostumbrado a moverse en un mundo mayoritariamente masculino, sin cuotas ni taconcitos.
Los indignados, en cambio, le sembrarán de dudas: ¿Debe nombrarlos en su misa o ignorarlos?
Las primas Riesgo, antes buenorras, se han hecho cómplices de los especuladores
A este paso, Jennifer López no va a encontrar mercados donde invertir
El Papa atisbará calles bloqueadas por furgones, helicópteros que vuelan en la noche, Madrid convertido en un Apocalypse now. Se encontrará con funcionarios que acortan vacaciones y Concejalías de Medio Ambiente que lucharon por silenciar a los gais, pero no imaginaron que los indignados harían mucho más ruido.
Vendrá el Papa y analizará que la princesa Letizia ha optado por enseñar menos sus hombros y enfrentar la crisis con unas manoletinas y sandalias joya, quizá una señal de que los tacones serán cosas más propias de las primas Riesgo, que no son familia pero cada vez más familiares.
El Papa no va a oír hablar de otras primas durante su presencia en nuestras calles. Antes, las primas Riesgo eran unas buenorras que fumaban de esto y de lo otro y que podían enseñarte cosas.
Ahora se han hecho cómplices de los especuladores que muchos bancos creyeron conveniente amparar y fomentar en los últimos años.
Para el Papa, como para el Gobierno, las primas Riesgo son unas ateas aterradoras que pueden convertirnos en Argentina antes de que termine este tango.
Que afearán el gasto que conlleva su visita, transformándola también en un riesgo.
Benedicto XVI viene a un encuentro con la juventud. Y hay sobre todo jóvenes entre los indignados. La misa delante de Cibeles el día 16, ¿los reunirá a todos? ¿Conseguirán los indignados que el Papa se apiade y rebaje algo el coste de su visita? ¡Vaya panorama para un encuentro espiritual! Afortunadamente, en los museos de Madrid han decidido exhibir obras sagradas para que el pontífice, si tiene un tiempito, pueda ver algo que no le recuerde que vivimos instalados en el lado oscuro. Quizá contemplando esas imágenes le vengan metáforas que impartir en su discurso para aquietar a los indignados. Si esto sucede, quienes se indignarán serán Rubalcaba y Rajoy al ver cómo el Papa se queda con todo: las protestas, las propuestas, los indignados y los pitufos.
Otro mar de indignación es el mar Menor, infestado por una plaga casi bíblica de medusas. Son más de 60 millones y se agrupan en distintas especies. La más popular es la llamada huevo frito, que pica pero no agrede, más como los pitufos, menos como las primas Riesgo. En el Madrid de los no indignados triunfa un restaurante cerca del estadio Santiago Bernabéu, decorado por medusas reales. Flotan, abstraídas en su perenne coreografía de filamentos mientras los comensales se quejan del ruido y las vestimentas de los manifestantes. Se puede establecer un paralelismo entre las medusas y las primas Riesgo. Ambas son peligrosas, agreden, pero al final tienen un efecto depurativo. Las medusas dejan el mar más limpio, las primas Riesgo nos abren los ojos al horror de nuestros delitos blancos.
Pasará la visita del Papa y el verano mantendrá su empeño en generar parejas imposibles. Hugh Jackman y yo aparecemos en las páginas de la revista Cuore. Llevamos el mismo bañador, marca y modelo. Es la primera vez que coincidimos. Mientras él ofrece esa musculatura que se sale de las páginas, yo acompaño a Rafa Sánchez, líder de La Unión, en un momento excursionista durante el cual Rafa olvidó su bañador y al estar en Menorca optó por el naturismo. La revista, con razón, se queja de la disparidad estilística que ofrecemos. Como viene el Papa, a él le colocan una medusa, no tóxica, en sus partes. Afortunadamente, no protagonizamos un argg!, o sea, que se trata de un pequeño milagro moderno.
Al otro lado del Atlántico, Obama cumple 50 años, la única cifra redonda estos días para él. Lo ha celebrado repartiendo hamburguesas en Washington y viajando a Chicago, al son de la banda del mismo nombre. Por cierto, ¡qué resistencia tienen las bandas rock! Sobreviven a todo, seguro que también pueden contra las primas Riesgo. Los Eagles reaparecieron en la boda de Alberto de Mónaco, los Chicago en el cumple de Obama.
Las parejas pop no duran tanto. Allí están Marc Anthony y Jennifer López, poco a poco arrojando luz sobre las razones de su ruptura.
No hubo primas Riesgo, pero sí dinero.
La López va a recibir 20 millones de dólares como jurado de un reality cazatalentos. Anthony ha demostrado ser mal inversor.
Se le ocurren películas que no se distribuyen. Jennifer, que en el 2000 fue la reina del gasto, ahora se reconvierte en imagen del ahorro.
Pero al paso que vamos, Jennifer no va a encontrar mercados donde vender ni invertir. Serán más rápidas sus reinvenciones que la recuperación de la estabilidad. No pasa nada, vamos acostumbrándonos a sobrevivir sobresaltos.
Se salvó el dólar, se calmarán las primas Riesgo, Madrid conseguirá una tregua antes de la visita del santo padre e indignados, pitufos, princesas y concejales comulgarán en paz.
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