Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 ago 2011

Bromas divinas

Un encuentro internacional en Italia reivindica el humor en las obras gráficas .
. .El Joker ya está derrotado.
 El Pingüino se pudre entre rejas y cuando Catwoman salga de prisión le quedará muy poco de la ladrona atractiva que le creaba dilemas éticos al caballero oscuro. El que fue un superhéroe aguarda sentado y cansado a que la vida le pase por delante.
Su disfraz que desvelaba unos músculos perfectos ahora muestra la herencia de años y kilos de inactividad.
El hombre que fue capaz de acabar con cientos de criminales mira impotente el helado de chocolate que se derrite en su mano y cuelga de su boca.
Parece el final de la esperanza para Gotham.
Pero para suerte de sus ciudadanos, esta versión melancólica de Batman se llama Fatman, es una estatua y protagoniza la 26ª edición de la Bienal Internacional del Humor en el Arte que Tolentino (centro de Italia) celebra hasta el 2 de octubre.






La idea nació, en esta ciudad de 21.000 habitantes, de un médico y caricaturista por afición: Luigi Mari.
 En la primera edición, en 1961, participaron 53 artistas, todos italianos. Hoy los seleccionados proceden de 23 países distintos, aunque el mensaje sigue siendo el mismo. "Encontrar la clave de lectura irónica es la manera mejor de quitarle al arte su cortina de autorreferencialidad", asegura Andrea Gualandri, director artístico de la Bienal.



La muestra reúne 58 piezas con el objetivo de hacer sonreír al visitante e intentar que el mundo del arte se tome menos en serio.
 "En muchas exposiciones hay obras incomprensibles, como si los artistas hablaran entre ellos en código", afirma Gualandri.
 Las piezas de esta bienal en cambio intentan transmitir un mensaje directo, un chiste bien contado: un papa Ratzinger alado y feroz castiga sin piedad a los pecadores, mientras que El grito de Munch observa extasiado las proezas de su equipo de fútbol.
Al límite de la simpatía del creador solo se le añade otro: el arte del novecento (tema de la Bienal 2011).
Casi 600 creadores de 61 países aceptaron el desafío: buscar la risa del jurado.
Entre las 1.295 piezas enviadas había vídeos, instalaciones, esculturas, pero sobre todo cuadros.
 En todo caso, el género daba igual.
"Los criterios eran la cercanía al tema y la habilidad artística", detalla Gualandri. Ganó El fetiche, un cuadro de Anastasia Kurakina que denuncia la falta de innovación de los artistas contemporáneos: un asunto polémico.
 "El arte cómico no es solo entretenimiento, puede transmitir un mensaje serio", sostiene Luca Beatrice, jurado de la muestra.
 En efecto, un cuadro que retrata al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en un burdel acompañado por Hitler, Stalin y Mussolini alude con dureza a la realidad. "El artista es el bufón que puede decir que el rey está desnudo sin que le detengan", asegura Beatrice.
Aunque no siempre las obras esconden un mensaje profundo. Fucked bird no es más que el Correcaminos, aplastado por un yunque. O "la revancha de los neuróticos que siempre hemos apoyado al Coyote", cuenta divertido Beatrice.
Salvo excepciones, las obras no provocan carcajadas, sino más bien sonrisas. Debe de ser que, como dice Gualandri, "es mucho más complicado hacer reír que hacer llorar".



La situación de la cultura en Italia posiblemente logre provocar ambas reacciones. Para Beatrice, el Ejecutivo debería haber tenido más valor a la hora de recortar y reorganizar los gastos culturales: "Hay que optimizar los fondos con apuestas claras".



Pese al desplome económico de Italia, Gualandri anima a sus compatriotas a no renunciar al sentido del humor:
"Perderíamos nuestro lado mejor, el que tal vez pueda salvarnos". Como un superhéroe. Toda la UE espera que no sea Fatman.

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