En esta ardiente oscuridad,
a la que has sobrevivido,
me gusta gobernar
sobre las palabras
con grandes sueños.
No sabía, claro está,
el enorme agujero
repleto de vacíos
que socababa
la ambición, bajo ellas,
de querer acercarte
con cosas redichas,
confusas, insuficientes,
escritas para hablar
sin decir...
Así que...,
no teniendo nada
que contarte esta tarde,
apenas con ganas
de querer hacerlo,
no sé si abstenerme
en vez de lirificar
lo que no es poesía,
o tirarme en brazos
de esa puta cara
a la que otros
llaman fortuna
y deslizar mis dedos
en sus intimidades
cautivo de un febril
y urgente despropósito.
Supongo que este estado
debe de ser el más parecido
a un coitus interruptus
quejumbroso
y absolutamente egoista
que revela lo esencial
sin cubrir lo accesorio
que encierra mis palabras.
En esta ardiente oscuridad
hay sufrimiento.
Comprendo que me muero.
Atrás debo dejar
tanta aventura,
tanta liberación,
tanta osadía,
tan poco conocimiento,
menos descubrimiento,
y ausencia total
de alumbramiento
a nueva vida...
en la que dialogar
con tus besos
y colonizar tus labios
es desde hace mucho
más que una quimera,
sino una vicisitud histérica
entre la neurosis
y la terapia
de la borrachera
del cocktel de morfina.
Como un sueño...
Como un soñador...
Como un loco
que por la pared
ve correr las arañas...
a la que has sobrevivido,
me gusta gobernar
sobre las palabras
con grandes sueños.
No sabía, claro está,
el enorme agujero
repleto de vacíos
que socababa
la ambición, bajo ellas,
de querer acercarte
con cosas redichas,
confusas, insuficientes,
escritas para hablar
sin decir...
Así que...,
no teniendo nada
que contarte esta tarde,
apenas con ganas
de querer hacerlo,
no sé si abstenerme
en vez de lirificar
lo que no es poesía,
o tirarme en brazos
de esa puta cara
a la que otros
llaman fortuna
y deslizar mis dedos
en sus intimidades
cautivo de un febril
y urgente despropósito.
Supongo que este estado
debe de ser el más parecido
a un coitus interruptus
quejumbroso
y absolutamente egoista
que revela lo esencial
sin cubrir lo accesorio
que encierra mis palabras.
En esta ardiente oscuridad
hay sufrimiento.
Comprendo que me muero.
Atrás debo dejar
tanta aventura,
tanta liberación,
tanta osadía,
tan poco conocimiento,
menos descubrimiento,
y ausencia total
de alumbramiento
a nueva vida...
en la que dialogar
con tus besos
y colonizar tus labios
es desde hace mucho
más que una quimera,
sino una vicisitud histérica
entre la neurosis
y la terapia
de la borrachera
del cocktel de morfina.
Como un sueño...
Como un soñador...
Como un loco
que por la pared
ve correr las arañas...