Más allá de cada verso,
detrás de cada poema
se encuentra el viaje arquetípico
de salir, al encuentro de Itaca,
siguiendo el camino de Kavafis
que antaño me enseñaste.
La cuestión si es realidad
o simple y demencial fantasía
depende sólo de la dirección
que sobre ellos tú tomes.
Y como cada dirección
tiene al menos dos sentidos,
verás en ellos el desconcierto
del sentido de la vida
y del sufrimiento de la muerte.
No pienses ni especules
acerca de la ambigüedad
del que los escribe.
Simplemente, acomódate
honestamente sobre lo lírico
para alcanzar el dramatismo
del épico alter ego
que en ellos se esconde.
Qué más te da saber si habito
en los rescoldos del infierno
o en el olvido del paraiso,
si lo que hago es malvivir
en la obsesión de este purgatorio,
lleno de miedos interiores,
simas esporádicas de dolor
y de remordimientos
de los errores del pasado.
Largo y duro, como sabes,
es este viaje. Hay que prepararse.
Y fácil en él no ya perder,
sino sucumbir y perderse.
Gracias, pues, por ver en ellos,
con tus ojos claros, su belleza
cuando la gente de ojos opacos
ni los mira y ni los ve.
detrás de cada poema
se encuentra el viaje arquetípico
de salir, al encuentro de Itaca,
siguiendo el camino de Kavafis
que antaño me enseñaste.
La cuestión si es realidad
o simple y demencial fantasía
depende sólo de la dirección
que sobre ellos tú tomes.
Y como cada dirección
tiene al menos dos sentidos,
verás en ellos el desconcierto
del sentido de la vida
y del sufrimiento de la muerte.
No pienses ni especules
acerca de la ambigüedad
del que los escribe.
Simplemente, acomódate
honestamente sobre lo lírico
para alcanzar el dramatismo
del épico alter ego
que en ellos se esconde.
Qué más te da saber si habito
en los rescoldos del infierno
o en el olvido del paraiso,
si lo que hago es malvivir
en la obsesión de este purgatorio,
lleno de miedos interiores,
simas esporádicas de dolor
y de remordimientos
de los errores del pasado.
Largo y duro, como sabes,
es este viaje. Hay que prepararse.
Y fácil en él no ya perder,
sino sucumbir y perderse.
Gracias, pues, por ver en ellos,
con tus ojos claros, su belleza
cuando la gente de ojos opacos
ni los mira y ni los ve.
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