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Tenemos diferentes puntos de vista, distintas edades, diversos perfiles. Somos un grupo de periodistas, especialistas y colaboradores coordinado por Berna González Harbour, subdirectora de EL PAÍS.
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Solo una mujer va a formar parte de la Mesa de la Asamblea de Madrid, en la que hay siete miembros.
Ninguna ley exige la paridad en los órganos de gobierno parlamentarios, porque la Ley de Igualdad solo se refiere a la composición de las listas electorales.
Pero esta situación ha servido a las diputadas socialistas para firmar un manifiesto en el que se quejan de la escasa representación femenina en la Mesa.
“Si la mayoría de la sociedad madrileña somos mujeres, y si los madrileños hemos elegido a nuestros representantes según el criterio de paridad, esa igualdad debe estar representada en la Mesa que rige los debates de la Asamblea”, afirman las 17 parlamentarias del grupo socialista.
La paradoja es que el Partido Socialista de Madrid (PSM) no ha incluido a ninguna mujer en el puesto que le corresponde, como tampoco lo han hecho IU ni UPyD. Solo hay una mujer en la Mesa y la ha propuesto el PP: la vicepresidenta de la Asamblea, Cristina Cifuentes. En la legislatura que acaba de terminar, cuatro de los siete miembros eran mujeres: tres del PP y una del PSM.
Los socialistas sí tenían pensado presentar ahora una representante, la exministra Matilde Fernández. Pero un pacto del resto de partidos con el fin de que todos los grupos estuvieran en la mesa, al que el PSM no se sumó, les dejó sin uno de los dos puestos que les habría correspondido por la representación obtenida en las elecciones del 22 de mayo. “Parece mentira que Esperanza Aguirre, la única presidenta regional en la última legislatura, haya permitido que la composición de esta Mesa solamente cuente con una mujer de entre siete miembros que la componen”, ha declarado una de las diputadas socialistas, Josefa Pardo.
Los reproches de las diputadas socialistas se han dirigido en todo momento al PP, que tiene mayoría en la Cámara madrileña y que fue el artífice del pacto que restó puestos al PSM en la Mesa. Pero no han exigido ninguna responsabilidad a la dirección de su grupo que, en lugar de presentar a Matilde Fernández, decidió que el lugar que les correspondía lo ocupara el diputado Juan Barranco.
“¿Cómo pueden quejarse si ellos han presentado a un hombre?”, afirma la única mujer que se sentará en la Mesa, la diputada popular Cristina Cifuentes. “Los únicos que hemos elegido a una mujer somos nosotros, que no creemos en las cuotas. Que empiecen por aplicarse lo que piden”.
10 jun 2011
Las Bettencourt vuelven a pelearse por su fortuna
La hija de la millonaria de L'Oréal pide a una jueza que incapacite a su madre.- Cree que hay personas que influyen en su voluntad .
Françoise Bettencourt-Meyers, hija de la multimillonaria dueña de L'Oréal, Liliane Bettencourt, intenta de nuevo que la justicia declare a su madre incapaz de gestionar su fortuna, según ha informado hoy la edición digital de Le Monde.
Argumenta que su madre "no está en condiciones" de gestionar su fortuna y que de nuevo hay un grupo a su alrededor que quiere manipularla.
De esta manera se recrudece la batalla entre ambas tras la paz firmada hace meses y las decalarciones de Liliane Bettencourt en las que asegura "estar feliz" de haber recuperado la relación familiar.
De hecho ambas habían sido visto en varios actos sociales en París.
La ex contable de Liliane Bettencourt se retracta de parte de sus declaraciones ante la policía
Las Bettencourt lucen reconciliación
"Estoy feliz de vivir en paz"
Guía de personajes del culebrón L'Oréal
Liliane Bettencourt, a escena
Pero Bettencourt-Meyers recurrió ayer a la jueza de Courbevoie (cerca de París) para intentar "asegurar la protección jurídica de su madre".
Los moviminetos comenzaron el pasado mes de marzo pero no se han conocido hasta ahora.
La hija de la multimillonaria, cuya fortuna asciende a los 17.000 millones de euros, ve en el médico y la enfermera que atienden a su madre un nuevo núcleo de influencia .
"Han constituido un verdadero cinturón de seguridad que opera en detrimento de su familia".
La nueva tentativa para conseguir que la justicia declare a Bettencourt incapaz de ocuparse de sus bienes se produce después de saberse que la jueza ya había constatado la debilidad de la multimillonaria.
El 25 de mayo esta magistrada dictaminó que "las facultades cognitivas de Liliane Bettencourt están claramente alteradas por una enfermedad cerebral".
Actualmente, los bienes de Bettencourt los gestiona Pascal Wilhem, en virtud de un "mandato de protección futura" alcanzado por madre e hija en el marco del acuerdo firmado para enterrar el cisma familiar del año pasado.
Los regalos en obras de arte, seguros de vida y efectivo por valor de unos 1.000 millones de euros de Bettencourt a su amigo, el fotógrafo 20 años menor que ella François-Marie Banier, fueron el detonante del escándalo en una de las familias más ricas de Francia.
Mientras Françoise Bettencourt-Meyers intentaba poner a su madre bajo tutela judicial, florecieron en la prensa cintas con 20 horas de grabaciones de conversaciones privadas realizadas por el mayordomo de la multimillonaria en su casa.
El escándalo adquirió entonces ramificaciones político financieras que llevaron a la justicia a abrir media docena de investigaciones sobre el entonces ministro de Trabajo, Eric Woerth, para esclarecer si había cometido alguna ilegalidad para financiar, con dinero de Bettencourt, la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy.
La anciana fue también acusada de recibir un trato fiscal de favor y de esconder dinero y bienes al fisco -incluida una isla en las Seychelles- aunque recientemente explicó en una entrevista que tanto sus problemas familiares como las confusiones con la hacienda pública se habían solucionado.
Françoise Bettencourt-Meyers, hija de la multimillonaria dueña de L'Oréal, Liliane Bettencourt, intenta de nuevo que la justicia declare a su madre incapaz de gestionar su fortuna, según ha informado hoy la edición digital de Le Monde.
Argumenta que su madre "no está en condiciones" de gestionar su fortuna y que de nuevo hay un grupo a su alrededor que quiere manipularla.
De esta manera se recrudece la batalla entre ambas tras la paz firmada hace meses y las decalarciones de Liliane Bettencourt en las que asegura "estar feliz" de haber recuperado la relación familiar.
De hecho ambas habían sido visto en varios actos sociales en París.
La ex contable de Liliane Bettencourt se retracta de parte de sus declaraciones ante la policía
Las Bettencourt lucen reconciliación
"Estoy feliz de vivir en paz"
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Pero Bettencourt-Meyers recurrió ayer a la jueza de Courbevoie (cerca de París) para intentar "asegurar la protección jurídica de su madre".
Los moviminetos comenzaron el pasado mes de marzo pero no se han conocido hasta ahora.
La hija de la multimillonaria, cuya fortuna asciende a los 17.000 millones de euros, ve en el médico y la enfermera que atienden a su madre un nuevo núcleo de influencia .
"Han constituido un verdadero cinturón de seguridad que opera en detrimento de su familia".
La nueva tentativa para conseguir que la justicia declare a Bettencourt incapaz de ocuparse de sus bienes se produce después de saberse que la jueza ya había constatado la debilidad de la multimillonaria.
El 25 de mayo esta magistrada dictaminó que "las facultades cognitivas de Liliane Bettencourt están claramente alteradas por una enfermedad cerebral".
Actualmente, los bienes de Bettencourt los gestiona Pascal Wilhem, en virtud de un "mandato de protección futura" alcanzado por madre e hija en el marco del acuerdo firmado para enterrar el cisma familiar del año pasado.
Los regalos en obras de arte, seguros de vida y efectivo por valor de unos 1.000 millones de euros de Bettencourt a su amigo, el fotógrafo 20 años menor que ella François-Marie Banier, fueron el detonante del escándalo en una de las familias más ricas de Francia.
Mientras Françoise Bettencourt-Meyers intentaba poner a su madre bajo tutela judicial, florecieron en la prensa cintas con 20 horas de grabaciones de conversaciones privadas realizadas por el mayordomo de la multimillonaria en su casa.
El escándalo adquirió entonces ramificaciones político financieras que llevaron a la justicia a abrir media docena de investigaciones sobre el entonces ministro de Trabajo, Eric Woerth, para esclarecer si había cometido alguna ilegalidad para financiar, con dinero de Bettencourt, la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy.
La anciana fue también acusada de recibir un trato fiscal de favor y de esconder dinero y bienes al fisco -incluida una isla en las Seychelles- aunque recientemente explicó en una entrevista que tanto sus problemas familiares como las confusiones con la hacienda pública se habían solucionado.
El príncipe más políticamente incorrecto
Felipe de Edimburgo es odiado y amado por sus famosas meteduras de pata .
Muy pocos le pueden discutir el título de hombre más controvertido del reino. La izquierda le tiene por un racista sin remedio que no se da cuenta de que sus pesadas bromas ponen en evidencia al país.
La derecha le considera un librepensador al que le trae al pairo la corrección política.
El príncipe Felipe, marido de Isabel II, cumple hoy 90 años y sigue siendo el de siempre. Para bien o para mal.
El duque de Edimburgo no piensa alterar su rutina diaria por el simple hecho de que sea su 90º cumpleaños.
Lo celebrará el domingo en el castillo de Windsor con un servicio religioso en la capilla de San Jorge seguido de una recepción.
Aunque a partir de ahora recortará un pellizco sus actividades, seguirá encabezando más de 800 organizaciones y asistiendo a una media anual de 350 actos públicos. Se le quiera o se le odie, nadie le niega que llega a los 90 años en admirable buena forma.
Y la prensa todavía espera con expectación alguna de sus conocidas meteduras de pata. O desprecios al protocolo, como se quiera ver.
El otro día, en el viaje de la reina a Irlanda, se hizo un absoluto silencio entre los medios que seguían desde el centro de prensa en Dublín la visita de la pareja real a los cuarteles generales de la cervecera Guinness: el duque miraba de reojo la pinta que le ofrecieron de buena mañana.
Bastó una mirada de la reina para que el duque renunciara al desafío de dar un sorbo. Solo entonces los periodistas rompieron con una carcajada esos pocos segundos de casi tenso silencio. Hubiera sido la foto del día.
Y podía haberlo sido. Porque el duque de Edimburgo es capaz de todo.
Ese de todo incluye cosas muy mal vistas, pero que cuando el ahora nonagenario era un chaval se consideraban normales, como considerar que todo lo extranjero es raro y probablemente inferior.
O catalogar a la gente con viejos estereotipos: los chinos destacan por sus ojos rasgados, los escoceses son borrachos, los nativos de Nueva Guinea son caníbales, los caribeños son piratas, los aborígenes australianos se matan a flechazos... Cosa curiosa en un patriota británico que en realidad nació en Grecia con sangre danesa y alemana.
Pero a pesar de sus legendarias meteduras de pata, o de las tensas relaciones que históricamente ha tenido con su hijo Carlos, heredero de la corona, o del atractivo que siempre ha despertado en las mujeres, el duque de Edimburgo siempre ha contado con el apoyo absoluto de su esposa y reina, Isabel.
Aunque la pose quizás no sea espontánea, vale la pena ver dos fotos de la pareja mirándose acaramelados que se exhiben en la exposición sobre el 90º cumpleaños del duque abierta en el castillo de Windsor hasta el 22 de enero de 2012. Dos fotos gemelas, pero separadas por 60 años.
Muy pocos le pueden discutir el título de hombre más controvertido del reino. La izquierda le tiene por un racista sin remedio que no se da cuenta de que sus pesadas bromas ponen en evidencia al país.
La derecha le considera un librepensador al que le trae al pairo la corrección política.
El príncipe Felipe, marido de Isabel II, cumple hoy 90 años y sigue siendo el de siempre. Para bien o para mal.
El duque de Edimburgo no piensa alterar su rutina diaria por el simple hecho de que sea su 90º cumpleaños.
Lo celebrará el domingo en el castillo de Windsor con un servicio religioso en la capilla de San Jorge seguido de una recepción.
Aunque a partir de ahora recortará un pellizco sus actividades, seguirá encabezando más de 800 organizaciones y asistiendo a una media anual de 350 actos públicos. Se le quiera o se le odie, nadie le niega que llega a los 90 años en admirable buena forma.
Y la prensa todavía espera con expectación alguna de sus conocidas meteduras de pata. O desprecios al protocolo, como se quiera ver.
El otro día, en el viaje de la reina a Irlanda, se hizo un absoluto silencio entre los medios que seguían desde el centro de prensa en Dublín la visita de la pareja real a los cuarteles generales de la cervecera Guinness: el duque miraba de reojo la pinta que le ofrecieron de buena mañana.
Bastó una mirada de la reina para que el duque renunciara al desafío de dar un sorbo. Solo entonces los periodistas rompieron con una carcajada esos pocos segundos de casi tenso silencio. Hubiera sido la foto del día.
Y podía haberlo sido. Porque el duque de Edimburgo es capaz de todo.
Ese de todo incluye cosas muy mal vistas, pero que cuando el ahora nonagenario era un chaval se consideraban normales, como considerar que todo lo extranjero es raro y probablemente inferior.
O catalogar a la gente con viejos estereotipos: los chinos destacan por sus ojos rasgados, los escoceses son borrachos, los nativos de Nueva Guinea son caníbales, los caribeños son piratas, los aborígenes australianos se matan a flechazos... Cosa curiosa en un patriota británico que en realidad nació en Grecia con sangre danesa y alemana.
Pero a pesar de sus legendarias meteduras de pata, o de las tensas relaciones que históricamente ha tenido con su hijo Carlos, heredero de la corona, o del atractivo que siempre ha despertado en las mujeres, el duque de Edimburgo siempre ha contado con el apoyo absoluto de su esposa y reina, Isabel.
Aunque la pose quizás no sea espontánea, vale la pena ver dos fotos de la pareja mirándose acaramelados que se exhiben en la exposición sobre el 90º cumpleaños del duque abierta en el castillo de Windsor hasta el 22 de enero de 2012. Dos fotos gemelas, pero separadas por 60 años.
Nace el estilo Kate
La duquesa de Cambridge, brilla en una gala solidaria llena de estrellas .
Ha nacido el estilo Kate. No hay duda.
Así lo proclaman hoy todos los diarios digitales británicos que se hacen eco de la primera aparición oficial de la duquesa de Cambridge en una gala solidaria a la que acudió con su esposo, Guillermo de Inglaterra.
Vestida con un espectacular traje de noche, Catalina de Middleton fue la gran estrella. Esta vez no apostó por un traje de bajo coste de esos que se pueden comprar por Internet y sí por un diseño de alta costura de Jenny Packham valorado en 4.000 euros.
La cita marcó el inicio de las obras filantrópicas de la duquesa como miembro de la familia real británica.
Unos duques de portada
Guillermo y Kate vuelven de su luna de miel
Guillermo y Kate vivirán en Kensington
El vestido de Catalina Middleton, a Buckingham
Catalina de Cambridge, también espiada por 'News of the World'
La gala estaba destinada a recaudar fondos para Absolute Return, una organización que ayuda a los jóvenes y con la que colabora la Fundación de los príncipes Guillermo y Enrique. El escenario de la fiesta fue el palacio de Kensington. Celebridades como Liz Hurley, Jemima Khan y David Furnish se encontraban entre los 1.000 invitados que asistieron a gala cuya entrada costaba 5.000 euros.
Durante su discurso, Guillermo anunció que la duquesa de Cambridge se había unido a él y a su hermano, el príncipe Enrique en el patronato de su Fundación para los jóvenes. "Nuestro objeto es ampliar horizontes y animar a los jóvenes para lograr lo que puede parecer inalcanzable para ellos", dijo el duque. "Vamos a generar oportunidades en la educación de los jóvenes en el Reino Unido y, posteriormente, expandirse más allá de nuestras costas, a varios países africanos".
Colin Firth, protagonista de El discurso del rey, estaba entre los invitados como Laura Bailey, Tom Ford, Elisabeth Murdoch, Pablo de Grecia y Marie Chantal Miller, y el barón y la baronesa de Rothschild y el multimillonario de origen suizo Arpad Busson, que tiene dos hijos con su ex pareja, la modelo Elle Macpherson, y en los últimos años ha salido con la actriz Uma Thurman.
Tras varias subastas, donativos y juegos, al final de la gala se contó el dinero obtenido. La suma fue todo un éxito, 14 millones de libras.
Ha nacido el estilo Kate. No hay duda.
Así lo proclaman hoy todos los diarios digitales británicos que se hacen eco de la primera aparición oficial de la duquesa de Cambridge en una gala solidaria a la que acudió con su esposo, Guillermo de Inglaterra.
Vestida con un espectacular traje de noche, Catalina de Middleton fue la gran estrella. Esta vez no apostó por un traje de bajo coste de esos que se pueden comprar por Internet y sí por un diseño de alta costura de Jenny Packham valorado en 4.000 euros.
La cita marcó el inicio de las obras filantrópicas de la duquesa como miembro de la familia real británica.
Unos duques de portada
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Catalina de Cambridge, también espiada por 'News of the World'
La gala estaba destinada a recaudar fondos para Absolute Return, una organización que ayuda a los jóvenes y con la que colabora la Fundación de los príncipes Guillermo y Enrique. El escenario de la fiesta fue el palacio de Kensington. Celebridades como Liz Hurley, Jemima Khan y David Furnish se encontraban entre los 1.000 invitados que asistieron a gala cuya entrada costaba 5.000 euros.
Durante su discurso, Guillermo anunció que la duquesa de Cambridge se había unido a él y a su hermano, el príncipe Enrique en el patronato de su Fundación para los jóvenes. "Nuestro objeto es ampliar horizontes y animar a los jóvenes para lograr lo que puede parecer inalcanzable para ellos", dijo el duque. "Vamos a generar oportunidades en la educación de los jóvenes en el Reino Unido y, posteriormente, expandirse más allá de nuestras costas, a varios países africanos".
Colin Firth, protagonista de El discurso del rey, estaba entre los invitados como Laura Bailey, Tom Ford, Elisabeth Murdoch, Pablo de Grecia y Marie Chantal Miller, y el barón y la baronesa de Rothschild y el multimillonario de origen suizo Arpad Busson, que tiene dos hijos con su ex pareja, la modelo Elle Macpherson, y en los últimos años ha salido con la actriz Uma Thurman.
Tras varias subastas, donativos y juegos, al final de la gala se contó el dinero obtenido. La suma fue todo un éxito, 14 millones de libras.
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