La hija de la millonaria de L'Oréal pide a una jueza que incapacite a su madre.- Cree que hay personas que influyen en su voluntad .
Françoise Bettencourt-Meyers, hija de la multimillonaria dueña de L'Oréal, Liliane Bettencourt, intenta de nuevo que la justicia declare a su madre incapaz de gestionar su fortuna, según ha informado hoy la edición digital de Le Monde.
Argumenta que su madre "no está en condiciones" de gestionar su fortuna y que de nuevo hay un grupo a su alrededor que quiere manipularla.
De esta manera se recrudece la batalla entre ambas tras la paz firmada hace meses y las decalarciones de Liliane Bettencourt en las que asegura "estar feliz" de haber recuperado la relación familiar.
De hecho ambas habían sido visto en varios actos sociales en París.
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Pero Bettencourt-Meyers recurrió ayer a la jueza de Courbevoie (cerca de París) para intentar "asegurar la protección jurídica de su madre".
Los moviminetos comenzaron el pasado mes de marzo pero no se han conocido hasta ahora.
La hija de la multimillonaria, cuya fortuna asciende a los 17.000 millones de euros, ve en el médico y la enfermera que atienden a su madre un nuevo núcleo de influencia .
"Han constituido un verdadero cinturón de seguridad que opera en detrimento de su familia".
La nueva tentativa para conseguir que la justicia declare a Bettencourt incapaz de ocuparse de sus bienes se produce después de saberse que la jueza ya había constatado la debilidad de la multimillonaria.
El 25 de mayo esta magistrada dictaminó que "las facultades cognitivas de Liliane Bettencourt están claramente alteradas por una enfermedad cerebral".
Actualmente, los bienes de Bettencourt los gestiona Pascal Wilhem, en virtud de un "mandato de protección futura" alcanzado por madre e hija en el marco del acuerdo firmado para enterrar el cisma familiar del año pasado.
Los regalos en obras de arte, seguros de vida y efectivo por valor de unos 1.000 millones de euros de Bettencourt a su amigo, el fotógrafo 20 años menor que ella François-Marie Banier, fueron el detonante del escándalo en una de las familias más ricas de Francia.
Mientras Françoise Bettencourt-Meyers intentaba poner a su madre bajo tutela judicial, florecieron en la prensa cintas con 20 horas de grabaciones de conversaciones privadas realizadas por el mayordomo de la multimillonaria en su casa.
El escándalo adquirió entonces ramificaciones político financieras que llevaron a la justicia a abrir media docena de investigaciones sobre el entonces ministro de Trabajo, Eric Woerth, para esclarecer si había cometido alguna ilegalidad para financiar, con dinero de Bettencourt, la campaña presidencial de Nicolas Sarkozy.
La anciana fue también acusada de recibir un trato fiscal de favor y de esconder dinero y bienes al fisco -incluida una isla en las Seychelles- aunque recientemente explicó en una entrevista que tanto sus problemas familiares como las confusiones con la hacienda pública se habían solucionado.
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