Felipe de Edimburgo es odiado y amado por sus famosas meteduras de pata .
Muy pocos le pueden discutir el título de hombre más controvertido del reino. La izquierda le tiene por un racista sin remedio que no se da cuenta de que sus pesadas bromas ponen en evidencia al país.
La derecha le considera un librepensador al que le trae al pairo la corrección política.
El príncipe Felipe, marido de Isabel II, cumple hoy 90 años y sigue siendo el de siempre. Para bien o para mal.
El duque de Edimburgo no piensa alterar su rutina diaria por el simple hecho de que sea su 90º cumpleaños.
Lo celebrará el domingo en el castillo de Windsor con un servicio religioso en la capilla de San Jorge seguido de una recepción.
Aunque a partir de ahora recortará un pellizco sus actividades, seguirá encabezando más de 800 organizaciones y asistiendo a una media anual de 350 actos públicos. Se le quiera o se le odie, nadie le niega que llega a los 90 años en admirable buena forma.
Y la prensa todavía espera con expectación alguna de sus conocidas meteduras de pata. O desprecios al protocolo, como se quiera ver.
El otro día, en el viaje de la reina a Irlanda, se hizo un absoluto silencio entre los medios que seguían desde el centro de prensa en Dublín la visita de la pareja real a los cuarteles generales de la cervecera Guinness: el duque miraba de reojo la pinta que le ofrecieron de buena mañana.
Bastó una mirada de la reina para que el duque renunciara al desafío de dar un sorbo. Solo entonces los periodistas rompieron con una carcajada esos pocos segundos de casi tenso silencio. Hubiera sido la foto del día.
Y podía haberlo sido. Porque el duque de Edimburgo es capaz de todo.
Ese de todo incluye cosas muy mal vistas, pero que cuando el ahora nonagenario era un chaval se consideraban normales, como considerar que todo lo extranjero es raro y probablemente inferior.
O catalogar a la gente con viejos estereotipos: los chinos destacan por sus ojos rasgados, los escoceses son borrachos, los nativos de Nueva Guinea son caníbales, los caribeños son piratas, los aborígenes australianos se matan a flechazos... Cosa curiosa en un patriota británico que en realidad nació en Grecia con sangre danesa y alemana.
Pero a pesar de sus legendarias meteduras de pata, o de las tensas relaciones que históricamente ha tenido con su hijo Carlos, heredero de la corona, o del atractivo que siempre ha despertado en las mujeres, el duque de Edimburgo siempre ha contado con el apoyo absoluto de su esposa y reina, Isabel.
Aunque la pose quizás no sea espontánea, vale la pena ver dos fotos de la pareja mirándose acaramelados que se exhiben en la exposición sobre el 90º cumpleaños del duque abierta en el castillo de Windsor hasta el 22 de enero de 2012. Dos fotos gemelas, pero separadas por 60 años.
10 jun 2011
Nace el estilo Kate
La duquesa de Cambridge, brilla en una gala solidaria llena de estrellas .
Ha nacido el estilo Kate. No hay duda.
Así lo proclaman hoy todos los diarios digitales británicos que se hacen eco de la primera aparición oficial de la duquesa de Cambridge en una gala solidaria a la que acudió con su esposo, Guillermo de Inglaterra.
Vestida con un espectacular traje de noche, Catalina de Middleton fue la gran estrella. Esta vez no apostó por un traje de bajo coste de esos que se pueden comprar por Internet y sí por un diseño de alta costura de Jenny Packham valorado en 4.000 euros.
La cita marcó el inicio de las obras filantrópicas de la duquesa como miembro de la familia real británica.
Unos duques de portada
Guillermo y Kate vuelven de su luna de miel
Guillermo y Kate vivirán en Kensington
El vestido de Catalina Middleton, a Buckingham
Catalina de Cambridge, también espiada por 'News of the World'
La gala estaba destinada a recaudar fondos para Absolute Return, una organización que ayuda a los jóvenes y con la que colabora la Fundación de los príncipes Guillermo y Enrique. El escenario de la fiesta fue el palacio de Kensington. Celebridades como Liz Hurley, Jemima Khan y David Furnish se encontraban entre los 1.000 invitados que asistieron a gala cuya entrada costaba 5.000 euros.
Durante su discurso, Guillermo anunció que la duquesa de Cambridge se había unido a él y a su hermano, el príncipe Enrique en el patronato de su Fundación para los jóvenes. "Nuestro objeto es ampliar horizontes y animar a los jóvenes para lograr lo que puede parecer inalcanzable para ellos", dijo el duque. "Vamos a generar oportunidades en la educación de los jóvenes en el Reino Unido y, posteriormente, expandirse más allá de nuestras costas, a varios países africanos".
Colin Firth, protagonista de El discurso del rey, estaba entre los invitados como Laura Bailey, Tom Ford, Elisabeth Murdoch, Pablo de Grecia y Marie Chantal Miller, y el barón y la baronesa de Rothschild y el multimillonario de origen suizo Arpad Busson, que tiene dos hijos con su ex pareja, la modelo Elle Macpherson, y en los últimos años ha salido con la actriz Uma Thurman.
Tras varias subastas, donativos y juegos, al final de la gala se contó el dinero obtenido. La suma fue todo un éxito, 14 millones de libras.
Ha nacido el estilo Kate. No hay duda.
Así lo proclaman hoy todos los diarios digitales británicos que se hacen eco de la primera aparición oficial de la duquesa de Cambridge en una gala solidaria a la que acudió con su esposo, Guillermo de Inglaterra.
Vestida con un espectacular traje de noche, Catalina de Middleton fue la gran estrella. Esta vez no apostó por un traje de bajo coste de esos que se pueden comprar por Internet y sí por un diseño de alta costura de Jenny Packham valorado en 4.000 euros.
La cita marcó el inicio de las obras filantrópicas de la duquesa como miembro de la familia real británica.
Unos duques de portada
Guillermo y Kate vuelven de su luna de miel
Guillermo y Kate vivirán en Kensington
El vestido de Catalina Middleton, a Buckingham
Catalina de Cambridge, también espiada por 'News of the World'
La gala estaba destinada a recaudar fondos para Absolute Return, una organización que ayuda a los jóvenes y con la que colabora la Fundación de los príncipes Guillermo y Enrique. El escenario de la fiesta fue el palacio de Kensington. Celebridades como Liz Hurley, Jemima Khan y David Furnish se encontraban entre los 1.000 invitados que asistieron a gala cuya entrada costaba 5.000 euros.
Durante su discurso, Guillermo anunció que la duquesa de Cambridge se había unido a él y a su hermano, el príncipe Enrique en el patronato de su Fundación para los jóvenes. "Nuestro objeto es ampliar horizontes y animar a los jóvenes para lograr lo que puede parecer inalcanzable para ellos", dijo el duque. "Vamos a generar oportunidades en la educación de los jóvenes en el Reino Unido y, posteriormente, expandirse más allá de nuestras costas, a varios países africanos".
Colin Firth, protagonista de El discurso del rey, estaba entre los invitados como Laura Bailey, Tom Ford, Elisabeth Murdoch, Pablo de Grecia y Marie Chantal Miller, y el barón y la baronesa de Rothschild y el multimillonario de origen suizo Arpad Busson, que tiene dos hijos con su ex pareja, la modelo Elle Macpherson, y en los últimos años ha salido con la actriz Uma Thurman.
Tras varias subastas, donativos y juegos, al final de la gala se contó el dinero obtenido. La suma fue todo un éxito, 14 millones de libras.
El Consejo de Ministros concede a Jorge Semprún la Orden de las Artes y las Letras de España a título póstumo
El novelista, ensayista, guionista y exministro de Cultura en la segunda legislatura del Gobierno socialista falleció la noche del pasado marte a los 87 años, en su casa de París .
El Consejo de Ministros, a propuesta de la ministra de Cultura, Ángeles Gozález-Sinde, ha concedido hoy a título póstumo la Orden de las Artes y las Letras de España al escritor y exministro Jorge Semprún Maura, fallecido el pasado martes en París.
El Gobierno reconoce así la carrera literaria del autor de Adiós, luz de veranos, desarrollada en sus novelas, ensayos y libros de memorias.
El Ejecutivo ha señalado que Semprún, superviviente del campo nazi de exterminio de Buchenwald, ahondó con sus libros "en los acontecimientos más relevantes españoles y europeos del siglo XX", lo que le convierte "en uno de los grandes embajadores del español y su cultura por el mundo".
Muere Semprún, memoria del siglo XX
Francia rinde homenaje a Jorge Semprún
Reacciones a la muerte de Semprún: "Un testigo excepcional del siglo XX y un español que conquistó Francia"
Nunca conoció el rencor
La ministra Ángeles González-Sinde viajará mañana sábado a París para asistir en el Liceo Enrique IV al funeral homenaje al escritor. En ese acto la ministra entregará a la familia de Semprún la distinción otorgada hoy en el Consejo de Ministros.
Jorge Semprún nació en 1923 en Madrid y era nieto del político conservador Antonio Maura. Se marchó de España con toda su familia al inicio de la Guerra Civil. Tras la caída de Madrid su familia se instaló en París, en 1941. Por su actividad en la resistencia y su pertenencia al Partido Comunista, fue apresado por los alemanes en 1943 y deportado, con 20 años, al campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que marcó su obra literaria y su compromiso político.
Tras su liberación, en 1945, y después de trabajar en la Unesco, fue miembro destacado del Partido Comunista de España en el exilio y, bajo el alias de Federico Sánchez, fue agente clandestino en la España franquista.
En 1964 fue expulsado del PCE por disidente. Entre 1988 y 1991 fue ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González.
Su obra está marcada por su vida, especialmente por su paso por el campo de concentración de Buchenwald (El largo viaje, La escritura o la vida, Aquel domingo, Viviré con su nombre, morirá con el mío).
También reflejó su expulsión del PCE en la Autobiografía de Federico Sánchez,; Federico Sánchez se despide de ustedes narra el periodo en el que fue ministro.
Europeísta
Convencido europeísta, escribió junto al exprimer ministro francés Dominique de Villepin El hombre europeo y con el título Pensar en Europa publicó un volumen recopilatorio de artículos, conferencias y discursos sobre el tema.
Su obra literaria ha merecido, entre otros, los premios Formentor (1964), Planeta (1977), Fémina (1969 y 1994), el Premio de la Paz de los libreros alemanes (1994), el Jerusalén (1997), el Premio Nonino (1999), la medalla Goethe (2003), el Fundación Lara (2003), el Annetje Fels-Kupferschmidt (2006) y el Terenci Moix (2010).
Ese año también fue premiado por el Club Internacional de Prensa con el Premio Especial por la defensa de los valores humanos que desprende toda su trayectoria.
También dejó Semprún su obra en el cine, ya que fue el autor de guiones clásicos del cine francés como Z, de Costa-Gavras y Stavisky, de Alain Resnais.
El Consejo de Ministros, a propuesta de la ministra de Cultura, Ángeles Gozález-Sinde, ha concedido hoy a título póstumo la Orden de las Artes y las Letras de España al escritor y exministro Jorge Semprún Maura, fallecido el pasado martes en París.
El Gobierno reconoce así la carrera literaria del autor de Adiós, luz de veranos, desarrollada en sus novelas, ensayos y libros de memorias.
El Ejecutivo ha señalado que Semprún, superviviente del campo nazi de exterminio de Buchenwald, ahondó con sus libros "en los acontecimientos más relevantes españoles y europeos del siglo XX", lo que le convierte "en uno de los grandes embajadores del español y su cultura por el mundo".
Muere Semprún, memoria del siglo XX
Francia rinde homenaje a Jorge Semprún
Reacciones a la muerte de Semprún: "Un testigo excepcional del siglo XX y un español que conquistó Francia"
Nunca conoció el rencor
La ministra Ángeles González-Sinde viajará mañana sábado a París para asistir en el Liceo Enrique IV al funeral homenaje al escritor. En ese acto la ministra entregará a la familia de Semprún la distinción otorgada hoy en el Consejo de Ministros.
Jorge Semprún nació en 1923 en Madrid y era nieto del político conservador Antonio Maura. Se marchó de España con toda su familia al inicio de la Guerra Civil. Tras la caída de Madrid su familia se instaló en París, en 1941. Por su actividad en la resistencia y su pertenencia al Partido Comunista, fue apresado por los alemanes en 1943 y deportado, con 20 años, al campo de concentración de Buchenwald, una experiencia que marcó su obra literaria y su compromiso político.
Tras su liberación, en 1945, y después de trabajar en la Unesco, fue miembro destacado del Partido Comunista de España en el exilio y, bajo el alias de Federico Sánchez, fue agente clandestino en la España franquista.
En 1964 fue expulsado del PCE por disidente. Entre 1988 y 1991 fue ministro de Cultura en el Gobierno de Felipe González.
Su obra está marcada por su vida, especialmente por su paso por el campo de concentración de Buchenwald (El largo viaje, La escritura o la vida, Aquel domingo, Viviré con su nombre, morirá con el mío).
También reflejó su expulsión del PCE en la Autobiografía de Federico Sánchez,; Federico Sánchez se despide de ustedes narra el periodo en el que fue ministro.
Europeísta
Convencido europeísta, escribió junto al exprimer ministro francés Dominique de Villepin El hombre europeo y con el título Pensar en Europa publicó un volumen recopilatorio de artículos, conferencias y discursos sobre el tema.
Su obra literaria ha merecido, entre otros, los premios Formentor (1964), Planeta (1977), Fémina (1969 y 1994), el Premio de la Paz de los libreros alemanes (1994), el Jerusalén (1997), el Premio Nonino (1999), la medalla Goethe (2003), el Fundación Lara (2003), el Annetje Fels-Kupferschmidt (2006) y el Terenci Moix (2010).
Ese año también fue premiado por el Club Internacional de Prensa con el Premio Especial por la defensa de los valores humanos que desprende toda su trayectoria.
También dejó Semprún su obra en el cine, ya que fue el autor de guiones clásicos del cine francés como Z, de Costa-Gavras y Stavisky, de Alain Resnais.
El edificio Calatrava se agrieta
El éxito internacional del arquitecto e ingeniero valenciano contrasta con los numerosos problemas de sus proyectos con la justicia y los presupuestos públicos .
En la lejana estirpe de Gaudí, primero, y de Ricardo Bofill, después, Santiago Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) fue, en su día, un arquitecto español que asombraba al mundo.
Sigue siéndolo pero ya no únicamente por razones técnico-artísticas, sino también por su capacidad para generar controversia allá donde va y donde construye.
Monólogos con dinero público
Santiago Calatrava Valls
Asiduo desde hace tiempo de los procesos judiciales y protagonista de culebrones jurídico-financieros acordes con el calibre de su indudable sabiduría y de sus proyectos, Calatrava da que hablar, aunque él no hable casi nunca.
Y todo el argumentario de su prestigio global, ganado durante lustros a base de emocionar a la gente con apabullantes y revolucionarias obras de ingeniera civil -muchas de ellas inspiradas en formas de pájaros- pero también cimentado sobre proyectos multimillonarios gracias a la filantrópica firma de algún que otro político sin escrúpulos, contrasta brutalmente con un inacabable rosario de problemas de todo tipo.
La última batalla abierta en el variado frente de Santiago Calatrava se ha librado en Oviedo, donde un juez falló recientemente en su contra en el asunto del flamante -y problemático- Palacio de Congresos y Exposiciones.
Calatrava, su estudio valenciano Hoc Signo Vinces, la promotora Fiaga y la subcontrata Esdehor deberán pagar tres millones y medio de euros a la aseguradora Allianz.
El motivo: el desplome, en agosto de 2006, de parte de la estructura del edificio durante su construcción (lo que causó heridas leves a tres trabajadores).
La sociedad promotora y la compañía constructora achacaron el incidente a "un problema de diseño, dirección y ejecución" de la obra, imputable, en su opinión, al estudio de arquitectura. Y sostuvieron además en la vista que "el personal era insuficiente": solo había, dijeron, un arquitecto y un aparejador contratados para la supervisión de una obra de gran envergadura.
El equipo arquitectónico, que, cuando sobrevino el derrumbe, alegó que el estudio estaba cerrado por vacaciones, lo atribuyó a la constructora. Por la dirección del proyecto, Calatrava cobró siete millones de euros.
Fue llamado a declarar, pero no compareció y presentó un informe médico, aunque el juez consideró "injustificada" su falta.
La empresa promotora, de titularidad privada, ha expresado además sus discrepancias con el equipo del arquitecto a causa de uno de los elementos más singulares del edificio: una gran visera diseñada para ser levantada, "un alarde de ingeniería" que no funciona por defectos en el complejo sistema hidráulico, pero que supuso una inversión de al menos cuatro millones de euros de un total de 350.
El complejo de Calatrava en Oviedo, que alberga centro comercial, hotel de cuatro estrellas, consejerías de Cultura y Salud del Principado y aparcamiento subterráneo, en suma, la obra privada más cara nunca realizada en Asturias (79 millones de euros), fue polémico desde el principio por su ubicación -está encerrado entre edificios y solo es visible desde las zonas altas de las ciudad- y porque su tamaño es desproporcionado para el espacio en el que se levanta: sus estructuras laterales (sendos brazos en forma de "u" que rodean la cúpula central del Palacio de Congresos) rozan prácticamente con algunas viviendas.
El Ayuntamiento de Oviedo, del PP, abonó una factura a Calatrava por un importe de millón y medio de euros por la redacción de tres de los proyectos para esta parcela que nunca se ejecutaron porque el consistorio los acabó desestimando: el Palacio de las Artes, la Facultad de Bellas Artes y el que iba a ser el nuevo palacio municipal.
Pero el de Oviedo es tan solo el más reciente de los múltiples quebraderos de cabeza experimentados por el arquitecto valenciano. Diversos incendios en la Comunidad Valenciana han venido a sumarse a los rescoldos aún humeantes de polémicas como la pasarela de Zubizurri, construida en Bilbao (y conocida como "la de los morrazos", por la ilimitada capacidad deslizante del material empleado), y que provocó un cruce de querellas entre el Ayuntamiento y el arquitecto que se saldó en tablas.
Como tampoco se han apagado nunca del todo las críticas a su intervención en el aeropuerto de Loiu, en las cercanías de Bilbao: un aérodromo espectacular en el plano estético pero sin zona habilitada para la espera de viajeros.
Tampoco su muy discutido puente sobre el Gran Canal de Venecia (se inauguró entre temores de desplome y críticas a su coste, de 11 millones, por parte de la oposición ciudadana) sirvió para que Calatrava viviera tranquilo.
El puente acabó siendo inaugurado en septiembre de 2008 casi con sordina, pese a la evidente espectacularidad del proyecto.
El arquitecto, verdadero profeta en su tierra, como demuestran los múltiples hitos que llevan su nombre en la Comunidad Valenciana y Baleares, se ha visto envuelto en turbias adjudicaciones de proyectos a dedo por gobiernos del PP, así como asediado por críticas fundadas en los considerables sobrecostes de sus obras.
Esquerra Unida denunció en marzo que, en 2006, la Generalitat firmó un contrato sin concurso con el arquitecto para el diseño y la construcción de un Centro de Convenciones en Castellón que iba a costar 60 millones de euros.
Por esa iniciativa, Calatrava habría cobrado 2,7 millones.
La fiscalía del caso de Castellón recibió además denuncias de otros dos proyectos fantasma del arquitecto: el de unos rascacielos cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el de una intervención en el puerto de Torrevieja, también paralizados. En total, Calatrava habría cobrado 5,8 millones por las tres iniciativas.
El arquitecto se defendió a través de un comunicado en el que aseguró que los honorarios cobrados a la Generalitat estaban "dentro de la legalidad" y que su despacho había cumplido "en todas y cada una" las cláusulas de los contratos. También afirmaba que se sentía "lesionado en su derecho fundamental al honor".
Este asunto se asemejaba al destapado en el caso Palma Arena, donde se investiga el pago en 2006 del entonces presidente balear Jaume Matas de 1,2 millones de euros a Calatrava por el anteproyecto, la maqueta y unos vídeos de un palacio de la ópera.
El proyectista acumula en el antiguo cauce del Turia cuatro puentes, un cine Imax, una ópera (el Palau de les Arts, que en septiermbre de 2007 se inundó por fallos de estructura), un museo de las ciencias (de indiscutible éxito social) y un edificio, llamado Ágora, que de momento ha acogido torneos de tenis, algún que otro recital y poco más.
Su obra española más famosa, la Ciudad de las Ciencias y de las Artes, iba a costar 150 millones de euros, pero el PP lo modificó y pasó a presupuestarse en 308 millones. Finalmente, 16 años después, el coste ha multiplicado por diez el inicial, para llegar a los 1.282 millones.
En la lejana estirpe de Gaudí, primero, y de Ricardo Bofill, después, Santiago Calatrava (Benimamet, Valencia, 1951) fue, en su día, un arquitecto español que asombraba al mundo.
Sigue siéndolo pero ya no únicamente por razones técnico-artísticas, sino también por su capacidad para generar controversia allá donde va y donde construye.
Monólogos con dinero público
Santiago Calatrava Valls
Asiduo desde hace tiempo de los procesos judiciales y protagonista de culebrones jurídico-financieros acordes con el calibre de su indudable sabiduría y de sus proyectos, Calatrava da que hablar, aunque él no hable casi nunca.
Y todo el argumentario de su prestigio global, ganado durante lustros a base de emocionar a la gente con apabullantes y revolucionarias obras de ingeniera civil -muchas de ellas inspiradas en formas de pájaros- pero también cimentado sobre proyectos multimillonarios gracias a la filantrópica firma de algún que otro político sin escrúpulos, contrasta brutalmente con un inacabable rosario de problemas de todo tipo.
La última batalla abierta en el variado frente de Santiago Calatrava se ha librado en Oviedo, donde un juez falló recientemente en su contra en el asunto del flamante -y problemático- Palacio de Congresos y Exposiciones.
Calatrava, su estudio valenciano Hoc Signo Vinces, la promotora Fiaga y la subcontrata Esdehor deberán pagar tres millones y medio de euros a la aseguradora Allianz.
El motivo: el desplome, en agosto de 2006, de parte de la estructura del edificio durante su construcción (lo que causó heridas leves a tres trabajadores).
La sociedad promotora y la compañía constructora achacaron el incidente a "un problema de diseño, dirección y ejecución" de la obra, imputable, en su opinión, al estudio de arquitectura. Y sostuvieron además en la vista que "el personal era insuficiente": solo había, dijeron, un arquitecto y un aparejador contratados para la supervisión de una obra de gran envergadura.
El equipo arquitectónico, que, cuando sobrevino el derrumbe, alegó que el estudio estaba cerrado por vacaciones, lo atribuyó a la constructora. Por la dirección del proyecto, Calatrava cobró siete millones de euros.
Fue llamado a declarar, pero no compareció y presentó un informe médico, aunque el juez consideró "injustificada" su falta.
La empresa promotora, de titularidad privada, ha expresado además sus discrepancias con el equipo del arquitecto a causa de uno de los elementos más singulares del edificio: una gran visera diseñada para ser levantada, "un alarde de ingeniería" que no funciona por defectos en el complejo sistema hidráulico, pero que supuso una inversión de al menos cuatro millones de euros de un total de 350.
El complejo de Calatrava en Oviedo, que alberga centro comercial, hotel de cuatro estrellas, consejerías de Cultura y Salud del Principado y aparcamiento subterráneo, en suma, la obra privada más cara nunca realizada en Asturias (79 millones de euros), fue polémico desde el principio por su ubicación -está encerrado entre edificios y solo es visible desde las zonas altas de las ciudad- y porque su tamaño es desproporcionado para el espacio en el que se levanta: sus estructuras laterales (sendos brazos en forma de "u" que rodean la cúpula central del Palacio de Congresos) rozan prácticamente con algunas viviendas.
El Ayuntamiento de Oviedo, del PP, abonó una factura a Calatrava por un importe de millón y medio de euros por la redacción de tres de los proyectos para esta parcela que nunca se ejecutaron porque el consistorio los acabó desestimando: el Palacio de las Artes, la Facultad de Bellas Artes y el que iba a ser el nuevo palacio municipal.
Pero el de Oviedo es tan solo el más reciente de los múltiples quebraderos de cabeza experimentados por el arquitecto valenciano. Diversos incendios en la Comunidad Valenciana han venido a sumarse a los rescoldos aún humeantes de polémicas como la pasarela de Zubizurri, construida en Bilbao (y conocida como "la de los morrazos", por la ilimitada capacidad deslizante del material empleado), y que provocó un cruce de querellas entre el Ayuntamiento y el arquitecto que se saldó en tablas.
Como tampoco se han apagado nunca del todo las críticas a su intervención en el aeropuerto de Loiu, en las cercanías de Bilbao: un aérodromo espectacular en el plano estético pero sin zona habilitada para la espera de viajeros.
Tampoco su muy discutido puente sobre el Gran Canal de Venecia (se inauguró entre temores de desplome y críticas a su coste, de 11 millones, por parte de la oposición ciudadana) sirvió para que Calatrava viviera tranquilo.
El puente acabó siendo inaugurado en septiembre de 2008 casi con sordina, pese a la evidente espectacularidad del proyecto.
El arquitecto, verdadero profeta en su tierra, como demuestran los múltiples hitos que llevan su nombre en la Comunidad Valenciana y Baleares, se ha visto envuelto en turbias adjudicaciones de proyectos a dedo por gobiernos del PP, así como asediado por críticas fundadas en los considerables sobrecostes de sus obras.
Esquerra Unida denunció en marzo que, en 2006, la Generalitat firmó un contrato sin concurso con el arquitecto para el diseño y la construcción de un Centro de Convenciones en Castellón que iba a costar 60 millones de euros.
Por esa iniciativa, Calatrava habría cobrado 2,7 millones.
La fiscalía del caso de Castellón recibió además denuncias de otros dos proyectos fantasma del arquitecto: el de unos rascacielos cerca de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el de una intervención en el puerto de Torrevieja, también paralizados. En total, Calatrava habría cobrado 5,8 millones por las tres iniciativas.
El arquitecto se defendió a través de un comunicado en el que aseguró que los honorarios cobrados a la Generalitat estaban "dentro de la legalidad" y que su despacho había cumplido "en todas y cada una" las cláusulas de los contratos. También afirmaba que se sentía "lesionado en su derecho fundamental al honor".
Este asunto se asemejaba al destapado en el caso Palma Arena, donde se investiga el pago en 2006 del entonces presidente balear Jaume Matas de 1,2 millones de euros a Calatrava por el anteproyecto, la maqueta y unos vídeos de un palacio de la ópera.
El proyectista acumula en el antiguo cauce del Turia cuatro puentes, un cine Imax, una ópera (el Palau de les Arts, que en septiermbre de 2007 se inundó por fallos de estructura), un museo de las ciencias (de indiscutible éxito social) y un edificio, llamado Ágora, que de momento ha acogido torneos de tenis, algún que otro recital y poco más.
Su obra española más famosa, la Ciudad de las Ciencias y de las Artes, iba a costar 150 millones de euros, pero el PP lo modificó y pasó a presupuestarse en 308 millones. Finalmente, 16 años después, el coste ha multiplicado por diez el inicial, para llegar a los 1.282 millones.
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