Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 jun 2011

Gómez Rufo: "No hay lector para tanto libro"

Más que los pastelillos de crema con los que Constanza de Jesús, sagaz monja detective, desgrana las claves de ciertos asesinatos, Antonio Gómez Rufo prefiere las judías pintas que le plantan encima del mantel para hablar de La abadía de los crímenes (editorial Planeta).
Novela de misterio con entramado histórico y consecuencias presentes, la última obra de este autor del transgénero, madrileño y presidente de la Asociación de Escritores de España, tiene augurio de best-seller.


El autor de 'La abadía de los crímenes' preside la Asociación de Escritores

La editorial le pidió presencia en cuatro ciudades y lleva recorridas 22 por petición de los lectores. "Hay que ir a todas partes, defender el libro", comenta Gómez Rufo.




El caso es que su última trama está llena de claves ocultas necesarias para que Constanza de Jesús vaya resolviendo el enigma de varios crímenes dentro de un convento de clausura en el que se planta Jaime I el Conquistador con su mustia y descorazonada esposa, doña Leonor de Castilla por un lado y su amante y futura reina, Violante de Hungría, por otro.





"La primera llega con el síndrome de la mujer maltratada. La segunda fue a la mujer que más amó. Le humanizó y a mí me sirvió para demostrarlo, tanto ella, como la monja protagonista".






Gómez Rufo ha trabado una historia de misterio y amor, salpimentada con delicias de monasterio para digerir bien las mutilaciones, las violaciones, los abortos encubiertos y las intrigas.
Es algo que da al libro un aire de recetario quizás inconsciente pero real. En él aparece mucho pichón, mucha sopa y mucho dulce como menú para pintar un auténtico fresco de lo que podía ser la sociedad del siglo XIII.





Las texturas tienen su miga y su sabor, como la carne con verduras y el pollo al curry que aterrizan como segundo plato.
Y las conversaciones de la monja -de origen navarro- y el rey Jaime, hoy símbolo de Cataluña, se las traen. "Allí, él, que fue rey de la corona aragonesa y llegó hasta Turquía, es don Jaume, nada menos.
Creo que antes que el batallador brusco, arisco y violento, formado para ser soldado por la orden del temple, era un buen político y que al lado de la crueldad con la que se le ha retratado muchas veces, convivía un ecologista, muy devoto de unas cuantas vírgenes".



Alrededor de las tres de la tarde, Gómez Rufo casi desayuna más que come. "Escribo todos los días de 11 de la noche a seis de la mañana", confiesa.






Quizás por eso, a ciertas horas casa mejor la ternura con el morbo que despiden las páginas de su nueva novela. Y el permanente interés por la historia, el cine y otros mundos, algo que le ha llevado a escribir títulos como El secreto del rey cautivo, una biografía de referencia sobre Luis García Berlanga, Balada triste de Madrid o El alma de los peces.




La poca mañana que le resta y la tarde entera, la dedica Gómez Rufo a la Asociación de Escritores, que réune a 4.000 miembros.
Todo es desorbitado en el mundo del libro. ¿Quién podía pensar que España es un país con tanta pluma activa? "No solo eso, se publican 102.000 títulos al año, entre ellos 19.000 novelas, eso hace en torno a 52 libros al día.
Seamos realistas, no hay tanto lector para tanto libro", sentencia el escritor mientras se zampa una reineta al horno que parece cogida del huerto del convento.

La Salud del Rey

Hace poco se ha cumplido un año de la operación de pulmón a la que fue sometido el Rey de España. Ahora los portavoces del palacio de La Zarzuela anuncian que, de nuevo, don Juan Carlos pasará por el quirófano. Esta vez se trata de corregir un problema en su rodilla derecha. Se le implantará una prótesis para reparar una dolencia articular que en los últimos meses le estaba produciendo muchos dolores, inestabilidad y problemas para caminar.


El pasado domingo, durante el Día de las Fuerzas Armadas, se observó claramente que don Juan Carlos camina con dificultad. La Casa del Rey, tan poco dispuesta a dar detalles sobre la salud del Monarca, había admitido semanas atrás que el Rey tenía digicultades para andar y permanecer mucho tiempo de pie. Por eso algunas de las actividades que tradicionalmente presidía don Juan Carlos estaban siendo encomendadas al Príncipe.

La decisión de que el Rey pase por el quirófano se tomó hace algunas semanas en vista de que con sesiones de rehabilitación no mejoraba. Pero se ha anunciado ahora ya que las elecciones del 22 M han pasado y el verano está cerca.

Todo parece indicar que el Rey ingresará a partir del sábado en cualquier momento.
Lo más probable es que de nuevo la operación sea en Barcelona. ¿El motivo? al menos el oficial es que allí están sus médicos.
 Quizá influya, además, que en Barcelona cuenta con un círculo de amigos que blindan su intimidad.
Tras la operación, don Juan Carlos deberá estar dos semanas sin apoyar el pie y luego hacer rehabilitación.

Con este nuevo problema de salud, seguro que vuelve el debate sobre si el Rey debe abdicar.
Un debate que solo está en la mente de unos pocos. Don Juan Carlos quiere seguir y así lo ha dicho.
Y, el Príncipe asegura estar listo y no tener prisa.

Solo un dato, la reina Isabel II tiene 85 años. El rey Juan Carlos, 73.

264 maneras de decir gracias

Pedro Álvarez de Miranda ingresa en la RAE con un comentario lleno de erudición y humor .
Como a los individuos, también a las instituciones les llega el momento de ponerse a la altura de las circunstancias.
El 5 de junio de 1941, dos años después de terminada la Guerra Civil, la Real Academia Española recibió una orden del Gobierno de Franco.
En ella se daba de baja a los académicos que habían partido al exilio, entre los que estaban Niceto Alcalá-Zamora, Tomás Navarro Tomás y Salvador de Madariaga.
 La RAE se dio por "enterada" pero se negó a ejecutar la depuración.




Fue la única institución del Estado que se atrevió a hacer algo así, hasta el punto de que guardó su silla a los desterrados.
Algunos murieron en el exilio y no pudieron volver a ocuparla.
Otros, como Madariaga, elegido en mayo de 1936, tardaría 40 años en tomar posesión de su plaza.
 Lo hizo en abril de 1976. "Se cerraba así, definitivamente, una anomalía histórica que la Academia había atravesado con impar sentido de la decencia", ha dicho esta tarde el filólogo Pedro Álvarez de Miranda (Roma, 1953) en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, durante un acto presidido por el Ministro de Educación, Ángel Gabilondo.



La de los exiliados ha sido solo una más de las muchas historias que Álvarez de Miranda ha relatado durante una alocución titulada En doscientas sesenta y tres ocasiones como esta en alusión a las veces en que los académicos que le han precedido leyeron sus propios discursos.
 Aunque la institución se fundó en 1713, solo en 1847 se instauró la costumbre de que los nuevos miembros pronunciasen unas palabras durante una sesión abierta al público.
 La costumbre ha generado toda una retórica y el mismo Álvarez de Miranda se ha ceñido a ella antes de analizarla.






Así,ha dado las gracias, ha elogiado la figura de su predecesor en el sillón Q (Carlos Castilla del Pino) y se ha lanzado a repasar una parte de la historia de su nueva casa. Con una mezcla de erudición y llaneza, emoción y sentido del humor, el catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid y director de la nueva edición del diccionario de la RAE ha recordado cómo el perfil conservador -en lo ideológico y en lo lingüístico- de una academia decimonónica llena de próceres y políticos dio paso en 1925, con Menéndez Pidal, a una mayor presencia de filólogos y profesionales.



Además de analizar la continuidad de una historia de casi tres siglos, el nuevo académico ha calificado la colección de alocuciones de ingreso como un "monumento de la prosa expositiva en lengua española" en la que, junto a obras maestras como la de Galdós sobre el realismo, no faltan las extravagancias.
Así, si Zorrilla y García Nieto escribieron sus discursos en verso, Pérez de Ayala, Antonio Machado y Unamuno no llegaron a leer los suyos por desinterés o porque no terminaban de "verse académicos".
Si Benavente no lo hizo fue por superstición: pensaba que el ingreso en la RAE no traía la inmortalidad sino la muerte.

Perú y el sentido común Juan Cruz

Perú y el sentido común



El triunfo de Humala que proclaman las noticias relativas al recuento es una buena noticia para Perú, para el mundo y sobre todo para el sentido común.
Una victoria de la marca Fujimori, que es lo que hubiera supuesto que Keiko ganara las elecciones, suponía una bofetada a la historia y a todos aquellos que fueron humillados y ofendidos por el patriarca de ese apellido, que condujo a Perú, junto con su sicario mayor, Montesinos, a los mayores atropellos, y no fue hace tanto.
Fujimori, el padre, está en la cárcel, y la hija proclamaba, además con el lenguaje del presidiario cuando aún estaba en libertad, que ella no era como él.
No es como él, pero se le parece muchísimo, en sus acusaciones, en la verbalización de su proyecto, en el gesto faltón y sin escrúpulos con el que quiso demoler a su adversario con la machacona idea de que Humala era el hijo de Chavez.
El resultado electoral proporciona un enorme alivio al futuro de Perú, arroja agua fresca a ese país que estaba a punto de meterse otra vez en la pesadilla fujimorista que atormentó a millones de peruanos en los tiempos
, por desgracia presentes en la memoria pero por fortuna instalados en el pasado, de un dictador civil que ahora pena sus maldades sin posible redención por otras vías que no fueran las que imponen las penas a las que fue condenado por un tribunal que presidió un jurista honesto, César San Martín, que en este proceso electoral fue amenazado también por los seguidores de la marca Fujimori.