30 may 2011
Noticias y rumores sobre Isabelle Huppert
Noticias y rumores sobre Isabelle Huppert
El Festival de Cine de Cannes se ha asegurado en 2011 que las alfombras rojas brillarán todos los días sin excepción, ya que algunas de las estrellas más brillantes están en el jurado.
Además del ganador de dos Óscar y protagonista de dos filmes galardonados con la Palma de Oro ("Taxi Driver" y "La misión"), jueces célebres como Uma Thurman y Jude Law garantizan que el glamour estará a diario, y así se vio en la rueda de prensa de presentación del jurado.
Con tanto renombre en el tribunal (al que habría que sumar al realizador francés Olivier Assayas, al hongkonés Johnnie To y a la actriz argentina Marina Gusman) es fácil que sus miembros no se dejen impresionar por carreras fieles a Cannes pero ajenas al máximo premio, como la de Almódovar, Terrence Malick o Nuri Bilge Ceylan, o de ganadores anteriores, como Lars von Trier y Nanni Moretti.
"No sé qué busco ni lo que espero de la competición. Nos sentaremos, veremos las películas y entonces lo averiguaremos", ha dicho De Niro, parco en palabras como es ya tradición. Completan el tribunal "palmero" la crítica y escritora noruega Linn Ullmann (hija de Ingmar Bergman y Liv Ullmann), el cineasta chadiano Mahamat Saleh Haroun y la productora china Nansun Shi.
Cannes, según De Niro, es "un gran festival, especial y único", pero dada su trascendencia y ambición de gravedad, no tardó en formularse la eterna pregunta: ¿habrá vocación política en el fallo del jurado?
Sean Penn avisó que se centraría en el mensaje, Isabelle Huppert prefirió valorar el valor artístico, pero el intérprete de "Toro Salvaje" ha insistido: "primero habrá que ver las películas y luego ver dónde nos llevan". Pero ahí es donde se dividieron los cauces la unanimidad, porque como bien ha dicho Assayas, aunque aplicado a las películas, "cada una lleva a un sitio distinto".
Así, Ullmann, la única escritora del octeto (y quien recordó a su padre como ese hombre que, pese a vivir en Noruega, nunca le llevó a esquiar), ha contestado que "muchos tipos de arte son políticos sin serlo, porque una historia individual puede crear empatía y solidaridad en el espectador".
Pero Mahamat Saleh Haroun neutralizó esta opinión al reconocer que, desde que participó en Cannes, "la película y el premio han revolucionado el Chad: ha impulsado la creación de salas y escuelas de cine, así como la financiación de películas.
Es importante que las autoridades tomen conciencia de lo importante que es el cine en un país".
Más etérea, poniéndose y quitándose las gafas de sol y vestida de blanco inmaculado, Uma Thurman -quien se reveló al mundo como Mia Wallace en la también Palma de Oro "Pulp Fiction"- ha expresado que ella ha llegado "en busca de inspiración".
"Estas experiencias ayudan a reafirmarnos en por que damos lo mejor de nosotros mismos a esta profesión", ha añadido.
Así las cosas, todo parece probable: desde que Pedro Almodóvar convenza con su rocambolesca trama en "La piel que habito" hasta que el cine parsimonioso y contemplativo de Nuri Bilge Ceylan y su "Once Upon a Time in Anatolia" apasione al jurado.
O desde que den la sorpresa los debutantes -Julia Leigh con "Sleeping Beauty" y Markus Schleinzer con "Michael"- a que la poesía muda de Michel Hazanavicius en "The Artist" deje también sin palabras al jurado. Todos parten oficialmente, como debe ser, en igualdad de condiciones.
Robert de Niro avisó que para él esto eran como "unas vacaciones". "Ver veinte películas en dos semanas no es algo que pueda hacer normalmente", ha dicho.
Y Ullmann, la que parecía más apasionada con la misión, ha concluido: "Lo que sí sé es que en dos semanas seré más sabia".
Georges y Anne, son una pareja de octogenarios, con educación superior, que hoy disfrutan de la jubilación tras dedicar gran parte de sus vidas a la enseñanza de música clásica. Su hija, que continuó la trayectoria profesional de sus progenitores, vive fuera de Francia con su propia familia. Un día, Anne sufre un derrame cerebral. Cuando regresa a casa del hospital, su cuerpo se paraliza parcialmente. Ahora, el amor que los unió durante tantos años será sometido a una dura prueba.
Además de Isabelle Huppert (que suma así su tercera colaboración con el cineasta autríaco), el reparto lo encabezan William Shimell, Jean-Louis Trintignant y la portuguesa Rita Blanco. Haneke también repite con la editora Monika Willi, el director de fotografía Darius Khondji y el técnico de sonido Guillaume Sciama.
Con un presupuesto superior a los 7 millones de euros, esta co-producción franco-germana comenzó su rodaje en localizaciones de París durante el mes de Febrero.
Les Films du Losange es su agente de ventas internacionales.
Sonata para Isabelle Huppert
Sonata para Isabelle Huppert
El cineasta francés Benoît Jacquot estrenó ayer en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria su última película, 'Villa Amalia', con Isabelle Huppert como protagonista
Miguel F. Ayala
De nuevo el Festival Internacional de Cine de la capital grancanaria se marcó ayer el tanto de estrenar la nueva película del cineasta francés Benoît Jacquot, Villa Amalia, que llega el 23 de abril a España y está protagonizada por la actriz Isabelle Huppert, con la cual ha trabajado ya en cinco ocasiones. "Esta película", explica, "era una nueva excusa para volver a colaborar con ella".
El largometraje cuenta la historia de una maravillosa compositora musical, papel que interpreta la siempre efectiva Huppert, que da un giro radical y dramático a su vida después de ver a su pareja besando a otra mujer. "El papel de Ann me atrajo porque me permitía trabajar con Isabelle detalles que no había podido tratar en nuestras anteriores colaboraciones.
La historia me llegó porque el autor de la novela, Pascal Quignard, es amigo y desde que la leí me interesó.
Me encontré con que había varias historias dentro", explica, "y me decidí por construir una de ellas a base de darle hachazos a la novela".
En ese sentido, comentó que Quignard "fue el primero en ver la película, y le gustó mucho. Mi opinión", añade el cineasta sin rubor, "es que el resultado final supera al libro".
Defendió también Jacquot la radical respuesta que la protagonista lleva a cabo en Villa Amalia ante determinadas situaciones, y en especial tras descubrir la infidelidad de su compañero.
"Hay que restar importancia al beso que su pareja da a la otra mujer, porque es sólo la gota que colmó el vaso en aquella relación".
El hecho de que la protagonista sea una compositora obligó a que la banda sonora fuese muy importante en el desarrollo, "para lo que contamos con el trabajo de un amigo, que compuso todo los temas que se escuchan". "Huppert", añadió, "cuando sale tocando el piano, realmente lo está tocando".
CINE ESPAÑOL. Habló también de cine español Jacquot en su encuentro con los medios de comunicación y reconoció su poco conocimiento sobre la filmografía de nuestro país "porque, por desgracia", dijo, "no hay mucha distribución de cine español en Francia. No sé si Almodóvar sigue siendo español", agregó con ironía, "pero sus películas son casi lo único que nos llega".
Para concluir, el cineasta volvió a hablar de Huppert: "Es más una intérprete que una actriz. Investiga mucho en cada papel que hace, y es una mujer a la que le agrada mucho experimentar. Cuando se filma a Isabelle estás grabando, más que a una actriz, a una persona", algo que para el director "es genial".
El cineasta francés Benoît Jacquot estrenó ayer en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria su última película, 'Villa Amalia', con Isabelle Huppert como protagonista
Miguel F. Ayala
De nuevo el Festival Internacional de Cine de la capital grancanaria se marcó ayer el tanto de estrenar la nueva película del cineasta francés Benoît Jacquot, Villa Amalia, que llega el 23 de abril a España y está protagonizada por la actriz Isabelle Huppert, con la cual ha trabajado ya en cinco ocasiones. "Esta película", explica, "era una nueva excusa para volver a colaborar con ella".
El largometraje cuenta la historia de una maravillosa compositora musical, papel que interpreta la siempre efectiva Huppert, que da un giro radical y dramático a su vida después de ver a su pareja besando a otra mujer. "El papel de Ann me atrajo porque me permitía trabajar con Isabelle detalles que no había podido tratar en nuestras anteriores colaboraciones.
La historia me llegó porque el autor de la novela, Pascal Quignard, es amigo y desde que la leí me interesó.
Me encontré con que había varias historias dentro", explica, "y me decidí por construir una de ellas a base de darle hachazos a la novela".
En ese sentido, comentó que Quignard "fue el primero en ver la película, y le gustó mucho. Mi opinión", añade el cineasta sin rubor, "es que el resultado final supera al libro".
Defendió también Jacquot la radical respuesta que la protagonista lleva a cabo en Villa Amalia ante determinadas situaciones, y en especial tras descubrir la infidelidad de su compañero.
"Hay que restar importancia al beso que su pareja da a la otra mujer, porque es sólo la gota que colmó el vaso en aquella relación".
El hecho de que la protagonista sea una compositora obligó a que la banda sonora fuese muy importante en el desarrollo, "para lo que contamos con el trabajo de un amigo, que compuso todo los temas que se escuchan". "Huppert", añadió, "cuando sale tocando el piano, realmente lo está tocando".
CINE ESPAÑOL. Habló también de cine español Jacquot en su encuentro con los medios de comunicación y reconoció su poco conocimiento sobre la filmografía de nuestro país "porque, por desgracia", dijo, "no hay mucha distribución de cine español en Francia. No sé si Almodóvar sigue siendo español", agregó con ironía, "pero sus películas son casi lo único que nos llega".
Para concluir, el cineasta volvió a hablar de Huppert: "Es más una intérprete que una actriz. Investiga mucho en cada papel que hace, y es una mujer a la que le agrada mucho experimentar. Cuando se filma a Isabelle estás grabando, más que a una actriz, a una persona", algo que para el director "es genial".
29 may 2011
Au revoir, les infants
Louis Malle aceptaría meses después del lanzamiento de Au revoir, les infants que la premisa de dicha película contaba con tintes autobiográficos, pero desde la voz en off que cierra el filme el espectador es capaz de percibir la presencia de algún destello de memoria personal del director.
La imagen describe a un niño burgués de once años que observa cómo varios soldados alemanes se llevan presos a varios de sus compañeros por su condición judía y al sacerdote católico de la escuela que intentó salvarlos de los campos de concentración.
Julien alza la mano para despedirse de uno de ellos, Bonnet, pero aunque éste último intenta detenerse es obligado a salir de la escuela por uno de los soldados.
La imagen únicamente conserva la puerta y el silencio de aquella escena. Escuchamos entonces a un Julien adulto que nos remite las siguientes palabras:
Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz. El padre Jean murió en el campo de Mauthausen. La escuela reabrió sus puertas en octubre de 1944. Más de 40 años han pasado, pero siempre recordaré cada segundo de aquella mañana de Enero hasta el día en que muera.
Al principio el diálogo final parece impertinente pues nunca presenciamos un narrador externo durante toda la película y en el momento aparenta resolver puerilmente con palabras el posible desenlace de los personajes. Pero el recurso no me parece inocente por completo. Malle confesó que él vivió personalmene en su infancia dicha situación, y al espectador le queda duda si él también fue protagonista del dilema ético en que se ve envuelto el personaje de la película. Pero lo que importa es que no queda duda que Malle es el verdadero enunciante de las palabras finales y que el filme se constituye como una expiación de aquel recuerdo. Las palabras del Julien adulto no sólo remiten a los hechos, sino al deseo de enmendar aquel momento.
Es el reclamo acostumbrado de los adultos de haber querido saber lo que no sabían en su juventud.
En este caso, de las injusticias sociales que se vivían dentro de la escuela, de la discriminación que vivían los judíos por parte de la sociedad europea, y de la indiferencia de la clase burguesa frente al conflicto bélico con los alemanes.
Mientras los soldados se llevan a los presos enfrente de los niños de la escuela, éstos no se contienen y enuncian un ¡au revoir! El padre les contesta de la misma manera. ¡Au revoir! Adiós niños. O más bien: adiós infancia, adiós inocencia.
La imagen describe a un niño burgués de once años que observa cómo varios soldados alemanes se llevan presos a varios de sus compañeros por su condición judía y al sacerdote católico de la escuela que intentó salvarlos de los campos de concentración.
Julien alza la mano para despedirse de uno de ellos, Bonnet, pero aunque éste último intenta detenerse es obligado a salir de la escuela por uno de los soldados.
La imagen únicamente conserva la puerta y el silencio de aquella escena. Escuchamos entonces a un Julien adulto que nos remite las siguientes palabras:
Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz. El padre Jean murió en el campo de Mauthausen. La escuela reabrió sus puertas en octubre de 1944. Más de 40 años han pasado, pero siempre recordaré cada segundo de aquella mañana de Enero hasta el día en que muera.
Al principio el diálogo final parece impertinente pues nunca presenciamos un narrador externo durante toda la película y en el momento aparenta resolver puerilmente con palabras el posible desenlace de los personajes. Pero el recurso no me parece inocente por completo. Malle confesó que él vivió personalmene en su infancia dicha situación, y al espectador le queda duda si él también fue protagonista del dilema ético en que se ve envuelto el personaje de la película. Pero lo que importa es que no queda duda que Malle es el verdadero enunciante de las palabras finales y que el filme se constituye como una expiación de aquel recuerdo. Las palabras del Julien adulto no sólo remiten a los hechos, sino al deseo de enmendar aquel momento.
Es el reclamo acostumbrado de los adultos de haber querido saber lo que no sabían en su juventud.
En este caso, de las injusticias sociales que se vivían dentro de la escuela, de la discriminación que vivían los judíos por parte de la sociedad europea, y de la indiferencia de la clase burguesa frente al conflicto bélico con los alemanes.
Mientras los soldados se llevan a los presos enfrente de los niños de la escuela, éstos no se contienen y enuncian un ¡au revoir! El padre les contesta de la misma manera. ¡Au revoir! Adiós niños. O más bien: adiós infancia, adiós inocencia.
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