John Waters, el controvertido director de cine, relataba en una entrevista que el Sindicato de Directores Americanos obligaba a que sus miembros viajaran en preferente
. Waters se manifestaba agradecido al sindicato por esa cláusula, a pesar de que en Estados Unidos las líneas aéreas permitían a los de turista utilizar los baños de primera. "Es un fallo de nuestra democracia", decía el autor de Pink flamingos, "si has pagado por viajar adelante, no puede venir un tío a descargar sus gases todo el trayecto hasta Europa".
Cameron viajó en una línea de bajo coste, arrojando sal a la herida
Si regresas a turista, vuelves a sentarte tres en fila. Flexibilidad cero
Waters es afín a la escatología, pero en su intervención dejaba claro que si quieres un director de cine, tiene que viajar en primera siempre, como los eurodiputados. Y estos, a principio de semana votaron en contra de viajar en turista.
La noticia salta a las redes sociales, Twitter se colapsa con eurovotantes asqueados de la decisión de sus elegidos. Algunos recapacitan, las líneas aéreas callan y cobran. Uno se pregunta: ¿Qué sucede en Estrasburgo que nadie quiere quedarse allí un fin de semana?
Al parecer, nuestros 54 eurodiputados son eternos universitarios que se aburren y necesitan volver a casa como ET.
Hay que entenderlos, viven rutinas inagotables, alquilando pisos en ciudades donde el sol desaparece al almuerzo en los largos inviernos y llueve casi todo el verano.
Anhelan regresar a casa de mamá y que les hagan la colada. Disfrutar unas cañas con los amigos de siempre, echar una partidita y acariciar al perro bajo el solecito antes de sumirse en el espanto del vuelo de la mañana cada lunes. Desempacar los embutidos y la ropa limpia, aclimatarse el martes, trabajar miércoles y jueves.
El viernes vuelta al aeropuerto para ese ansiado momento cafecito en casa.
¡Que todo esto haya que hacerlo en turista, como bien dijo un eurodiputado, es demagógico! Los votantes deberíamos entender que en turista no hay flexibilidad, ni para los pies ni mucho menos las rodillas, esas eternas olvidadas.
No te ofrecen prensa. Cobran por la comida, el baño queda al fondo, siempre con desperfectos. El billete no admite cambios.
En business, todo es diferente y adictivo, una vez que lo pruebas, no puedes dejar de repetir. Te ofrecen prensa deportiva y el Financial Times. Si dices gracias muchas veces, te aportan una almohadita. El baño está al frente y generalmente desprende un olor de bienvenida.
Si caes bien a la tripulación te dejan apagar el móvil el último. El único pero es que muchas veces la tripulación sabe distinguir si el business lo pagas de tu bolsillo o lo hace el contribuyente.
Cuando te descubren, pueden ser temibles. Mas los eurodiputados son personas entrenadas en la picaresca española, igual que María José Campanario y su madre, que intentaron cobrar presuntamente falsas pensiones de invalidez, aportando pelucas y disfraces, y esperan sentencia absolutoria el lunes.
Elder Gardiazabal, del PSOE vasco, aparenta la misma edad que la señora de Ubrique, con peinado alternativo, también famosa por su experiencia en cómo fichar para cobrar las dietas y salir pitando hacia el siguiente vuelo en primera clase.
Esto explica que aunque estén a la greña por partidismos, nuestros eurodiputados sean una piña en el no a viajar en turista.
Mientras más lo analizo, más razón les doy. La vida tiene muchas fronteras invisibles. La cortinita que separa business de turista en los aviones es una de ellas.
Si regresas a turista, vuelves a sentarte tres en fila, flexibilidad cero.
Regresas a ese pasillo de votantes, desconocedores de que el Financial Times era naranja y gratis. Regresas al cartel en la puerta del aseo: "No funciona".
Hemos abierto un nuevo caos.
David Cameron, ese conservador de vanguardia, viajó en una línea de bajo coste junto a su esposa a Granada, arrojando sal a la herida.
¿Llevaban embarque preferente? ¿Está de moda entre los ricos viajar en Easy Jet?
La información esquiva estas respuestas.
En la votación del martes resurgieron diferencias nacionalistas, los cuatro eurodiputados que votaron por regresar a turista eran catalanes y gente que sabe desde pequeño que las cosas no son gratis.
El de UPyD, la agrupación honesta, próxima al hombre sensato de la calle, luchó por su asiento preferente, hasta que la dirección en Madrid le instó a reconsiderar, igual que el PSOE a los suyos.
Por todo esto, sus señorías deberían defender que la única razón para ser eurodiputado es poder viajar gratis en primera. Cuando en tu partido te adjudican este destino, es para sepultarte en vida.
Este no a la clase turista ha descubierto contrataciones a familiares como relaciones públicas, lo que tampoco es una buena idea: Tom Cruise puso a su hermana de agente y ahora va a la deriva.
Nunca un billete en turista salió tan caro.
Al final terminaremos cuestionando tanto el Europarlamento que regresaremos a esa pregunta primigenia: ¿Cómo puede un continente que históricamente ha peleado sus diferencias, unirse? Con soberbia y flexibilidad... Viajando en primera.
10 abr 2011
Bacterias
MANUEL VICENT
. .El hombre desciende de la bacteria y comparte con ella 5.000 genes, que supone una cuarta parte, exactamente iguales. No existen seres superiores ni inferiores: todo depende de su capacidad para adaptarse al medio.
Esa cualidad se llama inteligencia y en este sentido hay bacterias más inteligentes que muchos políticos, que muchos filósofos, que muchos poetas.
Desde la primera bacteria que se constituyó en una charca primigenia hasta el inquilino de la Casa Blanca cada uno hace lo posible para sobrevivir, pero todos formamos una familia, esa sopa única que se llama vida.
Fue la misma cosa Einstein y las pulgas de su perro. La etología es una ciencia que estudia el compartimiento de los animales. Existe una etología veterinaria y una etología humana. Una característica exclusiva de los humanos que no comparten con el resto de los animales es el odio, que siempre obedece a un desequilibrio del espíritu. En el odio existe una gradación.
El más refinado e intenso es el odio teológico, que establecen entre sí los seguidores fanáticos de los tres dioses monoteístas, por los que se han vertido caudalosos ríos de sangre.
Después está el odio entre eruditos, capaz de aniquilar al que le discuta un dato extraído de los archivos.
Sigue el odio generado entre artistas, escritores y poetas, que nace directamente de la envidia, bajo el disfraz de la estética.
Pero en nuestro país se da un rencor autóctono, el de la estirpe de Caín, el odio entre políticos.
En el reino animal se desarrolla una crueldad expeditiva a la hora de buscarse las proteínas, pero también existen tiburones muy feroces que se ponen tiernos, se acurrucan, entornan los ojos e incluso eyaculan cuando una buceadora les acaricia el hocico.
Aquí no se crían esos tiburones enamorados.
En este territorio hace tiempo que el debate entre adversarios políticos se ha convertido en un enjambre de odio personal, en un modo de entrar a degüello contra la bancada de enfrente a cargo de la extrema derecha.
Si se contempla esta refriega política desde la visión de la bacteria se trata de una falta de inteligencia, de la incapacidad de adaptarse al medio, pero también puede contemplarse este rencor ideológico desde la grada como un espectáculo.
Es la única forma de estar a salvo.
. .El hombre desciende de la bacteria y comparte con ella 5.000 genes, que supone una cuarta parte, exactamente iguales. No existen seres superiores ni inferiores: todo depende de su capacidad para adaptarse al medio.
Esa cualidad se llama inteligencia y en este sentido hay bacterias más inteligentes que muchos políticos, que muchos filósofos, que muchos poetas.
Desde la primera bacteria que se constituyó en una charca primigenia hasta el inquilino de la Casa Blanca cada uno hace lo posible para sobrevivir, pero todos formamos una familia, esa sopa única que se llama vida.
Fue la misma cosa Einstein y las pulgas de su perro. La etología es una ciencia que estudia el compartimiento de los animales. Existe una etología veterinaria y una etología humana. Una característica exclusiva de los humanos que no comparten con el resto de los animales es el odio, que siempre obedece a un desequilibrio del espíritu. En el odio existe una gradación.
El más refinado e intenso es el odio teológico, que establecen entre sí los seguidores fanáticos de los tres dioses monoteístas, por los que se han vertido caudalosos ríos de sangre.
Después está el odio entre eruditos, capaz de aniquilar al que le discuta un dato extraído de los archivos.
Sigue el odio generado entre artistas, escritores y poetas, que nace directamente de la envidia, bajo el disfraz de la estética.
Pero en nuestro país se da un rencor autóctono, el de la estirpe de Caín, el odio entre políticos.
En el reino animal se desarrolla una crueldad expeditiva a la hora de buscarse las proteínas, pero también existen tiburones muy feroces que se ponen tiernos, se acurrucan, entornan los ojos e incluso eyaculan cuando una buceadora les acaricia el hocico.
Aquí no se crían esos tiburones enamorados.
En este territorio hace tiempo que el debate entre adversarios políticos se ha convertido en un enjambre de odio personal, en un modo de entrar a degüello contra la bancada de enfrente a cargo de la extrema derecha.
Si se contempla esta refriega política desde la visión de la bacteria se trata de una falta de inteligencia, de la incapacidad de adaptarse al medio, pero también puede contemplarse este rencor ideológico desde la grada como un espectáculo.
Es la única forma de estar a salvo.
El revolucionario de la media melena
Una película recuerda el impacto de Vidal Sassoon en el cine de los sesenta
.La ocasión la pintan calva y nada mejor que el estreno de un documental, Vidal Sassoon: The movie, sobre este peluquero nacido en Londres en 1928 para obligar a Hollywood a rendir un homenaje al hombre que convirtió a Mia Farrow en la presa ideal para el mismísimo señor del mal y revolucionó el panorama de la moda con su visión.
Vidal Sassoon influyó incluso en el despertar social de la feminidad y marcó el principio del fin del temido rulo, aquel instrumento de tortura que vivía en las cabezas de sufridas mujeres de la época.
Lo suyo fue un monumento a la geometría, un homenaje al estilo arquitectónico de Bauhaus y Frank Lloyd Wright que después se convertiría en un fenómeno de masas, algo que otros grandes nombres de la época como los peluqueros Gene Shacove o Jay Sebring nunca consiguieron.
Mia farrow se sometió a sus tijeras para 'la semilla del diablo'
En 1960, Vidal Sassoon ya era un estilista y hombre de negocios reconocido por estrellas que recurrían a sus manos para convertir su pelo en algo más.
La sociedad estadounidense (y por ende occidental) venía de un tiempo en el que las melenas habían sido el león que todo lo devoraba.
Cualquier mujer debía lucir con orgullo el atributo capilar, que normalmente adquiría tanta importancia como el escote.
Cuando Sassoon sacó la cabeza decidió que aquello podía ser dibujado con otros pinceles y así, en 1963, llegó su famoso peinado, el five-point cut, que pondría de moda Grace Coddington, ahora mano derecha de Anna Wintour (inspiración para el personaje de Meryl Streep en El diablo viste de Prada) en la legendaria revista Vogue.
Su visión del estilo se completó con su trabajo para la actriz y modelo Nancy Kwan en The wild affair.
El peinado de la actriz causó una verdadera conmoción en Reino Unido y Sassoon empezó a ser imitado en todos los ámbitos del estilismo británico.
Algo de eso debió llamar la atención de Roman Polanski en 1968.
El realizador quería que Mia Farrow se moviera por el plató en un estado de perpetua fragilidad y para ello llamó a Vidal Sassoon.
El peluquero era famoso entre las gentes del cine entre otras cosas por su célebre corte para Peter O'Toole en la película Lawrence de Arabia, cuyo color y volumen estaba concebido para destacar el azul de los ojos del actor, aunque le acarreó no pocas discusiones con la productora del filme y el propio actor.
Para La semilla del diablo, Sassoon debía aplicar a la actriz un corte casi militar, sobrio pero también lúgubre, y parece que cuando Frank Sinatra vio por primera vez a Mia Farrow, su esposa en aquella época, luciendo aquel peinado de cadete montó en cólera sin acabar de decidir a quién había que castigar primero, si a Polanski o a Sassoon.
Twiggy, la primera top model de la historia, también pasó a mediados de los sesenta por las manos del londinense que ideó para ella uno de los looks más atemporales de la historia.
La modelo siempre reconoció la influencia del peluquero en su trabajo y le faltó tiempo para agradecérselo.
A partir de allí al peluquero se le abrieron las puertas del cielo y su estilo empezó a copiarse en todo el mundo confirmando aquello de que la imitación es la forma más sincera de adulación.
Sassoon se convirtió así en una multinacional y su cartera de clientas aumentó hasta adquirir dimensiones estratosféricas.
Se llegó a especular con que había sido el peluquero el que había ideado la imagen de otro icono de los setenta y ochenta, Andy Warhol.
También le ha pasado lo mismo con el peinado de la ya mencionada y muy temida Anna Wintour, un calco del trabajo del británico, a pesar de que este afirme no haber tocado ni un pelo de la ejecutiva más influyente de la moda: "¿Qué voy a hacer? ¿Llamarla y decirle que me encanta como luce mi creación?", decía Sassoon en una de las entrevistas promocionales que concedió en la penúltima edición del Festival de Sundance a cuenta del documental que retrata su carrera.
En cierto modo, y echando la vista atrás, parece como si el peluquero hubiera vendido su alma por un corte de pelo.
Vistos los resultados el diablo puede estar satisfecho.
Mujer de poesía
Juana Castro recibe el Premio de la Crítica de poesía por su libro 'Cartas de enero', inédito aunque se incluyó en su antología 'Heredad' .
Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), es una mujer que escribe poemas sobre su experiencia como mujer.
Su libro Cartas de enero, inédito aunque se incluyó en su antología Heredad (Fundación José Manuel Lara), ha recibido el Premio de la Crítica de poesía.
"Se va a conocer a una poeta que no está en ninguna antología y que ha sido un poco isla", dice Castro.
"Los antólogos siempre cogen un margen de edades y yo siempre me he quedado fuera. Además, puede ser importante para que la temática experiencial de las mujeres parezca menos marciana.
Como esa temática no está en la tradición poética, los poetas y a veces los críticos no la tienen en cuenta, parece que es algo menor".
"Este premio me da mucha alegría", continúa, "porque, además, estoy pasando un racha mala en otros aspectos. La primavera parece muy bonita, pero no sé si con los años nos sienta mal".
Castro es maestra, columnista de opinión, crítica literaria y activista cultural.
"Siempre escribo sobre las relaciones y las mujeres, del mundo y de las mujeres, de la vida y la mujer. Cartas de enero viene a cerrar el círculo de lo que he escrito hasta ahora. Cuando terminé de organizar la antología y añadí el libro vi que había una unidad y volvían los temas", explica.
Estos son los motivos de su perspectiva femenina: "Las personas somos diversas y para mí la primera diferencia es entre hombre y mujer, porque al habitar un cuerpo diferente quizás tengamos también una forma diferente de ver las cosas, y otras experiencias.
Todo eso está entreverado por la cultura, por la familia, por la geografía, por un montón de cosas.
Así que la poesía hecha por una mujer es diferente, pero la llamada poesía femenina no existe como tal porque también influyen otros parámetros.
Ser mujer es una variable más, y el arte tiene la capacidad de traspasar todas las fronteras, incluida la del género".
Precisamente su condición de poeta deriva de su condición de mujer: "Yo quería ser novelista, pero siendo maestra y madre de familia, no disponía de tiempo continuado para escribir. La poesía, como la narración corta, se adapta a un tiempo fraccionado".
Un libro áspero y certero, intenso, a veces desgarrado. "He ido pasando por diferentes temáticas durante mi trayectoria.
En los primeros tiempos he escrito poesía más sensual, cuando trataba del amor o cuando intente crear un mito femenino en Narcisia. Ahí estaba la sensualidad, incluso el erotismo.
Pero ahora también estoy tratando el tema de la vejez, de la relación de la hija con la madre, de algunos temas que no estarían en la poesía si las mujeres no los trataran".
El premio le ha cogido en medio del festival Cosmopoética, en Córdoba, en el que participa. "Desde Góngora y el grupo Cántico, todo viene seguido. Posiblemente a los cordobeses nos viene la poesía con la luz y con el agua.
Yo con la poesía, intento desentrañar el mundo, lo que no me encaja, lo que me interpela de alguna manera. No captar la belleza, sino el conflicto".
Juana Castro (Villanueva de Córdoba, 1945), es una mujer que escribe poemas sobre su experiencia como mujer.
Su libro Cartas de enero, inédito aunque se incluyó en su antología Heredad (Fundación José Manuel Lara), ha recibido el Premio de la Crítica de poesía.
"Se va a conocer a una poeta que no está en ninguna antología y que ha sido un poco isla", dice Castro.
"Los antólogos siempre cogen un margen de edades y yo siempre me he quedado fuera. Además, puede ser importante para que la temática experiencial de las mujeres parezca menos marciana.
Como esa temática no está en la tradición poética, los poetas y a veces los críticos no la tienen en cuenta, parece que es algo menor".
"Este premio me da mucha alegría", continúa, "porque, además, estoy pasando un racha mala en otros aspectos. La primavera parece muy bonita, pero no sé si con los años nos sienta mal".
Castro es maestra, columnista de opinión, crítica literaria y activista cultural.
"Siempre escribo sobre las relaciones y las mujeres, del mundo y de las mujeres, de la vida y la mujer. Cartas de enero viene a cerrar el círculo de lo que he escrito hasta ahora. Cuando terminé de organizar la antología y añadí el libro vi que había una unidad y volvían los temas", explica.
Estos son los motivos de su perspectiva femenina: "Las personas somos diversas y para mí la primera diferencia es entre hombre y mujer, porque al habitar un cuerpo diferente quizás tengamos también una forma diferente de ver las cosas, y otras experiencias.
Todo eso está entreverado por la cultura, por la familia, por la geografía, por un montón de cosas.
Así que la poesía hecha por una mujer es diferente, pero la llamada poesía femenina no existe como tal porque también influyen otros parámetros.
Ser mujer es una variable más, y el arte tiene la capacidad de traspasar todas las fronteras, incluida la del género".
Precisamente su condición de poeta deriva de su condición de mujer: "Yo quería ser novelista, pero siendo maestra y madre de familia, no disponía de tiempo continuado para escribir. La poesía, como la narración corta, se adapta a un tiempo fraccionado".
Un libro áspero y certero, intenso, a veces desgarrado. "He ido pasando por diferentes temáticas durante mi trayectoria.
En los primeros tiempos he escrito poesía más sensual, cuando trataba del amor o cuando intente crear un mito femenino en Narcisia. Ahí estaba la sensualidad, incluso el erotismo.
Pero ahora también estoy tratando el tema de la vejez, de la relación de la hija con la madre, de algunos temas que no estarían en la poesía si las mujeres no los trataran".
El premio le ha cogido en medio del festival Cosmopoética, en Córdoba, en el que participa. "Desde Góngora y el grupo Cántico, todo viene seguido. Posiblemente a los cordobeses nos viene la poesía con la luz y con el agua.
Yo con la poesía, intento desentrañar el mundo, lo que no me encaja, lo que me interpela de alguna manera. No captar la belleza, sino el conflicto".
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